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La Forma de las Nubes

José Fernández Bremón


Cuento


—¿Qué te parezco en este instante? —dijo la nube al aeronauta.

—Una ballena.

—¿Y ahora? —repitió un momento después.

—Una montaña obscura.

La nube, movida por el viento, se extendió, y la luz del sol la coloreó de rojo y amarillo.

—Ahora pareces la bandera española.

No bien dijo aquello el aeronauta, la nube, volviendo a deshacerse, tomó el aspecto de una cascada de fuego mezclado con espuma.

—Mantente en ese estado —dijo el hombre—; deja que admire esa decoración maravillosa.

Pero la nube se había convertido en una fragata que flotaba por el espacio con todas las velas desplegadas.

—Contén los vapores —repitió el hombre— para que no deshagan esa nueva forma: quiero tomar un croquis.

—Es imposible —respondió la nube—. ¿Ves? Me he convertido en serpiente... ahora soy una falda de encaje; admira la variedad y riqueza de mis formas.

—Pero ¿cuál es la tuya natural?

—¿Acaso lo sé? Todas y ninguna: las que me dan la luz, el viento y el capricho.

—¿Habrá en el mundo —dijo el aeronauta al tocar tierra— nada tan inconstante y variable como la nube?

—Sí —le contestaron—; en tu imaginación y en la de todos. Sólo varía en el nombre, porque le llamamos el capricho.


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Dominio público
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Publicado el 14 de julio de 2024 por Edu Robsy.

La Madre

Rafael Barrett


Cuento


Una larga noche de invierno. Y la mujer gritaba sin cesar, retorciendo su cuerpo flaco, mordiendo las sábanas sucias. Una vieja vecina de buhardilla se obstinaba en hacerla tragar de un vino espeso y azul. La llama del quinqué moría lentamente.

El papel de los muros, podrido por el agua, se despegaba en grandes harapos, que oscilaban al soplo nocturno.

Junto a la ventana dormía la máquina de coser, con la labor prendida aún entre los dientes. La luz se extinguió, y la mujer, bajo los dedos temblorosos de la vieja, siguió gritando en la sombra.

Parió de madrugada. Ahora un extraño y hondo bienestar la invadía.

Las lágrimas caían dulcemente de sus ojos entornados. Estaba sola con su hijo. Porque aquel paquetito de carne blanda y cálida, pegado a su piel, era su hijo…

Amanecía. Un fulgor lívido vino a manchar la miserable estancia. Afuera, la tristeza del viento y de la lluvia.

La mujer miró al niño, que lanzaba su gemido nuevo y abría y acercaba la boca, la roja boca ancha, ventosa, sedienta de vida y de dolor, Y entonces la madre sintió una inmensa ternura subir a su garganta. En vez de dar el seno a su hijo, le dió las manos, sus secas manos de obrera; agarró el cuello frágil, y apretó. Apretó generosamente, amorosamente, implacablemente. Apretó hasta el fin.


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Dominio público
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Publicado el 13 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.

Aguafuerte

Rubén Darío


Cuento


De una casa cercana salía un ruido metálico y acompasado. En un recinto estrecho, entre paredes llenas de hollín, negras, muy negras, trabajaban unos hombres en la forja. Uno movía el fuelle que resoplaba, haciendo crepitar el carbón, lanzando torbellinos de chispas y llamas como lenguas pálidas, áureas, azulejas, resplandecientes. Al brillo del fuego en que se enrojecían largas barras de hierro, se miraban los rostros de los obreros con un reflejo trémulo. Tres yunques ensamblados en toscas armazones resistían el batir de los machos que aplastaban el metal candente, haciendo saltar una lluvia enrojecida. Los forjadores vestían camisas de lana de cuellos abiertos y largos delantales de cuero. Acanzábaseles a ver el pescuezo gordo y el principio del pecho velludo, y salían de las mangas holgadas los brazos gigantescos, donde, como en los de Anteo, parecían los músculos redondas piedras de las que deslavan y pulen los torrentes. En aquella negrura de caverna, al resplandor de las llamaradas, tenían tallas de cíclopes. A un lado, una ventanilla dejaba pasar apenas un haz de rayos de sol. A la entrada de la forja, como en un marco oscuro, una muchacha blanca comía uvas. Y sobre aquel fondo de hollín y de carbón, sus hombros delicados y tersos que estaban desnudos hacían resaltar su bello color de lis, con un casi imperceptible tono dorado.


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Publicado el 20 de julio de 2016 por Edu Robsy.

El Primer Rancho

Javier de Viana


Cuento


Hubo una vez un casal humano nacido en una tierra virgen. Como eran sanos, fuertes y animosos y se ahogaban en el ambiente de la aldea donde torpes capitanejos, astutos leguleyos, burócratas sebones disputaban preeminencias y mendrugos, largáronse y sumergiéronse en lo ignoto de la medrosa soledad pampeana. En un lugar que juzgaron propicio, acamparon. Era en la margen de de un arroyuelo, que ofrecía abrigo, agua y leña. Un guanaco, apresado con las boleadoras, aseguró por varios días el sustento. El hombre fué al monte, y sin más herramienta que su machete, tronchó, desgajó y labró varios árboles. Mientras éstos se oreaban a la intemperie, dióse a cortar paja brava en el estero inmediato. Luego, con el mismo machete, trazó cuatro líneas en la tierra, dibujando un cuadrilátero, en cada uno de cuyos ángulos cavó un hoyo profundo, y en cada uno clavó cuatro horcones. Otros dos hoyos sirvieron para plantar los sostenes de la cumbrera. Con los sauces que suministraron las "tijeras” y las ramas de "envira” que suplieron los clavos, quedó armado el rancho. Con ramas y barro, alzó el hombre animoso las paredes de adobe; y luego después hizo la techumbre con la “quincha” de paja, y quedó lista la morada, construcción mixta basada en la enseñanza de dos grandes arquitectos agrestes: el hornero y el boyero.

Y así nació el primer rancho, nido del gaucho.


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Dominio público
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Publicado el 11 de octubre de 2022 por Edu Robsy.

Educación holista la pedagogía del amor universal

Fundación Ramón Gallegos -


Ramón Gallegos, educación holista, inteligencia espiritual, meditación


En este ensayo se comenta la obra  del Dr. Ramón Gallegos Nava en la que nos presenta una amplia visión  de lo que es la educación holista cuyo propósito final es el desarrollo de la conciencia. Además, da a conocer el objetivo de esta educación, las bases en las cuales se sustenta, su bifurcación con la escuela tradicionalista pero sobre todo lo que considera primordial­, la espiritualidad como un camino de luz para alcanzar el conocimiento de nuestra verdadera naturaleza como seres espirituales. Expone, así mismo, los principios más generales de la filosofía perenne y su relación con la educación holista a través de la evolución de la conciencia.En este ensayo se comenta la obra  del Dr. Ramón Gallegos Nava en la que nos presenta una amplia visión  de lo que es la educación holista cuyo propósito final es el desarrollo de la conciencia. Además, da a conocer el objetivo de esta educación, las bases en las cuales se sustenta, su bifurcación con la escuela tradicionalista pero sobre todo lo que considera primordial­, la espiritualidad como un camino de luz para alcanzar el conocimiento de nuestra verdadera naturaleza como seres espirituales. Expone, así mismo, los principios más generales de la filosofía perenne y su relación con la educación holista a través de la evolución de la conciencia.


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1 pág. / 1 minuto / 63 visitas.

Publicado el 10 de diciembre de 2020 por Fundación Ramón Gallegos.

A la Juventud Filipina

José Rizal


Poesía


¡Alza su tersa frente,
Juventud Filipina, en este día!
¡Luce resplandeciente
Tu rica gallardía,
Bella esperanza de la patria mía!

Vuela, genio grandioso,
Y les infunde noble pensamiento,
Que lance vigoroso,
Más rápido que el viento,
Su mente virgen al glorioso asiento.

Baja con la luz grata
De las artes y ciencias a la arena,
Juventúd, y desata
La pesada cadena
Que tu genio poético encadena.

Ve que en la ardiente zona
Do moraron las sombras, el hispano
Esplendente corona,
Con pía sabia mano,
Ofrece al hijo de este suelo indiano.

Tú, que buscando subes,
En alas de tu rica fantasía,
Del Olimpo en las nubes
Tiernisima poesía
Más sabrosa que néctar y ambrosía.

Tú, de celeste acento,
Melodioso rival Filomena,
Que en variado concento
En la noche serena
Disipas del mortal la amarga pena.

Tú que la peña dura
Animas al impulso de tu mente,
Y la memoria pura
Del genio refulgente
Eternizas con genio prepotente.

Y tú, que el vario encanto
De Febo, amado del divino Apeles,
Y de natura el manto
Con mágicos pinceles
Trasladar al sencillo lienzo sueles.

¡Corred! que sacra llama
Del genio el lauro coronar espera,
Esparciendo la fama
Con trompa pregonera
El nombre del mortal por la ancha espera.

¡Día, día felice,
Filipinas gentil, para tu suelo!
¡Al Potente bendice
Que con amante anhelo
La ventura te envia y el consuelo!


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Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 191 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2022 por Edu Robsy.

QUERER

Kelsykel


desamor


QUIERO

 Quiero estar en paz, hundirme en las letras capaces de hacer navegar tu mente. QUIERO el arte creado del sentido de tus manos y las mismas proyectando pasión en ese reflejo interior al que llamas PERSONA.  

Quiero tus versiones, tus anhelos, tus aspiraciones, elevar tus sueños y acompañarte a cumplir cada uno de ellos. Enseñarte a sonreír al mundo. Y no perder esa sonrisa tan capaz e imperfecta para que no se pierda al apagarse el mismo. Necesito de ti. QUIERO y querré tu mejor versión.


Pero no quiero verte llorar. No quiero verte tratando de ser fuerte, aguantando, una y otra vez, con la esperanza invisible pero visible y existente para ti, la cual…Nunca llegará. No quiero el dolor disfrazado de amor desencadenar lágrimas con el poder de herirla, permitiéndole recibir golpes a su gran corazón, siempre dispuesto a amar. Derribando esos muros sólidos, construidos por el valiente y limitante miedo, protegiéndose a sí mismo.

 Entre tu voz quebrada y adolorida. En tus ojos tristes, opacos, como si le hubieran arrebatado su luz. Esa luz que siempre existió a su lado. Ese ser que no le veías imperfecciones, las mismas que se encargaron de quitarle esa venda, que disfrazaba la realidad en la mentira más honesta. Ella es fuerte, ella está dispuesta a recoger sus pedazos rotos con sus manos y abrazarlos, volviendo a intentarlo….Una vez más.


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Licencia limitada
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Publicado el 27 de junio de 2022 por Kellen Gallo.

El rostro de la inocencia

Jesús Quintanilla Osorio


Refugiados


El rostro de la inocencia. Observando a un pequeño niño de no más de 5 años, hijo de refugiados guatemaltecos que juega con un carro de madera, mientras sus padres venden legumbres en las inmediaciones del mercado Lázaro cárdenas en Chetumal, pienso en lo que este niño ha vivido en mi país. Comar, la comisión mexicana de ayuda a refugiados promovió los asentamientos de MayaBalam para guatemaltecos que huían de la guerra civil en su país, y ahora ellos venden legumbres y verduras en la ciudad más cercana a su poblado, Chetumal Quintana Roo. Me acerco al niño, movido por mí curiosidad. Su rostro dibuja inocencia. De tez cobriza y ojos negros, el pequeño me sonríe, mientras me aproximó. Su madre, con cierta desconfianza me observa. Cuando pregunto por las flores de calabaza que deseo comprarle, la mirada de la mujer cambia. El niño continúa jugando. Su madre atiende mi pedido con sonrisas. Tal vez nunca se acostumbre viviendo en un país diferente al suyo, pero su hijo no entiende fronteras. Su fantasía le protege del miedo de los adultos, mientras su carrito de juguete se desplaza por calles de su mente. Al alejarme, luego de mis compras, el niño me saluda y dibuja paz en mi mente. México es ahora su hogar y quiénes aquí vivimos, los vemos cómo hermanos. La sonrisa de la madre me lo evidencia.


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Creative Commons
1 pág. / 1 minuto / 66 visitas.

Publicado el 7 de octubre de 2022 por Jesús Quintanilla Osorio.

A Quién Debe Darse Crédito

Juan Valera


Cuento


Llamaron a la puerta. El mismo tío Pedro salió a abrir y se encontró cara a cara con su compadre Vicentico.

—Buenos días, compadre. ¿Qué buen viento le trae a usted por aquí? ¿Qué se le ofrece a usted?

—Pues nada... confío en su amistad de usted... y espero...

—Desembuche usted, compadre.

—La verdad, yo he podado los olivos, tengo en mi olivar lo menos cinco cargas de leña que quiero traerme a casa y vengo a que me empreste usted su burro.

—¡Cuánto lo siento, compadre! Parece que el demonio lo hace. ¡Qué maldita casualidad! Esta mañana se fue mi chico a Córdoba, caballero en el burro. Si no fuera por esto podría usted contar con el burro como si fuese suyo propio. Pero, qué diablos, el burro estará ya lo menos a cuatro leguas de aquí.

El pícaro del burro, que estaba en la caballeriza, se puso entonces a rebuznar con grandes bríos.

El que le pedía prestado dijo con enojo:

—No creía yo, tío Pedro, que usted fuese tan cicatero que para no hacerme este pequeño servicio, se valiese de un engaño. El burro está en casa.

—Oiga usted —replicó el tío Pedro—. Quien aquí debe enojarse soy yo.

—¿Y por qué el enojo?

—Porque usted me quita el crédito y se lo da al burro.


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Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 150 visitas.

Publicado el 6 de enero de 2021 por Edu Robsy.

>>LA ÚLTIMA PRIMERA CITA<<

Andrés Patiño Rodriguez


Nocturno, Fragmentos, Palabras.


“Eso es una utopía”, le dije un año atrás a la terapeuta, en mis planes no había, ni quería más primeras citas.

Insistía que el amor debía llegar sin avisar, quería sentir ese amor a la antigua, quería tan solo intentar vivir lo que tendía a brotar espontáneamente de mí, ¿Porqué había de serme tan difícil?

Los adagios populares rezan que las cosas buenas toman tiempo y ella sin duda si que tardó, pero lo valía, tanto que un día simplemente no pude dejar de verla.

Escucharla me hacía sentir vivo y cuando menos pensé las noches y los días dejaron de tener inicio y fin, ella se llevó toda mi atención.

A su lado no hay miedos, no hay dudas, no hay fin…

Ella es ese rayo de sol en un día despejado que acaricia mi cara y me devuelve la vida.

Ella es paz, es risa, es rebeldía, es aventura y es amor…

Ahora no me veo sin ella, suspiro por ella, sonrió por ella, sueño por ella, tanto así que mis ojos están llenos de amor y es algo que siempre le voy a deber.

No hubo más días tristes, quiero vivir cada segundo a su lado, hacerle sentir que mi fortuna es su vida y hacerle saber cada día que ella es mi última primera cita.

APR 


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Dominio público
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Publicado el 14 de noviembre de 2023 por Andrés Patiño Rodríguez.

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