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editor: Edu Robsy etiqueta: Teatro textos disponibles


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A Fuerza de Arrastrarse

José Echegaray


Teatro, comedia


Reparto

PERSONAJES — Actores

BLANCA — Sra. Guerrero.
JOSEFINA — Srta. Suárez.
PLÁCIDO — Sr. Díaz de Mendoza (F.)
MARQUÉS DE RETAMOSA DEL VALLE — Palanca.
CLAUDIO — Santiago.
DON ROMUALDO — Cirera.
DON ANSELMO — Carsí.
JAVIER — Guerrero.
BASILIO — Díaz de Mendoza (M.)
TOMÁS — Mesejo.
PADRINO 1º — Medrano.
IDEM 2º — Soriano Viosca.
TÍO LESMES — Urquijo.
DEMETRIO — Juste.
CRIADO 1º — Gil
IDEM 2º — Ariño

Prólogo

La escena representa la sala baja de una casa muy pobre, en una aldea. Puerta en el centro que da al campo. A un lado, una verja con algún tiesto de flores. Se ven el cielo y árboles. Un sofá, un sillón, algunas sillas, etc., todo pobrísimo, viejo y desvencijado. Una mesa de pino; sobre ella, una palmatoria con un cabo de vela sin encender. Es la caída de la tarde.

Escena primera

PLÁCIDO, en la puerta, mirando hacia fuera.


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Dominio público
86 págs. / 2 horas, 31 minutos / 526 visitas.

Publicado el 29 de junio de 2020 por Edu Robsy.

Tragedia de Ensueño

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro, Diálogo


Han dejado abierta la casa y parece abandonada… El niño duerme fuera, en la paz de la tarde que agoniza, bajo el emparrado de la vid. Sentada en el umbral, una vieja mueve la cuna con el pie, mientras sus dedos arrugados hacen girar el huso de la rueca. Hila la vieja, copo tras copo, el lino moreno de su campo. Tiene cien años, el cabello plateado, los ojos faltos de vista, la barbeta temblorosa.

LA ABUELA.—¡Cuantos trabajos nos aguardan en este mundo! Siete hijos tuve, y mis manos tuvieron que coser siete mortajas… Los hijos me fueron dados para que conociese las penas de criarlos, y luego, uno a uno, me los quitó la muerte cuando podían ser ayuda de mis años. Estos tristes ojos aún no se cansan de llorarlos. ¡Eran siete reyes, mozos y gentiles!… Sus viudas volvieron a casarse, y por delante de mi puerta vi pasar el cortejo de sus segundas bodas, y por delante de mi puerta vi pasar después los alegres bautizos… ¡Ah! Solamente el corro de mis nietos se deshojó como una rosa de Mayo… ¡Y eran tantos, que mis dedos se cansaban hilando día y noche sus pañales!… A todos los llevaron por ese camino donde cantan los sapos y el ruiseñor. ¡Cuánto han llorado mis ojos! Quedé ciega viendo pasar sus blancas cajas de ángeles. ¡Cuánto han llorado mis ojos y cuánto tienen todavía que llorar! Hace tres noches que aúllan los perros a mi puerta. Yo esperaba que la muerte me dejase este nieto pequeño, y también llega por él… ¡Era, entre todos, el que más quería!… Cuando enterraron a su padre aún no era nacido. Cuando enterraron a su madre aún no era bautizado… ¡Por eso era, entre todos, el que más quería!… íbale criando con cientos de trabajos. Tuve una oveja blanca que le servía de nodriza, pero la comieron los lobos en el monte… ¡Y el nieto mío se marchita como una flor! ¡Y el nieto mío se muere lenta, lentamente, como las pobres estrellas, que no pueden contemplar el amanecer!


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Dominio público
5 págs. / 9 minutos / 122 visitas.

Publicado el 4 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

La de San Quintín

Benito Pérez Galdós


Teatro


PERSONAJES y ACTORES

ROSARIO DE TRASTAMARA, Duquesa de San Quintín (27 años).

RUFINA, (15 años).

LORENZA, ama de llaves de Buendía.

RAFAELA, criada de la Duquesa.

SEÑORA 1.ª.

SEÑORA 2.ª.

SEÑORA 3.ª.

DON CÉSAR DE BUENDÍA, (55 años), padre de Rufina.

VÍCTOR, (25 años).

DON JOSÉ MANUEL DE BUENDÍA, (88 años), padre de D. César.

EL MARQUÉS DE FALFÁN DE LOS GODOS, (35 años).

CANSECO, notario, (50 años).

CABALLERO 1.º.

CABALLERO 2.º.

SRTA. GUERRERO.

SRTA. RUIZ.

SRTA. CANCIO.

SRTA. LÓPEZ.

SRTA. MOLINA.

SRTA. ARÉVALO.

SRTA. SEGOVIA.

SR. CEPILLO.

SR. THUILLIER.

SR. CIRERA.

SR. ORTEGA.

SR. BALAGUER.

SR. GUERRERO.

SR. SANTÉS

ACTO I

Sala en casa de Buendía.— Al fondo, próxima al ángulo de la izquierda una gran puerta, con forillo, por la cual entran todos los que vienen del exterior o de la huerta, y un ventanal grande, al través de cuyas vidrieras se ven árboles.— Dos puertas a la derecha, y una grande a la izquierda, que es la del comedor.— Muebles de nogal, un bargueño, arcones, todo muy limpio.— Cuadros religiosos, y dos o tres que representan barcos de vela y vapor: en la pared del fondo la fragata Joven Rufina en tamaño grande.— La decoración debe tener el carácter de una casa acomodada de pueblo, respirando bienestar, aseo, y costumbres sencillas.— Una mesa a la derecha; velador a la izquierda.— Es de día.— Por derecha e izquierda, entiéndase la del espectador.


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Dominio público
76 págs. / 2 horas, 14 minutos / 364 visitas.

Publicado el 22 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

El Jardín de los Cerezos

Antón Chéjov


Teatro



PERSONAJES

LUBOVA ANDREIEVNA RANEVSKAIA, propietaria rural.
ANIA, diecisiete años, su hija.
VARIA, veinticuatro años, su hija adoptiva.
LEÓNIDAS ANDREIEVITCH GAIEF, hermano de Lubova Andreievna.
YERMOLAI ALEXIEVITCH LOPAKHIN, mercader.
PIOTOR SERGINEVITCH TROFIMOF, estudiante.
PITSCHIK BORISAVITCH SIMEACOF, pequeño propietario rural.
CARLOTA YVANOVNA.
SIMEÓN PANTELEIVITCH EPIFOTOF, administrador.
DUNIASCHA, camarera.
FIRZ, ochenta y siete años, camarero.
YASCHA, joven ayuda de cámara.
Un desconocido.
El jefe de la estación del ferrocarril.
PESTOVITCH TCHINOVNIK, funcionario público.
Gente en visita.
Sirvientes.

Primera parte

Casa—habitación en la finca de Lubova Andreievna. Aposento llamado «de los niños», porque allí durmieron siempre los niños de la familia. Una puerta comunica con el cuarto de Ania. Muebles sólidos, de caoba barnizada, estilo 1830. Macizo velador. Amplio canapé. Viejo armario. En las paredes, litografías iluminadas. Despunta el alba de un día del mes de mayo. Luz matinal, tenue, propia de los crepúsculos del Norte. Por la ancha ventana, el jardín de los cerezos muestra a todos sus árboles en flor. La blancura tenue de las flores armonízase con la suave claridad del horizonte, que se ilumina poco a poco. El jardín de los cerezos es la belleza, el tesoro de la finca; es el orgullo de los propietarios. Aquí están Duniascha, en pie, con una vela en la mano; Lopakhin, sentado, con un libro abierto delante de sus ojos.

LOPAKHIN (aplicando el oído). —Paréceme que el tren ha llegado por fin. ¡Gracias a Dios! ¿Puedes decirme qué hora es?

DUNIASCHA. —Son las dos. (Apaga la bujía.) Ya lo ve usted, amanece.


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Dominio público
39 págs. / 1 hora, 8 minutos / 985 visitas.

Publicado el 20 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

Prueba de Amor

Roberto Arlt


Teatro


Boceto teatral irrepresentable ante personas honestas

Personajes

Guinter
Frida

Acto único

Abierto sobre la escena, un cuarto de baño de muros cubiertos con azulejos blancos, separado de la biblioteca por un tabique de mampostería. La puerta del cuarto de baño comunica con el costado lateral izquierdo del foro, mientras que la puerta de la biblioteca, dando frente a los espectadores, se abre sobre un pasillo. La mesa de la biblioteca aparece anormalmente cubierta por un mantel blanco sobre el cual se distinguen pilas de paquetes pequeños cuyo contenido es imposible discernir. Fría luz invernal ilumina la escena.

Escena 1

Guinter, en traje de calle, pero sin sombrero, entra con paso lento en la biblioteca; mira abstraído durante un instante los paquetes que están sobre la mesa y se acerca a la biblioteca, de la que extrae un libro, que hojea y coloca inmediatamente en el estante. Luego se acerca a la mesa, recoge las cuatro puntas del mantel e improvisa así un bulto. Indeciso, cavila y sale; entra en el cuarto de baño, donde se mira en el espejo.


GUI: Nada más que veintisiete años... y ¡qué viejo estoy...! (Enciende un cigarrillo sentándose en la orilla de la bañera enlozada) Podría estar peor... (Mira en derredor.) Es lógico: con estas cosas no se juega.


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Dominio público
11 págs. / 19 minutos / 144 visitas.

Publicado el 18 de julio de 2023 por Edu Robsy.

Las Bellas Sabinas

Leónidas Andréiev


Teatro, Comedia, Sátira


Las bellas sabinas

Nota del traductor.—Esta comedia es una sátira escrita contra el partido político ruso de los «cadetes» (constitucionalistas-demócratas), cuya acción se caracteriza por la indecisión, la falta de audacia y la prudencia exagerada, rayana en lo ridículo. En vez de luchar abiertamente por la libertad del pueblo, apelaban al buen sentido del gobierno, invocaban razones jurídicas y humanitarias, se conducían, en fin, como los «sabinos», tan magistralmente pintados por Andreiev en esta piececita.

Cuadro primero

Un lugar salvaje, completamente inculto. Comienza a despuntar el día. Romanos armados salen de detrás de la montaña, arrastrando a las sabinas robadas, bellas mujeres, medio desnudas, que se resisten, gritan, muerden las manos de sus raptores. Sólo hay una que permanece del todo tranquila, y se diría que duerme en los brazos del romano que la lleva. Lanzando exclamaciones de dolor, los romanos dejan en tierra a las sabinas y se apresuran a apartarse, ahogados de fatiga. Las mujeres poco a poco se calman, miran desde lejos con desconfianza a los romanos y cambian en voz baja impresiones.


Conversación de los romanos


—¡Por la cabeza de Hércules! Estoy cubierto de sudor y parezco una rata de río. Creo que la mía lo menos pesa doscientos kilos.

—Has hecho mal en coger a una mujer tan gorda. Yo he cogido una pequeñita, delgada, y...

—Sí; pero, con todo, veo que tiene buenas garras. Llevas en el rostro señales abundantes.

—¡Tiene garras de gata!

—Todas parecen gatas. He tomado parte en cien batallas; he recibido sablazos, bastonazos, pedradas, hasta murallazos, y nunca he pasado un rato tan malo. Sospecho que ha desfigurado mi bella nariz romana.


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Dominio público
29 págs. / 51 minutos / 113 visitas.

Publicado el 8 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

La Razón de la Sinrazón

Benito Pérez Galdós


Teatro


Personajes

ATENAIDA.
ALEJANDRO.
DIÓSCORO.
PÁNFILO.
HIPERBOLOS.
CUCÚRBITAS.
CYLANDROS.
HELENA, esposa de Alejandro.
PROTASIA, hija de Dióscoro.
CALIXTA, hija de Dióscoro.
TEÓFILA, hija de Dióscoro.
BASILIO, criado de Dióscoro.
CURIAS, procurador,
ARIMÁN, diablo.
NADIR, diablo.
ZAFRANIO, diablo.
CELESTE, bruja.
REBECA, bruja.
EL SANTO PAJÓN, santero.
MALCARADO, buñolero.
DON HILARIO, cura.
DOMINGA, su ama.
SECRETARIO DE DIOSCORO.— CRIADOS.
POSADERO Y SU MUJER.

Arrieros, Guardias civiles, gitanas, campesinos, etc., etc

La acción en Ursaria, y en el largo trayecto desde Ursaria al Campo de la Vera.

Jornada primera

Cuadro primero

Escena I

País desolado y frío. Es de noche. Entra en escena ATENAIDA, presurosa, y tras ella viene ARIMÁN.

ATENAIDA es una joven agraciada, esbelta, vestida con modesta corrección provinciana; lleva en su mano una maletita de viaje. El DOCTOR ARIMÁN es un diablo con apariencias inequívocas de personalidad humana: alto, escueto, ojos muy vivos, nariz de caballete, boca risueña. Componen su atavío un balandrán obscuro que le cubre hasta los pies, y un gorro de piel redondo sin visera. Bastonea con un deforme paraguas verdinegro.

ARIMÁN:
Atenaida, oiga usted, acorte el paso.

ATENAIDA:
(Mirándole sin detenerse.) ¡Ah! El doctor Arimán. Dispénseme; tengo mucha prisa. Voy á tomar el tren mixto en la estación de Valflorilo. (Óyese el silbato del tren, que se aproxima.)

ARIMÁN:
Allá voy yo también; tenemos tiempo.

ATENAIDA:
Prefiero esperar al tren á que el me espere á mi. (Siguen andando juntos.)

ARIMÁN:
¿Va usted á Ursaria?

ATENAIDA:
Allá voy.


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Dominio público
93 págs. / 2 horas, 43 minutos / 238 visitas.

Publicado el 13 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

La Moza del Cántaro

Lope de Vega Carpio


Teatro, Comedia


PERSONAS

El Conde
Don Juan
Don Diego
Fulgencio, galanes
Don Bernardo, viejo
Pedro
Martín
Lorenzo
Bernal, lacayos
Doña María, dama
Doña Ana, viuda
Lüisa
Leonor
Juana, criadas
Un Alcaide
Un Indiano
Un Mesonero
Un Mozo de Mulas
Músicos.—Lacayos
Acompañamiento

La escena es en Ronda, en Adamuz y Madrid

ACTO PRIMERO

Sala en casa de don Bernardo, en Ronda.

ESCENA PRIMERA

Doña María y Lüisa, con unos papeles

LUISA

Es cosa lo que ha pasado
Para morirse de risa.

DOÑA MARÍA

¿Tantos papeles, Lüisa,
Esos Narcisos te han dado?

LUISA

¿Lo que miras dificultas?

DOÑA MARÍA

¡Bravo amor, brava fineza!

LUISA

No sé si te llame alteza
Para darte estas consultas.

DOÑA MARÍA

Á señoría te inclina,
Pues entre otras partes graves,
Tengo deudo, como sabes,
Con el duque de Medina.

LUISA

Es título la belleza
Tan alto, que te podría
Llamar muy bien señoría,
Y aspirar, Señora, á alteza.

DOÑA MARÍA

¡Lindamente me conoces!
Dasme por la vanidad.

LUISA

No es lisonja la verdad,
Ni las digo, así te goces.
No hay en Ronda ni en Sevilla
Dama como tú.

DOÑA MARÍA

Yo creo,
Lüisa, tu buen deseo.

LUISA

Tu gusto me maravilla.
Á ninguno quieres bien.

DOÑA MARÍA

Todos me parecen mal.

LUISA

Arrogancia natural
Te obliga á tanto desdén.—
Éste es de don Luis.

DOÑA MARÍA


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48 págs. / 1 hora, 24 minutos / 333 visitas.

Publicado el 2 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

La Mojigata

Leandro Fernández de Moratín


Teatro, comedia


Advertencia

Escrita y no corregida todavía a satisfacción del autor la comedia de La Mojigata, empezaron a verse copias de ella desde el año de 1791. Durante los viajes de Moratín fuera de España corrió esta pieza igual fortuna que la de El Barón, con poca diferencia. La representaron en muchas casas particulares de la capital, y se celebró el acierto con que la desempeñaron varios aficionados en casa del abogado Pérez de Castro, y en la de la marquesa de Santiago. Los cómicos de las provincias la incluyeron en su caudal y la representaban frecuentemente; sólo mereció el autor a la estimación que le profesaban los actores de Madrid que se abstuviesen de darla al público, sabiendo que se proponía hacer en ella alteraciones muy esenciales, y que no podía serle agradable saber que la representaban sin su aprobación por manuscritos tan viciados y tan llenos de errores suyos y ajenos.

A su vuelta, hizo en ella las correcciones que le parecieron convenientes; y estudiada y ensayada por los cómicos de la compañía de la Cruz, se representó en aquel teatro el día 19 de mayo de 1804. No hubo parcialidades, ni venganzas, ni conspiración, ni alboroto: la experiencia había dado a conocer la inutilidad de estos medios y el nombre del autor aseguraba ya los aplausos. El público la recibió con aprecio particular; no así los falsos devotos ni los críticos. Los primeros abominaron de ella, y no les faltaba razón; los segundos publicaron delicadas observaciones, en que manifestaron por una parte su laudable anhelo de ver el arte en toda su perfección, y por otra su corta inteligencia para indicar a los que le practican los medios de lograrlo. Las censuras produjeron elogios y defensas; y es de notar que unos y otras se escribieron con urbanidad y moderación, prendas no muy comunes en este género de escritos y que hoy día totalmente se desconocen.


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Dominio público
58 págs. / 1 hora, 42 minutos / 869 visitas.

Publicado el 20 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

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