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Manuscrito Encontrado en Zaragoza

Jan Potocki


Novela


ADVERTENCIA

Cuando era oficial en el ejército francés, participé en el sitio de Zaragoza. Algunos días después que se tomara la ciudad, como avanzara hasta un lugar un poco retirado, observé una casita bastante bien construida. Creí, al principio, que aún no había sido visitada por ningún francés. Tuve la curiosidad de entrar. Llamé a la puerta, pero vi que no estaba cerrada. Empujé la puerta, entré, di voces, busqué: no encontré a nadie. Me pareció que habían sacado de la casa todo aquello que tuviera algún valor; en las mesas y en los muebles sólo quedaban objetos sin importancia. Advertí de pronto, amontonados en el suelo, en un rincón, varios cuadernos. Se me ocurrió mirarlos: era un manuscrito en español, lengua que conozco poco, pero no tan poco, sin embargo, para no comprender que aquel libro podía divertirme: trataba de bandidos, de aparecidos, de cabalistas, y nada más adecuado que la lectura de una novela extravagante para distraerme de las fatigas de la campaña. Persuadido de que el libro no volvería ya a su legítimo propietario, no vacilé en quedarme con él.


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242 págs. / 7 horas, 4 minutos / 407 visitas.

Publicado el 15 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

El Poeta y los Lunáticos

Gilbert Keith Chesterton


Cuento


I. LOS AMIGOS FANTÁSTICOS

La posada tenía por nombre El Sol Naciente aunque su apariencia hubiera justificado que se llamase El Sol Poniente. Estaba justo en medio de un jardín triangular no tan verde como gris, un jardín de setos arruinados por la invasión de los hierbajos de las riberas del río; tenía el jardín, además, unas glorietas de techos y bancos igualmente arruinados, y una fuente renegrida y seca, coronada por una ninfa de la que únicamente eran destacables sus manchas de humedad y los desconchones.

La posada en sí parecía más devorada que ornada por la hiedra y daba la impresión de que su antiguo armazón de ladrillos oscuros había sido corroído despaciosamente por las garras de los dragones que moraban en lo que en sí mismo era un gran parásito. Por su parte trasera, la posada daba a un camino estrecho y por lo general desierto, que a través de la colina conducía hasta un vado, hoy fuera de uso tras la reciente construcción de un puente, un buen trecho río abajo. Junto a la puerta de entrada había un banco y una mesa; sobre ésta, en un tablero, el nombre del hostal, con un sol que en tiempos fue de oro y ahora pardo, dibujado en el centro.

De pie, en el umbral, contemplando tristemente el camino, pues no miraba la belleza de la puesta del sol, se hallaba el posadero, un hombre de cabello negro y lacio, de rostro congestionado y purpúreo, no obstante lo cual mostraba los rasgos inequívocos de la melancolía. Pero había también una persona que demostraba cierta vitalidad: justo quien se iba en ese momento. El primer y único cliente en muchos meses. Una especie de solitaria golondrina que no había hecho verano y que ahora continuaba su peregrinar.


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242 págs. / 7 horas, 4 minutos / 209 visitas.

Publicado el 5 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Caballero de Harmental

Alejandro Dumas


Novela


I. EL CAPITÁN ROQUEFINNETTE

Cierto día de Cuaresma, el 22 de marzo del año de gracia de 1718, un joven caballero de arrogante apariencia, de unos veintiséis o veintiocho años de edad, se encontraba hacia las ocho de la mañana en el extremo del Pont Neuf que desemboca en el muelle de L’École, montado en un bonito caballo español.

Después de media hora de espera, durante la que estuvo interrogando con la mirada el reloj de la Samaritaine, sus ojos se posaron con satisfacción en un individuo que venía de la plaza Dauphine.

Era éste un mocetón de un metro ochenta de estatura, vestido mitad burgués, mitad militar. Iba armado con una larga espada puesta en su vaina, y tocado con un sombrero que en otro tiempo debió de llevar el adorno de una pluma y de un galón, y que sin duda, en recuerdo de su pasada belleza, su dueño llevaba inclinado sobre la oreja izquierda. Había en su figura, en su andar, en su porte, en todo su aspecto, tal aire de insolente indiferencia, que al verle el caballero no pudo contener una sonrisa, mientras murmuraba entre dientes:

—¡He aquí lo que busco!

El joven arrogante se dirigió al desconocido, quien viendo que el otro se le aproximaba, se detuvo frente a la Samaritaine, adelantó su pie derecho y llevó sus manos, una a la espada y la otra al bigote.

Como el hombre había previsto, el joven señor frenó su caballo frente a él, y saludándole dijo:

—Creo adivinar en vuestro aire y en vuestra presencia que sois gentilhombre, ¿me equivoco?

—¡Demonios, no! Estoy convencido de que mi aire y mi aspecto hablan por mí, y si queréis darme el tratamiento que me corresponde llamadme capitán.

—Encantado de que seáis hombre de armas, señor; tengo la certeza de que sois incapaz de dejar en un apuro a un caballero.

El capitán preguntó:

—¿Con quién tengo el honor de hablar, y qué puedo hacer por vos?


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239 págs. / 6 horas, 58 minutos / 115 visitas.

Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Lámpara Roja

Arthur Conan Doyle


Cuento


Prefacio

Pasajes de un prolongado y enjundioso intercambio epistolar con un amigo americano

He de reconocer el peso de sus argumentos, en la medida en que un inválido o una mujer de escasa salud no serían personajes representativos de unos relatos que sólo tratan de ser un reflejo, con las suficientes dosis de realismo, de la práctica de la medicina. Pero si uno, en cualquier caso, se refiere a esta vida, y aspira a que los médicos sean algo más que simples marionetas, considero esencial que se haga cargo también del lado más oscuro de ella que es, en definitiva, el que han de estudiar los cirujanos o los médicos. Cierto es que también les es dado ver cosas hermosas, como la entereza de carácter o el heroísmo, el sacrificio o el amor, pero los amargos dolores y pruebas por los que han de pasar siempre les exigen mucho más (como es el caso de nuestras más nobles cualidades). No es posible escribir a la ligera acerca del ejercicio de la medicina.


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238 págs. / 6 horas, 58 minutos / 143 visitas.

Publicado el 14 de enero de 2018 por Edu Robsy.

El Golem

Gustav Meyrink


Novela


Sueño

La luz de la luna cae al pie de mi cama y se queda allí como una piedra grande, lisa y blanca.

Cuando la luna llena empieza a encogerse y su lado derecho se carcome — como una cara que se acerca a la vejez, mostrando primero las arrugas en una mejilla y perfilándose después — a esa hora de la noche, se apodera de mí una inquietud sombría y angustiosa.

No estoy dormido ni despierto, y, en el ensueño, se mezclan en mi alma lo vivido con lo leído y oído, como corrientes de distinto brillo y color que confluyeran. Antes de acostarme había leído la vida de Buddha Gotama e incesantemente volvían a repetirse en mi mente, de mil formas, estas frases:

«Una corneja voló hacia una piedra que parecía un trozo de grasa y pensó:

quizás haya aquí un buen bocado. Pero como la corneja no encontró nada apetitoso, se alejó. Del mismo modo que la corneja que se había acercado a la piedra, abandonamos — nosotros, los seguidores — al asceta Gotama, cuando hemos perdido placer en él.»

Y la imagen de la piedra que parece un pedazo de grasa crece monstruosamente en mi mente:

Camino por el lecho seco de un río y recojo guijarros lisos.

De color gris — azulado, cubiertos de polvo brillante, sobre los que pienso y recapacito y con los que, sin embargo, no sé qué hacer — y después otros negros con manchas amarillas de azufre, como petrificados intentos de un niño por imitar unas salamandras toscamente moteadas.

Y quiero arrojar estos guijarros lejos de mí, pero una y otra vez se me caen de las manos, y no puedo apartarlos de mi vista.

Aparecen a mi alrededor todas las piedras que han jugado un papel en mi vida.

Algunas se esfuerzan desmesuradamente por surgir de la tierra a la luz — como grandes cangrejos de color pizarra, subiendo con la marea,empeñados en atraer mi mirada hacia ellos y decirme cosas de importancia infinita.


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238 págs. / 6 horas, 57 minutos / 287 visitas.

Publicado el 26 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Ocho Primos

Louisa May Alcott


Novela


Dedicatoria

A los muchos chicos y chicas
cuyas cartas ha sido imposible contestar dedica este libro como ofrenda de paz

su amiga

L. M. Alcott.

I. Dos niñas

COMPLETAMENTE sola, Rosa estaba sentada en una de las salas más grandes y bonitas de su casa, con el pañuelo en la mano, listo para recoger su primera lágrima, pues cavilaba en sus tribulaciones y el llanto era inevitable. Se había encerrado en este cuarto por considerarlo sitio adecuado para sentirse miserable; pues era oscuro y silencioso, estaba lleno de muebles antiguos y cortinados sombríos y de sus paredes pendían retratos de venerables caballeros de peluca, damas de austeras narices, tocadas con gorros pesadotes y niños que llevaban chaquetas colimochas y vestiditos cortos de talle. Era un lugar excelente para sentir dolor; y la lluvia primaveral intermitente que golpeaba los cristales de las ventanas parecía decir entre sollozos: «¡Llora, llora! Estoy contigo».

Rosa tenía su buen motivo para sentirse triste, pues era huérfana de madre, y últimamente había perdido al padre también, con lo cual no le quedó más hogar que éste de sus tías abuelas. Hacía sólo una semana que estaba con ellas, y aunque las viejecitas queridas se esforzaron todo lo posible por hacer que viviese contenta, no lograron mucho éxito que digamos, ya que era muy distinta a cuantos niños conocían, y experimentaron casi la misma sensación que si estuviesen al cuidado de una mariposa abatida.


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238 págs. / 6 horas, 56 minutos / 376 visitas.

Publicado el 21 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Anábasis

Jenofonte


Historia


Libro I

Preparativos de Ciro para destronar a su hermano Artajerjes. Reclutamiento de tropas en Sardes. Encuentro con Epiaxa, reina de los cilicios. Negativa de los mercenarios griegos a proseguir la marcha. Discurso de Clearco. El ejército desconfía de las intenciones de Ciro. Ciro y sus hombres cruzan el Eufrates y llegan a Arabia. Traición, juicio y ejecución de Orontas. El ejército de Ciro llega a Babilonia. Promesas de Ciro a sus hombres. Enumeración de efectivos en ambos bandos. Batalla de Cunaxa: victoria de los griegos. Muerte de Ciro. Retrato de Ciro: sus virtudes. Consecuencias inmediatas de la batalla.


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234 págs. / 6 horas, 50 minutos / 548 visitas.

Publicado el 6 de julio de 2017 por Edu Robsy.

Diálogos del Orador

Marco Tulio Cicerón


Tratado, Oratoria


Libro primero

Trayendo yo muchas veces a la memoria los tiempos antiguos, siempre me han parecido muy felices, oh hermano Quinto, aquellos hombres que habiendo florecido en la mejor edad de la república, insignes por sus honores y por la gloria de sus hechos, lograron pasar la vida sin peligro en los negocios o con dignidad en el retiro. Ha llegado el tiempo en que a todos parecería justo (y sin dificultad me lo concederían) que yo comenzase a descansar y aplicar el ánimo a nuestros estudios predilectos, cesando ya en mi vejez el inmenso trabajo de los negocios forenses y la asidua pretensión de los honores. Pero esta esperanza y propósito mío se han visto fallidos por las calamidades públi cas y por mi varia fortuna. Donde pensé hallar tranquilidad y sosiego, me asaltó un torbellino de cuidados y molestias. Ni por más que vivamente lo deseaba, pude dedicar el fruto de mis ocios a cultivar y refrescar entre nosotros aquellas artes a que desde la infancia me he dedicado. Ya en mi primera edad asistí a aquella revolución y trastorno del antiguo régimen; llegué al Consulado en medio de confusiones y peligros, y desde el consulado hasta ahora he tenido que luchar con las mismas olas que yo aparté de la república y que luego se alborotaron contra mí. Pero ni la aspereza de mi fortuna ni lo difícil de los tiempos serán parte a que yo abandone los estudios y no dedique a escribir todo el tiempo que me dejen libre el odio de mis enemigos, las causas de mis amigos o el interés de la república.

A tí, hermano mío, nunca dejaré de complacerte ni de atender a tus ruegos y exhortaciones, porque nadie tiene tanta autoridad conmigo, ni a nadie profeso tan buena voluntad.


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234 págs. / 6 horas, 49 minutos / 1.289 visitas.

Publicado el 18 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

La Otra Casa

Henry James


Novela


NOTA AL TEXTO

La otra casa fue publicada por entregas en la Illustrated London News y apareció en forma de libro en 1896 (William Heinemann, Londres). Previamente a su forma novelesca, había sido un guión para una obra de teatro que Henry James pensaba titular The Promise y que, de hecho, desarrollaría luego para la escena, con posterioridad a la novela y con el título de ésta. La presente traducción se basa en el texto de la primera edición.


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233 págs. / 6 horas, 47 minutos / 143 visitas.

Publicado el 5 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Tapón de Cristal

Maurice Leblanc


Novela


I. Detenciones

Las dos barcas se balanceaban en la sombra, atadas al pequeño embarcadero que surgía fuera del jardín. Aquí y allá, en medio de la espesa niebla, se divisaban a orillas del lago ventanas iluminadas. Enfrente el casino de Enghien centelleaba de luz, aunque eran los últimos días de septiembre. Entre las nubes aparecían algunas estrellas. Una ligera brisa hinchaba la superficie del agua.

Arsenio Lupin salió del quiosco donde estaba fumando un cigarrillo y, asomándose al extremo del embarcadero:

—Grognard, Le Ballu…, ¿estáis ahí?

Un hombre surgió de cada barca y uno de ellos respondió:

—Sí, jefe.

—Preparaos; oigo el auto, que vuelve con Gilbert y Vaucheray.

Atravesó el jardín, dio la vuelta a una casa en obras cuyos andamios podían distinguirse, y entreabrió con precaución la puerta que daba a la avenida de Ceinture. No se había equivocado: una luz viva brotó de la curva, y se detuvo un gran descapotable, del que saltaron dos hombres que llevaban gorra y gabardina con el cuello levantado.

Eran Gilbert y Vaucheray: Gilbert, un chico de veinte o veintidós años, de cara simpática y paso ágil y enérgico; Vaucheray, más bajo, de pelo entrecano y cara lívida y enfermiza.

—¿Qué? —preguntó Lupin—. ¿Habéis visto al diputado…?

—Sí, jefe —respondió Gilbert—. Lo vimos tomar el tren de París de las siete cuarenta, como ya sabíamos.

—En ese caso, ¿tenemos libertad de acción?

—Total. El chalet Marie-Thérese está a nuestra disposición.

El conductor se había quedado en su asiento, y Lupin le dijo:

—No aparques aquí. Podría llamar la atención. Vuelve a las nueve y media en punto, a tiempo para cargar el coche…, si es que no fracasa la expedición.

—¿Por qué quiere que fracase? —observó Gilbert.


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232 págs. / 6 horas, 46 minutos / 314 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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