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El Caminante

Natsume Sōseki


Novela


Personajes principales

FAMILIA NAGANO

El padre: antiguo funcionario del gobierno ahora jubilado.

La madre: Tsuma.

Ichiro: hijo mayor y profesor universitario.

Jiro: segundo hijo y narrador de la novela. Trabaja como empleado en un estudio de arquitectura.

Oshige: hermana de Ichiro y Jiro.

Nao: esposa de Ichiro.

Yoshie: hija de Ichiro y Nao.

OTROS PERSONAJES

Okada: pariente lejano de la madre que vivió en casa de los Nagano durante su época de estudiante. Actualmente trabaja y reside en Osaka.

Okane: esposa de Okada.

Sano: amigo y compañero de trabajo de Okada.

Osada: vive con la familia Nagano como empleada en las labores domésticas.

Misawa: amigo íntimo de Jiro.

Señor H: amigo íntimo de Ichiro y profesor universitario.

Primera parte: Amigo

1

En cuanto bajé del tren en la estación de Umeda, cogí un rikisha y fui directo a casa de Okada como me había pedido mi madre. Okada era familia lejana suya, pero en qué grado, era algo que desconocía por completo.

Yo tenía mis propias razones para ir a verlo nada más llegar a Osaka. Una semana antes de venir había quedado en encontrarme con un amigo en la ciudad para subir juntos al monte Koya y, en caso de disponer de tiempo suficiente, llegar hasta Nagoya desde Ise. No sabíamos exactamente dónde reunimos y fue en ese momento cuando se me ocurrió darle el nombre y la dirección de Okada.

—En cuanto llegue a Osaka, te llamaré para asegurarme de si has llegado o no —dijo mi amigo antes de partir. Yo no estaba seguro de que Okada tuviera teléfono, por eso le pedí que telegrafiara o enviara una nota. Su idea era ir a Suwa por la línea de Koshu y llegar a Osaka pasando por Kiso. Mi plan era coger la línea de Tokaido directo hasta Kioto y parar allí cuatro o cinco días por unos asuntos. Después seguiría hasta Osaka.


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303 págs. / 8 horas, 51 minutos / 422 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

El Vientre de París

Émile Zola


Novela


Uno

En medio de un gran silencio, y en la avenida desierta, los carros de los hortelanos subían hacia París, entre el traqueteo cadencioso de las ruedas, cuyos ecos golpeaban las fachadas de las casas, dormidas a los dos bordes, tras las líneas confusas de los olmos. Un volquete de coles y un volquete de guisantes se habían unido, en el puente de Neuilly, a los ocho carros de nabos y zanahorias que bajaban de Nanterre; y los caballos marchaban por sí solos, la cabeza gacha, con su paso continuo y perezoso que la subida hacía aún más lento. En lo alto, sobre el cargamento de verduras, tumbados boca abajo, cubiertos con sus tabardos de rayitas negras y grises, los carreteros dormitaban, con las riendas en la mano. Un reverbero de gas, al salir de una franja de sombra, iluminaba los clavos de un zapato, la manga azul de una blusa, un trozo de gorra, entrevistos en aquella floración enorme de los ramilletes rojos de las zanahorias, los ramilletes blancos de los nabos, el deslumbrante verdor de guisantes y coles. Y por la carretera, por los caminos vecinos, por delante y por detrás, lejanos ronquidos de acarreos anunciaban convoyes similares, toda una afluencia de mercancías que atravesaban las tinieblas y el pesado sueño de las dos de la madrugada, acunando a la ciudad negra con el ruido de los alimentos que pasaban.


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351 págs. / 10 horas, 14 minutos / 402 visitas.

Publicado el 24 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El Corazón de las Tinieblas

Joseph Conrad


Novela


I

El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin una sola vibración de las velas y permaneció inmóvil. El flujo de la marea había terminado, casi no soplaba viento y, como había que seguir río abajo, lo único que quedaba por hacer era detenerse y esperar el cambio de la marea.

El estuario del Támesis se prolongaba frente a nosotros como el comienzo de un interminable camino de agua. A lo lejos el cielo y el mar se unían sin ninguna interferencia, y en el espacio luminoso las velas curtidas de los navíos que subían con la marea parecían racimos encendidos de lonas agudamente triangulares, en los que resplandecían las botavaras barnizadas. La bruma que se extendía por las orillas del río se deslizaba hacia el mar y allí se desvanecía suavemente. La oscuridad se cernía sobre Gravesend, y más lejos aún, parecía condensarse en una lúgubre capa que envolvía la ciudad más grande y poderosa del universo.

El director de las compañías era a la vez nuestro capitán y nuestro anfitrión. Nosotros cuatro observábamos con afecto su espalda mientras, de pie en la proa, contemplaba el mar. En todo el río no se veía nada que tuviera la mitad de su aspecto marino. Parecía un piloto, que para un hombre de mar es la personificación de todo aquello en que puede confiar. Era difícil comprender que su oficio no se encontrara allí, en aquel estuario luminoso, sino atrás, en la ciudad cubierta por la niebla.


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124 págs. / 3 horas, 37 minutos / 393 visitas.

Publicado el 16 de julio de 2016 por Edu Robsy.

El Perfume de la Dama de Negro

Gastón Leroux


Novela


I. Que comienza donde las novelas acaban

La boda de Robert Darzac y Mathilde Stangerson se celebró en Saint-Nicolas-du-Chardonnet, París, el 6 de abril de 1895, en la más estricta intimidad. Habían transcurrido, por tanto, algo más de dos años desde los acontecimientos que relaté en la obra anterior, acontecimientos tan sensacionales, que no es aventurado afirmar que tan breve período de tiempo no había podido borrar de la memoria el famoso «misterio del cuarto amarillo». El caso seguía tan presente en todos los ánimos, que de no haber sido porque la boda se celebró con la mayor discreción —cosa por otra parte bastante fácil en aquella alejada parroquia del barrio de las escuelas—, la pequeña iglesia habría sido invadida seguramente por una muchedumbre ávida de contemplar a los héroes de un drama que había apasionado a todo el mundo. Sólo fueron invitados algunos amigos del señor Darzac y del profesor Stangerson, con cuya discreción se podía contar. Yo era uno de ellos. Llegué temprano a la iglesia y, naturalmente, lo primero que hice fue buscar a Joseph Rouletabille. Al principio, me sentí un poco decepcionado al no verle, pero estaba seguro de que vendría. Por hacer tiempo, me junté con los letrados Henri-Robert y André Hesse, que en la paz y recogimiento de la acogedora capilla de Saint-Charles, rememoraban en voz baja los incidentes más curiosos del proceso de Versalles, que la inminente boda les traía a la memoria. Yo los escuchaba distraídamente, mientras observaba a mi alrededor.


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293 págs. / 8 horas, 33 minutos / 361 visitas.

Publicado el 27 de enero de 2019 por Edu Robsy.

Roxana, o la Cortesana Afortunada

Daniel Defoe


Novela


Prefacio

La historia de esta hermosa dama debería hablar por sí sola: si no es tan hermosa como se supone que es la propia dama; si no es tan divertida como desearía el lector, y aún más de lo que tiene derecho a esperar; y si sus partes más entretenidas no están dedicadas a su instrucción y mejora, quien la escribe reconoce que debe de ser porque ha cometido algún error y porque ha vestido la historia peor que como la dama, que habla por su boca, la presentó al mundo.

El autor se toma la libertad de afirmar que este cuento difiere de otros ejemplos modernos similares, aunque algunos hayan gozado de muy buena acogida; y digo que difiere de ellos en una cuestión de esencial importancia: en concreto, que se basa en un hecho real, por lo que la obra no es tanto cuento como Historia.

Su trama está ambientada tan cerca del lugar donde ocurrió que se ha hecho necesario ocultar los nombres, no sea que lo que no ha sido olvidado del todo en esa parte de la ciudad fuese recordado y los hechos reconstruidos con demasiada facilidad por mucha gente que aún vive y conoció a dichas personas.

No siempre es preciso revelar los nombres si la historia es interesante en varios sentidos, y si tuviésemos que optar entre hacerlo o no relatarla, la consecuencia sería sólo que muchas historias amables y deleitosas quedarían relegadas a la oscuridad y el mundo se vería privado tanto de su disfrute como de su provecho.

El autor afirma que conocía muy bien tanto al primer marido de esta dama, el cervecero, como a su padre, y también sus penosas circunstancias, y asegura que la primera parte de la historia es cierta.

Confía en que con eso baste para dar credibilidad al resto, aunque la última parte transcurra en el extranjero y no haya podido ser confirmada como la primera, pero, puesto que ha sido la propia dama quien la ha contado, no parece haber motivos para dudar de su sinceridad.


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373 págs. / 10 horas, 53 minutos / 353 visitas.

Publicado el 13 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

La Hija del Capitán

Aleksandr Pushkin


Novela


I. El sargento de la guardia


—Si mañana pudiera ser capitán de la guardia…

—No hay necesidad; que sirva en el ejército.

—¡Bien dicho! Que sepa lo que es bueno…

—¿Y quién es su padre?

KNIAZHNÍN
 

Mi padre, Andrey Petróvich, de joven sirvió con el conde Münnich y se jubiló en el año 17… con el grado de teniente coronel. Desde entonces vivió en su aldea de la provincia de Simbirsk, donde se casó con la joven Avdotia Vasílevna Yu., hija de un indigente noble de aquella región. Tuvieron nueve hijos. Todos mis hermanos murieron de pequeños. Me inscribieron de sargento en el regimiento Semiónovski gracias al teniente de la guardia, el príncipe B., pariente cercano nuestro, pero disfruté de permiso hasta el fin de mis estudios. En aquellos tiempos no nos educaban como ahora. A los cinco años fui confiado a Savélich, nuestro caballerizo, al que hicieron diadka mío porque era abstemio. Bajo su tutela hacia los doce años aprendí a leer y escribir en ruso y a apreciar, muy bien instruido sobre ello, las cualidades de un lebrel. Entonces mi padre contrató para mí a un francés, monsieur Beaupré, que fue traído de Moscú con la provisión anual de vino y de aceite de girasol. Su llegada no gustó nada a Savélich. «Gracias a Dios —gruñía éste para su adentros—, parece que el niño está limpio, peinado y bien alimentado. ¿Para qué gastar dinero y traer a un musié, como si los señores no tuvieran bastante gente suya?».


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117 págs. / 3 horas, 25 minutos / 311 visitas.

Publicado el 25 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Golem

Gustav Meyrink


Novela


Sueño

La luz de la luna cae al pie de mi cama y se queda allí como una piedra grande, lisa y blanca.

Cuando la luna llena empieza a encogerse y su lado derecho se carcome — como una cara que se acerca a la vejez, mostrando primero las arrugas en una mejilla y perfilándose después — a esa hora de la noche, se apodera de mí una inquietud sombría y angustiosa.

No estoy dormido ni despierto, y, en el ensueño, se mezclan en mi alma lo vivido con lo leído y oído, como corrientes de distinto brillo y color que confluyeran. Antes de acostarme había leído la vida de Buddha Gotama e incesantemente volvían a repetirse en mi mente, de mil formas, estas frases:

«Una corneja voló hacia una piedra que parecía un trozo de grasa y pensó:

quizás haya aquí un buen bocado. Pero como la corneja no encontró nada apetitoso, se alejó. Del mismo modo que la corneja que se había acercado a la piedra, abandonamos — nosotros, los seguidores — al asceta Gotama, cuando hemos perdido placer en él.»

Y la imagen de la piedra que parece un pedazo de grasa crece monstruosamente en mi mente:

Camino por el lecho seco de un río y recojo guijarros lisos.

De color gris — azulado, cubiertos de polvo brillante, sobre los que pienso y recapacito y con los que, sin embargo, no sé qué hacer — y después otros negros con manchas amarillas de azufre, como petrificados intentos de un niño por imitar unas salamandras toscamente moteadas.

Y quiero arrojar estos guijarros lejos de mí, pero una y otra vez se me caen de las manos, y no puedo apartarlos de mi vista.

Aparecen a mi alrededor todas las piedras que han jugado un papel en mi vida.

Algunas se esfuerzan desmesuradamente por surgir de la tierra a la luz — como grandes cangrejos de color pizarra, subiendo con la marea,empeñados en atraer mi mirada hacia ellos y decirme cosas de importancia infinita.


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238 págs. / 6 horas, 57 minutos / 290 visitas.

Publicado el 26 de junio de 2016 por Edu Robsy.

La Novela de la Momia

Théophile Gautier


Novela


Señor Ernest Feydeau

Le dedico este libro, que por derecho le pertenece; al permitirme acceder a su erudición y a su biblioteca, me ha hecho creer usted que yo era sabio y que conocía el antiguo Egipto lo bastante para poder describirlo; siguiendo sus pasos, me he paseado por los templos, los palacios, los hipogeos, por la ciudad de los vivos y la ciudad de los muertos; usted levantó ante mí el velo de la misteriosa Isis y resucitó una gigantesca civilización desaparecida. La historia es suya, la novela mía; sólo he tenido que engastar con mi estilo, como con el cemento de un mosaico, las piedras preciosas que usted me proporcionó.

Th. G

Prólogo

—Tengo el presentimiento de que encontraremos en el valle de Biban al-Moluk una tumba inviolada —decía a un joven inglés de porte aristocrático un personaje mucho más humilde, mientras secaba con un gran pañuelo a cuadros azules su frente calva perlada de gotas de sudor, lo que hacía que pareciese una vasija de arcilla de Tebas a la que hubiesen llenado de agua.

—Que Osiris le oiga —respondió al doctor alemán el joven lord—. Es una invocación que podemos permitirnos delante de la antigua Diospolis Magna; pero son ya muchas las veces en que acabamos frustrados; los ladrones de tumbas siempre se nos han adelantado.

—Una tumba que no haya sido excavada ni por los reyes pastores, ni por los medos de Cambises, ni por los griegos, ni por los romanos, ni por los árabes, y que reserve para nosotros sus riquezas intactas y su misterio —continuó el sabio con un entusiasmo que hacía relucir sus pupilas detrás de los cristales azules de sus gafas.

—Y sobre la que usted publicará un artículo erudito que le situará en la ciencia de la arqueología a la altura de Champollion, de Rosellini, de Wilkinson, de Lepsius y de Belzoni —dijo el joven lord.


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182 págs. / 5 horas, 19 minutos / 290 visitas.

Publicado el 20 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Mary Barton

Elizabeth Gaskell


Novela


«¿Cómo sabes tú —podría exclamar el atribulado novelista— que aquí donde me ves no soy el más insensato de los mortales y que mi ficticia y asnal biografía no encontrará a unos u otros, en cuyos aún más asnales oídos podría, si así lo quiere la Providencia, instilar alguna cosa?». Nosotros respondemos: «Nadie lo sabe ni nadie puede saberlo con certeza; así que sigue escribiendo, digno hermano, como mejor puedas y te haya sido concedido».

CARLYLE


Nimm nur, Fährmann, nimm die Miethe,
Die ich gerne dreifach biete!
Zween, die mit mir überfuhren,
Waren geistige Naturen.
 


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483 págs. / 14 horas, 6 minutos / 284 visitas.

Publicado el 16 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

La Isla del Tío Robinson

Julio Verne


Novela


Capítulo 1

La porción más desértica del océano Pacífico es esa vasta extensión de agua, limitada por Asia y América al oeste, al este por las islas Aleutianas y las Sándwich al norte y al sur. Los barcos mercantes casi no se aventuran en este mar. No hay al parecer ningún punto en el que pudiera hacerse una escala de emergencia y las corrientes son allí caprichosas. Los buques de navegación de altura, que transportan productos desde Nueva Holanda hasta América Occidental, navegan en latitudes más bajas; sólo el tráfico entre Japón y California podría animar esta parte septentrional del Pacífico pero todavía no es muy importante. La línea transatlántica que hace el servicio entre Yokohama y San Francisco sigue un poco más abajo la ruta de los grandes círculos del globo. Se puede decir en consecuencia que allí, entre los cuarenta y los cincuenta grados de latitud norte, existe lo que se puede llamar «el desierto». Quizás algún ballenero se arriesga alguna vez en este mar casi desconocido pero cuando lo hace pronto se apresura a sortear la cintura de las islas Aleutianas a fin de penetrar en el estrecho de Bering, más allá del cual se refugian los grandes cetáceos, encarnizadamente perseguidos por el arpón de los pescadores.


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226 págs. / 6 horas, 37 minutos / 272 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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