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editor: Edu Robsy etiqueta: Crónica


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Las Ciencias Ocultas en la Ciudad de Buenos Aires

Roberto Arlt


Artículo, Crónica, Ensayo


A mis amigos
Juan Constantini y Juan Carlos Guido Spano

afectuosamente

Introducción

¿Cómo he conocido un centro de estudios de ocultismo? Lo recuerdo. Entre los múltiples momentos críticos que he pasado, el más amargo fue encontrarme a los 16 años sin hogar.

Había motivado tal aventura la influencia literaria de Baudelaire y Verlaine, Carrere y Murger. Principalmente Baudelaire, las poesías y bibliografía de aquel gran doloroso poeta me habían alucinado al punto que, puedo decir, era mi padre espiritual, mi socrático demonio, que recitaba continuamente a mis oídos, las desoladoras estrofas de sus Flores del mal.

Y receptivo a la áspera tristeza de aquel período que llamaría leopardiano, me dije: vámonos. Encontremos como De Quincey la piadosa y joven vagabunda, que estreche contra su seno impuro, nuestra extraviada cabeza, seamos los místicos caballeros de la gran Flor Azul de Novalis.

Abreviemos. Describir los pasajes de un intervalo harto penoso y desilusionador no pertenece a la índole de este tema, mas sí puedo decir que, descorazonado, hambriento y desencantado, sin saber a quién recurrir por que mi joven orgullo me lo impedía, llené la plaza de vendedor, en casa de un comerciante en libros viejos. Pues bien, una mañana que reflexionaba tristemente en el dudoso avenir, penetró en aquel antro, en busca de una Historia de las Matemáticas, un joven, de extraña presencia. Palidísimo, casi mate, los ojos hundidos en las órbitas, todo de una contextura delicada y profunda, rodeado, por decirlo así, de un aura tan vasta y espiritual que inmediatamente me inspiró simpatía su criolla belleza.

Tratamos de encontrar tal obra, y en el curso de nuestras investigaciones por los polvorientos estantes, trabamos conversación.


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24 págs. / 42 minutos / 340 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2021 por Edu Robsy.

Las Guerras de los Judíos

Flavio Josefo


Crónica, Historia


Prólogo de Flavio Josefo a los Siete Libros de las Guerras de los Judíos

Porque la guerra que los romanos hicieron con los judíos es la mayor de cuantas muestra edad y nuestros tiempos vieron, y mayor que cuantas hemos jamás oído de ciudades contra ciudades y de gentes contra gentes, hay algunos que la escri­ben, no por haberse en ella hallado, recogiendo y juntando cosas vanas e indecentes a las orejas de los que las oyen, a manera de oradores: y los que en ella se hallaron, cuentan cosas falsas, o por ser muy adictos a los romanos, o por abo­rrecer en gran manera a los judíos, atribuyéndoles a las veces en sus escritos vituperio, y otras loándolos y levantándolos; pero no se halla m ellos jamás la verdad que la historia re­quiere; por tanto, yo, Josefo, hijo de Matatías, hebreo, de linaje sacerdote de Jerusalén, pues al principio peleé con los romanos, y después, siendo a ello por necesidad forzado, ‑me hallé en todo cuanto pasó, he determinado ahora de hacer saber en lengua griega a todos cuantos reconocen el imperio romano, lo mismo que antes había escrito a los bárbaros en lengua de mi patria: Porque cuando, como dije, se movió esta gravísima guerra, estaba con guerras civiles y domésticas muy revuelta la república romana.


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560 págs. / 16 horas, 21 minutos / 1.642 visitas.

Publicado el 16 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Historia de las Indias

Fray Bartolomé de las Casas


Historia, Crónica


Advertencia preliminar

Esta historia dejo yo Fray Bartolomé de las Casas, Obispo que fue de Chiapa, en confianza a este Colegio de Sant Gregorio, robando y pidiendo por caridad al padre Rector y Consiliarios del, que por tiempo fueren, que a ningún seglar la den para que, ni dentro del dicho Colegio, ni mucho menos de fuera del, la lea por tiempo de cuarenta años, desde este de sesenta que entrará, comenzados a contar; sobre lo cual les encargo la consciencia. Y pasados aquellos cuarenta años, si vieren que conviene para el bien de los indios y de España, la pueden mandar imprimir para gloria de Dios y manifestación de la verdad principalmente, Y no parece convenir que todos los colegiales la lean, sino los más prudentes, porque no se publique antes de tiempo, porque no hay para qué ni ha de aprovechar.

Fecha por Noviembre de 1559.

Deo gratias.

El Obispo Fray Bartolomé de las Casas.

Prólogo de la historia

En el cual trata el autor difusamente los diversos motivos y fines que los que historias escriben suelen tener. —Toca la utilidad grande que trae la noticia de las cosas pasadas. — Alega muchos autores y escritores antiguos. —Pone muy largo la causa final e intincion suya que le movió a escribir esta Corónica de las Indias. —Asigna los grandes errores que en muchos, cerca de estas naciones indianas, ha habido y las causas de donde procedieron. — Señala también las otras causas, formal y material, y eficiente, que en toda obra suelen concurrir.


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Publicado el 30 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Aguafuertes Porteñas

Roberto Arlt


Crónica, Artículo


Yo no tengo la culpa

Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se me hacen algunos elogios. Pues bien, hoy he recibido una carta en la que no se me elogia. Su autora, que debe ser una respetable anciana, me dice:

"Usted era muy pibe cuando yo conocía a sus padres, y ya sé quién es usted a través de su Arlt".

Es decir, que supone que yo no soy Roberto Arlt. Cosa que me está alarmando, o haciendo pensar en la necesidad de buscar un pseudónimo, pues ya el otro día recibí una carta de un lector de Martínez, que me preguntaba:

"Dígame, ¿usted no es el señor Roberto Giusti, el concejal del Partido Socialista Independiente?"

Ahora bien, con el debido respeto por el concejal independiente, manifiesto que no; que yo no soy ni puedo ser Roberto Giusti, a lo más soy su tocayo, y más aún: si yo fuera concejal de un partido, de ningún modo escribiría notas, sino que me dedicaría a dormir truculentas siestas y a "acomodarme" con todos los que tuvieran necesidad de un voto para hacer aprobar una ordenanza que les diera millones.

Y otras personas también ya me han preguntado: "¿Dígame, ese Arlt no es pseudónimo?".

Y ustedes comprenden que no es cosa agradable andar demostrándole a la gente que una vocal y tres consonantes pueden ser un apellido.

Yo no tengo la culpa que un señor ancestral, nacido vaya a saber en qué remota aldea de Germanía o Prusia, se llamara Arlt. No, yo no tengo la culpa.


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110 págs. / 3 horas, 13 minutos / 1.278 visitas.

Publicado el 20 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Granada la Bella

Ángel Ganivet


Viajes, crónica


I. Puntos de vista

Voy a hablar de Granada, o mejor dicho, voy a escribir sobre Granada unos cuantos artículos para exponer ideas viejas con espíritu nuevo, y acaso ideas nuevas con viejo espíritu; pero desde el comienzo dése por sentado que mi intención no es cantar bellezas reales, sino bellezas ideales, imaginarias. Mi Granada no es la de hoy: es la que pudiera y debiera ser, la que ignoro si algún día será. Que por grandes que sean nuestras esperanzas, nuestra fe en la fuerza inconsciente de las cosas, por tan torcidos caminos marchamos las personas, que cuanto atañe al porvenir se presta ahora menos que nunca a los arranques proféticos.

Esas ideas que, sin orden preconcebido, y pudiera decir con desorden sistemático, irán saliendo como buenamente puedan, tienen el mérito, que sospecho es el único, de no pertenecer a ninguna de las ciencias o artes conocidas hasta el día y clasificadas con mejor o peor acierto por los sabios de oficio; son, como si dijéramos, ideas sueltas, que están esperando su genio correspondiente que las ate o las líe con los lazos de la Lógica; las bautice con un nombre raro, extraído de algún lexicón latino o griego, y las lance a la publicidad con toques previos de bombo y platillo, según es de ritual en estos tiempos fatigados en que la gente no sabe ya lo que las cosas son mientras los interesados no se toman la molestia de colocarles un gran rótulo que lo declare. Para entendernos, diré sólo que este arte nonnato puede ser definido provisionalmente como un arte que se propone el embellecimiento de las ciudades por medio de la vida bella, culta y noble de los seres que las habitan.


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67 págs. / 1 hora, 58 minutos / 100 visitas.

Publicado el 16 de enero de 2023 por Edu Robsy.

El Domingo de Ramos

Rosalía de Castro


Cuento, Crónica


Costumbres gallegas

I

Recuerdos hay en la trabajosa existencia del hombre, que son para él, como dia primaveral en medio del invierno, ó rayo de luna, cuando en oscura noche del estío rompe por entre las nubes iluminando de repente las hojas inmóviles de los árboles y el arroyo que pasa murmurando entre la sombra. En el número de los que no vacilamos en llamar dichosos, creemos pueden ocupar un lugar preferente cuantos se refieren á ciertas fiestas religiosas del año; fiestas en las que nuestras madres, de nosotros enamoradas, nos vestian y adornaban con las galas más hermosas, miéntras nos llenaban de apasionados besos, en las que el padrino ó la madrina nos regalaba frutas y confites, ó el juguete que por largo tiempo habíamos deseado en vano, y en las que, en fin, no teníamos que ir á la escuela; cuotidiana obligacion que pesa tan duramente sobre los pobres niños, — cuyo único anhelo es respirar el aire libre á toda hora, sin estorbos, ni trabas, —como más tarde, otras más abrumadoras, pesan sobre los que, para librar la gran batalla de las pasiones, quizá por desdicha suya, lograron entre risas y llantos llegar á ser hombres.


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7 págs. / 13 minutos / 363 visitas.

Publicado el 1 de agosto de 2019 por Edu Robsy.

La Caravana Pasa

Rubén Darío


Crónica, Ensayo


Libro primero

I

Desde el aparecer de la primavera he vuelto a ver cantores ambulantes. Al dar vuelta a una calle, un corro de oyentes, un camelot lírico, una mujer o un hombre que vende las canciones impresas. Siempre hay quienes compran esos saludos a la fragante estación con música nueva o con aire conocido. El negocio, así considerado, no es malo para los troveros del arroyo. ¿Qué dicen? En poco estimables versos el renuevo de las plantas, la alegría de los pájaros, el cariño del sol, los besos de los labios amantes. Eso se oye en todos los barrios; y es un curioso contraste el de que podéis oir por la tarde la claudicante melodía de un aeda vagabundo en el mismo lugar en que de noche podéis estar expuesto al garrote o al puñal de un terror de Montmartre, o de un apache de Belleville. Mas, es grato sentir estas callejeras músicas, y ver que hay muchas gentes que se detienen a escucharlas, hombres, mujeres, ancianos, niños. La afónica guitarra casi ya no puede; los pulmones y las gargantas no le van en zaga, pero los ciudadanos sentimentales se deleitan con la romanza. Se repite el triunfo del canto. Las caras bestiales se animan, las máscaras facinerosas se suavizan; Luisa sonríe, Luisón se enciende. El mal está contenido por unos instantes; el voyou ratero no piensa en extraer el portamonedas a su vecino, pues la fascinación de las notas lo ha dominado. Los cobres salen después de los bolsillos, con provecho de los improvisados hijos de Orfeo—o de Orfeón—. El cantante sigue su camino, para recomenzar más allá la misma estrofa. La canción en la calle.


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181 págs. / 5 horas, 18 minutos / 971 visitas.

Publicado el 13 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

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