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textos disponibles fecha: 28-12-2021


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Olga Catalina

José de la Cuadra


Cuento


Al compañero Carlos Falconi Villagómez.

I

Detrás estaba la selva, apenas hollada, virgen quizá en largas extensiones, vivero de alimañas; y desde la cual, en las tardes soplaban vaharadas de salvajes aromas y golpes de ruidos misteriosos.

Caballero en Bubi —un talamoco enano— en varias ocasiones me había aproximado a los linderos de la selva, sin atreverme a penetrarla, cohibido ante su vieja doncellez.

—Hay una trocha, blanco, que dentra hasta un punto que llaman der Pajonal.

Esto me decía Crisanto, el peón negro, que fuera capataz de la hacienda hasta mi llegada como administrador; y añadía:

—Un compadre mío de allá, me contó de que hay gente... Un gringo no sé cuanto que vino el año pasao...

La trocha era practicable, y en uno de mis frecuentes ocios, casi sin intención seguí por ella.

...Era una mañana clara. Terciada la carabina a la bandolera, jinete en mi Bubi leal, no me arredraba la soledad. Mis lecturas de bachiller huracanaban recuerdos en mi memoria, y suspiraba por el advenimiento de una aventura —al clásico estilo del género— con su inevitable cohorte de fieras y de hombres peor que fieras.

Siguiendo los vuelos de mi imaginación —que era una loca libélula—, apenas prestaba atención a la despampanante belleza de la Naturaleza, desnuda allí, al descubierto la magnificencia de sus encantos; ni a las horas tampoco.

Las repentinas paradas de Bubi y sus relinchos, me volvieron a la realidad... Bubi era mi reloj. Miró al cielo, y el sol ardía ya en el cénit; al propio tiempo que un agradable cosquilleo en el estómago, delataba un próximo apetito, (Ah, mis formidables apetitos de entonces, lejanos ya, imposibles de tornara ser!)


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Cuento Inverosímil

Silverio Lanza


Cuento


Confúndete, pues, cuando te honran sin merecerlo, y procura hacer verdad lo que de ti creen los otros; y cuando lo merecieses, da la gloria á Dios que te dió aquéllo, porque te honran.

Fr. Luis de Granada.


Antón Perulero,
Cada cual atienda a su juego,
Y aquél que no atienda
Pagará una prenda.


En una población... aquí, donde yo señalo en el mapa, está el Gran Casino de Cherry-Cheeks.

Muy hermoso, con muchos dorados, muchas losas de mármol, muebles forrados de terciopelo, espejos altísimos, tocadores muy bien provistos de perfumes, un comedor ¡qué comedor! cuadras anchas y limpias, cocheras que parecen palacios, nada de escultura ni de pintura, en la biblioteca los tomos de la Gaceta, un diccionario geográfico, dos docenas de novelas estúpidas, cinco de novelas pornográficas y algunos periódicos.


Son las tres de la madrugada y Eduardo Lara, marqués de Valfermoso, se levanta de la mesa de baccarrat, le rodean sus amigos, y todos se sientan en el saloncito inmediato.

Se recuerdan y se comentan las jugadas raras. Hizo muy bien en pedir, porque ganó en el segundo teniendo el primero completamente perdido... Además les quitó un nueve para la jugada siguiente. Desde entonces quedó la suerte cambiada. El pobre Guerrero se había empeñado en abatir y no lo había conseguido, y Olot quería pedir con seis. Nada, que se habían vuelto locos...

Un dependiente del casino trajo en una bandeja de plata la cantidad ganada por el marqués; más de once mil pesetas.

A las diez de la mañana el marqués concluía de bañarse en casa de una de sus queridas, y ésta salió á la calle, incomodada, al parecer, con su amante, porque no le daba cuatro mil reales.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Los Cazadores de Osos

Arturo Robsy


Cuento


Menorca, la bien arbolada, era una isla demasiado boscosa para el gusto de muchos campesinos que, poco a poco, la fueron talando para conseguir nuevas tierras de cultivo. Era Menorca tan pequeña que un palmo de terreno era indispensable para sembrar en él el trigo que los hombres se comerían vuelto pan, o el forraje que los hombres guisarían vuelto vaca.

Con esto fueron menguando los bosques, pero todavía eran formidables y espesos, porque el campesino se conforma con lo necesario y sólo mata en último extremo. Además, los labradores comprendían que aquellos árboles, casi azules, algodonosos, les sujetaban la tierra y les protegían los cultivos del díscolo Viento del Norte que, desde que la Isla fue Menorca, se había obstinado en arrancarla de su lugar a fuerza de grávidos soplidos.

Pero los hombres que durante tanto tiempo habían temido al bravucón Mediterráneo, aprendieron por fin la forma de dominarle por completo y se hicieron marineros. Y, por el mar, descubrieron el comercio, y, por el comercio, la riqueza y por la riqueza, volvieron sus ojos contra el bosque y decidieron que él se la proporcionaría toda de golpe.

Así comenzaron las grandes talas. Las cuadrillas empezaban al amanecer afilando las segures con sus piedras rojas, y, hasta la noche, en el bosque no se oía más que el ruido de las hachas cayendo contra las indefensos troncos rugosos, las voces "¡madera!" y el desgarrarse y troncharse de los árboles que caían abatidos.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

La Familia Literaria

Silverio Lanza


Cuento


Todas las familias tienen que sufrir las murmuraciones de un extraño, y en esta ocasión soy el extraño dispuesto á murmurar de la familia literaria.

Y tengo el honor de presentarla.

El Sr. Escritor, cabeza. Su esposa doña Casa Editorial. El Libro, hijo. Doña Critica, suegra de ambos cónyuges, y D. Público, primo de toda la familia.

Doña Crítica es vieja ó fea, y de todos modos no halla encantos en la vida. No se entusiasma. Está acostumbrada á imponer su opinión y no medita sus opiniones.

Olvida que fué joven ó hermosa; se ve cerca del sepulcro y cree que toda la humanidad debe estar en la agonía. Usa del ingenio para llamar la atención y de la sátira para hacerse respetar. Cuando es ofendida saca un crucifijo como Torquemada ó se cubre con la toga como César.

Es buena porque ella ha aumentado la dote de la esposa y ha corregido los errores del esposo, creando en ambos cónyuges un noble estimulo. Encuentra defectos en su nieto, aunque no los tenga, pero si alguien le insulta le defiende hasta salvarle.

Prefiere lo extranjero á lo nacional, porque así espera que la llamen instruida y de gustos delicados.

Tiene todas las condiciones de la mujer, y sólo es constante en mudar. Grita como un niño y sufre como un mártir. Huye quejándose como un faldero ó acomete como una fiera. A las veces es del último que la pide amparo, y en otras ocasiones defiende injustamente á sus amantes. Si os alaba no se lo agradezcáis en público, porque gusta más de parecer fuerte que de parecer buena. Si os insulta, no la contestéis públicamente, porque os llenará de improperios.

En épocas normales es una suegra insufrible, pero si peligra la familia usa de todas las excelencias del valor y del talento, y lucha sin desmayos hasta conseguir la victoria. Es bueno quererla mucho y tenerla lejos.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

¡Blanco!

Silverio Lanza


Cuento


Al gatillo le mueve un dedo; al dedo, un músculo; al músculo, un nervio; al nervio, la voluntad, y á la voluntad la sensación producida por un agente externo. Cuando este agente recibe un balazo es que se suicida.


Mi Silverio se entretiene en el jardín tirando con una escopeta de salón. He recortado el sello de un pliego de tres reales, que afortunadamente no sirvió, y lo he colocado sobre el boton de la plancha; para que mi hijo atine más fácilmente.

Silverio, ayer tarde, se desesperaba.

—Yo creo que he dado en el sello.

—Te equivocas; hubiera salido el mono.

—O no.

—Fatalmente. Y recuerda la máxima: cuando no salga, no has dado; y cuando veas salir súbitamente un monigote con mucha arrogancia, es que has hecho blanco.

—¿Y tiro sobre él mono?

—Nunca: siempre al blanco, y afinando.

—Eso se dice, pero...

—Figúrate que el monigote que está oculto allí es un miserable que calumnia á tu madre, un cobarde que se venga de mis desprecios, privándome de mis bienes y de mi libertad, y un malvado que ampara á los niños robándoles su hijuela y su alegría. Es preciso desenmascarar á ese traidor; es preciso que hagas blanco y que aparezca ese canalla; va en ello la felicidad de este hogar. Apunta, Silverio.

El chiquillo tendió el arma, inclinó sobre la culata la hermosa cabeza y apuntó.

—No tengas prisa: siempre á tiro hecho.

Atendí, porque me interesaba conocer cómo los músculos de mi hijo obedecían á sus nervios.

Silverio apuntó medio minuto, y después echó á correr, dió con la culata en el sello, y se quedó amenazando al aparecido monigote.

—Pero, chico...

—Déjeme usted; cuando sepa tirar haré otra cosa, pero ahora, aunque sea á culatazos.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Buen Jabón

Silverio Lanza


Cuento


Quanto plus tourmenti, tanto plus erit gloriæ?. ¿Via scire quam non pœniteat hoc pretio æstimasse virtutem? Refice tu illum et mitte in senatum eamdem sententiam dicet.

Séneca.


Tengo el honor de participar á ustedes que en esta su casa vivimos bajo la anarquía.

Si creen ustedes que soy el amo están equivocados. Aquí no existe esa cosa. Robustiana es nuestra sirvienta, según consta en el padrón, pero esto obedece á que el Gobierno civil no admite el anarquismo, y Robustiana necesita un documento que le permita ser sirvienta aunque no le sirva para ser buena ni para acreditarlo. La tal criada lleva catorce años en nuestra compañía, y durante ellos ha sido soltera, casada y viuda. Ha gastado menos de lo que le han producido sus salarios y ahora tiene su capitalito invertido en préstamos al Estado, que gana poco y gasta mucho, pero encuentra artimañas para pagar sus deudas.

Desconocemos nuestros derechos y nuestros deberes. Tenemos conciencia de que nos queremos mucho y nada más. Hemos suprimido el abuso y no hemos necesitado del principio de autoridad.

Etcétera; porque las explicaciones son inútiles. Un diestro nacido en Chinchón decía á un chulillo aficionado al toreo: «Para matar á un toro lo primero que se necesita es quien lo mate.» Eso digo: sean ustedes anarquistas, y la anarquía les será tan fácil y tan natural como dormir.

Cuando nos hallamos entre extraños hacemos un papel cortito en el sainete social y pasamos desapercibidos, porque lo declamamos con mucha frialdad.

Cuando volvemos á quedamos solos no hacemos burla de nadie, y nos limitamos á compadecer á los tontos que viven mal por contemporizar con quien no les da nada, y á los pobres que no comen por lo mismo, ó sea porque no comen.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Otelo Fin de Siècle

Silverio Lanza


Cuento


(ó venganza catalana)


El mérito consiste en arreglarlo todo á gusto de todos.


Sus padres de ella tenían en San Gervasio una quinta de recreo que llamamos torre.

¡Qué recuerdos, Dios mío, qué recuerdos!

Ella era menudita, menudita... Gloria mía, girón de mi alma; me vuelvo loco pensando en tí.

Jugábamos como perro y gato cuando son amigos. Yo era el perro fiel, fornido, vigoroso; la hubiera matado fácilmente. Ella era el gatillo, me llamaba bruto en cuanto la tocaba, y la tocaba siempre con mucho mimo.

Yo dibujaba entonces muy bien; sin inmodestia; hoy tengo fama europea y siempre he trabajado pensando en Narcisa; quizá por eso me han aplaudido. Y ella se casó con un badulaque, un mequetrefe con sangre que no es roja. Y el gatillo ha crecido, se ha ensanchado: es la matrona que veo en sueños, la que debía alegrar mi estudio y ser mi inspiración, mi modelo, mi público y mi critico.

Ayer la vi en la calle de Fernando; iba con su hermano; miré á otra parte y no saludé. Entonces dijo, volviéndose á Antonio: «¡Qué grosero!»

¿Yo grosero? ¿Grosero porque no saludo? Pero, ¿con qué cortesía se saluda al insulto? ¿Cómo se despide el ahorcado de la soga que le estrangula?

Allá, en San Gervasio, yo era un pintamonas, y ella me llamaba bruto y me quería. Hoy tengo laureles y fortuna, y Narcisa me llama grosero, y me lo llama porque me quiere. ¡Cuántas veces habrá deseado las caricias de aquel perro fiel que la estrujaba hasta producirla miedo, pero nunca hasta producirla lágrimas!

Para que la gatita siguiera siendo el adorno del brasero y la distracción del hogar la han casado con un cascabel. Estará muy bonita con ese adorno, pero...

Juro que he de tomar venganza cumplidísima.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Lo Que Hace el Diablo

Silverio Lanza


Cuento


Salía yo de una casa de la calle del Prado, donde había pasado la velada viendo cuadros disolventes, y salí, como es mi costumbre, renegando de la perversidad humana que aficiona á los hombres y a las mujeres á permanecer juntitos y á oscuras.

Y marchaba renegando del sensualismo ajeno y del frío de aquella noche, cuando observé que por la acera opuesta bajaba una real moza. Me paré en la esquina de la calle del Baño y me puse á contemplar aquellos andares. Al llegar enfrente de mi


La donna tutta á me si torse,


pero siguió andando.

Se me fueron los ojos detrás de aquel prodigio de gentileza, y por igual camino se me fueron los pies.

Paróse mi perseguida en la entrada de la calle de Cervantes, y yo pasé delante de la buena moza. El sitio era oscuro, y mi vista es corta; conque sólo pude asegurarme de que la flamenca llevaba la cara oculta por la toquilla y un paquete escondido debajo del mantón.

Anduve como seis pasos, y me paré, suponiendo que mi conquistada me seguiría, pero no la ví.

Esa huye —me dije—, me ha dado mico, y se marcha por la calle del León; pero en esta calle tampoco hallé á la taimada.

Y estaba tragándome aquel camelo cuando me ocurrió la idea de que la barbiana hubiera subido á la casa de préstamos, é inmediatamente subí, abrí la mampara, y allí estaba arrimada al mostrador.

Pregunté si había de venta algún alfiler de corbata; me contestaron que tenían muchos: prometí volver al día siguiente, y me marché, después de haber visto que el objeto empeñado era una manta, y que, sobre ésta, habían prestado cincuenta reales.

La desconocida corría como una liebre, pero la alcancé, y la dije:

—Señora, permítame usted que...

—Hágame usted el favor de retirarse.

—Después, señora, pero antes ruego á usted de nuevo que me escuche.

Yo me acercaba, y la mujer huía casi á saltos.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Hemodinámica

Silverio Lanza


Cuento


Un hermoso día del mes de Febrero; las diez de la mañana. En la naturaleza que rodea á la capital hay orgías de los órganos emborrachándose de luz y de calor.

Madrid no forma parte de la naturaleza; es á la vida lo que el tísico al atleta. Madrid trabaja quejándose. Las córneas denuncian un estado patológico del hígado. La vaguedad de la mirada y la indolencia de la marcha denuncian un estado patológico del estómago. Gabanes y capas para resguardarse del sol que abrasa; los madrileños tienen frío: un estado patológico de la circulación. Ya encuentro la definición: Madrid es un órgano enfermo de mi patria.

Por la puerta del ministerio de la Gobernación van entrando los empleados y los pretendientes. En la acera se pasean algunos individuos de la ronda secreta. Veo un hombre ciego y viejo sentado en una silla de tijera y tocando la flauta. Me parece que se esmera, procura afinar y siente aquel ritmo que nadie escucha. Anoto en mi cuaderno lo siguiente: "Recorred la Historia y veréis que la prosperidad del arte denuncia la grandeza de los pueblos. Después de malgastar su actividad tantas generaciones empleándola en convencionalismos estúpidos, llega la decadencia y el arte sirve solamente para suplicar con lágrimas en los ojos una moneda con que defender la vida.»

Más allá otro viejo que vende bustos, aunque nadie los compre, porque estas futesas sirven entre personas cultas para recordar el cariño ó satisfacer un placer de estética; la canalla que nos rodea ha resuelto manifestar sus afectos de este modo: el odio con la calumnia y la amistad con la adulación.

En la esquina un puesto de corbatas: el símbolo del siglo XIX, el sabio jactancioso que ha pasado cien años matando los hombres por el cuello como se matan las bestias que sirven para alimentarnos.

¿Dónde voy? Donde haya mucho sol y mucha alegría. Desde luego, extramuros de Madrid.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

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