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Bodas de Sangre

Federico García Lorca


Teatro


PERSONAJES

Madre.
Novia.
Suegra.
Mujer de Leonardo.
Criada.
Vecina.
Muchachas.
Leonardo.
Novio.
Padre de la novia.
Luna.
Muerte (como Mendiga)
Leñadores.
Mozos

ACTO PRIMERO

CUADRO PRIMERO

Habitación pintada de amarillo.

NOVIO (Entrando).
Madre.

MADRE
¿Qué?

NOVIO
Me voy.

MADRE
¿Adónde?

NOVIO
A la viña. (Va a salir).

MADRE
Espera.

NOVIO
¿Quieres algo?

MADRE
Hijo, el almuerzo.

NOVIO
Déjalo. Comeré uvas. Dame la navaja.

MADRE
¿Para qué?

NOVIO (Riendo).
Para cortarlas.

MADRE (Entre dientes y buscándola).
La navaja, la navaja... Malditas sean todas y el bribón que las inventó.

NOVIO
Vamos a otro asunto.

MADRE
Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era.

NOVIO
Bueno.

MADRE
Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios; porque son de él, heredados...

NOVIO (Bajando la cabeza).
Calle usted.

MADRE
... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cómo yo dejo a la serpiente dentro del arcón.

NOVIO
¿Está bueno ya?


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Dominio público
37 págs. / 1 hora, 5 minutos / 10.129 visitas.

Publicado el 10 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Las Mil y Una Noches

Anónimo


Cuento


Una palabra del traductor a sus amigos

Yo ofrezco
desnudas, vírgenes, intactas y sencillas,
para mis delicias y el placer de mis amigos,
estas noches árabes vividas, soñadas y traducidas sobre su tierra natal y sobre el agua
Ellas me fueron dulces durante los ocios en remotos mares, bajo un cielo ahora lejano.
Por eso las doy.

Sencillas, sonrientes y llenas de ingenuidad, como la musulmana Schehrazada, su madre suculenta que las dió a luz en el misterio; fermentando con emoción en los brazos de un príncipe sublime —lúbrico y feroz—, bajo la mirada enternecida de Alah, clemente y misericordioso.

Al venir al mundo fueron delicadamente mecidas por las manos de la lustral Doniazada, su buena tía, que grabó sus nombres sobre hojas de oro coloreadas de húmedas pedrerías y las cuidó bajo el terciopelo de sus pupilas hasta la adolescencia dura, para esparcirlas después, voluptuosas y libres, sobre el mundo oriental, eternizado por su sonrisa.

Yo os las entrego tales como son, en su frescor de carne y de rosa. Sólo existe un método honrado y lógico de traducción: la «literalidad», una literalidad impersonal, apenas atenuada por un leve parpadeo y una ligera sonrisa del traductor. Ella crea, sugestiva, la más grande potencia literaria. Ella produce el placer de la evocación. Ella es la garantía de la verdad. Ella es firme e inmutable, en su desnudez de piedra. Ella cautiva el aroma primitivo y lo cristaliza. Ella separa y desata... Ella fija.

La literalidad encadena el espíritu divagador y lo doma, al mismo tiempo que detiene la infernal facilidad de la pluma. Yo me felicito de que así sea; porque ¿dónde encontrar un traductor de genio simple, anónimo, libre de la necia manía de su renombre?...


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Dominio público
3.776 págs. / 4 días, 14 horas, 9 minutos / 35.681 visitas.

Publicado el 24 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

La Niña de los Fósforos

Hans Christian Andersen


Cuento infantil


¡Qué frío hacía! Nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de San Silvestre. Bajo aquel frío y en aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña, descalza y con la cabeza descubierta. Verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¡de qué le sirvieron! Eran unas zapatillas que su madre había llevado últimamente, y a la pequeña le venían tan grandes que las perdió al cruzar corriendo la calle para librarse de dos coches que venían a toda velocidad. Una de las zapatillas no hubo medio de encontrarla, y la otra se la había puesto un mozalbete, que dijo que la haría servir de cuna el día que tuviese hijos.

Y así la pobrecilla andaba descalza con los desnudos piececitos completamente amoratados por el frío. En un viejo delantal llevaba un puñado de fósforos, y un paquete en una mano. En todo el santo día nadie le había comprado nada, ni le había dado un mísero centavo; volvíase a su casa hambrienta y medio helada, ¡y parecía tan abatida, la pobrecilla! Los copos de nieve caían sobre su largo cabello rubio, cuyos hermosos rizos le cubrían el cuello; pero no estaba ella para presumir.


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2 págs. / 5 minutos / 1.654 visitas.

Publicado el 30 de junio de 2016 por Edu Robsy.

La Vuelta al Mundo en 80 días

Julio Verne


Novela


I

En el año 1872, la casa número 7 de Saville-Row, Burlington Gardens —donde murió Sheridan en 1814— estaba habitada por Phileas Fogg, quien a pesar de que parecía haber tomado el partido de no hacer nada que pudiese llamar la atención, era uno de los miembros más notables y singulares del ReformClub de Londres.

Por consiguiente, Phileas Fogg, personaje enigmático y del cual sólo se sabía que era un hombre muy galante y de los más cumplidos gentlemen de la alta sociedad inglesa, sucedía a uno de los más grandes oradores que honran a Inglaterra.

Decíase que se daba un aire a lo Byron —su cabeza, se entiende, porque, en cuanto a los pies, no tenía defecto alguno—, pero a un Byron de bigote y pastillas, a un Byron impasible, que hubiera vivido mil años sin envejecer.


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Dominio público
209 págs. / 6 horas, 5 minutos / 19.795 visitas.

Publicado el 19 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

Drácula

Bram Stoker


Novela


I. DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER

Bistritz, 3 de mayo. Salí de Münich a las 8:35 de la noche del primero de mayo, llegué a Viena a la mañana siguiente, temprano; debí haber llegado a las seis cuarenta y seis; el tren llevaba una hora de retraso. Budapest parece un lugar maravilloso, a juzgar por lo poco que pude ver de ella desde el tren y por la pequeña caminata que di por sus calles. Temí alejarme mucho de la estación, ya que, como habíamos llegado tarde, saldríamos lo más cerca posible de la hora fijada. La impresión que tuve fue que estábamos saliendo del oeste y entrando al este. Por el más occidental de los espléndidos puentes sobre el Danubio, que aquí es de gran anchura y profundidad, llegamos a los lugares en otro tiempo sujetos al dominio de los turcos.

Salimos con bastante buen tiempo, y era noche cerrada cuando llegamos a Klausenburg, donde pasé la noche en el hotel Royale. En la comida, o mejor dicho, en la cena, comí pollo preparado con pimentón rojo, que estaba muy sabroso, pero que me dio mucha sed. (Recordar obtener la receta para Mina). Le pregunté al camarero y me dijo que se llamaba "paprika hendl", y que, como era un plato nacional, me sería muy fácil obtenerlo en cualquier lugar de los Cárpatos. Descubrí que mis escasos conocimientos del alemán me servían allí de mucho; de hecho, no sé cómo me las habría arreglado sin ellos.

Como dispuse de algún tiempo libre cuando estuve en Londres, visité el British Museum y estudié los libros y mapas de la biblioteca que se referían a Transilvania; se me había ocurrido que un previo conocimiento del país siempre sería de utilidad e importancia para tratar con un noble de la región.


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Dominio público
511 págs. / 14 horas, 55 minutos / 2.370 visitas.

Publicado el 10 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Persuasión

Jane Austen


Novela


Capítulo I

El señor de Kellynch Hall en Somersetshire, Sir Walter Elliot, era un hombre que no hallaba entretención en la lectura salvo que se tratase de la Crónica de los baronets. Con ese libro hacía llevaderas sus horas de ocio y se sentía consolado en las de abatimiento. Su alma desbordaba admiración y respeto al detenerse en lo poco que quedaba de los antiguos privilegios, y cualquier sensación desagradable surgida de las trivialidades de la vida doméstica se le convertía en lástima y desprecio. Así, recorría la lista casi interminable de los títulos concedidos en el último siglo, y allí, aunque no le interesaran demasiado las otras páginas, podía leer con ilusión siempre viva su propia historia. La página en la que invariablemente estaba abierto su libro decía:

Elliot, de Kellynch Hall

Walter Elliot, nacido el 1 de marzo de 1760, contrajo matrimonio en 15 de julio de 1784 con Isabel, hija de Jaime Stevenson, hidalgo de South Park, en el condado de Gloucester. De esta señora, fallecida en 1800, tuvo a Isabel, nacida el 1 de junio de 1785; a Ana, nacida el 9 de agosto de 1787; a un hijo nonato, el 5 de noviembre de 1789, y a María, nacida el 20 de noviembre de 1791.

Tal era el párrafo original salido de manos del impresor; pero Sir Walter lo había mejorado, añadiendo, para información propia y de su familia, las siguientes palabras después de la fecha del natalicio de María: «Casada el 16 de diciembre de 1810 con Carlos, hijo y heredero de Carlos Musgrove, hidalgo de Uppercross, en el condado de Somerset». Apuntó también con el mayor cuidado el día y el mes en que perdiera a su esposa.


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Dominio público
246 págs. / 7 horas, 10 minutos / 8.252 visitas.

Publicado el 8 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Los Hermanos Karamazov

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski


Novela


A Ana Grigorievna Dostoiewski

«En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo caído en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, produce fruto.»

— San Juan 12, 24—25

PREFACIO

Al abordar la biografía de mi héroe, Alexei Fiodorovitch, experimento cierta perplejidad: aunque le llamo «mi héroe», sé que no es un gran hombre. Por lo tanto, se me dirigirán sin duda preguntas como éstas: «¿Qué hay de notable en Alexei Fiodorovitch para que lo haya elegido usted como héroe? ¿Qué ha hecho? ¿Quién lo conoce y por qué? ¿Hay alguna razón para que yo, lector, emplee mi tiempo en estudiar su vida?»

La última pregunta es la más embarazosa, pues la única respuesta que puedo dar es ésta: «Tal vez. Eso lo verá usted leyendo la novela.» ¿Pero y si, después de leerla, el lector no ve en mi héroe nada de particular? Digo esto porque preveo que puede ocurrir así. A mis ojos, el personaje es notable, pero no tengo ninguna confianza en convencer de ello al lector. Es un hombre que procede con seguridad, pero de un modo vago y oscuro. Sin embargo, resultaría sorprendente, en nuestra época, pedir a las personas claridad. De lo que no hay duda es de que es un ser extraño, incluso original. Pero estas características, lejos de conferir el derecho de atraer la atención, representan un perjuicio, especialmente cuando todo el mundo se esfuerza en coordinar las individualidades y extraer un sentido general del absurdo colectivo. El hombre original es, en la mayoría de los casos, un individuo que se aísla de los demás. ¿No es cierto?


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Dominio público
956 págs. / 1 día, 3 horas, 54 minutos / 4.028 visitas.

Publicado el 16 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

Más Allá del Bien y del Mal

Friedrich Nietzsche


Filosofía


Prólogo

Suponiendo que la verdad sea una mujer—, ¿cómo?, ¿no está justificada la sospecha de que todos los filósofos, en la medida en que han sido dogmáticos, han entendido poco de mujeres?, ¿de que la estremecedora seriedad, la torpe insistencia con que hasta ahora han solido acercarse a la verdad eran medios inhábiles e ineptos para conquistar los favores precisamente de una hembra? Lo cierto es que la verdad no se ha dejado conquistar: —y hoy toda especie de dogmática está ahí en pie, con una actitud de aflicción y desánimo. ¡Si es que en absoluto permanece en pie! Pues burlones hay que afirman que ha caído, que toda dogmática yace por el suelo, incluso que toda dogmática se encuentra en las últimas. Hablando en serio, hay buenas razones que abonan la esperanza de que todo dogmatizar en filosofía, aunque se haya presentado como algo muy solemne, muy definitivo y válido, acaso no haya sido más que una noble puerilidad y cosa de principiantes; y tal vez esté muy cercano el tiempo en que se comprenderá cada vez más qué es lo que propiamente ha bastado para poner la primera piedra de esos sublimes e incondicionales edificios de filósofos que los dogmáticos han venido levantando hasta ahora, —una superstición popular cualquiera procedente de una época inmemorial (como la superstición del alma, la cual, en cuanto superstición del sujeto y superstición del yo, aún hoy no ha dejado de causar daño), acaso un juego cualquiera de palabras, una seducción de parte de la gramática o una temeraria generalización de hechos muy reducidos, muy personales, muy humanos, demasiado humanos.


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Dominio público
223 págs. / 6 horas, 30 minutos / 8.232 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Imitación de Cristo

Tomás de Kempis


Religión, tratado


Libro primero. Avisos provechosos para la vida espiritual

Capítulo 1. De la imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del mundo

Quien me sigue no anda en tinieblas (Jn., 8, 12), dice el Señor.

Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos amonesta que imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser alumbrados y libres de toda la ceguedad del corazón. Sea, pues, nuestro estudio pensar en la vida de Jesucristo. La doctrina de Cristo excede a la de todos los Santos, y el que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido.

1. Mas acaece que muchos, aunque a, menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo. El que quiera entender plenamente y saborear las palabras de Cristo, conviene que procure conformar con Él toda su vida.

2. ¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad? Por cierto, las palabras subidas no hacen santo ni justo; mas la virtuosa vida hace al hombre amable a Dios. Más deseo sentir la contrición que saber definirla. Si supieses toda. 1a Biblia. a la letra y los dichos de todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios Vanidad de vanidades y todo vanidad (Eccl., l, 2), sino amar y servir solamente a Dios. Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales.

3. Vanidad es, pues, buscar riquezas perecederas y esperar en ellas. También es vanidad desear honras y ensalzarse vanamente. Vanidad es seguir el apetito de la carne y desear aquello por donde después te sea necesario ser castigado gravemente. Vanidad es desear larga vida y no cuida,: que sea buena. Vanidad es mirar solamente a esta presente vida y no prever lo venidero. Vanidad es amar lo que tan presto se paso: y no buscar con solicitud el gozo perdurable.


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Dominio público
165 págs. / 4 horas, 49 minutos / 2.906 visitas.

Publicado el 21 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

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