Poema de Gilgamesh
Anónimo
Poema épico, epopeya
Tablilla I. La llegada de Enkidu
Prólogo y peán. El rey Gilgamesh tiraniza al pueblo de Uruk, que se queja a los dioses. Para desviar sus energías sobrehumanas, los dioses crean a su homólogo, el salvaje Enkidu, que es criado por los animales salvajes. Enkidu es descubierto por un cazador, que le hace salir de la manada utilizando como señuelo a una prostituta. La ramera le enseña sus artes y le propone llevarle a Uruk, donde Gilgamesh lo ha visto en sueños.
El que ha visto lo Profundo, los cimientos del país,
[que] conocía…, era sabio en todas las cosas.
[Gilgamesh, que] vio lo Profundo, los cimientos del país,
[que] conocía…, era sabio en todas las cosas.
[Él] … en todas partes…
Y [aprendió] de todas las cosas la suma de la sabiduría.
Vio lo que era secreto, descubrió lo que estaba oculto, volvió a traer un relato de antes del Diluvio.
Recorrió un largo camino, estaba fatigado, halló la paz,
y fijó todos sus trabajos en una tablilla de piedra.
Construyó la muralla de Uruk la Cercada,
de la santa Eanna, el almacén sagrado.
Mira su muralla como una hebra de lana,
Ve su parapeto que nadie ha podido copiar.
Sube por la escalera de una época pasada,
acércate a Eanna, sede de Ishtar la diosa,
que ningún rey posterior pudo nunca copiar.
Sube a la muralla de Uruk y anda por ella.
Inspecciona sus cimientos, examina los ladrillos.
¿No fueron sus ladrillos cocidos en un horno?
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Publicado el 2 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.