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Maurice Leblanc


Novela


Primera parte. La doble vida de Arsenio Lupin

I. Una matanza

El señor Kesselbach se detuvo en seco en el umbral del salón, cogió del brazo a su secretario y murmuró con voz inquieta:

—Chapman, alguien ha penetrado aquí de nuevo.

—Vamos, vamos, señor —protestó el secretario—; usted mismo acaba de abrir la puerta de la antecámara y, mientras nosotros almorzábamos en el restaurante, la llave no ha salido de su bolsillo.

—Chapman, alguien ha penetrado aquí de nuevo —repitió el señor Kesselbach.

Y señaló a un saco de viaje que se encontraba sobre la chimenea.

Vea, la prueba está hecha. Ese saco estaba cerrado. Y ahora no lo está.

Chapman alegó:

—¿Está usted bien seguro de haberlo cerrado, señor? Además, ese saco no contenía sino objetos sin valor, cosas de tocador…

—No contiene más que eso porque yo retiré de él mi cartera antes de salir, por precaución…, sin lo cual… No, yo se lo digo, Chapman, alguien ha penetrado aquí mientras nosotros almorzábamos.

En la pared había un aparato telefónico. Descolgó el auricular, y dijo:

—Oiga… Es una llamada del señor Kesselbach…, del departamento cuatrocientos quince… Eso es… Señorita, tenga la bondad de pedir la Prefectura de Policía… El Servicio de Seguridad… Usted no necesita que yo le dé el número, ¿verdad? Bien; muchas gracias… Espero al aparato.

Un minuto más tarde proseguía:


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375 págs. / 10 horas, 57 minutos / 726 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Adiós

Guy de Maupassant


Cuento


Los dos amigos acababan de comer. Desde la ventana del café veían el bulevar muy animado. Les acariciaban los rostros esas ráfagas tibias que circulan por las calles de Paris en las apacibles noches de verano y obligan a los transeúntes a erguir la cabeza, incitándolos a salir, a irse lejos, a cualquier parte en donde haya frondosidad, quietud, verdor... y hacen soñar en riveras inundadas por la luna, en gusanos de luz y en ruiseñores.

Uno de los dos —Enrique Simón— dijo, suspirando profundamente:

—¡Ah! Envejezco. Antes, hace años, en noches como ésta, el mundo me parecía pequeño, era yo capaz de cualquier diablura, y ahora, sólo siento desilusiones y cansancio. ¡Es muy corta la vida!

Estaba ya un poco ventrudo. Tenia una esplendorosa calva y cuarenta y cinco años, aproximadamente. Su acompañante —Pedro Carnier— algo más viejo, pero también más ágil y decidido, respondió:


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6 págs. / 10 minutos / 216 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Algo de Mí Mismo

Rudyard Kipling


Biografía


PARA MIS AMIGOS CONOCIDOS Y DESCONOCIDOS

Capítulo 1. Una infancia

1865-1878

Dadme los seis primeros años de la vida
de un niño y tendréis el resto

Al mirar atrás desde éstos mis setenta años, tengo la impresión de que, en mi vida de escritor, todas las cartas me han tocado de tal modo que no he tenido más remedio que jugarlas como venían. Así pues, atribuyendo cualquier buena fortuna a Alá, de quien todo viene, doy comienzo:

Mi primer recuerdo es el de un amanecer, su luz y su color y el dorado y rojo de unas frutas a la altura de mi hombro. Debe de ser la memoria de los paseos matutinos por el mercado de frutas de Bombay, con mi aya y después con mi hermana en su cochecito, y de nuestros regresos con todas las compras apiladas en éste. Nuestra aya era portuguesa, católica romana que le rezaba —conmigo al lado— a una Cruz del camino. Meeta, el criado hindú, entraba a veces en pequeños templos hindúes en los que a mí, que no tenía aún edad para entender de castas, me cogía de la mano mientras me quedaba mirando a los dioses amigos, entrevistos en la penumbra.

A la caída de la tarde paseábamos junto al mar a la sombra de unos palmerales que se llamaban, creo, los Bosques de Mhim. Cuando hacía viento, se caían los grandes cocos y corríamos —mi aya con el cochecito de mi hermana y yo— a la seguridad de lo despejado. Siempre he sentido la amenaza de la oscuridad en los anocheceres tropicales, lo mismo que he amado el rumor de los vientos nocturnos entre las palmas o las hojas de los plátanos, y la canción de las ranas de árbol.


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178 págs. / 5 horas, 12 minutos / 222 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Almas Muertas

Nikolái Gógol


Novela


PRIMERA PARTE

CAPÍTULO I

Frente a la puerta de la fonda de la ciudad provinciana de N. se detuvo un cochecillo de apariencia bastante grata, con suspensión de ballestas, como los que acostumbran a utilizar los solterones: tenientes coroneles retirados, capitanes, propietarios que tienen más de cien siervos, en resumen, todos aquellos a los que se da el nombre de señores de medio pelo. En el cochecillo viajaba un caballero que no era ni guapo ni feo, ni demasiado gordo ni flaco; no podía afirmarse que fuera viejo, aunque tampoco se podía decir que fuera muy joven. Su llegada a la ciudad no fue causa del menor ruido ni se vio acompañada de nada que se saliera de lo normal. Solamente dos campesinos rusos que se hallaban en la puerta de la taberna, frente de la fonda, hicieron alguna pequeña observación, que, por lo demás, concernía más al coche que a su dueño.

—Mira esta rueda —dijo uno de ellos a su compañero—. ¿Crees que con ella llegaría a Moscú, si tuviera que ir allí?

—Sí llegaría —contestó el otro.

—Y hasta Kazán, ¿crees que alcanzaría?

—Hasta Kazán no —repuso el otro.

Y en este punto concluyó la conversación. Digamos también que cuando el coche se aproximaba a la fonda se cruzó con un joven que llevaba unos pantalones blancos de fustán, extremadamente cortos y estrechos, y un frac que pretendía ajustarse a la moda, y bajo el cual asomaba la lechuguilla, sujeta con un alfiler de bronce de Tula que tenía la forma de una pistola. El joven volvió la cabeza, se quedó contemplando el coche, llevó después su mano a la gorra, que poco había faltado para que el viento se la llevara, y continuó su camino.


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474 págs. / 13 horas, 50 minutos / 445 visitas.

Publicado el 29 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Anábasis

Jenofonte


Historia


Libro I

Preparativos de Ciro para destronar a su hermano Artajerjes. Reclutamiento de tropas en Sardes. Encuentro con Epiaxa, reina de los cilicios. Negativa de los mercenarios griegos a proseguir la marcha. Discurso de Clearco. El ejército desconfía de las intenciones de Ciro. Ciro y sus hombres cruzan el Eufrates y llegan a Arabia. Traición, juicio y ejecución de Orontas. El ejército de Ciro llega a Babilonia. Promesas de Ciro a sus hombres. Enumeración de efectivos en ambos bandos. Batalla de Cunaxa: victoria de los griegos. Muerte de Ciro. Retrato de Ciro: sus virtudes. Consecuencias inmediatas de la batalla.


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234 págs. / 6 horas, 50 minutos / 552 visitas.

Publicado el 6 de julio de 2017 por Edu Robsy.

Árbol Ejemplifical

Ramón Llull


Tratado, Filosofía, Religión


Este árbol está dividido en siete partes, a saber: raíces, tronco, ramas, ramos, hojas, flores, frutos; y cada una de estas partes se divide en catorce partes, como la primera parte, que es de las raíces del árbol elemental, vegetal, sensual, imaginal, humanal, moral, imperial, apostolical, celestial, angelical, eviternal, maternal, cristianal, divinal; y lo mismo de la segunda parte y de las demás. Y cada una de las siete partes está dividida en catorce partes para que podamos dar ejemplos de las naturas y maneras de los árboles según son sus raíces, troncos, ramas y las demás, y para que tengamos gran materia para dar ejemplos, siendo así que en los catorce árboles están todas las cosas explicadas e implicadas; y por los ejemplos que daremos puede el hombre tener doctrina para conocer los secretos naturales y sobrenaturales, y para predicar y para tener moralidades buenas y solaz y amistad de las gentes. Y más aún, que por ellos puede el hombre tener universal hábito para entender muchas cosas placenteras de entender y placenteras de oír.

Los ejemplos que nos proponemos dar queremos dividir en dos partes, a saber, en relatos y proverbios escogidos según las naturas de los árboles; y este proceso nos proponemos tener en este árbol. Y porque la materia es grande, según su grandeza no podremos proceder, porque por otras cosas estamos muy ocupados. Y también porque las gentes esquivan la prolijidad, y porque abreviadamente de este árbol queremos hablar; empero, según lo que diremos, doctrina daremos para que el hombre pueda llegar a encontrar nuevos proverbios y nuevos relatos, y extender su entendimiento por la gran materia de este Árbol.


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113 págs. / 3 horas, 18 minutos / 254 visitas.

Publicado el 8 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Arsenio Lupin Contra Herlock Sholmes

Maurice Leblanc


Novela


La dama rubia

1. El número 514, serie 23

El 8 de diciembre del año pasado, el señor Gerbois, profesor de matemáticas en el Liceo de Versalles, descubrió entre el batiburrillo de una tienda de compraventa, un pequeño secrétaire de caoba que le agradó por la variedad de sus gavetas.

«He aquí lo que necesito para el cumpleaños de Suzanne», pensó.

Y como se las ingeniaba, en la medida de sus modestos recursos, por complacer a su hija, le quitó el precio y pagó la suma de sesenta y cinco francos.

Cuando daba su dirección, un joven de aspecto elegante y que hacía un buen rato iba husmeando de un lado para otro, vio el mueble y preguntó:

—¿Cuánto?

—Está vendido —replicó el dueño de la tienda.

—¡Ah!… ¿Al señor, quizá?

El señor Gerbois saludó y, tanto más contento por haber comprado un mueble que le gustaba a un semejante, se retiró.

Pero no había dado diez pasos en la calle cuando se le unió el joven, el cual, con el sombrero en la mano y un tono de perfecta cortesía, le dijo:

—Le ruego que me perdone, señor. Pero voy a hacerle una pregunta indiscreta… ¿Buscaba ese secrétaire con mayor interés que cualquier otra cosa?

—No. Buscaba una balanza de ocasión para algunos experimentos físicos.

—Entonces, ¿no le importa mucho?

—Sí me importa.

—¿Porque es antiguo tal vez?

—Porque es cómodo.

—En ese caso, ¿consentiría en cambiarlo por otro secrétaire tan cómodo como ése, pero en mejor estado?

—Éste está en buen estado y el cambio me parece inútil.

—Sin embargo…

El señor Gerbois era hombre fácilmente irritable y de carácter receloso. Respondió secamente:

—Le suplico, señor, que no insista.

El desconocido se plantó delante de él.


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184 págs. / 5 horas, 22 minutos / 1.691 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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Théophile Gautier


Novela corta


I

Nadie podía comprender la enfermedad que minaba lentamente a Octave de Saville. No guardaba cama y llevaba un tren de vida normal; jamás una queja salía de sus labios, y sin embargo se desmejoraba a ojos vistas. Examinado por los médicos que le obligaba a consultar la solicitud de sus parientes y amigos, no acusaba dolencia concreta alguna, y la ciencia no descubría en él ningún síntoma alarmante: su pecho, al ser auscultado, emitía un sonido normal, y el oído aplicado a su corazón apenas sorprendía algún latido demasiado lento o demasiado precipitado; no tosía, no tenía fiebre, pero la vida se alejaba de él y huía por una de esas rendijas invisibles de que el hombre está lleno, según Terencio.

A veces un extraño síncope le hacía palidecer y quedarse frío como el mármol. Durante uno o dos minutos se le podía creer muerto; luego su mecanismo de relojería, detenido por un dedo misterioso, recobraba, ya sin obstáculo que lo impidiera, su movimiento y Octave parecía despertar de un sueño. Le mandaron a tomar las aguas; pero las ninfas termales no pudieron hacer nada por él. Un viaje que hizo a Nápoles no produjo mejores resultados. Su hermoso y famoso sol le había parecido negro como el del grabado de Alberto Durero; el murciélago que lleva escrita en su ala esta palabra: melancolía, azotaba aquel resplandeciente cielo azul con sus polvorientas membranas y revoloteaba entre la luz y él; se le heló el corazón en el muelle de la Mergellina, donde los lazzaroni medio desnudos se tuestan y dan a su piel una pátina de bronce.

Entonces volvió a su pequeño apartamento de la calle Saint-Lazare y recuperó, aparentemente, sus antiguas costumbres.


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101 págs. / 2 horas, 57 minutos / 222 visitas.

Publicado el 20 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Casa de Muñecas

Henrik Ibsen


Teatro


Personajes

HELMER, abogado.
NORA, su esposa.
El DOCTOR RANK.
KROGSTAD, procurador.
SEÑORA LINDE, amiga de Nora.
ANA MARÍA, su niñera.
ELENA, doncella de los Helmer.
Los Tres Niños del matrimonio Helmer.
Un Mozo de cuerda.

La acción, en Noruega, en casa de los Helmer.

Acto primero

Sala acogedora, amueblada con gusto, pero sin lujo. En el fondo, a la derecha, una puerta conduce a la antesala, y a la izquierda, otra al despacho de Helmer. Entre ambas, un piano. En el centro del lateral izquierdo, otra puerta, y más allá, una ventana. Cerca de la ventana, una mesa redonda, con un sofá y varias sillas alrededor. En el lateral derecho, junto al foro, otra puerta, y en primer término, una estufa de azulejos, con un par de sillones y una mecedora enfrente. Entre la estufa y la puerta lateral, una mesita. Grabados en las paredes. Repisa con figuritas de porcelana y otros menudos objetos de arte. Una pequeña librería con libros encuadernados primorosamente. Alfombra. La estufa está encendida. Día de invierno.

En la antesala suena una campanilla; momentos más tarde, se oye abrir la puerta. Nora entra en la sala tarareando alegremente, vestida de calle y cargada de paquetes, que deja sobre la mesita de la derecha. Por la puerta abierta de la antesala, se ve un Mozo con un árbol de Navidad y un cesto, todo lo cual entrega a la doncella que ha abierto.

NORA.—Esconde bien el árbol, Elena. No deben verlo los niños de ninguna manera hasta esta noche, cuando esté arreglado. (Dirigiéndose al Mozo, mientras saca el portamonedas.) ¿Cuánto es?

EL MOZO.—Cincuenta ore.


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79 págs. / 2 horas, 19 minutos / 564 visitas.

Publicado el 24 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Cimbelino

William Shakespeare


Teatro, Comedia


Dramatis personae

CIMBELINO, rey de Britania
INOGENIA, su hija
La REINA, segunda esposa del rey
CLOTEN, hijo de la reina e hijastro del rey
PÓSTUMO LEONATO, esposo de Inogenia
PISANIO, su criado
CORNELIO, médico
FILARIO, amigo italiano de Póstumo
YÁQUIMO, noble italiano, amigo de Filario
Un FRANCÉS
Un HOLANDÉS
Un ESPAÑOL
BELARIO, noble desterrado, que se hace llamar Morgan

GUIDERIO
ARVIRAGO, Hijos de Cimbelino, supuestos hijos de Belario, que se hacen llamar Polidoro y Cadwal

Cayo LUCIO, general romano
Un ADIVINO
JÚPITER
Espectro de SICILIO LEONATO, padre de Póstumo
Espectro de la MADRE de Póstumo
Espectros de los dos HERMANOS de Póstumo

Nobles, damas de la reina, caballeros, senadores romanos, tribunos, capitanes, carceleros, mensajeros, músicos, soldados y acompañamiento.

Acto I

Escena I

Entran dos CABALLEROS.

CABALLERO 1º
No hay quien ponga buena cara. Nuestro temple
no obedece más al cielo que un cortesano
al ánimo del rey.

CABALLERO 2º
Pero, ¿qué ocurre?

CABALLERO 1º
Su hija y heredera del reino —que él destinaba
al único hijo de su esposa, una viuda
que hace poco desposó— ha elegido
a un caballero pobre, pero digno. Se ha casado:
el esposo, desterrado; ella, encarcelada.
Todo es pena en apariencia, pero el rey
está herido en el alma.

CABALLERO 2º
¿Solo el rey?

CABALLERO 1º
También quien la ha perdido; y la reina,
que ansiaba este enlace. Pero no hay cortesano
que, aun poniendo la cara que le dicte
el rostro del rey, en el fondo no se alegre
de lo que finge reprobar.

CABALLERO 2º
Y eso ¿por qué?


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82 págs. / 2 horas, 23 minutos / 525 visitas.

Publicado el 16 de junio de 2018 por Edu Robsy.

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