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Los Tigres de Mompracem

Emilio Salgari


Novela


Capítulo 1. Los piratas de Mompracem

En la noche del 20 de diciembre de 1849 un violentísimo huracán azotaba a Mompracem, isla salvaje de siniestra fama, guarida de temibles piratas situada en el mar de la Malasia, a pocos centenares de kilómetros de las costas occidentales de Borneo.

Empujadas por un viento irresistible, corrían por el cielo negras masas de nubes que de cuando en cuando dejaban caer furiosos aguaceros, y el bramido de las olas se confundía con el ensordecedor ruido de los truenos.

Ni en las cabañas alineadas al fondo de la bahía, ni en las fortificaciones que la defendían, ni en los barcos anclados al otro lado de la escollera, ni en los bosques se distinguía luz alguna. Sólo en la cima de una roca elevadísima, cortada a pique sobre el mar, brillaban dos ventanas intensamente iluminadas.

¿Quién, a pesar de la tempestad, velaba en la isla de los sanguinarios piratas? En un verdadero laberinto de trincheras hundidas, cerca de las cuales se veían armas quebradas y huesos humanos, se alzaba una amplia y sólida construcción, sobre la cual ondeaba una gran bandera roja con una cabeza de tigre en el centro.

Una de las habitaciones estaba iluminada. En medio de ella había una mesa de ébano con botellas y vasos del cristal más puro; en las esquinas, grandes vitrinas medio rotas, repletas de anillos, brazaletes de oro, medallones, preciosos objetos sagrados, perlas, esmeraldas, rubíes y diamantes que brillaban como soles bajo los rayos de una lámpara dorada que colgaba del techo. En indescriptible confusión, se veían obras de pintores famosos, carabinas indias, sables, cimitarras, puñales y pistolas.


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150 págs. / 4 horas, 22 minutos / 1.032 visitas.

Publicado el 6 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

El Héroe

Baltasar Gracián


Filosofía, Ética, Aforismos


Primor I

Que el héroe practique incomprensibilidades de caudal

Sea ésta la primera destreza en el arte de entendidos: medir el lugar con su artificio. Gran treta es ostentarse al conocimiento, pero no a la comprensión; cebar la expectación, pero nunca desengañarla del todo; prometa más lo mucho, y la mejor acción deje siempre esperanzas de mayores

Excuse a todos el varón culto sondarle el fondo a su caudal, si quiere que le veneren todos. Formidable fue un río hasta que se le halló vado, y venerado un varón hasta que se le encontró término a la capacidad; porque ignorad a y presumida profundidad, siempre mantuvo con el recelo el crédito

Culta propiedad fue llamar señorear al descubrir, alternando luego la victoria sujetos; si el que comprende señorea, el que se recata nunca cede

Compita la destreza del advertido en templarse con la curiosidad del atento en conocerle, que suele ésta doblarse a los principios de una tentativa

Nunca el diestro en desterrar una barra remató al primer lance; verse empeñando con uno para otro, y siempre adelantándolos

Ventajas son de este infinito envidar mucho con resto de infinidad. Esta primera regla de grandeza advierte, si no el ser infinitos, a parecerlo, que no es sutileza común

En este entender, ninguno escrupuleará aplausos a la cruda paradoja. del sabio de Mitilene. Más es la mitad que el todo, porque una mitad en alarde y otra en empeño, más es que un todo declarado

Fue jubilado can ésta como en todas las demás destrezas, aquel gran rey primero del Nuevo Mundo, último de Aragón, si no el non plus ultra de sus heroicos reyes

Entretenía este católico monarca, atentos siempre, a todos sus conreyes, más con las prendas de su animo, que cada día de nuevo brillaba, que con las nuevas coronas que ceñía


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Dominio público
30 págs. / 54 minutos / 1.276 visitas.

Publicado el 17 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Quijote de Avellaneda

Alonso Fernández de Avellaneda


Novela, Apócrifo


SEGUNDO TOMO DEL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE DE LA MANCHA

que contiene su tercera salida: y es la quinta parte de sus auenturas.

Compuesto por el Licenciado Alonso Fernandez de Avellaneda, natural de la Villa de Tordesillas.

Al Alcalde, Regidores, y hidalgos, de la noble villa del Argamesilla, patria feliz del hidalgo Cavallero Don Quixote de la Mancha.

Con Licencia, En Tarragona en casa de Felipe Roberto, Año 1614.

VIDA, Y HECHOS DEL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE DE LA MANCHA.
QUE CONTIENE SU QUARTA SALIDA, Y ES LA QUINTA PARTE DE SUS AVENTURAS.

COMPUESTO POR EL LICENCIADO ALONSO FERNANDEZ de Avellaneda, natural de la Villa de Tordesillas.

PARTE II. TOMO III.

NUEVAMENTE AÑADIDO, Y CORREGIDO EN ESTA Impression, por el Licenciado Don Isidro Perales y Torres.

DEDICADA, AL ALCALDE, REGIDORES, HIDALGOS
de la Noble Villa de Argamesilla, Patria feliz del Hidalgo Cavallero Don Quixote de la Mancha.

Año 1732.

CON PRIVILEGIO:
EN MADRID. Acosta de Juan Oliveras, Mercader de Libros, Heredero de Francisco Lasso. Se hallará en su casa enfrente de San Phelipe el Real.

Por comision del señor dotor Francisco de Torme y de Liori, Canonigo de la santa Iglesia de Tarragona, Oficial y Vicario general, por el ilustrísimo y reverendisimo señor don Juan de Moncada, Arçobispo de Tarragona y del Consejo de su Magestad: he leydo yo Raphael Orthoneda, dotor en santa Theologia, el libro intitulado Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha, compuesto por el Licenciado Alonso Fernandez de Avellaneda, y me parece que no contiene cosa deshonesta ni prohibida, por lo cual no se deba imprimir, y que es libro curioso y de entretenimiento; y por tanto lo firmo de mi mano, hoy á 18 de Abril del año de 1614.


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Dominio público
411 págs. / 12 horas / 612 visitas.

Publicado el 30 de diciembre de 2019 por Edu Robsy.

El Hermano Juan o el Mundo es Teatro

Miguel de Unamuno


Teatro, comedia


«¡Mi querido lector! ¡Lee, si es posible, en voz alta! ¡Y si lo haces, gracias por ello! Y si no lo haces tú, mueve a otros a ello, y gracias a cada uno de ellos y a ti de nuevo. Al leer en voz alta recibirás la más fuerte impresión, la de que tienes que habértelas contigo mismo y no conmigo que carezco de autoridad ni con otros que te serían distracción.»

Soeren Kierkegaard, Prólogo (del 1 de agosto de 1851) a Para examen de conciencia, dedicado a sus contemporáneos.

Prólogo

Este prólogo es, en realidad de apariencia, un epílogo. Como casi todos los prólogos. Aunque… ¿sí? ¿Nacen los hombres —a contar entre éstos a los llamados entes de ficción, personajes de drama, de novela o de narración histórica— , nacen de las ideas los hombres, o de éstos aquéllas? ¿Es el hombre una idea encarnada —en carne de ficción , o es la idea un hombre historiado, eternizado así? Voy a contarte, lector, cómo me nació este mi «El Hermano Juan».


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Dominio público
78 págs. / 2 horas, 17 minutos / 272 visitas.

Publicado el 6 de enero de 2020 por Edu Robsy.

El Vals de Fausto

Julia de Asensi


Cuento


El vals del Fausto Manuel, Luis y Alberto habían estudiado juntos en Madrid; el primero había seguido la carrera de médico y los dos últimos la de abogado. Poco más o menos los tres tenían la misma edad, y las circunstancias habían hecho que, terminados sus estudios casi al propio tiempo, se hubiesen separado en seguida para habitar distintas poblaciones. Manuel había partido para Barcelona, Luis para Sevilla, Alberto para un pobre lugar de Extremadura. Todos prometieron escribirse y lo cumplieron durante algunos años, siendo el primero que faltó a lo convenido el joven Alberto, del que ni Manuel ni Luis pudieron obtener noticia ninguna, a pesar de sus continuas cartas que, dirigidas a su antiguo compañero, no tuvieron contestación por espacio de un año.

Llegado el mes de Diciembre, Luis y Manuel decidieron pasar juntos las Pascuas en Madrid, habitando la misma fonda, en la que hicieron a un amigo suyo que les encargase dos buenos cuartos. Ambos entraron en la corte el día 24; se abrazaron con efusión, se contaron lo que no habían podido escribirse, reanudaron sus paseos, frecuentaron los cafés y los teatros, viendo las funciones más notables, alabaron las mejoras introducidas en la capital, comieron en los principales hoteles, se presentaron sus nuevos conocidos y así se pasó una semana. Al cabo de ella, el 1.º de Enero, Luis y Manuel, yendo por el Retiro no vieron al pronto que un joven de hermosa presencia, de fisonomía pálida y melancólica y de elevada estatura, los observaba atentamente; Luis fue el primero que lo advirtió y fijó sus ojos con asombro en el caballero.

—Juraría que es Alberto —murmuró.

—¿Dónde está? —preguntó Manuel.

—Allí, enfrente de nosotros; no es posible que dejes de verle porque se halla solo.

—Es cierto —dijo el médico—; aunque está bastante cambiado es nuestro amigo, le reconozco. ¡Parece que sufre!

—¿Quieres que vayamos en su busca?


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Dominio público
5 págs. / 9 minutos / 393 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2020 por Edu Robsy.

Lázaro

Leónidas Andréiev


Cuento


I

Cuando Lázaro salió de la tumba, donde la muerte, por espacio de tres días y tres noches, le había tenido bajo su enigmático poder; cuando volvió, vivo, a su casa, pasaron durante algún tiempo inadvertidas las singularidades siniestras que habían de hacer, más adelante, terrible hasta su nombre. Radiantes de júbilo porque había vuelto a la vida, sus amigos y su familia le mimaban como a un niño, saciaban su ávida ternura cuidando, solícitos, de todo cuanto le concernía: su comida, su bebida, sus ropas. Le vistieron con suntuosidad: un traje color de esperanza y de risa le envolvió, como a un novio, y cuando se sentó de nuevo a la mesa, en medio de los convidados, cuando bebió y comió de nuevo, los circunstantes lloraron de alegría e invitaron a los vecinos a ir a ver al resucitado. Los vecinos acudieron y se regocijaron, enternecidos también, hasta derramar lágrimas; numerosos desconocidos llegaron de ciudades y aldeas lejanas, y su asombro y su entusiasmo ante el milagro se manifestaron en ruidosas exclamaciones. Se hubiera dicho que un enjambrede abejas zumbaba en tomo de la casa de Marta y María.


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Dominio público
22 págs. / 39 minutos / 194 visitas.

Publicado el 22 de abril de 2020 por Edu Robsy.

El Cristo de Velázquez

Miguel de Unamuno


Poesía


¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.
Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vivífico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno.Que eres, Cristo, el único
hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti quedó encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esa tu muerte,
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el Hombre muerto que no muere
blanco cual luna de la noche. Es sueño,
Cristo, la vida y es la muerte vela.
Mientras la tierra sueña solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres sueñan;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dió toda su sangre
por que las gentes sepan que son hombres.
Tú salvaste a la muerte. Abres tus brazos
a la noche, que es negra y muy hermosa,
porque el sol de la vida la ha mirado
con sus ojos de fuego: que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.
Y es hermosa la luna solitaria,
la blanca luna en la estrellada noche
negra cual la abundosa cabellera
negra del nazareno. Blanca luna
como el cuerpo del Hombre en cruz, espejo
del sol de vida, del que nunca muere.


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Dominio público
2 págs. / 4 minutos / 499 visitas.

Publicado el 10 de mayo de 2020 por Edu Robsy.

Odas

Horacio


Poesía


LIBRO I

I. A MECENAS

Mecenas, descendiente de antiguos reyes, refugio y dulce amor mío, hay muchos a quienes regocija levantar nubes de polvo en la olímpica carrera, evitando rozar la meta con las fervientes ruedas, y la palma gloriosa los iguala a los dioses que dominan el orbe.

Éste se siente feliz si la turba de volubles ciudadanos le ensalza a los supremos honores; aquel, si amontona en su granero espacioso el trigo que se recoge en las eras de Libia.

El que se afana en desbrozar con el escardillo los campos que heredó de sus padres, aun ofreciéndole los tesoros de Átalo, no se resolverá, como tímido navegante, a la travesía del mar de Mirtos en la vela de Chipre.

El mercader, asustado por las luchas del Ábrego con las olas de Icaria, alaba el sosiego y los campos de su pais natal; mas poco dispuesto a soportar los rigores de la pobreza, recompone luego sus barcos destrozados.

No falta quien se regala con las copas del añejo Másico, y pasa gran parte del día, ora tendido a la fresca sombra de los árboles, ora cabe la fuente de cristalino raudal.

A muchos entusiasma el clamor de los campamentos, los sones mezclados del clarín y la trompeta, y las guerras aborrecidas de las madres.

El cazador, olvidado de su tierna esposa, sufre de noche las inclemencias del frío, y persigue la tímida cierva con la traílla de fieles sabuesos, o acosa al jabalí marso que destroza las tendidas redes.

La hiedra que ciñe las sienes de los doctos me aproxima a los dioses inmortales; la fría espesura de los bosques y las alegres danzas de las Ninfas con los Sátiros me apartan del vulgo, y si Euterpe no me niega su flauta, si Polihimnia me consiente pulsar la cítara de Lesbos, y tú me colocas entre los poetas líricos, tocaré con mi elevada frente las estrellas.


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Dominio público
73 págs. / 2 horas, 9 minutos / 371 visitas.

Publicado el 14 de agosto de 2020 por Edu Robsy.

El Aprendiz de Brujo

Roberto Arlt


Cuento


Eran cuatro sillones en uno de los puentes de la proa del María Eugenia, y en torno de la mesa de mimbre nos reuníamos los cuatro y a veces cinco camaradas de mesa. El océano deslizaba continuamente las millas de sus abismos amargos contra el casco de la nave, y una vez uno y una vez otro contábamos una historia testificada por verdadera. Ahora le tocó el turno a Borodin, quien preguntó:

—¿Alguien conoce los Tantras del Zivagama?

Nos quedamos mirándole en silencio. Borodin continuó:

—¿Alguno de ustedes se ha dedicado alguna vez a las prácticas de la magia negra?

Proseguimos mirándole en silencio. Él insistió:

—¿Cree alguno de ustedes en las posibilidades de la magia negra?

Ernestina Carbajal sonrió un poco escéptica:

—¿Existe hoy en alguna parte del mundo un civilizado que crea en la magia negra o blanca?

Entonces Borodin, con esa encantadora naturalidad que le era muy útil para ganar al poker y perder al bridge, respondió:

—Yo creo en la magia negra. Yo practiqué la magia negra.

El efecto estaba causado y, Borodin, después de un minuto de silencio, mediante el cual nos permitió concentrar las nubes de nuestra imaginación dispersa, entró en el relato de su experiencia:


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Dominio público
7 págs. / 13 minutos / 51 visitas.

Publicado el 11 de febrero de 2024 por Edu Robsy.

Consolación a Polibio

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Nuestros cuerpos comparados con otros son robustos; pero si los reduces a la naturaleza, que destruyendo todas las cosas las vuelve al estado de que las produjo, son caducos; porque manos mortales, ¿qué cosa podrán hacer que sea inmortal? Aquellos siete milagros (y si acaso la ambición de los tiempos venideros levantare otros más admirables) se verán algún día arrasados por tierra. Así que no hay cosa perpetua, y pocas que duren mucho. Unas son frágiles por un modo, y otras por otro; los fines se varían, pero todo lo que tuvo principio ha de tener fin. Algunos amenazan al mundo con muerte, y (si es lícito creerlo) vendrá algún día que disipe este universo, que comprende todas las cosas humanas, sepultándolas en su antigua confusión y tinieblas. Salga, pues, alguno a llorar estas cosas y las almas de cada uno. Laméntese también de las cenizas de Cartago, Numancia y Corinto, y si alguna otra cosa hubo que cayese de mayor altura; pues aun lo que no tiene donde caer, ha de caer. Salga asimismo otro, y quéjese de que los hados (que tal vez se han de atrever a empresas inefables) no le perdonaron a él.


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Dominio público
24 págs. / 42 minutos / 921 visitas.

Publicado el 14 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

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