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editor: Edu Robsy etiqueta: Comedia


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Las Avispas

Aristófanes


Teatro, comedia


Personajes

PRIMER SERVIDOR (llamado Sosías)
Dos PERROS.
SEGUNDO SERVIDOR (llamado Jantias).
UN CONVIDADO
BDELICLEÓN
UNA PANADERA
FILOCLEÓN
UN DEMANDANTE
NIÑOS PORTADORES DE LINTERNAS
PERSONAJES MUDOS
Los JUECES, disfrazados de avispas, que componen el coro.

(La escena transcurre en Atenas y empieza poco antes del amanecer frente a la casa de Filocleón.)

SOSIAS: ¡Oye! ¿Qué estás enfermo, mi pobre Jantias?

JANTIAS: (Dormitando.) Procuro descansar después de esta noche de guardia.

SOSIAS: ¿Tus costillas reclaman, pues, una llamada de buenos latigazos? ¿O no sabes la clase de fiera que guarda­mos ahí dentro?

JANTIAS: Lo sé; pero quiero dormir un poco.

SOSIAS: Peligroso es, aunque puedes hacerlo; también yo siento que sobre mis párpados pesa un dulce sueño.

JANTIAS: ¿Estás loco o es que juegas al Coribante?

SOSIAS: No; este sopor que se apodera de mí proviene de Sabacio.

JANTIAS: ¡Sabacio! Los dos adoramos, pues, al mismo dueño. Ahora poco, también a mí me ha asestado el sueño un mazazo, atacándome como un medo y acabo de tener un sueño extraordinario.

SOSIAS: Y yo he tenido otro, como nunca. Pero cuenta primero el tuyo.

JANTIAS: He creído ver un águila muy grande bajar vo­lando sobre el Agora, y arrebatando en sus garras un escu­do de bronce elevarse con él hasta el cielo; después ví a Cleónimo que arrojaba aquel mismo escudo.

SOSIAS: De modo que Cleónimo es un verdadero enigma. En la mesa esto puede servir de distracción a los con­vidados: adivina adivinanza ¿cuál es el animal que arroja su escudo por tierra, por el aire y en el mar?

JANTIAS: ¿Qué desgracia me anunciará semejante sue­ño?

SOSIAS: No te preocupes; ningún mal te sucederá; te lo aseguro.

JANTIAS: Sin embargo, es muy mal agüero el de un hombre arrojando su escudo. Pero cuenta tu sueño.


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Dominio público
45 págs. / 1 hora, 19 minutos / 513 visitas.

Publicado el 31 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Don Gil de las Calzas Verdes

Tirso de Molina


Teatro, Comedia


Personas que hablan en ella

DOÑA JUANA
DON DIEGO
DON MARTÍN
DON ANTONIO
DOÑA INÉS:
CELIO
DON PEDRO, viejo
FABIO
DOÑA CLARA
DECIO
DON JUAN
VALDIVIESO, escudero
QUINTANA, criado
AGUILAR, paje
CARAMANCHEL, lacayo
UN ALGUACIL
OSORIO
MÚSICOS

Acto primero

(Sale Doña Juana de hombre con calzas y vestido todo verde, y Quintana, criado).

QUINTANA:
Ya que a vista de Madrid
y en su Puente Segoviana
olvidamos, Doña Juana,
huertas de Valladolid,
Puerta del Campo, Espolón,
puentes, galeras, Esgueva,
con todo aquello que lleva,
por ser como inquisición
de [la] pinciana nobleza,
pues cual brazo de justicia,
desterrando su inmundicia
califica su limpieza;
ya que nos traen tus pesares
a que desta insigne puente
veas la humilde corriente
del enano Manzanares,
que por arenales rojos
corre, y se debe correr,
que en tal puente venga a ser
lágrima de tantos ojos;
¿no sabremos qué ocasión
te ha traído desa traza?
¿Qué peligro te disfraza
de damisela en varón?

JUANA:
Por agora no, Quintana.


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Dominio público
58 págs. / 1 hora, 43 minutos / 503 visitas.

Publicado el 10 de abril de 2018 por Edu Robsy.

De Mala Raza

José Echegaray


Teatro, comedia


Reparto

PERSONAJES ACTORES

CARLOS, 25 años — Sr. Vico.
ADELINA, 18 años — Srta. Gambardela.
DON ANSELMO, 60 años — Sr. Cirera.
PAQUITA, 22 años — Srta. Casado.
VISITACIÓN, 45 años — Sra. González.
DON NICOMEDES, 50 años — Sr. Parreño.
DON PRUDENCIO, 46 años — Fernández.
Un CRIADO — Melgares.


Época contemporánea.

Acto primero

La escena representa la sala baja de una quinta o casa de recreo próxima a San Sebastián. Rompimiento en el fondo; se ve un jardín; el mar, a lo lejos; un cielo espléndido. Decorado y mueblaje, ricos y alegres, cual conviene a propietarios bien acomodados y a la estación de verano. Es de día.

Escena primera

VISITACIÓN, PAQUITA, DON NICOMEDES y DON ANSELMO. Aparecen sentados en mecedoras o butacas y formando dos grupos. VISITACIÓN y PAQUITA, a un lado; al otro, DON ANSELMO y DON NICOMEDES. Puede darse movimiento a la escena levantándose y paseando alguno de los caballeros de cuando en cuando, o agrupados de varios modos los personajes, según indique el diálogo.


NICOMEDES.—Conque, querido Anselmo, francamente, dime lo que piensas de nuestro hotel.

ANSELMO.—Pues pienso, querido Nicomedes, todo lo bueno imaginable; nada malo. Un lugar de delicia, sin mezcla de mal alguno. (Con tono algo burlón.)

NICOMEDES.—Bien dicho: un paraíso; ésa es la palabra. ¿Y el jardín? ¿Y las vistas al mar? Pues ¿y la situación?

VISITACIÓN.—Hombre, ni que pusieras en venta la finca tendrías mayor empeño en cantarnos sus alabanzas.

NICOMEDES.—Es que lo merece, y si no, que lo diga tu hermano. Dilo tú, Anselmo; repítelo, que Visitación no te ha oído.

ANSELMO.—¿Yo?


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Dominio público
82 págs. / 2 horas, 24 minutos / 230 visitas.

Publicado el 30 de junio de 2020 por Edu Robsy.

La Venta

Francisco de Quevedo y Villegas


Teatro, Entremés, Comedia


Personas

GRAJAL, moza de la venta
UN MOZO DE MULAS
CORNEJA
VENTERO
UNA MUJER
UN ESTUDIANTE
GUEVARA Y SU COMPAÑÍA
MÚSICOS QUE CANTAN

La Venta

Sale CORNEJA, vejete, con un rosario, y canta dentro GRAJAL.

CORNEJA
Mas líbranos del mal, amén, Jesús.

Canta GRAJAL.

GRAJAL
Es ventero Corneja.
Todos se guarden,
que hasta el nombre le tiene
de malas aves.
¿Qué harán las ollas,
donde las lechuzas
pasan por pollas?

CORNEJA
Linda letra me canta mi criada.
No sé cómo la sufro, ¡vive Cristo!
Ella se baila toda cada día,
y siempre está cantando estos motetes,
y sisa, y es traviesa y habladora.
Moza de venta no ha de ser canora.
¡Grajal!

GRAJAL
Dentro. Señor.

CORNEJA
¡El tono con que chilla!

Sale GRAJAL, cantando.
Quien temiere ratones,
venga a esta casa,
donde el huésped los guisa
como los caza.
Zape aquí, zape allí, zape allá,
que en la venta está,
que en la venta está.

CORNEJA
¡Válgante los demonios por cantora!
Ya que cantas de chanza,
¿es bueno el villancico en mi alabanza?

GRAJAL
Capítulo segundo, en que se trata
en cómo se responde en esta venta.

CORNEJA
¿Coronista te haces?

GRAJAL
Tenga cuenta.
Canta.
Dicen «señor huésped»,
responde el gato;
y en diciéndole «¡zape!»,
se va mi amo.

CORNEJA
¡Jesús, Jesús! ¡Qué cosa tan extraña,
que no es para mi punto lo que dice!
¿Has compuesto las camas?
¿Has echado en la olla lo que sabes?


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Dominio público
4 págs. / 7 minutos / 2.607 visitas.

Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

La Mojigata

Leandro Fernández de Moratín


Teatro, comedia


Advertencia

Escrita y no corregida todavía a satisfacción del autor la comedia de La Mojigata, empezaron a verse copias de ella desde el año de 1791. Durante los viajes de Moratín fuera de España corrió esta pieza igual fortuna que la de El Barón, con poca diferencia. La representaron en muchas casas particulares de la capital, y se celebró el acierto con que la desempeñaron varios aficionados en casa del abogado Pérez de Castro, y en la de la marquesa de Santiago. Los cómicos de las provincias la incluyeron en su caudal y la representaban frecuentemente; sólo mereció el autor a la estimación que le profesaban los actores de Madrid que se abstuviesen de darla al público, sabiendo que se proponía hacer en ella alteraciones muy esenciales, y que no podía serle agradable saber que la representaban sin su aprobación por manuscritos tan viciados y tan llenos de errores suyos y ajenos.

A su vuelta, hizo en ella las correcciones que le parecieron convenientes; y estudiada y ensayada por los cómicos de la compañía de la Cruz, se representó en aquel teatro el día 19 de mayo de 1804. No hubo parcialidades, ni venganzas, ni conspiración, ni alboroto: la experiencia había dado a conocer la inutilidad de estos medios y el nombre del autor aseguraba ya los aplausos. El público la recibió con aprecio particular; no así los falsos devotos ni los críticos. Los primeros abominaron de ella, y no les faltaba razón; los segundos publicaron delicadas observaciones, en que manifestaron por una parte su laudable anhelo de ver el arte en toda su perfección, y por otra su corta inteligencia para indicar a los que le practican los medios de lograrlo. Las censuras produjeron elogios y defensas; y es de notar que unos y otras se escribieron con urbanidad y moderación, prendas no muy comunes en este género de escritos y que hoy día totalmente se desconocen.


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Dominio público
58 págs. / 1 hora, 42 minutos / 851 visitas.

Publicado el 20 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

El Ricachón en la Corte

Molière


Teatro, Comedia


PERSONAJES

JOURDAIN
MADAME JOURDAIN
LUCILA
CLEONTE
DORIMENA
DORANTE
NICOLASA
MAESTRO DE ARMAS
FILÓSOFO
COVIELLE
MAESTRO DE MÚSICA
MAESTRO DE BAILE
EL DISCÍPULO
EL SASTRE
EL OFICIAL DE SASTRE
DOS CRIADOS

La acción, en París, en casa de M. Jourdain.

ACTO PRIMERO

Una sala con muchos instrumentos de música. El discípulo del maestro de música, sentado ante una mesa, está componiendo una serenata que monsieur Jourdain ha encargado.

ESCENA PRIMERA

EL MAESTRO DE MÚSICA, el MAESTRO DE BAILE, el DISCÍPULO, MÚSICOS y BAILARINES

MAESTRO DE MÚSICA (A los músicos). —Venid..., entrad en esta sala y aguardad sentados a que llegue.

MAESTRO DE BAILE (A los bailarines). —Y vosotros también, pero a este otro extremo.

MAESTRO DE MÚSICA (Al discípulo). —¿Está ya eso?

DISCIPULO. —Sí.

MAESTRO DE MÚSICA. —Veamos.

MAESTRO DE BAILE. —¿Algo nuevo?

MAESTRO DE MÚSICA. —Sí. Una serenata que le ha mandado hacer aquí mismo, en tanto que nuestro hombre se sacude las sábanas.

MAESTRO DE BAILE. —¿Se puede ver?

MAESTRO DE MÚSICA. —Ahora, cuando él salga, podréis oírla, con sus recitativos y todo. Poco puede tardar ya.

MAESTRO DE BAILE. —Nuestras ocupaciones actuales, tanto las vuestras como las mías, no son grano de anís.

MAESTRO DE MÚSICA. —Ciertamente. Ambos hemos hallado al hombre que necesitábamos. Monsieur Jourdain, con sus ínfulas de cortesano, que se le han subido a la cabeza, es para nosotros una finca. ¡Lástima que no le imitaran los demás, para bien de vuestras danzas y de mi música!

MAESTRO DE BAILE. —Según y conforme... Yo estimo que no le estarían de más algunos conocimientos que le permitieran darse cuenta de nuestros trabajos.


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Dominio público
61 págs. / 1 hora, 48 minutos / 444 visitas.

Publicado el 6 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

¡Usted es Ortiz!

Pedro Muñoz Seca


Teatro, Comedia


Caricatura superrealista en tres actos

ACTO PRIMERO

Un gran salón en el castillo de Ortíz de Crochiao, vetusta mansión, casi feudal, situada en las cercanías de Valtablado de Beteta, pueblecito de la provincia de Cuenca.

Hay en este salón una monumental y artística chimenea en el ángulo de la derecha, un balcón en el foro, dos puertas en el lateral izquierda y otra, la de entrada, en la derecha, primer término. Los muebles, magníficos, han conocido la florida época del renacimiento y los tapices y las alfombras y cuanto hay en la estancia, y habrá mucho y bueno, ostenta la pátina de los siglos. Hay una vitrina con abanicos y objetos de arte y dos cuadros del siglo diez y seis, escuela italiana, ricamente enmarcados. Son las once y media de la noche del día 31 de diciembre de 1926. Una mala noche porque unas veces llueve y truena y otras nieva y ventea furiosamente.

Al levantarse el telón la escena está a oscuras. Se escucha el zumbido del viento. Por la cristalera del balcón penetra la viva luz de un relámpago. Un trueno y en seguida se oye dentro la voz de Juan Cerro.

JUAN:

(Dentro.) ¡Ensienda usté, mardita sea er bicarbonato!

EVERILDA:

(Dentro.) ¡Espere usted, cristiano!… (Entra Everilda en escena por la puerta de la derecha y da vueltas a una llave de luz que hay cercana. Golpe a golpe se van encendiendo las bombillas de una gran araña que pende del centro del artesonado. Queda la escena intensamente alumbrada. Everilda, ama de llaves de la familia Ortiz, mujer de cincuenta años, trae dos saquitos de mano y viene muy abrigada, porque acaba de hacer un viaje en automóvil con Juan Cerro, especie de mayordomo, y con Eulogia, cocinera de la casa, mujer joven y algo asustadiza.)

EULOGIA:


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Dominio público
75 págs. / 2 horas, 11 minutos / 688 visitas.

Publicado el 3 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Un Duelo

Antón Chéjov


Teatro, Comedia


Personajes

Elena Ivanovna Popova, viuda de un terrateniente, joven, bella.
Gregorio Stepanovich Smirnov, un terrateniente, de unos cuarenta años.
Lucas, un criado viejo.

La escena representa un salón en la casa de campo de la señora Popova.

Escena primera

(Elena, de riguroso luto, contempla la fotografía de su marido y suspira. Lucas le habla desde el umbral de la puerta.)

Lucas.—Señora, se está usted matando. No sea exagerada. Ha llegado la primavera, todo el mundo está alegre y se pasea por el campo y por el bosque. Sólo usted permanece encerrada en casa como en un convento. ¡Hace yo no sé el tiempo que no sale usted!

Elena.—¡Y no saldré ya nunca! ¿Para qué? Mi vida se ha acabado. El yace en la tumba, y yo voy a encerrarme entre las cuatro paredes de esta casa. Hemos muerto los dos.

Lucas.—¡No diga usted eso! Si el señor ha muerto, tal ha sido la voluntad de Dios. Harto ha llorado usted; no va a llorar toda la vida. Es usted joven, casi no ha empezado aún a vivir... Es un crimen matarse así. Ha olvidado usted a sus amigos, a sus vecinos; no recibe a nadie... Esta casa parece una cárcel. En la ciudad, desde hace poco, hay un regimiento... Muchos de los oficiales son jóvenes y guapos como querubines... Los oficiales dan bailes... Y usted, mientras tanto, tan joven, tan hermosa... La hermosura es un don del cielo y hay que aprovecharla... Pasarán los años, y cuando quiera usted gustarles a los señores oficiales, será ya demasiado tarde...


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Dominio público
14 págs. / 24 minutos / 564 visitas.

Publicado el 2 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

El Refugio

Pedro Muñoz Seca


Teatro, Comedia


Al gran periodista y admirable escritor Adolfo Febles Mora, director de la «Gaceta de Tenerife», que con tanto cariño me he defendido siempre.

Personajes

Africa
Horacio
Maruja
Ramón
Consuelo
Timoteo
Nieves
Luis
Benita
Paco
Condesa
Victoriano
Timoteo
Wistremundo
Eulogio
Jorge

La acción, en un parador. Época actual (1933)

Acto primero

Pieza central de uno de los paradores, albergues o «refugios» construidos al borde de las carreteras por el Patronato Nacional de Turismo. En el foro, chimenea de piedra, con librerías y sendos butacones. En el primer término de cada lateral, un tresillo con su mesita correspondiente. En las paredes, aparatos de luz, un teléfono y trazos de colores indicando carreteras, pueblos, fuentes de gasolina, etc., etc. Una puerta en cada lateral: la de la derecha (actor), que da acceso al comedor, y la de la izquierda, que conduce al recibimiento. Son las cinco de la tarde de un día de invierno. La chimenea, encendida. Época actual.

(Al levantarse el telón, AFRICA, administradora del «parador», señora como de cincuenta años, que viste con sencillez y buen gusto, está poniendo nuevos leños en la chimenea, al mismo tiempo que entra en escena, por la derecha, TIMOTEO, su hermano, sesentón simpaticote y corriente, que ha sido cochero de casa grande, y se le nota).

TIMOTEO.—¿Qué, se largó ya la marquesa esa de Sangüesa?

AFRICA.—Hace un momento. ¡Lo que se ha alegrado de verme aquí, al frente de «parador»! Y no me reconoció al pronto. Ya ves: ella, que hace treinta años me llamaba a mí la doncella de oro… Lo que yo le dije: «¡Ay, señora marquesa!… ¡De aquel oro no queda más que esta escoria!».

TIMOTEO.—Vamos, vamos; no hay que tirarse por los suelos, hermana.


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Dominio público
81 págs. / 2 horas, 23 minutos / 458 visitas.

Publicado el 22 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

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