Textos por orden alfabético inverso publicados por Edu Robsy etiquetados como Tratado | pág. 3

Mostrando 21 a 30 de 88 textos encontrados.


Buscador de títulos

editor: Edu Robsy etiqueta: Tratado


12345

Los Deberes

Marco Tulio Cicerón


Filosofía, Ética, Tratado


Libro I

Introducción

Hijo mío Marco: tras un año escuchando a Cratipo, y esto en Atenas, es inevitable que reboses de enseñanzas y doctrinas de filosofía, por la influencia tanto del docente como de la ciudad —el primero puede influirte con su saber, la segunda con sus modelos—. A pesar de ello considero que, así como para mi provecho yo mismo he asociado siempre lo latino con lo griego, y no solo lo he hecho en filosofía, sino también en la práctica oratoria, también debes hacer lo mismo por tu parte para alcanzar pareja destreza en ambas lenguas. Y en este punto, según pienso, he realizado una importante contribución a mis compatriotas, hasta el punto de que no solo los ignorantes en griego piensan haber hecho algunos progresos, tanto en instrucción como en juicio, sino también los doctos.

Por eso tú, por una parte, vas a continuar con las enseñanzas del filósofo más destacado de nuestro tiempo, y vas a continuar todo el tiempo que quieras —ahora bien, deberás querer en tanto en cuanto no estés descontento con lo que adelantas—; pero, por otra, leyendo mis obras, que no se apartan mucho de las de los peripatéticos (pues tanto ellos como yo queremos ser socráticos y platónicos), ejercitarás tu juicio propio sobre estos mismo asuntos —no te lo estorbo—, pero sin duda ampliarás la riqueza de tu lengua latina leyéndolas. Pero no quisiera que pensaras que he hablado así por jactancia. Pues yo quedo por detrás de muchos en cuanto a saber filosófico, pero, si reclamo para mí lo propio del orador —el hablar con exactitud, claridad y ornato—, me parece que tengo cierto derecho para hacerlo, porque he dedicado mi vida a esta ocupación.


Información texto

Protegido por copyright
158 págs. / 4 horas, 36 minutos / 2.133 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Lo Bello y lo Sublime

Immanuel Kant


Filosofía, tratado


Con el título de «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» publicó Kant en Königsberg (1764) este ensayo de vario y atrayente contenido. Numerosas ediciones sueltas se han hecho de este encantador tratadito, sin contar las varias ediciones de las obras completas del autor.

Más que de estética, en el sentido estricto de la palabra, tratan las «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» de asuntos varios, moral, psicología, descripción de los caracteres individuales y nacionales; en suma, de toda suerte de temas interesantes que pueden ocurrirse alrededor del asunto principal. Está escrito en estilo fácil y cómodo —extraña excepción en la obra de Kant—, lleno de ingenio, alegría, penetración, con una sencillez encantadora. Se comprende fácilmente que un crítico haya podido comparar a Kant —refiriéndose a esta obra— con «La Bruyère», el autor de los «Caracteres».

En este ensayo es donde Kant ataca por primera vez el problema estético, y aunque sus ideas fundamentales acerca del arte y la belleza se hallan sistemáticamente expuestas en su obra posterior, la «Crítica del Juicio», tienen, sin embargo, las «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» cierto interés para el conocimiento de los orígenes de la estética kantiana. Pero sobre todo constituyen, como hemos dicho, una serie de delicadas ocurrencias, de certeras observaciones, de agudas críticas, sin el aparato solemne de la exposición didáctica.

Capítulo I

Sobre los diferentes objetos del sentimiento de lo sublime y de lo bello.


Leer / Descargar texto

Dominio público
53 págs. / 1 hora, 32 minutos / 427 visitas.

Publicado el 31 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

Libro de la Orden de Caballería

Ramón Llull


Tratado


Comienza el prólogo

A semejanza de los siete planetas que son los celestiales Corsos que gobiernan y ordenan las cosas terrenales, dividimos este Libro de Caballería en Siete Partes; en las cuales queremos demostrar que los caballeros reciben honor y señoría del pueblo, con el fin de ordenarlo y defenderlo.

La Primera Parte trata del fundamento de la Caballería.

La Segunda Parte trata del oficio de Caballería.

La Tercera Parte trata del examen a que conviene sea sometido el escudero que quiere entrar en el orden de Caballería.

La Cuarta Parte trata de la manera cómo debe ser hecho el caballero.

La Quinta Parte trata de lo que significan las armas del caballero.

La Sexta Parte es de las costumbres que pertenecen al caballero.

La Séptima Parte es del honor que conviene se haga al caballero.

Sigue el prólogo

1. En un país aconteció que un sabio caballero había mantenido largamente el orden de caballería con nobleza y con la fuerza de su ánimo; después que la sabiduría y la ventura le habían mantenido en el honor de caballería en guerras y torneos, en justas y batallas, escogió vida ermitaña cuando observó que ya eran contados los días que de vida debían quedarle, puesto que por ancianidad se hallaba torpe en el uso de las armas.

Por esto abandonó sus bienes, dejando herederos de ellos a sus hijos, e hizo su habitación en medio de una gran selva abundosa en aguas y en árboles frutales, huyendo definitivamente del mundo, a fin de que el estado valetudinario a que la vejez había llevado a su cuerpo, no le quitase honor en aquellas cosas en las cuales la sabiduría y la ventura le habían mantenido con honra durante tan largo tiempo.

En tales circunstancias el caballero meditó en la muerte, recordando el paso de este siglo al otro siglo, entendiendo que se acercaba la sentencia perdurable que le había de sobrevenir.


Leer / Descargar texto

Dominio público
76 págs. / 2 horas, 13 minutos / 314 visitas.

Publicado el 7 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Leviatán

Thomas Hobbes


Filosofía, Tratado, Tratado político


INTRODUCCIÓN

La NATURALEZA (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) está imitada de tal modo, como en otras muchas cosas, por el arte del hombre, que éste puede crear un animal artificial. Y siendo la vida un movimiento de miembros cuya iniciación se halla en alguna parte principal de los mismos ¿por qué no podríamos decir que todos los autómatas (artefactos que se mueven a sí mismos por medio de resortes y ruedas como lo hace un reloj) tienen una vida artificial? ¿Qué es en realidad el corazón sino un resorte; y los nervios qué son, sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruedas que dan movimiento al cuerpo entero tal como el Artífice se lo propuso? El arte va aún más lejos, imitando esta obra racional, que es la más excelsa de la Naturaleza: el hombre.


Información texto

Protegido por copyright
334 págs. / 9 horas, 46 minutos / 498 visitas.

Publicado el 16 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Las Moradas

Santa Teresa de Jesús


Tratado, Religión


J H S

Pocas cosas que me ha mandado la obediencia se me han hecho tan dificultosas como escribir ahora cosas de oración; lo uno, porque no me parece que me da el Señor espíritu para hacerlo, ni deseo; lo otro, por tener la cabeza tres meses ha con un ruido y flaqueza tan grande, que an los negocios forzosos escribo con pena; mas entendiendo que la fuerza de la obediencia suele allanar cosas que parecen imposibles, la voluntad se determina a hacerlo muy de buena gana, anque el natural parece que se aflige mucho; porque no me ha dado el Señor tanta virtud, que el pelear con la enfermedad contino y con ocupaciones de muchas maneras, se pueda hacer sin gran contradicción suya. Hágalo el que ha hecho otras cosas más dificultosas por hacerme merced, en cuya misericordia confío.


Leer / Descargar texto

Dominio público
177 págs. / 5 horas, 11 minutos / 1.658 visitas.

Publicado el 19 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

La Vida de Marco Bruto

Francisco de Quevedo y Villegas


Biografía, Tratado, Política


Mujeres dieron a Roma los reyes y los quitaron. Diolos Silvia, virgen, deshonesta; quitolos Lucrecia, mujer casada y casta. Diolos un delito; quitolos una virtud. El primero fue Rómulo; el postrero, Tarquino. A este sexo ha debido siempre el mundo la pérdida y la restauración, las quejas y el agradecimiento.

Es la mujer compañía forzosa que se ha de guardar con recato, se ha de gozar con amor y se ha de comunicar con sospecha. Si las tratan bien, algunas son malas. Si las tratan mal, muchas son peores. Aquél es avisado, que usa de sus caricias y no se fía dellas. Más pueden con algunos reyes, que con los otros hombres, porque pueden más que los otros hombres los reyes.

Los hombres pueden ser traidores a los reyes, las mujeres hacen que los reyes sean traidores a sí mismos, y justifican contra sus vidas las traiciones. Cláusula es ésta que tiene tantos testigos como letores.

He referido primero la descendencia de Marco Bruto que los padres, porque en el nombre y en el hecho más pareció parto desta memoria que de aquel vientre.

Tenía Bruto estatua; mas la estatua no tenía Bruto, hasta que fue simulacro duplicado de Marco y de Junio. No pusieron los romanos aquel bulto en el Capitolio tanto para imagen de Junio como para consejo de bronce de Marco Bruto. Fuera ociosa idolatría si sólo acordara de lo que hizo el muerto y no amonestara lo que debía hacer al vivo. Dichosa fue esta estatua, merecida del uno y obedecida del otro.

No le faltó estatua a Marco Bruto, que en Milán se la erigieron de bronce; y pasando César Octaviano por aquella ciudad, y viéndola, dijo a los magistrados:

—Vosotros no me sois leales, pues honráis a mi enemigo en mi presencia.


Leer / Descargar texto

Dominio público
108 págs. / 3 horas, 10 minutos / 282 visitas.

Publicado el 10 de enero de 2021 por Edu Robsy.

La República de los Lacedemonios

Jenofonte


Tratado, Política


Yo observé hace tiempo que Esparta fue muy poderosa y célebre en la Hélade, como es evidente, aunque era una de las ciudades con menos habitantes, y me sorprendió entonces cómo pudo ocurrir eso. Sin embargo, después que me fijé en la ocupaciones de los espartiatas, ya no me causó sorpresa.

A Licurgo, que les dio las leyes con cuya observancia consiguieron su prosperidad, lo admiro y lo considero el culmen de la sabiduría; pues él, sin imitar a las demás ciudades sino incluso tomando decisiones contrarias a la mayoría de ellas, demostró que su patria las superaba en prosperidad.

Por ejemplo, sobre la procreación, para empezar por el principio, los demás mantienen con una comida, lo más racionada que se pueda tolerar y con el menor condimento posible, a las jóvenes que van a dar a luz y que parecen estar bien educadas; y, por supuesto, las mantienen privadas de vino totalmente o se lo sirven aguado. Como la mayoría de los artesanos son sedentarios, los demás griegos estiman conveniente que las jóvenes trabajen la lana llevando una vida inactiva. Ahora bien, ¿cómo se va a esperar que jóvenes criadas de esta manera engendren algo grandioso? Licurgo, en cambio, pensó que las esclavas también bastaban para producir vestidos y, como consideraba que la procreación era la principal misión de las mujeres libres, en primer lugar, dispuso que el sexo femenino ejercitase sus cuerpos no menos que el masculino. Luego, organizó para las mujeres competiciones entre ellas de carreras y pruebas de fuerza, exactamente igual que lo hizo con los varones, convencido de que de parejas vigorosas también los hijos nacen más robustos.


Información texto

Protegido por copyright
20 págs. / 36 minutos / 1.017 visitas.

Publicado el 20 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La República de los Atenienses

Jenofonte


Tratado, Filosofía


Sobre la república de los atenienses, no alabo el hecho de elegir ese sistema, porque, al elegirlo, eligieron también el que las personas de baja condición estén en mejor situación que las personas importantes. Así, pues, no lo alabo por eso. Mas como ellos lo han decidido así, voy a mostrar lo bien que mantienen su régimen y llevan las demás cuestiones que al resto de los griegos les parecen un fracaso.


Información texto

Protegido por copyright
12 págs. / 22 minutos / 280 visitas.

Publicado el 20 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Mujer de Su Casa

Concepción Arenal


Ensayo, tratado


Advertencia

LA MUJER DEL PORVENIR se ha escrito de prisa, se ha impreso inmediatamente después que se escribió, y se resiente de ambas cosas, según hemos podido notar leyéndola ahora, es decir, á los trece años de su publicación; nos parece que es, á lo que podía ser, lo que un boceto á un cuadro.

Como la fuerza nos va faltando; como un asunto después que se trata, bien ó mal, pierde gran parte de su atractivo; como las cabezas cansadas, semejantes á los estómagos inapetentes, necesitan suplir en parte el apetito con el gusto, y no le hay (al menos para nosotros) en rellenar, añadir, retocar, y, en fin, concluir una obra, la nuestra se quedará con los vacíos que tenía, ménos algunos que procuraremos llenar en el presente escrito, en que ademas indicamos ciertos puntos, respecto á los cuales hemos modificado nuestra opinión. La sinceridad con que escribimos siempre no nos permite sostener afirmaciones cuando hemos concebido dudas. Que otros se envanezcan con el título de infalibles; nosotros nos contentamos con el de honrados y sinceros.


Leer / Descargar texto

Dominio público
82 págs. / 2 horas, 23 minutos / 268 visitas.

Publicado el 31 de enero de 2022 por Edu Robsy.

12345