Las Costumbres Nacionales
Edith Wharton
Novela
Libro primero
I
—Undine Spragg, ¿cómo te atreves? —protestó su madre, levantando una mano prematuramente ajada y repleta de anillos para salir en defensa de la nota que acababa de entregar un apático botones.
Pero su defensa era tan frágil como su protesta, y siguió sonriendo a su visita mientras la señorita Spragg, con un rápido movimiento de sus jóvenes dedos, se apoderaba de la carta y se apartaba para leerla junto a la ventana.
—Supongo que es para mí —se limitó a decirle a su madre por encima del hombro.
—¿Ha visto usted cosa igual, señora Heeny? —murmuró la señora Spragg con orgullo y reprobación.
La señora Heeny, una mujer de aspecto enérgico y profesional, con impermeable, el velo gastado y caído hacia atrás, y un bolso de cocodrilo bastante usado a sus pies, siguió la mirada de la madre con gesto de conformidad y buen humor.
—Nunca he visto a una joven más adorable —asintió, respondiendo más al espíritu que a la letra de la pregunta de su anfitriona.
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Publicado el 28 de agosto de 2018 por Edu Robsy.