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A la Conquista de un Imperio

Emilio Salgari


Novela


Primera parte. A La Conquista De Un Imperio

1. Milord Yáñez

La ceremonia religiosa que había hecho acudir a Gauhati —una de las ciudades más importantes del Assam indio— a millares, y millares de devotos seguidores de Visnú, llegados desde todos los pueblos bañados por las sagradas aguas del Brahmaputra, había terminado.

La preciosa piedra de salagram, que no era otra cosa que una caracola petrificada —del tipo de los cuernos de Ammón, de color negro—, pero que ocultaba en su interior un cabello de Visnú, el dios protector de la India, había sido llevada de nuevo a la pagoda de Karia y, probablemente, escondida ya en un lugar secreto conocido solamente por el rajá, sus ministros y el sumo sacerdote.

Las calles se vaciaban rápidamente: pueblo, soldados, bayaderas y tañedores se apresuraban a regresar a sus casas, a los cuarteles, a los templos o a las fondas para refocilarse después de tantas horas de marcha por la ciudad, siguiendo el gigantesco carro que llevaba el codiciado amuleto y, sobre todo, el divino cabello cuya posesión envidiaban todos los estados de la India al afortunado rajá de Assam.

Dos hombres, que destacaban por sus ropas, muy distintas a las que vestían los indios, bajaban lentamente por una de las calles centrales de la populosa ciudad, deteniéndose de vez en cuando para cambiar unas palabras, en particular cuando no tenían cerca hombres del pueblo ni soldados.

Uno era un hermoso tipo de europeo, sobre la cincuentena, con la barba canosa y espesa, la piel un poco bronceada, vestido de franela blanca y con un ancho fieltro en la cabeza, parecido al típico sombrero mejicano, con unas bellotitas de oro en torno a la cinta de seda.


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349 págs. / 10 horas, 11 minutos / 1.732 visitas.

Publicado el 26 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Amadís de Gaula

Garci Rodríguez de Montalvo


Novela, Novela de Caballerías


Prólogo

Considerando los sabios antiguos que los grandes hechos de las armas en escrito dejaron, cuán breve fue aquello que en escrito de verdad en ellos pasó, así como las batallas de nuestro tiempo que por nos fueron vistas nos dieron clara experiencia y noticia, quisieron sobre algún cimiento de verdad componer tales y tan extrañas hazañas con que no solamente pensaron dejar en perpetua memoria a los que aficionados fueron, mas aquéllos por quien leídas fuesen en grande admiración, como por las antiguas historias de los griegos y troyanos y otros que batallaron, parece, por escrito. Así lo dice Salustio, que tanto los hechos de los de Atenas fueron grandes cuando los sus escritores lo quisieron creer y ensalzar. Pues si en el tiempo de estos oradores que más en las cosas de fama que de interés se ocupaban sus juicios y fatigaban sus espíritus, acaeciera aquella santa conquista que el nuestro muy esforzado y católico rey don Fernando hizo del reino de Granada, cuantas flores, cuantas rosas en ella por ellos fueron sembradas, así en lo tocante al esfuerzo de los caballeros en las revueltas, escaramuzas y peligrosos combates y en todas las otras cosas de afrentas y trabajos que para tal guerra se aparejaron, como en los esforzados razonamientos del gran rey a los sus altos hombres en las reales tiendas ayuntados y las obedientes respuestas por ellos dadas y, sobre todo, las grandes alabanzas y los crecidos loores que merece por haber emprendido y acabado jomada tan católica.


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1.519 págs. / 1 día, 20 horas, 18 minutos / 2.464 visitas.

Publicado el 7 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Las Alegres Comadres de Windsor

William Shakespeare


Teatro, Comedia


Personajes

SIR JOHN FALSTAFF.
FENTON.
POCOFONDO.—Juez de paz de campaña.
SLENDER, primo de Pocofondo.

Mr. FORD,
Mr. PAGE, —Caballeros residentes en Windsor.

GUILLERMO PAGE, menor, hijo de Mr. Page.
Dr. HUGH EVANS, cura galo.
EL DOCTOR CAIUS, médico francés.
EL POSADERO DE LA LIGA.

BARDOLF,
PISTOL,
NYM, —Acompañantes de Falstaff.

ROBIN, paje de Falstaff.
SIMPLE, criado de Slender.
RUGBI, criado del Doctor Caius.
SEÑORA FORD.
SEÑORA PAGE.
SEÑORITA ANA PAGE, su hija, enamorada de Fenton.
SEÑORA APRISA, criada del Dr. Caius.

Criados de page, de Ford, etc.

La escena pasa en Windsor y sus alrededores.

Acto I

Escena I

En Windsor, delante de la casa de Page.

Entran el juez POCOFONDO, SLENDER y Sir HUGH EVANS.

Pocofondo.—No tratéis de disuadirme, sir Hugh. Llevaré este asunto á la alta corte de justicia para lo criminal. Así valiera sir Juan Falstaff veinte como él, no ofenderá á Roberto Pocofondo, escudero.

Slender.—En el condado de Glocester, Juez de paz y coram.

Pocofondo.—Sí, primo Slender, y Cust-alorum.

Slender.—Sí, y también ratolorum, gentilhombre de nacimiento, señor cura, que se firma armígero en todos los actos, notas, recibos, mandatos y obligaciones: armígero.

Pocofondo.—Sí, que lo hacemos y lo hemos hecho invariablemente en estos últimos trescientos años.

Slender.—Todos sus sucesores que han vivido antes que él, lo han hecho; y todos sus antepasados que han de venir después de él podrán hacerlo. Podrán exhibir los doce lucios en su casaca.

Pocofondo.—Es una antigua casaca.


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Dominio público
80 págs. / 2 horas, 21 minutos / 1.713 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Rogelio

Tomás Carrasquilla


Cuento


El lugarón abrupto de Santa Rita del Barcino, minero y rescatante cuando Dios quería es célebre en Antioquia por sus tres iglesias, por sus funciones religiosas y más todavía por la balumba de santos que colman altares y sacristías, amén de los que guardan en sus casas varios magnates de mucho predicamento en lo eclesiástico.

El mamarracho ostenta no pocas variedades en esta corte celestial, quiteña o no. ¡Pero vaya un forastero a ponerle reparos ante un santarritense y verá lo que le pasa! Todo un señor juez de aquel circuito, oriundo de Palmares, se permitió decir en cierta ocasión que el San Juan Evangelista de su cabecera tenía carita de muchacha boba, y tal fué la inquina que le cogieron, tales las acusaciones que le urdieron, que hubo de perder la tierra y el destino por escapar el pellejo del acero aleve.

Como todas estas imágenes son de vestir y como cada una corre por cuenta de algún vecino o de una familia, se ha formado en la parroquia levítica, desde tiempos inmemoriales, una rivalidad harto progresista y emuladora en esto de indumentaria, sastrería y arrequives religiosos. ¡Qué de galones y sederías, qué de tisúes y de brocados, qué de mantos estrellados, qué de potencias y de resplandores!

Ni los de escasa fortuna se dejan echar las roncas del ricachón más pintado en esta competencia que es timbre y prenda segura de salvación de todo el vecindario. A bien que puede hacerlo: nacido y criado en la cicatería y el trabajo, sólo a la mayor honra y gloria de Dios pellizca sus caudales medio ocultos.


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Dominio público
21 págs. / 37 minutos / 792 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Seis Personajes en Busca de Autor

Luigi Pirandello


Teatro


Personajes de la comedia a escenificar

El Padre.
La Madre.
La Hijastra.
El Hijo.
El Muchacho.
La Niña (estos dos últimos, no hablan).
(Después, evocada) Madama Paz.

Los actores de la compañía

El Director de la Compañia.
La Primera Actriz.
El Primer Actor.
La Segunda Actriz.
La Dama Joven.
El Galán Joven.
Otros Actores y Actrices.
El Director de Escena.
El Apuntador.
El Guardarropa.
El Maquinista.
El Secretario del Director de la Compañía.
El Avisador.
Tramoyistas y dependientes.

Es de día, en el escenario de un teatro de verso.

Seis personajes en busca de autor

NOTA BENE. La Comedia no tiene actos ni escenas. La representación se interrumpirá una primera vez, sin bajar el telón, cuando el Director de la Compañía y el primero de los Personajes se retiran para concertar la escenificación, desalojando entonces los actores el escenario; y una segunda vez, cuando por error, el maquinista dejará caer el telón.

Al entrar los espectadores en el teatro, hallarán levantado el telón, casi obscuro y vacio el escenario, como durante el dia, sin bastidores ni decorado, para que desde el principio se reciba la impresión de un espectáculo no preparado.

La concha del apuntador, estará a un lado del boquete.

Al otro lado, cerca del proscenio, una mesita y una butaca con el respaldo hacia el público, para el Director de la Compañía.

Otras dos mesitas, una más grande y otra más pequeña, con algunas sillas en torno, por si son necesarias durante el ensayo.


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Dominio público
65 págs. / 1 hora, 53 minutos / 2.374 visitas.

Publicado el 3 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

Campos de Castilla

Antonio Machado


Poesía


Campos de Castilla

En un tercer volumen publiqué mi segundo libro, Campos de Castilla (1912). Cinco años en la tierra de Soria, hoy para mí sagrada —allí me casé; allí perdí a mi esposa, a quien adoraba—, orientaron mis ojos y mi corazón hacia lo esencial castellano. Ya era, además, muy otra mi ideología. Somos víctimas —pensaba yo— de un doble espejismo. Si miramos afuera y procuramos penetrar en las cosas, nuestro mundo externo pierde en solidez, y acaba por disipársenos cuando llegamos a creer que no existe por sí, sino por nosotros. Pero si, convencidos de la íntima realidad, miramos adentro, entonces todo nos parece venir de fuera, y es nuestro mundo interior, nosotros mismos, lo que se desvanece. ¿Qué hacer entonces? Tejer el hilo que nos dan, soñar nuestro sueño, vivir; sólo así podremos obrar el milagro de la generación. Un hombre atento a sí mismo, y procurando auscultarse, ahoga la única voz que podría escuchar: la suya; pero le aturden los ruidos extraños. ¿Seremos, pues, meros espectadores del mundo? Pero nuestros ojos están cargados de razón, y la razón analiza y disuelve. Pronto veremos el teatro en ruinas, y, al cabo, nuestra sola sombra proyectada en la escena. Y pensé que la misión del poeta era inventar nuevos poemas de lo eterno humano, historias animadas que, siendo suyas, viviesen, no obstante, por sí mismas. Me pareció el romance la suprema expresión de la poesía y quise escribir un nuevo Romancero. A este propósito responde La tierra de Alvargonzález. Muy lejos estaba yo de pretender resucitar el género en su sentido tradicional. La confección de nuevos romances viejos —caballerescos o moriscos— no fue nunca de mi agrado, y toda simulación de arcaísmo me parece ridícula.


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Dominio público
72 págs. / 2 horas, 6 minutos / 1.585 visitas.

Publicado el 3 de enero de 2020 por Edu Robsy.

La Ciudad Sentimental

Abraham Valdelomar


Cuento


Yo tengo miedo negro de las cosas;
las cosas en la noche tienen miedo.
Cuando voy por las calles, misteriosas
sombras no puedo atravesar, no puedo!

César A. Rodríguez


A Servando Gutiérrez: bienvenida.


Si yo os digo: anoche me han asaltado, me preguntaréis todos: ¿quién? A ninguno se le ocurrirá esta pregunta: ¿qué cosa? Porque no se concibe que a un hombre que va a media noche por la calle de Guadalupe, taciturno, con anteojos, rumiando una idea nueva y con un cigarrillo agonizante en los carnosos labios desencantados, le asalte una cosa, una idea, un recuerdo, un mal pensamiento. ¿Ha de asaltarte, necesariamente un bandido? No. Yo no temo a los bandidos salteadores de las calles de Lima porque no llevo nunca más dinero que ellos.

Temo a otros salteadores, a los que nos roban el precioso tesoro de las ideas. No conozco sino una diferenciación entre el Bien y el Mal; lo Perfecto y lo Imperfecto. Todo lo que hay en un cuerpo, en un organismo, en una idea o en un sentimiento, de bello, es el Bien; todo lo que hay de imperfecto es el Mal. por eso los más artistas son los más buenos. Los malos odian la Belleza.

El mal es poliforme. ¡Con cuántos trajes, con cuántos rostros, con cuántas cosas se disfraza! Es menester conocer el mal, saber cuáles y cuántas son sus trapacerías y los medios de que dispone, para evitarlo y vencerlo. Siempre el mal se ensaña en lo que más amamos, en lo más íntimo, en lo más bueno. Nuestro ángel tutelar nos ofrece siempre nuevas ideas, como una abuelita cariñosa nos ofrecía de niños un juguete o una fruta madura. Y allí está el mal para quitámosla.


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Dominio público
4 págs. / 7 minutos / 212 visitas.

Publicado el 9 de mayo de 2020 por Edu Robsy.

El Techo de Incienso

Horacio Quiroga


Cuento


En los alrededores y dentro de las ruinas de San Ignacio, la subcapital del Imperio Jesuítico, se levanta en Misiones el pueblo actual del mismo nombre. Lo constituyen una serie de ranchos ocultos unos de los otros por el bosque. A la vera de las ruinas, sobre una loma descubierta, se alzan algunas casas de material, blanqueadas hasta la ceguera por la cal y el sol, pero con magnífica vista al atardecer hacia el valle del Yabebirí. Hay en la colonia almacenes, muchos más de los que se pueden desear, al punto de que no es posible ver abierto un camino vecinal, sin que en el acto un alemán, un español o un sirio se instale en el cruce con un boliche. En el espacio de dos manzanas están ubicadas todas las oficinas públicas: comisaría, juzgado de paz, comisión municipal, y una escuela mixta. Como nota de color, existe en las mismas ruinas —invadidas por el bosque, como es sabido— un bar, creado en los días de fiebre de la yerba mate, cuando los capataces que descendían del Alto Paraná hasta Posadas bajaban ansiosos en San Ignacio a parpadear de ternura ante una botella de whisky. Alguna vez he relatado las características de aquel bar, y no volveremos por hoy a él.

Pero en la época a que nos referimos no todas las oficinas públicas estaban instaladas en el pueblo mismo. Entre las ruinas y el puerto nuevo, a media legua de unas y otro, en una magnífica meseta para goce particular de su habitante, vivía Orgaz, el jefe del Registro Civil, y en su misma casa tenía instalada la oficina pública.


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Dominio público
14 págs. / 25 minutos / 375 visitas.

Publicado el 25 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Julia

Ignacio Manuel Altamirano


Novela corta


La estrella del amor faltó a mi cielo
Juan Carlos Gómez

I

— A propósito de noches lluviosas, como ésta, debo decirte que me entristecen por una razón más de las que hay para que nublen el espíritu de los otros.

(Declamó esto hace pocas noches, mi amigo Julián, nombre tras el cual me permito esconder la personalidad de uno de nuestros más distinguidos generales).

— ¿Cuál es esa razón? —le pregunté.

— Vas a saberla —me respondió—. Es una historia que pertenece al tesoro de recuerdos de mi juventud; a ese archivo que nunca registramos sin emoción y sin pesar. No te encojas de hombros; por desgraciada que pueda haber sido tu juventud, las memorias que ella debe haberte dejado son gratas hoy para ti, lo aseguro. En la primavera de la vida, hasta las espinas florecen y hasta las penas tienen un sabor de felicidad. Ese es el tiempo en que baila delante del carro de la vida un cortejo de risueños fantasmas: el Amor con su dulce premio, la Fortuna con su corona de oro; la Gloria con su aureola de estrellas; la Verdad con su brillo de sol, como dice el poeta Schiller. Entonces, hasta los días negros tienen un rayo de luz; es la esperanza, amigo; la esperanza, que no suele alumbramos cuando llegamos a la edad madura sino como una estrella pronta a ocultarse en la parda nube de la vejez.

De mí sé decir que nunca evoco los recuerdos de aquellos años que se han ido, ¡ay!, tan pronto, sin experimentar un sentimiento de agradable tristeza, no de dolor ni de amargura, porque, francamente, como no puedo decir que soy desventurado del todo ahora, así como no puedo envanecerme de haber sido feliz cuando joven, no tengo derecho de hacer la exclamación de la Francesca del Dante. Siento, al recordar las historias de mi juventud, algo como el vago perfume que suele traemos la brisa al dirigir la última mirada a los jardines de que nos alejamos.


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Dominio público
65 págs. / 1 hora, 53 minutos / 744 visitas.

Publicado el 26 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Educación holista la pedagogía del amor universal

Fundación Ramón Gallegos


Ramón Gallegos, educación holista, inteligencia espiritual, meditación,


En este ensayo se comenta la obra  del Dr. Ramón Gallegos Nava en la que nos presenta una amplia visión  de lo que es la educación holista cuyo propósito final es el desarrollo de la conciencia. Además, da a conocer el objetivo de esta educación, las bases en las cuales se sustenta, su bifurcación con la escuela tradicionalista pero sobre todo lo que considera primordial­, la espiritualidad como un camino de luz para alcanzar el conocimiento de nuestra verdadera naturaleza como seres espirituales. Expone, así mismo, los principios más generales de la filosofía perenne y su relación con la educación holista a través de la evolución de la conciencia.

Ramón Gallegos nació en baja california en los años sesentas en un ambiente propicio para el despertar de sus necesidades espirituales. Su infancia transcurría al tiempo que surgía una nueva visión del mundo, basándose en nuevos paradigmas del conocimiento y además de esto, el contaba con una literatura universal y política y poseía además conocimientos sobre filosofía oriental, con lo cual adquirió una enseñanza de filosofía perenne basada en las enseñanzas espirituales de las grandes religiones y también sobre el budismo. Un hecho muy importante fue conocer lideres como Cesar Chávez, Martin Luther King y Dalai Lama, entre otros.


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10 págs. / 17 minutos / 119 visitas.

Publicado el 10 de diciembre de 2020 por Fundación Ramón Gallegos.

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