La lucha en la vida
Angela tovar
La vida
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Publicado el 27 de mayo de 2018 por Angela.
Mostrando 351 a 360 de 6.003 textos encontrados.
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Publicado el 27 de mayo de 2018 por Angela.
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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Lorena Alvarado .
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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Lorena Alvarado .
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Publicado el 9 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .
Apenas me había quedado dormido, me encontré sujeto en una especie de cepo: había caído en una trampa como un lobo. Una vieja flacucha y acartonada corrió a mí, y dijo sin desatar mis ligaduras:
—Eres mío.
—Está bien —repuse—: soy tu prisionero.
—No lo creas: ésta es una trampa de cazar maridos, y te he cazado yo.
—Señora, ¡misericordia!
—No hay piedad: te tengo amarrado de pies y manos: toma el beso nupcial.
Y estampó sus labios de lija en mis carrillos, dejándolos escocidos.
—Señora... —repuse—, prefiero la pena de muerte.
—Está abolida en este país: tendrás la inmediata.
—Sea.
—Quedas condenado a cadena perpetua.
La vieja dio un silbido; dos hombres forzudos me colocaron una cadena en el pie izquierdo, sacándome del cepo. Luego lanzaron una carcajada, y se alejaron. Habían sujetado el pie de la vieja al otro extremo de mi cadena. Estábamos amarrados para siempre.
Di un tirón; cayó al suelo mi pareja, y hui arrastrándola por un pedregal. ¡Qué noche tan terrible! Yo corría y corría, y mi pie izquierdo se lastimaba con el peso de la cadena y de la vieja, que lanzaba aullidos y se agarraba a las rocas y a los árboles para detenerme y morderme los tobillos.
Cuando desperté, estaba mi pie hinchado y dolorido; me había dormido en el sillón al descalzarme, y tenía puesto en el pie izquierdo una botina nueva.
Dominio público
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Publicado el 13 de julio de 2024 por Edu Robsy.
Después de haber hecho muy buenos negocios en la feria, vender todas sus mercancías y llenar su bolsa de oro y de plata, quería un comerciante ponerse en camino para llegar a su casa antes de la noche. Metió su dinero en la maleta, la ató a la silla y montó a caballo.
Detúvose al medio día en una ciudad, y cuando iba a partir le dijo el mozo de la cuadra al darle su caballo:
—Caballero, falta a vuestro caballo un clavo en la herradura del pie izquierdo trasero.
—Está bien, contestó el comerciante; la herradura resistirá todavía seis leguas que me restan que andar. Tengo prisa.
Por la tarde, bajó otra vez para dar de comer un poco de pan a su caballo. El mozo salió a su encuentro y le dijo:
—Caballero, vuestro caballo está destrozado del pie izquierdo; llevadle a casa del herrador.
—No, no hace falta, contestó; para dos leguas que me quedan que andar aún puede andarlas mi caballo así como está. Tengo prisa.
Montó y partió. Pero poco después comenzó a cojear el caballo, algo más allá empezó a tropezar, y luego no tropezaba ya sino que cayó con una pierna rota. El comerciante se vio obligado a dejar allí al animal, a desatar su maleta, echársela a las espaldas y volver a pie a su casa, donde no llegó hasta muy entrada la noche.
—Aquel maldito clavo de que no quise hacer caso, murmuraba para sí, ha sido la causa de todas mis desgracias.
Lectores, corred despacio.
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Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.
Érase una vez una muchacha, tan pobre como piadosa, que vivía con su madre, y he aquí que llegaron a tal extremo en su miseria, que no tenían nada para comer. Un día en que la niña fue al bosque, encontróse con una vieja que, conociendo su apuro, le regaló un pucherito, al cual no tenía más que decir: "¡Pucherito, cuece!", para que se pusiera a cocer unas gachas dulces y sabrosísimas; y cuando se le decía: "¡Pucherito, párate!", dejaba de cocer.
La muchachita llevó el puchero a su madre, y así quedaron remediadas su pobreza y su hambre, pues tenían siempre gachas para hartarse. Un día en que la hija había salido, dijo la madre: "¡Pucherito, cuece!", y él se puso a cocer, y la mujer se hartó. Luego quiso hacer que cesara de cocer, pero he aquí que se le olvidó la fórmula mágica. Y así, cuece que cuece, hasta que las gachas llegaron al borde y cayeron fuera; y siguieron cuece que cuece, llenando toda la cocina y la casa, y luego la casa de al lado y la calle, como si quisieran saciar el hambre del mundo entero.
El apuro era angustioso, pero nadie sabía encontrar remedio. Al fin, cuando ya no quedaba más que una casa sin inundar, volvió la hija y dijo: "¡Pucherito, párate!", y el puchero paró de cocer. Mas todo aquel que quiso entrar en la ciudad, hubo de abrirse camino a fuerza de tragar gachas.
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Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.
(Entre un demente y su camarero)
—Banco de España: Diez millones para Pepe.
—¡Vamos, D. Manuel, tome usted la sopa!
—¿La sopa? Yo la pago; he dicho que la pago. Sindicato central de las agrupaciones mineras de la cuenta del Ebro; tres millones de francos inmediatamente, tres mi...
—¡Que se enfría, D. Manuel! ¡Vamos con un poquito!
—llones. Trescientos millones.
—¡Que se enfría, vamos con un poquito!
—¿Un poquito? Mucho, mucho. Banco de Londres: acepte usted mis cheques que son corrientes. En seguida: un millón de libras esterlinas. Para ahora tengo.
—Mire usted que me enfado.
—¿Por qué? ¿Quieres dinero?
—Lo que quiero es que tome usted la sopa.
—¿La sopa? Yo no quiero sopa; yo no como sopa; yo tengo mucho dinero para comer sopa. ¿Qué quieres? ¿Cien millones? ¿En liras? Te los doy á la vista. Sociedad Internacional de...
—¡Que me enfado, D. Manuel! ¡Que me enfado!
—¿Por que no la tomo?
—Pues, ea.
—Pero si te la pago.
—Pues tómela usted.
—Te la pago y no la tomo.
—Eso no está bien.
—¿Y tú has pagado siempre todo, absolutamente todo lo que has tomado?
—No hablemos de eso.
—Contesta y dí la verdad. ¿Has pagado siempre? Contesta la verdad, ó no tomo la sopa. ¿Has pagado siempre lo que has tomado?
—Siempre, no.
—Pues desátame, y te ato.
Dominio público
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Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.
¿Sabe el lector lo que es un “esquinero”?
¿No?... Llámase así el poste grueso, fuerte, plantado en el vértice que forma el ángulo de dos líneas de alambrado. Por más recio que fuese y por más hondo que esté enterrado, este “principal” esquinero no podría nunca resistir a las dos fuerzas divergentes que necesariamente lo harían caer en el sentido de la resultante diagonal.
A objeto de contrarrestar esas dos acciones combinadas, se cava —a un par de metros del alambrado, en su parte externa— una fosa de un metro de profundidad, donde se sepulta otro poste, grueso, duro, imputrescible, al cual se amarra una brida, resistente torzal de alambre que parte de la punta del “esquinero”.
Este poste acostado bajo tierra, se llama —en el gráfico decir campesino— “un muerto”.
Se le echa tierra encima; se apisona; más tarde la gramilla crece encima y el foso queda como una tumba olvidada...
Cierta vez, viajando por el despoblado, el que esto escribe, llegó al caer de la noche, a un rancho pobre, donde tres gauchos viejos velaban el cadáver de un viejo gaucho. Indagó quién era el muerto y respondieron:
“Un hombre que vivió haciendo el bien y a quien, al morir, nadie lo recuerda. Hay hombres que son como los “muertos” de “esquineros” de alambrao, que soportan todo el peso, hacen la gloria de los otros y nadie los considera, porque están bajo tierra y nadie los ve y nadie los oye... ”
Dominio público
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Publicado el 13 de octubre de 2022 por Edu Robsy.
El tío Pelé arrienda una tierra al tío Melé, para que este la siembre de patatas; y Pisto (juris consultor del pueblo), en una pared de la taberna de Cisco, escribe con lápiz el contrato de la siguiente manera:
Asta 50 arrobas media quartiya por arroba
Asta 100 arrobas una idén idén
Caso que más á medias
* * *
El tío Melé coge 123 arrobas, y dice al tío Pelé:
—¿Quiere usted cobrar á dinero ó especie?
—A dinero.
—¿A cuánto las ponemos?
—A lo que esté.
—Se han medido á ocho perras arroba.
—Pues á eso.
—Pues luego traeré el dinero á la taberna.
* * *
Melé, ante Pisto y demás contertulios, entrega á Pelé 24 pesetas y 20 céntimos.
—¿Cuanto es mi cuenta?—pregunta Pelé á Pisto.
—Cuarenta y nueve pesetas con veinte céntimos.
—¿Por qué?—dice Melé.
—Porque en pasando de 100, se iba á medias: conque la mitad de 123 son 61 y media, que á 80 céntimos, valen 49 con 20.
—No, señor—replica Melé.—Se dijo que hasta 50 media cuartilla por arroba, ó sean seis arrobas y cuartilla; de 50 á 100, una cuartilla, ó sean 12 arrobas y media, y de 100 á 123, la mitad de las 23, ó sean 11 y media, conque todo suma 30 arrobas y cuartilla, que valen 24 pesetas y 20 céntimos.
* * *
Pelé y Melé han llegado á un acuerdo; han partido la diferencia, y
le han dado dos bofetadas á Pisto para que no escriba leyes el que no
sepa escribirlas.
* * *
¡Que cunda el ejemplo!
Dominio público
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Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.