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La Enfermedad Mortal

Søren Kierkegaard


Filosofía


Prólogo

Es posible que a más de un lector esta forma de exposición le resulte singular; que le parezca demasiado severa para edificar, y demasiado edificante para poseer rigor especulativo. No sé si es demasiado edificante, pero no creo que sea demasiado severa. Y si en verdad lo fuese, sería en mi opinión un defecto. La cuestión no consiste en que no pueda edificar a todos, pues no todos estamos en condiciones de seguirla; pero sí, que sea edificante por naturaleza. La regla cristiana, en efecto quiere que todo, que todo sirva para edificar. Una especulación que no lo consigue es, de golpe, acristiana. Una exposición cristiana siempre debe recordar los consejos de un médico dados en la cabecera del lecho de un enfermo; incluso sin necesidad de ser profano para comprenderlos, nunca hay que olvidar el lugar en que se emiten.


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134 págs. / 3 horas, 55 minutos / 625 visitas.

Publicado el 2 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

La Esclavitud Femenina

John Stuart Mill


Filosofía


Prólogo

Hallábame en Oxford el año pasado mientras celebraba sus sesiones la Asociación británica para el adelanto de la cultura, y entre los contados estudiantes que aún quedaban, topé con un inglés, hombre de buen entendimiento, de esos a quienes se les habla sin ambajes. Llevóme por la tarde al nuevo Museo, henchido de ejemplares curiosos; allí se dan series de lecciones, se prueban nuevos aparatos; las señoras asisten y se interesan por los experimentos, y el último día, llenas de entusiasmo, cantaron el God save the queen. Admiraba yo aquel celo, aquella solidez mental, aquella organización científica, aquellas subscripciones voluntarias, aquella aptitud para la asociación y el trabajo, aquel vasto mecanismo que tantos brazos impulsan, tan adecuado para acumular, contrastar y clasificar los hechos. Y, sin embargo, en medio de la abundancia noté un vacío: al leer las reseñas y actas, pareciéronme las de un congreso fabril; ¡tantos sabios reunidos sólo para verificar detalles y trocar fórmulas! Creía yo escuchar a dos gerentes que discuten el curtido de la suela o el tinte del algodón: faltaban las ideas generales…

»Quejéme de esto a mi amigo el inglés, y, a la luz de la lámpara, en medio del alto silencio nocturno que envolvía a la ciudad universitaria, los dos indagábamos la razón del fenómeno.


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Publicado el 18 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

La Gaya Ciencia

Friedrich Nietzsche


FIlosofía


PRÓLOGO

I

Este libro necesitaría, sin duda, algo más que un prólogo; a fin de cuentas, siempre quedará la duda de si, por no haber vivido nada parecido, alguien puede llegar a familiarizarse mediante prólogos con la experiencia que precede a este libro. Parece escrito en el lenguaje de un viento de deshielo. Todo es aquí arrogancia, inquietud, contradicción, como un tiempo de abril, que hace recordar constantemente tanto al invierno demasiado reciente aún, como a la victoria obtenida sobre el invierno, esa victoria que viene, que debe venir, que tal vez haya venido… La gratitud fluye en él a oleadas, como si acabara de ocurrir el acontecimiento más inesperado, la gratitud de un convaleciente —pues la curación era ese acontecimiento más inesperado—. La «Gaya Ciencia»: he aquí lo que anuncia las Saturnales de un espíritu que ha resistido pacientemente a una prolongada y terrible presión —paciente, rigurosa, fríamente, sin someterse, pero también sin esperanza—, y que de pronto se ve asaltado por la esperanza, por la esperanza de la salud, por la embriaguez de la curación. ¿Es de extrañar que en este estado salgan a la luz muchas cosas insensatas y locas, mucha ternura arrogante despilfarrada en problemas que tienen la piel erizada de espinas y que no se dejan acariciar ni seducir de ningún modo?


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256 págs. / 7 horas, 28 minutos / 5.694 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Genealogía de la Moral

Friedrich Nietzsche


Filosofía


Prólogo

1. Nosotros los que conocemos somos desconocidos para nosotros, nosotros mismos somos desconocidos para nosotros mismos: esto tiene un buen fundamento. No nos hemos buscado nunca, —¿cómo iba a suceder que un día nos encontrásemos? Con razón se ha dicho: «Donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón»; nuestro tesoro está allí donde se asientan las colmenas de nuestro conocimiento. Estamos siempre en camino hacia ellas cual animales alados de nacimiento y recolectores de miel del espíritu, nos preocupamos de corazón propiamente de una sola cosa —de «llevar a casa» algo. En lo que se refiere, por lo demás, a la vida, a las denominadas «vivencias», —¿quién de nosotros tiene siquiera suficiente seriedad para ellas? ¿O suficiente tiempo? Me temo que en tales asuntos jamás hemos prestado bien atención «al asunto»: ocurre precisamente que no tenemos allí nuestro corazón —¡y ni siquiera nuestro oído! Antes bien, así como un hombre divinamente distraído y absorto a quien el reloj acaba de atronarle fuertemente los oídos con sus doce campanadas del mediodía, se desvela de golpe y se pregunta «¿qué es lo que en realidad ha sonado ahí?», así también nosotros nos frotamos a veces las orejas después de ocurridas las cosas y preguntamos, sorprendidos del todo, perplejos del todo, «¿qué es lo que en realidad hemos vivido ahí?», más aún, «¿quiénes somos nosotros en realidad?» y nos ponemos a contar con retraso, como hemos dicho, las doce vibrantes campanadas de nuestra vivencia, de nuestra vida, de nuestro ser —¡ay!, y nos equivocamos en la cuenta… Necesariamente permanecemos extraños a nosotros mismos, no nos entendemos, tenemos que confundirnos con otros, en nosotros se cumple por siempre la frase que dice «cada uno es para sí mismo el más lejano», en lo que a nosotros se refiere no somos «los que conocemos»…


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172 págs. / 5 horas, 2 minutos / 1.588 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La República

Platón


Filosofía, Política


I

I. Acompañado de Glaucón, el hijo de Aristón, bajé ayer al Pireo con propósito de orar a la diosa y ganoso al mismo tiempo de ver cómo hacían la fiesta, puesto que la celebraban por primera vez. Parecióme en verdad hermosa la procesión de los del pueblo, pero no menos lucida la que sacaron los tracios. Después de orar y gozar del espectáculo, emprendíamos la vuelta hacia la ciudad. Y he aquí que, habiéndonos visto desde lejos, según marchábamos a casa, Polemarco el de Céfalo mandó a su esclavo que corriese y nos encargara que le esperásemos. Y el muchacho, cogiéndome del manto —por detrás, me dijo:

—Polemarco os encarga que le esperéis.

Volviéndome yo entonces, le pregunte dónde estaba él.

—Helo allá atrás —contestó— que se acerca; esperadle.

—Bien está; esperaremos —dijo Glaucón.

En efécto, poco después llegó Polemarco con Adimanto, el hermano de Glaucón, Nicérato el de Nicias y algunos más, al parecer de la procesión. y dijo Polemarco:

—A lo que me parece, Sócrates, marcháis ya de vuelta a la ciudad.

—Y no te has equivocado —dije yo.

—¿Ves —repuso— cuántos somos nosotros?

—¿Cómo no?

—Pues o habéis de poder con nosotros —dijo— u os quedáis aquí.

—¿Y no hay —dije yo— otra salida, el que os convenzamos de que tenéis que dejarnos marchar?

—¿Y podríais convencemos —dijo él— si nosotros no queremos?

—De ningún modo —respondió Glaucón.

—Pues haceos cuenta que no hemos de querer.

Y Adimanto añadió:

—¿No sabéis acaso que al atardecer habrá una carrera de antorchas a caballo en honor de la diosa?

—¿A caballo? —dije yo—. Eso es cosa nueva. ¿Es que se pasarán unos a otros las antorchas corriendo montados? ¿O cómo se entiende?


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404 págs. / 11 horas, 47 minutos / 1.047 visitas.

Publicado el 15 de junio de 2016 por Edu Robsy.

La República de los Atenienses

Jenofonte


Tratado, Filosofía


Sobre la república de los atenienses, no alabo el hecho de elegir ese sistema, porque, al elegirlo, eligieron también el que las personas de baja condición estén en mejor situación que las personas importantes. Así, pues, no lo alabo por eso. Mas como ellos lo han decidido así, voy a mostrar lo bien que mantienen su régimen y llevan las demás cuestiones que al resto de los griegos les parecen un fracaso.


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12 págs. / 22 minutos / 278 visitas.

Publicado el 20 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Leviatán

Thomas Hobbes


Filosofía, Tratado, Tratado político


INTRODUCCIÓN

La NATURALEZA (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) está imitada de tal modo, como en otras muchas cosas, por el arte del hombre, que éste puede crear un animal artificial. Y siendo la vida un movimiento de miembros cuya iniciación se halla en alguna parte principal de los mismos ¿por qué no podríamos decir que todos los autómatas (artefactos que se mueven a sí mismos por medio de resortes y ruedas como lo hace un reloj) tienen una vida artificial? ¿Qué es en realidad el corazón sino un resorte; y los nervios qué son, sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruedas que dan movimiento al cuerpo entero tal como el Artífice se lo propuso? El arte va aún más lejos, imitando esta obra racional, que es la más excelsa de la Naturaleza: el hombre.


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334 págs. / 9 horas, 46 minutos / 489 visitas.

Publicado el 16 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Libro de las Maravillas

Ramón Llull


Filosofía, Religión


PRÓLOGO

Dios, con virtud de toda bondad, grandeza, eternidad,
poder, sabiduría y voluntad, comienza este

Libro de maravillas

En tristeza y pesadumbre se hallaba un hombre en extraña tierra. Mucho se maravillaba de las gentes de este mundo, de cuán poco conocían y amaban a Dios, que ha creado este mundo y lo ha dado a los hombres con gran nobleza y bondad, para ser de ellos muy amado y conocido. Lloraba y se lamentaba este hombre de que Dios tenga en este mundo tan pocos amadores, servidores y loadores. Y para que Dios sea conocido, amado y servido, hace este Libro de maravillas, el cual divide en diez partes, a saber: Dios, Ángeles, Cielo, Elementos, Plantas, Metales, Animales, Hombre, Paraíso, Infierno.

Aquel hombre tenía un hijo a quien mucho amaba, llamado Félix, y le habló de esta suerte:

—Hijo amado, casi muertas están sabiduría, caridad y devoción; apenas hay hombre alguno que haga aquello para lo que ha sido creado. No existe hoy el fervor y la devoción que haber solía en tiempos de los apóstoles y de los mártires, que para conocer y amar a Dios pasaban trabajos y morían. Maravilla ha de serte la ausencia de caridad y devoción. Ve por el mundo, y maravíllate de los hombres, porque cesan de amar y conocer a Dios. Que el conocimiento y amor de Dios sean tu vida toda; llora la flaqueza de los hombres que a Dios ignoran y desaman.

Obediente fue Félix a su padre, de quien se despidió con su licencia y la bendición de Dios. Y, con la doctrina adquirida de su padre, recorría bosques, montes y llanos, desiertos y poblados, veía a príncipes y caballeros, iba por castillos y ciudades; y maravillábase de las maravillas que hay en el mundo; y preguntaba lo que no entendía, y enseñaba lo que sabía; y en trabajo y peligros se ponía para que a Dios se hiciera reverencia y honor.


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521 págs. / 15 horas, 12 minutos / 592 visitas.

Publicado el 8 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Lo Que Está Mal en el Mundo

Gilbert Keith Chesterton


Ensayo, Filosofía


Dedicatoria

A C. F. G. Masterman
Miembro del Parlamento

Mi querido Charles:

Llamé originalmente a este libro Lo que está mal, y hubiera satisfecho a tu irónico carácter advertir el gran número de malentendidos que surgieron del uso del título. Alguna dama educada que me visitaba abrió mucho los ojos cuando yo comenté tranquilamente: «Esta mañana he estado haciendo “Lo que está mal”». Y un ministro de la Iglesia se agitó inquieto en su silla cuando le dije (así, cuando menos, fue como él lo entendió) que tenía que subir y seguir haciendo un rato lo que estaba mal, pero que volvería a bajar enseguida. De qué oculto vicio me acusaban en silencio no puedo adivinarlo, pero sé de lo que me acuso a mí mismo: de haber escrito un libro informe y poco adecuado, y de valor demasiado escaso para dedicártelo a ti. En lo que se refiere a la literatura, lo que está mal es este libro, sin duda.

Puede parecer el colmo de la insolencia ofrecer una composición tan alocada a quien ha escrito dos o tres de las visiones más impresionantes de los millones de bulliciosos pobladores de Inglaterra. Eres el único hombre vivo que puede hacer que el mapa de Inglaterra hormiguee de vida; un logro de lo más espeluznante y envidiable. ¿Por qué entonces habría de molestarte yo con un libro que, aun cuando logre su objetivo (cosa espantosamente improbable), no puede ser sino un sonoro galopar de teoría?


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Publicado el 14 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Los Deberes

Marco Tulio Cicerón


Filosofía, Ética, Tratado


Libro I

Introducción

Hijo mío Marco: tras un año escuchando a Cratipo, y esto en Atenas, es inevitable que reboses de enseñanzas y doctrinas de filosofía, por la influencia tanto del docente como de la ciudad —el primero puede influirte con su saber, la segunda con sus modelos—. A pesar de ello considero que, así como para mi provecho yo mismo he asociado siempre lo latino con lo griego, y no solo lo he hecho en filosofía, sino también en la práctica oratoria, también debes hacer lo mismo por tu parte para alcanzar pareja destreza en ambas lenguas. Y en este punto, según pienso, he realizado una importante contribución a mis compatriotas, hasta el punto de que no solo los ignorantes en griego piensan haber hecho algunos progresos, tanto en instrucción como en juicio, sino también los doctos.

Por eso tú, por una parte, vas a continuar con las enseñanzas del filósofo más destacado de nuestro tiempo, y vas a continuar todo el tiempo que quieras —ahora bien, deberás querer en tanto en cuanto no estés descontento con lo que adelantas—; pero, por otra, leyendo mis obras, que no se apartan mucho de las de los peripatéticos (pues tanto ellos como yo queremos ser socráticos y platónicos), ejercitarás tu juicio propio sobre estos mismo asuntos —no te lo estorbo—, pero sin duda ampliarás la riqueza de tu lengua latina leyéndolas. Pero no quisiera que pensaras que he hablado así por jactancia. Pues yo quedo por detrás de muchos en cuanto a saber filosófico, pero, si reclamo para mí lo propio del orador —el hablar con exactitud, claridad y ornato—, me parece que tengo cierto derecho para hacerlo, porque he dedicado mi vida a esta ocupación.


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158 págs. / 4 horas, 36 minutos / 2.127 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

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