Textos más populares esta semana publicados por Edu Robsy etiquetados como Filosofía disponibles | pág. 4

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editor: Edu Robsy etiqueta: Filosofía textos disponibles


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Gorgias

Platón


Diálogo, Filosofía


Callicles.— Dícese, Sócrates, que en la guerra y en el combate es donde hay que encontrarse a tiempo.

Sócrates.— ¿Venimos entonces, según se dice, a la fiesta y retrasados?

Callicles.— Sí, y a una fiesta deliciosa, porque Gorgias nos ha dicho hace un momento una infinidad de cosas a cuál más bella.

Sócrates.— Chairefon, a quien aquí ves, es el causante de este retraso, Callicles; nos obligó a detenernos en la plaza.

Chairefon.— Nada malo hay en ello, Sócrates; en todo caso remediaré mi culpa. Gorgias es amigo mío, y nos repetirá las mismas cosas que acaba de decir, si quieres, y si lo prefieres lo dejará para otra vez.

Callicles.— ¿Qué dices, Chairefon? ¿No tiene Sócrates deseos de escuchar a Gorgias?

Chairefon.— A esto expresamente hemos venido.

Callicles.— Si queréis ir conmigo a mi casa, donde se aloja Gorgias, os expondrá su doctrina.

Sócrates.— Te quedo muy reconocido, Callicles, pero ¿tendrá ganas de conversar con nosotros? Quisiera oír de sus labios qué virtud tiene el arte que profesa, qué es lo que promete y qué enseña. Lo demás lo expondrá, como dices, otro día.

Callicles.— Lo mejor será interrogarle, porque este tema es uno de los que acaba de tratar con nosotros. Decía hace un momento a todos los allí presentes que le interrogaran acerca de la materia que les placiera, alardeando de poder contestar a todas.

Sócrates.— Eso me agrada. Interrógale, Chairefon.

Chairefon.— ¿Qué le preguntaré?

Sócrates.— Lo que es.

Chairefon.— ¿Qué quieres decir?


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Dominio público
118 págs. / 3 horas, 27 minutos / 2.017 visitas.

Publicado el 13 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Discurso del Método

René Descartes


Ensayo, Filosofía, Ciencia


Prólogo para el Discurso del Método Para bien dirigir la razón y buscar la verdad en las ciencias.

Si este discurso parece demasiado largo para leído de una vez, puede dividirse en seis partes: en la primera se hallarán diferentes consideraciones acerca de las ciencias; en la segunda, las reglas principales del método que el autor ha buscado; en la tercera, algunas otras de moral que ha podido sacar de aquel método; en la cuarta, las razones con que prueba la existencia de Dios y del alma humana, que son los fundamentos de su metafísica; en la quinta, el orden de las cuestiones de física, que ha investigado y, en particular, la explicación del movimiento del corazón y de algunas otras dificultades que atañen a la medicina, y también la diferencia que hay entre nuestra alma y la de los animales; y en la última, las cosas que cree necesarias para llegar, en la investigación de la naturaleza, más allá de donde él ha llegado, y las razones que le han impulsado a escribir.


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Dominio público
63 págs. / 1 hora, 51 minutos / 1.125 visitas.

Publicado el 27 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Sobre la Paz del Alma

Plutarco


Tratado, filosofía


Plutarco a Pacio, salud...

1

Demasiado tarde recibí tu carta en la que me solicitabas te escribiera algo sobre la paz y sobre los pasajes del Timeo que requieren una explicación más cuidadosa.

Al mismo tiempo casi, nuestro amigo Eros se vio obligado a navegar en seguida rumbo a Roma, después de haber recibido del ilustrísimo Fundano una carta que, tal cual él es, le urgía a marchar. Yo como ni tenía tiempo, como hubiera preferido, para detenerme en lo que querías, ni podía soportar que vieras tú llegar a este hombre de parte nuestra con las manos completamente vacías, hice una colección de aquellos apuntes sobre la paz del alma que tenía a mano preparados para mí mismo, pensando que tú buscabas este discurso no para una audición que persigue un hermoso estilo sino para usarlo como ayuda.

También te felicito porque, aun teniendo la amistad de cónsules y una fama no inferior a ninguno de los oradores del foro, no te sucede lo que a Mérope en la tragedia, ni como a aquél la multitud con sus aplausos te arrebató, fuera de tus afecciones naturales, sino que has oído con frecuencia y recuerdas que un calzado elegante no libra de la gota, ni un anillo precioso de un uñero ni una diadema del dolor de cabeza.

Pues para la ausencia de penas en el alma y una vida sin turbaciones ¿de dónde viene el provecho del dinero, de la fama o del poder en palacio, si no se está satisfecho con lo que se tiene y la falta de lo que no se tiene siempre nos acompaña?

¿Qué otra cosa más hay de ayuda que una razón acostumbrada cuidadosamente a retener con rapidez la parte pasional e irracional del alma cuando muchas veces intenta salir de sí, y no mirar con indiferencia sus escapadas y arrebatos por causa de lo que le falta?


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25 págs. / 44 minutos / 23 visitas.

Publicado el 9 de julio de 2024 por Edu Robsy.

De la Naturaleza de las Cosas

Lucrecio


Poesía, tratado, filosofía


Libro primero

Madre de los Romanos, encanto de los dioses y de los hombres, pulcra Venus: Tú alientas los astros que en el ámbito de los cielos giran, las fértiles tierras y el inmenso Océano; todo animal por ti vive y por ti goza de la acción benéfica del Sol; ante la presencia tuya el cielo viste galas, huyen los vientos, la tierra produce olorosas flores, el mar se riza, el espléndido Olimpo llena de luz el Universo, la primavera brilla y el céfiro fecundo, libre, vuela; todos los seres que llenan los espacios, nutridos por tu influencia, festejan tu venida ¡oh diosa!; la gente alegre baila en el ameno prado ó á nado pasa arrebatados ríos; cuanto vive y siente, atraído por tus goces, te sigue hacia donde tú lo impulsas; y lo mismo en el dilatado mar que en los empinados montes, en los intranquilos ríos que en los pacíficos campos, y en el obscuro bosque, mansión de aves, todos los corazones por ti arden en irresistible llama de amor, y con estímulo deleitoso los siglos se propagan.


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209 págs. / 6 horas, 6 minutos / 1.651 visitas.

Publicado el 5 de agosto de 2020 por Edu Robsy.

El Héroe

Baltasar Gracián


Filosofía, Ética, Aforismos


Primor I

Que el héroe practique incomprensibilidades de caudal

Sea ésta la primera destreza en el arte de entendidos: medir el lugar con su artificio. Gran treta es ostentarse al conocimiento, pero no a la comprensión; cebar la expectación, pero nunca desengañarla del todo; prometa más lo mucho, y la mejor acción deje siempre esperanzas de mayores

Excuse a todos el varón culto sondarle el fondo a su caudal, si quiere que le veneren todos. Formidable fue un río hasta que se le halló vado, y venerado un varón hasta que se le encontró término a la capacidad; porque ignorad a y presumida profundidad, siempre mantuvo con el recelo el crédito

Culta propiedad fue llamar señorear al descubrir, alternando luego la victoria sujetos; si el que comprende señorea, el que se recata nunca cede

Compita la destreza del advertido en templarse con la curiosidad del atento en conocerle, que suele ésta doblarse a los principios de una tentativa

Nunca el diestro en desterrar una barra remató al primer lance; verse empeñando con uno para otro, y siempre adelantándolos

Ventajas son de este infinito envidar mucho con resto de infinidad. Esta primera regla de grandeza advierte, si no el ser infinitos, a parecerlo, que no es sutileza común

En este entender, ninguno escrupuleará aplausos a la cruda paradoja. del sabio de Mitilene. Más es la mitad que el todo, porque una mitad en alarde y otra en empeño, más es que un todo declarado

Fue jubilado can ésta como en todas las demás destrezas, aquel gran rey primero del Nuevo Mundo, último de Aragón, si no el non plus ultra de sus heroicos reyes

Entretenía este católico monarca, atentos siempre, a todos sus conreyes, más con las prendas de su animo, que cada día de nuevo brillaba, que con las nuevas coronas que ceñía


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30 págs. / 54 minutos / 1.249 visitas.

Publicado el 17 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

De la Clemencia

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Parte 1

I

Me he propuesto escribir de la clemencia, oh Nerón César, para servirte a manera de espejo, y, mostrándote a ti mismo, hacerte llegar al goce más eminente. Que si bien es cierto que el verdadero fruto de las buenas acciones está en haberlas realizado, y no se encuentra premio digno de la virtud fuera de ella misma, dulce es, sin embargo, la contemplación y examen de la buena conciencia, y después de dirigir la vista a esa multitud inmensa, discordante, sediciosa, desenfrenada, dispuesta a lanzarse tanto a la pérdida de otros como a la suya propia, si consiguiese romper su yugo, poder decirse: «Yo soy el preferido de todos los mortales, elegido para desempeñar en la tierra las veces de los dioses; yo soy el árbitro de la vida y la muerte en las naciones, teniendo en mi mano la suerte y condición de cada uno. Lo que la fortuna quiere dar a cada mortal, lo declara por mi boca; de mi respuesta depende la alegría de los pueblos y ciudades. Ninguna parte de la tierra florece sino por mi voluntad y mi favor. Esos millares de espadas que mi paz mantiene ociosas, brillarán a una señal mía: tales naciones quedarán destruidas, tales serán trasladadas, tales recibirán la libertad, aquellas la perderán, aquellos reyes serán esclavos, tales cabezas recibirán la real diadema, tales ciudades se destruirán y tales otras se edificarán; todo esto está en mi mano. Con este poder sobre las cosas, no me he visto arrastrado a mandar suplicios injustos, ni por la ira, ni por la fogosidad juvenil, ni por la temeridad y obstinación de los hombres, que frecuentemente destierran la paciencia de los pechos más tranquilos: ni tampoco por esa gloria cruel que consiste en ostentar el poder por el terror, gloria que con tanta frecuencia ambicionan los dueños de los imperios.


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37 págs. / 1 hora, 5 minutos / 1.212 visitas.

Publicado el 18 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Consolación a Polibio

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Nuestros cuerpos comparados con otros son robustos; pero si los reduces a la naturaleza, que destruyendo todas las cosas las vuelve al estado de que las produjo, son caducos; porque manos mortales, ¿qué cosa podrán hacer que sea inmortal? Aquellos siete milagros (y si acaso la ambición de los tiempos venideros levantare otros más admirables) se verán algún día arrasados por tierra. Así que no hay cosa perpetua, y pocas que duren mucho. Unas son frágiles por un modo, y otras por otro; los fines se varían, pero todo lo que tuvo principio ha de tener fin. Algunos amenazan al mundo con muerte, y (si es lícito creerlo) vendrá algún día que disipe este universo, que comprende todas las cosas humanas, sepultándolas en su antigua confusión y tinieblas. Salga, pues, alguno a llorar estas cosas y las almas de cada uno. Laméntese también de las cenizas de Cartago, Numancia y Corinto, y si alguna otra cosa hubo que cayese de mayor altura; pues aun lo que no tiene donde caer, ha de caer. Salga asimismo otro, y quéjese de que los hados (que tal vez se han de atrever a empresas inefables) no le perdonaron a él.


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24 págs. / 42 minutos / 903 visitas.

Publicado el 14 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Primer Alcibíades

Platón


Diálogo, Filosofía


Sócrates: Hijo de Clinias, estarás sorprendido de ver, que habiendo sido yo el primero a amarte, sea ahora el último en dejarte; que después de haberte abandonado mis rivales, permanezca yo fiel; y en fin, que teniéndote los demás como sitiado con sus amorosos obsequios, sólo yo haya estado sin hablarte por espacio de tantos años. No ha sido ningún miramiento humano el que me ha sugerido esta conducta, sino una consideración por entero divina, que te explicaré más adelante. Ahora que el Dios no me lo impide, me apresuro a comunicarme contigo, y espero que nuestra relación no te ha de ser desagradable para lo sucesivo. En todo el tiempo que ha durado mi silencio, no he cesado de mirar y juzgar la conducta que has observado con mis rivales; entre el gran número de hombres orgullosos que se han mostrado adictos a ti, no hay uno que no hayas rechazado con tus desdenes, y quiero explicarte la causa de este tu desprecio para con ellos. Tú crees no necesitar de nadie, tan generosa y liberal ha sido contigo la naturaleza, comenzando por el cuerpo y concluyendo con el alma. En primer lugar te crees el más hermoso y más bien formado de todos los hombres, y en este punto basta verte para decir que no te engañas. En segundo lugar, tú te crees pertenecer a una de las más ilustres familias de Atenas, Atenas que es la ciudad de mayor consideración entre las demás ciudades griegas. Por tu padre cuentas con numerosos y poderosos amigos, que te apoyarán en cualquier lance, y no los tienes menos poderosos por tu madre. Pero a tus ojos el principal apoyo es Pericles, hijo de Xantippo, que tu padre dio por tutor a tu hermano y a ti, y cuya autoridad es tan grande, que hace todo lo que quiere, no sólo en esta ciudad, sino en toda la Grecia y en las demás naciones extranjeras. Podría hablar también de tus riquezas, si no supiera que en este punto no eres orgulloso.


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50 págs. / 1 hora, 27 minutos / 1.305 visitas.

Publicado el 28 de febrero de 2019 por Edu Robsy.

Eutifrón

Platón


Diálogo, Filosofía


Eutifrón: ¿Qué novedad, Sócrates? ¿Abandonas tus hábitos del Liceo para venir al pórtico del Rey? Tú no tienes, como yo, procesos que te traigan a aquí.

Sócrates: Lo que me trae aquí es peor que un proceso, es lo que los atenienses llaman negocio de Estado.

Eutifrón: ¿Qué es lo que me dices? Precisamente alguno te acusa; porque jamás creeré que tú acuses a nadie.

Sócrates: Seguramente que no.

Eutifrón: ¿Es otro el que te acusa?

Sócrates: Sí.

Eutifrón: ¿Y quién es tu acusador?

Sócrates: Yo no le conozco bien; me parece ser un joven, que no es conocido aún, y que creo se llama Melito, de la villa de Pithos. Si recuerdas algún Melito de Pithos de pelo laso, barba escasa y nariz aguileña ese es mi acusador.

Eutifrón: No le recuerdo, Sócrates. ¿Pero cuál es la acusación que intenta contra ti?


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22 págs. / 38 minutos / 1.209 visitas.

Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Sobre la Amistad

Marco Tulio Cicerón


Tratado, Filosofía


Introducción

Quinto Mucio (Escévola), el augur, solía contar con su gracejo y gran memoria muchas anécdotas de Gayo Lelio, su suegro, y no vacilaba en ninguna de sus narraciones en tildarlo de sabio; por mi parte, mi padre había puesto mi educación en manos de Escévola en cuanto vestí la toga viril, de tal manera que, hasta donde pudiera y se me permitiera, no me alejara nunca de su lado: por este motivo, yo almacenaba en mi memoria todo cuanto él examinaba con su inteligencia, en especial en aquellos casos donde expresara su parecer de forma concisa y precisa, y me esforzaba en mejorar mis conocimientos merced a su sabiduría. Cuando murió, me dirigí al pontífice Escévola, cuyo carácter y sentido de la justicia me atrevería a decir que es el más destacado de entre todos los ciudadanos romanos. Sin embargo, esas son otras historias; ahora volveré a centrarme en el augur. Si bien son muchas las imágenes que me vienen a la cabeza, recuerdo que una vez en su casa, sentado en el jardín como tenía por costumbre, cuando solamente estábamos presentes unos pocos allegados y yo en total, abordó aquel tema que en entonces corría de boca en boca. De hecho, seguro que recuerdas, Ático, en especial porque tenías mucho trato con Publio Sulpicio cuando él, mientras era tribuno de la plebe, se opuso a Quinto Pompeyo —el entonces cónsul, con el que había sido uña y carne— con extrema ferocidad, qué gran estupor o, mejor dicho, lamento produjo entre todos.


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Dominio público
44 págs. / 1 hora, 17 minutos / 1.011 visitas.

Publicado el 26 de enero de 2017 por Edu Robsy.

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