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editor: Edu Robsy etiqueta: Novela


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Los Fuereños

José Tomás de Cuéllar


Novela


I

Procedente del interior acaba de llegar á la estación del Ferrocarril Central una familia compuesta de un señor gordo, trigueño y de poca barba y vestido con chaqueta de lienzo, sombrero galoneado y plaid; una señora, gorda también, con vestido de percal y tápalo á cuadros, dos niñas de diez y siete y veinte abriles con vestido de lana y seda y sombrero á la francesa; viene además Gumesindo, el hermano de las niñas, que es un charrito hecho y derecho. Trae pantaloneras de paño negro, con botonadura de plata, chaqueta negra con alamares y sombrero canelo con ancho galón de oro y dos chapetas que consisten en un monograma de plata sobredorada con las iniciales G. R.

El señor gordo, que se llama D. Trinidad, y su mujer que se llama Candelaria, no paran mientes en que pueden parecer payos, y lo ven todo con asombro, vienen á la capital de la República por la primera vez y por la primera vez ven el ferrocarril.

Las muchachas se mortifican de la atención exagerada de sus padres, y aunque á ellas les llama todo no ménos la atención, fingen no impresionarse para hacer cumplido honor al corte francés de sus vestidos.

—¡Mira qué de gente, Trinidá, y qué de extranjeros!

—Por de contado, todo esto es de extranjeros,

—Arrimo el coche? pregunta un cochero.

—Tiene V. equipaje, amito?

—Llevo los bultos?

—Un coche! Quiere V. un coche?

—Tráigalo pues, dijo Gumesindo, que era el más garboso de la familia.

—Por acá se sacan los equipajes, amito, -decía un cargador diligente; ¿tiene V. el talón? '

—A ver, á ver quién trae el tompeate de los dulces, ,

—Lo tiene Clara, dijo una de las niñas.

—Y tú, Guadalupe, traes la maletita?

—Aquí la tengo, dijo Gumesindo. .

—¿Todo está completo?

—No falta nada. .

—Vamos á ver los equipajes.


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Dominio público
80 págs. / 2 horas, 20 minutos / 124 visitas.

Publicado el 19 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

Isolina la Ex-Figurante

José Tomás de Cuéllar


Novela


Tomo I

Dedicatoria

Al distinguido actor Eduardo González, hoy sin habla.


Mi querido Eduardo:

El pasado, que nuestra amistad recuerda en la historia del teatro, me ha sugerido la idea de escribir una historia de teatro. Á hora que está V. solo y triste, se la envío como un cariñoso recuerdo por si pudiere endulzar algunas de sus horas, desviando su imaginación de este presente amargo.

Que se cierre pronto este paréntesis funesto, que recobre V. el habla, para que vuelva á sonreírle el porvenir.


Facundo.

I. Una compañía dramática en faz de viaje

Entre la villa de Reyes y el pintoresco pueblo de Santa María del Río, y después de ascender por algunos recodos montañosos, se camina por un terreno elevado, que es una mesa de más de seis leguas.

Partiendo de la villa es preciso dejar siempre á la derecha una cerca de piedra de más de tres leguas, que es casi el único accidente que interrumpe la monotonía de la planicie.

Diseminadas, como los numerosos individuos de una tribu nómada, han crecido allí esas palmas de gruesos troncos y mezquinos penachos que semejan á lo lejos figuras humanas, y que conoce todo el que ha viajado por el Interior.

Algunos garambullos se mezclan de vez en cuando entre las palmas, levantando perezosamente sus pencas en forma de dedos colosales; y granulan el terreno por todas partes tardas y ásperas biznagas, ofreciendo una gran alfombra de espinas; el mezquite de menudas hojas se hinca entre todos los cactus, como el lujo de vegetación de aquellos áridos terrenos.

Ningún riachuelo, ni una fuente, ni una cavidad húmeda ó sombría apaga la ardiente sed de aquella comarca, en donde el sol reverberante obliga al extraviado buey á buscar la mezquina sombra del tronco de una palma.


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Dominio público
223 págs. / 6 horas, 30 minutos / 90 visitas.

Publicado el 18 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

Gabriel el Cerrajero o las Hijas de mi Papá

José Tomás de Cuéllar


Novela


A los obreros de México

Á vosotros, apóstoles del trabajo, veneros legítimos de la riqueza pública, á vosotros que cumplís con Dios regando el pan con el sudor de vuestro rostro, á vosotros dedico este libro.

El trabajo y la educación son las bases de la regeneración social.

El trabajo y la educación son el origen de la mas sublime de las emancipaciones.

Trabajando sois la riqueza.

Instruyéndoos seréis la patria.

Tal vez encontrareis alguna enseñanza provechosa en este libro: leedlo, y cuando descanséis de vuestro trabajo, acordaos de que tenéis un amigo que está trabajando por vosotros.

Parte I

I. Una visita de confianza

A eso de las cuatro, la mujer de un comerciante rico recibía á su visita de confianza las más tardes. Era ésta una costumbre inveterada que estaba muy lejos de inspirar la menor sospecha al mas malicioso observador, y mucho menos al comerciante.

En efecto, aquella señora y su visita cuotidiana hablaban siempre de cosas indiferentes; y á la sazón en que empezamos á ocuparnos de sus recomendables personas, están tratando amigablemente de esta materia.

Los parientes.

—¡No me hable usted de parentescos, criatura! decía el señor, porque en esa materia tengo también hecha mi composición de lugar...

—Como en todo, dijo la señora.

—Ya sabe usted criatura, que yo soy hombre de principios fijos.

—Ya lo sé: la prueba es que me dice usted «criatura» hace....

—Hará cinco años largos.

—Es cierto. Conque decía usted de los parientes....


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Dominio público
195 págs. / 5 horas, 42 minutos / 113 visitas.

Publicado el 18 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

Amadís

Carmen de Burgos


Novela, novela de caballerías


Prólogo a la novela del muy esforzado y virtuoso caballero Amadís de Gaula

Amadís, vuelve a salir al palenque, en buen hora, por cierto. Hace falta que el esforzado y virtuoso caballero cabalgue y lidie descomunal batalla en pro de los ideales del romanticismo, derrotados y maltrechos, aprovechando un momento en que la ansiedad espiritualista se deja sentir, en una gran parte de la sociedad moderna; como en campo, largo tiempo reseco y sin lluvia, se advierte la sed que lo abrasa y lo consume. Amadís no ha muerto. El pequeño lays de su primitiva tradición, que, como el Doncel del Mar cruzó las aguas, se fortaleció en el combate y en el ejercicio del amor y de la justicia, para ser, como ellos, inmortal.

Tal se prolonga la vida de Amadís, al través de la tradición, que, a los dos libros primeros que se conocen, siguen luego otros dos y de ellos, como de robusto tronco, continúan floreciendo hijuelas, hasta llegar al octavo, en el que Juan Díaz, bachiller en cánones, se atrevió en 1526, a matar al héroe, tan amado de sus lectores que algunos hicieron duelo y llevaron luto por su muerte, como si de un personaje real se tratase.

Sin embargo, Amadís no ha muerto; parece que ha estado en alguna nueva prisión o nuevo encantamiento, porque lo vemos aparecer en 1535 redivivo, en un noveno libro debido a la torpe pluma de Feliciano de Silva.

Y sigue viviendo el esforzado paladín a través de las aventuras de todos los descendientes de Esplandián, D. Florisando y demás héroes anteriores a su resurrección: D. Silves de la Selva, Esferamundi, etc., hasta llegar a la décimacuarta continuación, que menciona D. Pascual de Gayangos, en su «Catálogo de los Libros de Caballerías» por referencia de Nicolás Antonio.


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Dominio público
237 págs. / 6 horas, 55 minutos / 170 visitas.

Publicado el 14 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

Boy

Luis Coloma


Novela


En la vida del hombre, sólo dos mujeres tienen cabida legítima: su madre y la madre de sus hijos. Fuera de estos dos amores puros y santos, son los demás divagaciones peligrosas ó culpables extravíos.

I

Llegué al baile á las diez y cuarto, cuando comenzaba á excitar la animación la entrada del personaje político en cuyo honor se celebraba. Recorría éste las salones y las anchas y suntuosas galerías, guiado por el general Belluga, que hacía veces de cicerone, y le presentaba á los notables de la provincia. Venía detrás la personaja, con pujos y aires de gran dama de la antigua corte, dando el brazo á mi tío el Duque de Sos, rancia figura decorativa en todos los actos solemnes del partido de Isabel II; y rodeadas de pollos y damiselas, cerraban la marcha dos personajitas, hijas del personaje: morenilla la una y pintorescamente bizca; rubia desteñida la otra, con una boquita de que pudo decir Bussy lo que de Mlle. Mancini dijo:


“...aquel piquito amoroso.
Que llega de oreja á oreja.”


Sucedía esto en Marzo de 1869, cuando á raíz de la Revolución organizábanse isabelinos y carlistas, y tendían la caña con igual empeño, á fin de pescar entre sus filas los personajes políticos vacantes que las turbias olas desbordadas en el pasado Septiembre no habían zambullido del todo. Agasajábanles tirios y troyanos, y dejábanse ellos querer, comiendo con unos, cenando con otros, sacando el jugo á todos y no soltando prenda con ninguno, hasta ver, sin duda, de qué lado caían las pesas, y sacar entonces al mejor postor la consecuencia de su política y la firmeza de su lealtad.


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Dominio público
195 págs. / 5 horas, 41 minutos / 215 visitas.

Publicado el 14 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

En la Noche Dormida

Emilio Bobadilla


Novela


Tout ce que nous appelons conscience n’est en somne que le commentaire plus ou moins fantaisiste d'un texte inconnu, peut-être inconnaissable.

Les èvènements de notre vie sont bien plus ce que nous y mettons que ce qu’ils contienent. Peut-être sont-ils vides par eux-mêmes. Peut-être vivre c'est inventer.


Federico Nietzsche.

I

La vió un domingo, por vez primera, en el Casino Municipal: jugaba á los caballitos en un entreacto de La viuda alegre. Los horteras de Biarritz y Bayona impregnaban con su tufo á sudor seco, removido por una somera ablución, la espaciosa sala de juego, estrecha para contener á los forasteros que acudían de Hendaya, San Juan de Luz, San Sebastián y otros puntos de los Pirineos á oir la divertida opereta austriaca. Este aire se bonificaba á ratos con el perfume que dejaban al pasar las horizontales, camino de la sala de baccarrat.

Al través de la gran puerta de cristales que daba sobre la terraza del casino se veía el mar revolviéndose en torno de los arrecifes esponjiformes de la playa. Era un día ceniciento, lluvioso y frío, de principios de Marzo.

Sixto Arcaico salía de la sala de baccarrat y donde acababa de perder 2.000 francos. Estaba displicente y nervioso, como lo atestiguaba el puro que se retorcía humeante entre sus dientes. La presencia de Cipri logró arrancarle por un momento de la cavilación en que le había sumido aquella pérdida de dinero. Sus ojos se besaron espontáneos tan pronto como se clavaron los unos en los otros, sin buscarse, casualmente. Fué una simpatía súbita. Para llegar á fijarse el uno en el otro, al través de aquel gentío, se necesitaba que una poderosa corriente magnética se estableciese entre ambos.


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Dominio público
174 págs. / 5 horas, 5 minutos / 150 visitas.

Publicado el 9 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

La Venda de Cupido

José María de Acosta


Novela


Prólogo

La Venda de Cupido hemos puesto por rótulo a este volumen, en que se agrupan varios trabajos de contextura homogénea, y en realidad mejor fuese titularlo La Venda de los Enamorados, pues no es el hijo de Marte y Venus el vendado, sino que lo son sus victimas, a quienes coloca sobre los ojos unas lindas tiritas de gasa de ensueño, que si no privan en absoluto de la visión, hacen que ésta se verifique al través de ella, con lo que toma diversos coloridos. Y unas veces es blanca, como la inocencia; otras, amarilla, como la esclavitud; estotras, lila, como la estupidez, y esotras, negra, como el infortunio, y hasta, a veces, toma la trágica tonalidad del color de sangre.

No, no es Cupido el vendado, y buena prueba de ello es que no dispara las flechas de su aljaba a tontas y a locas; ya sabe el muy pícaro sobre quién dirige sus dardos. Mas si acaso lo estuviese, lo estará incompletamente: sólo de un ojo, como esos jamelgos matalones que sacan en las plazas de toros, o con la venda alta o baja, como los jugadores tramposos a la gallina ciega, que se levantan levemente el pañuelo para poder distinguir algo, aunque únicamente sean las extremidades inferiores de las otras gallináceas.

Esta venda, que disimula defectos y encarece perfecciones, es tan alada y posee tal encanto, que la llevamos sin sentir y hasta nos place tenerla puesta, pues ella solamente nos da la ambrosía, que abre a los simples mortales las puertas del Empíreo, ¡Pluguiera a Cronos no arrancárnosla con los años y el áspero camino de la vida se convertiría en senda de flores, que, entre la fragancia de las rosas, aun el dolor de los traspiés se mitiga!


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Dominio público
124 págs. / 3 horas, 37 minutos / 67 visitas.

Publicado el 4 de julio de 2021 por Edu Robsy.

La Saturna

José María de Acosta


Novela


Primera jornada

I

Cayó pesadamente el telón, cerrando la grandiosa embocadura del escenario, mientras la orquesta dejaba oir los últimos compases. El primer acto de Tosca había terminado.

Iluminóse la sala, y Consuelo, requiriendo los gemelos que tenía sobre el antepecho, los enfiló hacia abajo, hacia el patio de butacas, donde empezaban a levantarse algunos espectadores que se dirigían al foyer para fumar un cigarrillo.

Un joven alto, de porte distinguido, con rubios bigotes a la borgoñona, alzóse de su asiento y miró para arriba, a los palcos por asientos, como si buscase a alguien, pues siendo de los que acostumbran a llegar a las funciones teatrales tarde y con daño, había entrado a la mitad de la representación del primer acto y no había podido cerciorarse hasta ahora, en que la luz se había hecho, de la presencia de quien le interesaba y esperaba encontrar allí. En una butaca de la fila delantera de la localidad indicada distinguió algo confusamente unos gemelos fijos en él, y diciéndose: «¡Ahí está!», sonrió imperceptiblemente con sonrisa un poco fatua y fanfarrona de mozo creído de guapo, y saludó con una leve inclinación de cabeza.

Consuelo tocó con el codo a su hija Dolores, encantador capullo, fresco y fragante, que exhalaba ese aroma delicioso e inconfundible de la niña que empieza a ser mujer, y señalándole al joven de los blondos bigotes, que permanecía en pie junto a su butaca, le dijo:

—Mira, Lola, a Fernando Castrillo, que nos ha visto y nos saluda.


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Dominio público
264 págs. / 7 horas, 42 minutos / 62 visitas.

Publicado el 4 de julio de 2021 por Edu Robsy.

El Morbo

José María de Acosta


Novela, novela epistolar


Prólogo

Andábame, cierta ociosa tarde, dedicado a la busca y caza de cualquier volumen de valía, en miserable baratillo de libros de viejo, cuando, revolviendo empolvadas revistas, del año de la nanita a no dudar, apiladas en un óstugo poco visible, mis manos tropezaron con dos libretas atadas juntamente por tosco bramante. Ostentaba la una tapas de hule negro y estaba forrada la otra con risueña cretona de llamativos colorines, entre los que predominaba el tono rosa.

Quitéles la atadura y vi, sorprendido, que eran dos manuscritos, de letra varonil el de cubierta de hule y escrito con caracteres femeninos él forrado de cretona. Los hojeé y pude cerciórame que contenían las dianas confesiones de dos corazones que, aunque distanciados por hados adversos, latieron próximos.

No necesité más para entregar al modesto librero las dos pesetillas que me exigió por la venta y marché a mi casa, con mi hallazgo bajo el brazo, más contento que unas pascuas.

Ya en mi despacho, leí reposadamente ambos cuadernos y comprendí que, mal o bien, con ellos podía formarse una novela, sin más trabajo que entremezclar las anotaciones de uno y otro Diario para que apareciesen por rigoroso orden cronológico. Así corno así, las dos Memorias se complementaban y esclarecían.

Puse manos a la tarea, que quedó reducida a una labor de ordenación y copia, y juzgando inútil la indicación en cada apuntamiento de si procedía de la libreta de él o de la de ella, ya que por su redacción o contexto el lector menos avisado habría de deducirlo, no me cuidé de consignar esta procedencia.


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Dominio público
231 págs. / 6 horas, 44 minutos / 92 visitas.

Publicado el 4 de julio de 2021 por Edu Robsy.

Al Cabo de los Años Mil...

José María de Acosta


Novela


Prefacio

De un pueblo bélico, uno de tantos pueblos del noble solar hispano, cuyo nombre no hace al caso, arranqué dos docenas escasas de rudas figuras y con ellas compuse este retablo, al cual puse por rótulo AL CABO DE LOS AÑOS MIL.... por la enseñanza o moraleja que de esta narración se desprende.

Dada la tosquedad y rustiqueza de sus elementos, es difícil, refinado lector, que este cuadro te complazca; sé indulgente con el artífice y piensa que bajo la cáscara corporal, delicada o ruda, aristócrata o plebeya, la vida, con sus pasiones siempre iguales, late lo mismo para todos, y que sólo de traer un trozo de vida a estas páginas trata.

No quisiera que esto fuese una galería de figuras de amarillenta cera, pues aspiré a infundirles con mi torpe péñola el soplo vital. Rocío, Esperanza, doña Genoveva, doña Emilia, Raimunda, don Romualdo, don Pascual, don Juan Manuel, Toñín y todos los personajes que desfilan por este libro, unidos por la débil trabazón de la trama novelesca, siendo ficciones de la pluma, quieten aparecer como sacados del terruño... Si sus recias siluetas no se acusan con el vigor y el realce que debieran, culpa, amable lector, a la torpeza e inhabilidad del autor. Y si sus pinturas y semblanzas te pareciesen en algunos aspectos exageradas, yo te agradeceré, lector querido, que te des una vuelta por esos pueblos de Dios, por esos pueblos del noble solar hispano, sumidos en la incultura y en la incuria.

Y si con todos sus defectos, llegas al final, ha de darse con un canto en los pechos y tenerlo por merced excepcional


El autor


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Dominio público
215 págs. / 6 horas, 17 minutos / 112 visitas.

Publicado el 4 de julio de 2021 por Edu Robsy.

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