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Cuentos de Invierno

Ignacio Manuel Altamirano


Cuentos, Novelas cortas, Colección


1. Julia

La estrella del amor faltó a mi cielo
Juan Carlos Gómez

I

— A propósito de noches lluviosas, como ésta, debo decirte que me entristecen por una razón más de las que hay para que nublen el espíritu de los otros.

(Declamó esto hace pocas noches, mi amigo Julián, nombre tras el cual me permito esconder la personalidad de uno de nuestros más distinguidos generales).

— ¿Cuál es esa razón? —le pregunté.

— Vas a saberla —me respondió—. Es una historia que pertenece al tesoro de recuerdos de mi juventud; a ese archivo que nunca registramos sin emoción y sin pesar. No te encojas de hombros; por desgraciada que pueda haber sido tu juventud, las memorias que ella debe haberte dejado son gratas hoy para ti, lo aseguro. En la primavera de la vida, hasta las espinas florecen y hasta las penas tienen un sabor de felicidad. Ese es el tiempo en que baila delante del carro de la vida un cortejo de risueños fantasmas: el Amor con su dulce premio, la Fortuna con su corona de oro; la Gloria con su aureola de estrellas; la Verdad con su brillo de sol, como dice el poeta Schiller. Entonces, hasta los días negros tienen un rayo de luz; es la esperanza, amigo; la esperanza, que no suele alumbramos cuando llegamos a la edad madura sino como una estrella pronta a ocultarse en la parda nube de la vejez.

De mí sé decir que nunca evoco los recuerdos de aquellos años que se han ido, ¡ay!, tan pronto, sin experimentar un sentimiento de agradable tristeza, no de dolor ni de amargura, porque, francamente, como no puedo decir que soy desventurado del todo ahora, así como no puedo envanecerme de haber sido feliz cuando joven, no tengo derecho de hacer la exclamación de la Francesca del Dante. Siento, al recordar las historias de mi juventud, algo como el vago perfume que suele traemos la brisa al dirigir la última mirada a los jardines de que nos alejamos.


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Dominio público
197 págs. / 5 horas, 46 minutos / 1.065 visitas.

Publicado el 1 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Cuentos de Varios Colores

José Fernández Bremón


Cuentos, colección


El nacimiento de la pulga

En los primeros tiempos, cuando toda la materia fue poco a poco condensándose y tomando forma, dijo Dios al Genio de la Tierra:

—Ha llegado el momento de poblar de vivientes tu planeta: convoca a los espíritus creados para habitarla y que elijan cuerpo y manera de vivir a su gusto. Y hágase.

El Genio bajó a la Tierra para obedecer sin discutir; pero muy desconsolado, y pensando que aquel decreto iba a arruinar el planeta que se le había confiado, decía con tristeza:

—¿Habré cometido alguna falta en la distribución de montañas y llanuras, climas y paisajes, y curso y reglamento de las aguas? ¿Estarán mal calculados los movimientos de la atmósfera? ¿Parecerán mezquinos los árboles que yo creía tan gallardos, y las variedades que imaginaba tan complicadas e ingeniosas de los minerales y las plantas? Bajo el temor de haber desagradado, ahora me parece ruda y bárbara mi obra. ¡Qué pálidos, escasos y pobres son los colores que ha combinado con las vibraciones de la luz, y qué mal dispuestas me parecen las leyes del sonido, de la gravedad y del calor! Los contornos de las montañas y la forma de los continentes no tienen armonía y son extravagantes.

Y un pensamiento aún más terrible le hizo afligirse hasta el extremo.

—¿Habré revelado por torpeza el gran secreto del crear, que se me ordenó poner de manifiesto claramente, pero de modo que resultase oculto por su misma claridad? Grave ha sido mi error cuando se me manda entregar la Tierra a esos espíritus inquietos e innumerables, para que la estropeen con sus malos instintos, brutalidad, torpeza, orgullo y condiciones destructoras y malignas. Es verdad que no todos son malos, y los hay inofensivos y agradables... ¿Qué resultará?


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Dominio público
13 págs. / 24 minutos / 25 visitas.

Publicado el 18 de julio de 2024 por Edu Robsy.

Tradiciones Peruanas II

Ricardo Palma


Cuentos, Leyendas, Colección


Carta tónico-biliosa a una amiga

Espíritu de otros días,
en nuevas ropas envuelto,
más que la imagen de un vivo
soy la realidad de un muerto.

Antonio Hurtado


Leyendo mis tradiciones
me dicen que te complaces.
¡Gracias! ¡Gracias! Pues tal haces
a ti van estos renglones.

Charlemos en puridad
un momento:—oye con calma—
dar quiero expansión al alma
en tu sincera amistad.

¿Temes que exhale en sombrías
endechas el alma toda?
¡No! Ya pasaron de moda
los trhenos de Jeremías.

Eso quede a los poetas
sandios, entecos, noveles,
que andan poniendo en carteles
sus angustias más secretas;

Y todo ello en realidad
es como el zumbar de un tábano,
y de sus ayes un rábano
se lo da a la humanidad.

¡Pues fuera grano de anís
que ostentando duelo y llanto,
en imitar diese a tanto
poeta chisgarabís!

Arca santa el corazón
sea de los sufrimientos:
darlos a los cuatro vientos
es una profanación.

Tú sabes bien que el dolor,
si es verdadero y profundo,
ha de esconderse ante el mundo
con cierto noble rubor.

¡Tú que la cruz arrastrando
vas de un padecer tremendo,
con los labios sonriendo,
con el corazón llorando!

¿Por qué escribo estas leyendas?
¿Por qué de siglos difuntos
dan a mi péñola asuntos
las consejas estupendas?

La razón voite a decir.
Es mi libro, bien mirado,
lecciones que da el pasado
al presente y porvenir.

Vanidoso desahogo
encontrará un zoilo en esto
y murmurará indigesto:
—¿quién lo ha hecho a usted pedagogo?

No se queme las pestañas
descifrando mamotretos
sobre tiempos y sujetos
que alcanzó Mari-Castañas.

Deje usted seguir la gresca,
que la humanidad bendita
ya es bastante talludita
y sabe lo que se pesca.


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Dominio público
306 págs. / 8 horas, 56 minutos / 1.882 visitas.

Publicado el 21 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.

Tradiciones Peruanas III

Ricardo Palma


Cuentos, Leyendas, Colección


Cháchara

Dios te guarde, lector, que asaz benévolo
acoges de mi pluma baladí
las tristes producciones, que algún émulo
dirá pueden arder en un candil.

Muy poco me ha picado la tarántula
que llaman los humanos vanidad.
Yo escribo... porque sí —razón potísima,
tras ella las demás están de más.

El hombre no ha de ser como los pájaros,
que vuelan sin dejar su huella en pos.
¿Quién sube si me espera fama póstuma?
De menos ¡vive Dios! nos hizo Dios.

Yo sé que no se engaña, ¡voto al chápiro!,
de botones adentro un escritor,
y sé que mis leyendas humildísimas
no pueden hacer sombra a ningún sol.

¡Y hay tantos soles en mi patria espléndida,
y tanto y tanto genio sin rival!...
Por eso yo, que peco de raquítico.
les dejé el paso franco y me hice atrás.

Y pues ninguno en la conseja histórica
quiso meter la literaria hoz,
yo me dije: —señores, sin escrúpulo
aquí si que no peco, aquí estoy yo.

Fue mi embeleso, desde que era párvulo,
más que en el hoy vivir en el ayer;
y en competencia con las ratas pérfidas,
a roer antiguallas me lancé.

¡Cuánto es mejor vivir, dijo un filósofo,
en los tiempos que fueron! —Gran vendad.
Lector, si no te aburres con mi plática
permíteme la murria desfogar.

Tantas, en el presente, crudelísimas,
amargas decepciones coseché
que, a escribirlas, el alma por la péñola
gota tras gota destilara hiel.

Pero, a fe, que importárale un carámbane
al egoísta mundo mi aflicción,
y yo no quiero dar el espectáculo
de poner en escena mi dolor.

Y ya en prosa, ya en verso, de mi gárrula
pluma, años hace, no se escapa un ¡ay!
y para enmascarar mi pobre espíritu
recurro de la broma al antifaz.


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Dominio público
188 págs. / 5 horas, 29 minutos / 1.628 visitas.

Publicado el 2 de enero de 2021 por Edu Robsy.

Conversaciones de Café

José Fernández Bremón


Cuentos, colección


El toreo y la grandeza

—¿Cree usted que está bien un grande de España toreando?

—Según y conforme. Si es buen torero lucirá y será muy aplaudido; si es malo...

—Prescindo del mérito y me refiero al hecho de torear.

—El toreo fue un ejercicio aristocrático, hasta que vino a España un rey que no entendía de toros, y los nobles se alejaron de la plaza por complacerle. Entonces el pueblo se apoderó del redondel; vinieron luego reyes aficionados a los toros, pero los nobles no sabían ya torear. Quizás por eso no son hoy populares. Dígame usted si el pueblo no adoraría hoy a la nobleza, si en ella se hubiese perpetuado el conocimiento y el arte del toreo.

—Pero ese oficio retribuido quita prestigio al que lo ejerce.

—Bueno; figurémonos que el duque de Medinaceli sale a matar en una fiesta real o de Beneficiencia; ¿deshonrará su casa por hacer lo que hicieron sus antepasados?

—Yo no sé... presenta usted las cosas de un modo que parece que tiene razón, y sin embargo, creo que no la tiene usted. Hoy es un oficio mal considerado; los que lo ejercen sufren los insultos del público.

—¿Cree usted que en las plazas antiguas no se silbaría y gritaría, y que diez o doce mil personas podrían estar en silencio ante los accidentes de la lidia, y el valor o torpeza de los caballeros?

—Pero no cobraban por sufrir esa crítica. Hoy es un oficio pagado.

—¿Y en qué puede haber deshonra para cobrar lo que se trabaja? ¿No cobraban en tierras los antiguos conquistadores sus hazañas? ¿No cobran todos los funcionarios sus servicios?

—Bueno: la desconsideración tendrá por motivo el dedicarse al toreo personas muy humildes.

—Sustitúyalas usted con los títulos más antiguos. ¿Qué podrá decirse de un oficio que ejercieron en España las familias más ilustres, y en el cual las ganancias se conquisten con la punta de la espada?


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Dominio público
4 págs. / 8 minutos / 19 visitas.

Publicado el 14 de julio de 2024 por Edu Robsy.

Cuentos de Colombine

Carmen de Burgos


Cuentos, Novelas cortas, Colección


Un momento...

Colombine revé, surprise
de sentir un coeur dans le brise
et d'entendre en son coeur des voix.

P. Verlaine, Fétes galantes.—Pantomime.


Dícenme que Colombine está encaprichada con la flor de la melancolía, como antes con aquella amapola congestionada de risa; y que, por milagro de los días lluviosos, ha puesto palabras á la pantomima de la vida.

Y dícenme también que una muy hermosa artista se ha encontrado tan impensadas palabras y las ha hermanado en joyas de cuento.

El pretérito me ha cegado como una lumbrada de sol y me ha cegado como un torbellino de humo negro. Que en mí el dolor y el amor encontraron un nido donde cantar y donde ahogarse el silencio con lágrimas.

¡Colombine seria! ¡Colombine buscándose el corazón! ¿Verdad que es peregrino suceso este de una frivola despreocupación que se detiene en el camino de locura y piensa el por qué de los hechos inrazonados?

Bien curado del desequilibrio de amar, ahora soy un orondo burgués que sueña entre expedientes y ya no viste de blanco el pecho roto ni la cara de muecas. Están muy lejos el bueno de Casandro, Leandro el fatuo y aquella Pierreta bobalicona... y sobre todo mi Enemigo, en cuyo traje de mil colores, tú, Colombine, habías encontrado un espejo.

Sin embargo —clarín en oído de veterano—, el anuncio de que Colombine se ha puesto seria me ha enlutado de tristeza, y mi vida, semejante á día de niebla, ha tenido un loco desgarrón azul.


* * *


Ya no es sólo juicio de rumores. He leído.

Toda la mujer vibra y se desmaya y ríe y se enamora del sol y se duerme vestida de luna en este libro que ha recordado Colombine y ha orificado una artista que sabe de sufrir y de soñar y también de los disfraternos horizontes.


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Dominio público
198 págs. / 5 horas, 47 minutos / 391 visitas.

Publicado el 31 de agosto de 2020 por Edu Robsy.

La Caída de la Casa de Usher y Otros Relatos

Edgar Allan Poe


Cuentos, colección


Introducción

La miniserie "La caída de la casa de Usher", estrenada en la plataforma Netflix en 2023, ha sido una excusa para redescubrir a Poe y reivindicarlo. Sus capítulos, los distintos nombres, las situaciones, los argumentos, están plagados de referencias más o menos claras a diferentes obras de Edgar Allan Poe, tomados tanto de sus poemas como de sus relatos.

Este volumen recoge las principales referencias que aparecen en la serie, agrupadas de forma cronológica, para que el lector pueda irlas enlazando con cada capítulo de la serie.

No se han incluido las obras más largas, como el indescriptible libro "Eureka", en el que Poe trató de de explicar el universo entero, o "Las aventuras de Arthur Gordon Pym", su única novela, cuyo nombre es incorporado a la serie a través de un personaje muy oscuro.

Este volumen es el complemento perfecto para quien quiera disfrutar al máximo de la serie y no perderse ninguna de sus referencias a las obras de uno de los autores más conocidos de todos los tiempos, Edgar Allan Poe. Es, además, una buena antología de sus obras más características y conocidas.

El cuervo

Una fosca media noche, cuando en tristes reflexiones,
sobre más de un raro infolio de olvidados cronicones
inclinaba soñoliento la cabeza, de repente
a mi puerta oí llamar:
como si alguien, suavemente, se pusiese con incierta
mano tímida a tocar:
«Es—me dije—una visita que llamando está a mi puerta:
eso es todo, ¡y nada más!»

¡Ah! Bien claro lo recuerdo: era el crudo mes del hielo,
y su espectro cada brasa moribunda enviaba al suelo.
Cuán ansioso el nuevo día deseaba, en la lectura
procurando en vano hallar
tregua a la honda desventura de la muerte de Leonora,
la radiante, la sin par
virgen pura a quien Leonora las querubes llaman hora
ya sin nombre... ¡nunca más!


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Dominio público
284 págs. / 8 horas, 18 minutos / 315 visitas.

Publicado el 18 de noviembre de 2023 por Edu Robsy.

Tradiciones Peruanas I

Ricardo Palma


Cuentos, Leyendas, Colección


Palla-Huarcuna

¿Adónde marcha el hijo del Sol con tan numeroso séquito?

Tupac-Yupanqui, el rico en todas las virtudes, como lo llaman los haravicus del Cuzco, va recorriendo en paseo triunfal su vasto imperio, y por dondequiera que pasa se elevan unánimes gritos de bendición. El pueblo aplaude a su soberano, porque él le da prosperidad y dicha.

La victoria ha acompañado a su valiente ejército, y la indómita tribu de los pachis se encuentra sometida.

¡Guerrero del llautu rojo! Tu cuerpo se ha bañado en la sangre de los enemigos, y las gentes salen a tu paso para admirar tu bizarría.

¡Mujer! Abandona la rueca y conduce de la mano a tus pequeñuelos para que aprendan, en los soldados del Inca, a combatir por la patria.

El cóndor de alas gigantescas, herido traidoramente y sin fuerzas ya para cruzar el azul del cielo, ha caído sobre el pico más alto de los Andes, tiñendo la nieve con su sangre. El gran sacerdote, al verlo moribundo, ha dicho que se acerca la ruina del imperio de Manco, y que otras gentes vendrán en piraguas de alto bordo a imponerle su religión y sus leyes.

En vano alzáis vuestras plegarias y ofrecéis sacrificios, ¡oh hijas del Sol!, porque el augurio se cumplirá.

¡Feliz tú, anciano, porque sólo el polvo de tus huesos será pisoteado por el extranjero, y no verán tus ojos el día de la humillación para los tuyos! Pero entretanto, ¡oh hija de Mama-Ocllo!, trae a tus hijos para que no olviden el arrojo de sus padres, cuando en la vida de la patria suene la hora de la conquista.

Bellos son tus himnos, niña de los labios de rosa; pero en tu acento hay la amargura de la cautiva.


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Dominio público
97 págs. / 2 horas, 49 minutos / 2.904 visitas.

Publicado el 20 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.

Costumbres Mexicanas

Manuel Payno


Cuentos, Costumbres, Colección


Los pretendientes de café

En una noche de estas que tienen los días de la semana, en que a los filarmónicos del salón de la ópera italiana no les place repetirnos la tan celebrada Lucrecia de Borgia o Beatrice de Tenda y en que los artistas dramáticos de los corrales de Nuevo México y Principal no están de humor para representarnos la famosa comedia de magia La pata de cabra, o algún vaudeville francés lleno de galicismos, me envolví en una senda cuanto vieja capa, me dirigí


con el ceño hasta la frente
y el sombrero hasta los ojos,
 

a uno de esos espléndidos cafés llenos de cristales, de espejos, de bujías y de cuadros dorados, y como cosa muy natural en estos tiempos, no tenía un real de plata con que tomar chocolate, me contenté con oír las acaloradas conversaciones sobre política, literatura y bellas artes que se suscitan noche con noche en parajes semejantes.


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Dominio público
228 págs. / 6 horas, 40 minutos / 849 visitas.

Publicado el 3 de noviembre de 2018 por Edu Robsy.

Cuentos

Alejandro Larrubiera


Cuentos, colección


Carta abierta

Sr. D. Enrique de la Riva.

En Madrid


Mi fraternal amigo:


El móvil que te impulsa á fundar la Biblioteca Española, es el de divulgar las obras de nuestros más eminentes escritores contemporáneos, y dar á conocer aquellas otras de la juventud literaria —puñado escaso de valientes soldados— que, con la pujanza que da la sangre moza, caldeada por el entusiasmo, lucha denonadamente en pro de nuevos y generosos ideales: algunos de estos soldados pueden ya lucir sin sonrojo las insignias del generalato, por habérselas conquistado con el esfuerzo de una labor genial imperecedera.

No puede ser más hermoso el espíritu que preside á la fundación de esta Biblioteca, mucho más digno de encarecimiento aquí en donde para todo lo que sea beneficioso á las Letras se encuentran prietos los bolsillos y más prietas aún las voluntades.

Como no eres editor de oficio, sino que te empuja á realizar tu intento la fe y el entusiasmo hacia la Literatura, es indudable que tu obra ha de acarrearte sacrificios de todo linaje, ya que quieres darla á los vientos de la publicidad con lujos y ringorrangos que parecen incompatibles con lo módico de su precio.

Cierro esta carta deseándote de corazón que el público atienda como se merece á tu Bibliotea, en la cual el único pecado de origen que encuentro es el de que el más oscuro é inútil soldado de la literatura contemporánea, sea el que reciba el honroso encargo de romper marcha.

Tu cariñosa amistad para conmigo así lo quiso

¡Caiga sobre tí toda la culpa!

Recibe un abrazo de tu agradecido amigo.


Alejandro.

En Madrid a fines del año de 1895.


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Dominio público
70 págs. / 2 horas, 2 minutos / 138 visitas.

Publicado el 19 de septiembre de 2022 por Edu Robsy.

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