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El Castillo de los Cárpatos

Julio Verne


Novela


I

Esta historia no es fantástica, es sólo novelesca. ¿Hay que deducir que no es verdadera, dada su falta de verosimilitud? Sería un error. Vivimos en una época en la que todo ocurre; casi se tiene derecho a decir que todo ha ocurrido. Si nuestro relato no es verosímil hoy, puede serlo mañana, gracias a los recursos científicos de que dispone el futuro, y nadie se atrevería a incluirla entre las leyendas. Además, nadie cree ya en las leyendas al final de este práctico y positivo siglo XIX, ni en Bretaña, la comarca de los esquivos korrigans, ni en Escocia, la tierra de los brownies y los gnomos, ni en Noruega, la patria de los ases, de los elfos, de los siífos y de las valquirias, ni siquiera en Transilvania, donde el marco de los Cárpatos se presta de forma tan natural a cualquier evocación psicagógica. Sin embargo, conviene observar que la región transilvana está aún muy apegada a las supersticiones de las primeras edades.

Esas provincias de la extrema Europa fueron descritas por el señor de Gérando y visitadas por Eliseo Reclus. Ninguno de ellos mencionó la curiosa historia en que se basa esta novela. ¿Acaso no llegó a su conocimiento? Quizá sí, pero no quisieron darle crédito. Es muy de lamentar, pues la hubieran contado, el uno con la precisión de un analista, el otro con esa poesía instintiva que impregna sus relaciones de viaje.

Puesto que ni uno ni otro lo hicieron, voy a tratar de hacerlo yo en su lugar.


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161 págs. / 4 horas, 42 minutos / 294 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El Enfermo Imaginario

Molière


Teatro, Comedia


PERSONAJES DE LA COMEDIA

ARGAN, enfermo de aprensión (Protagonizado en 1673 por  Molière.)
BELISA, Segunda mujer de Argan.
ANGÉLICA, hija de Argan
LUISA, hermana de Angélica
BERALDO, hermano de Argan.
CLEONTE, enamorado de Angélica.
DIAFOIRUS, médico.
TOMÁS DIAFOIRUS, su hijo
PURGON, médico de Argan.
FLEURANT, boticario.
BONAFÉ, notario.
ANTONIA, criada

PERSONAJES DE LOS INTERMEDIOS

Del primer acto:

POLICHINELA.
UNA VIEJA.
VIOLINISTAS.
ALGUACILES

Del segundo acto:

CUATRO GITANAS
GITANOS Y GITANAS

Del tercer acto:

TAPICEROS
EL PRESIDENTE DE LA FACULTAD DE MEDICINA.
DOCTORES.
ARGAN, bachiller.
BOTICARIOS, armados de morteros y manos para majar.
LAVATIVEROS.
CIRUJANOS.

La acción, en París, en 1673.

ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

ARGAN, solo en su alcoba y sentado a una mesa, ajusta con guitones las cuentas del boticario. Conversando consigo mismo, platica de este modo:

ARGAN. —Tres y dos cinco, y cinco, diez, y diez más, veinte... Tres y dos cinco.

"ltem, el día 24, una ayuda estimulante, preparatoria y emoliente, para ablandar, humedecer y refrescar las entrañas del señor." Lo que más me agrada de Fleurant, mi boticario, es su cortesía:

"Las entrañas del señor, seis reales." Pero eso no basta, amigo mío: a más de correcto, es preciso ser razonable y no desplumar a los pacientes. ¡Seis reales por una lavativa!... Ya sabéis cuánto me satisface complaceros; pero como en ocasiones anteriores me las habéis cobrado a cuatro reales, y en lenguaje de boticario cuando se dice veinte hay que entender diez, pongamos dos reales...


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57 págs. / 1 hora, 40 minutos / 1.668 visitas.

Publicado el 6 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

El Grabado en la Casa

H.P. Lovecraft


Cuento


Los amantes del terror frecuentan los lugares misteriosos y remotos Para ellos son las catacumbas de Ptolomeo y los labrados mausoleos de tantos y tantos mundos de pesadilla. A la luz de la luna escalan las torres de los ruinosos castillos del Rhin, y tropiezan una y otra vez por las oscuras escalinatas cubiertas de telarañas bajo las desperdigadas piedras de olvidadas ciudades de Asia. El bosque encantado y la desolada montaña son sus santuarios, y merodean en torno a los siniestros monolitos que se erigen en despobladas islas. Pero el verdadero epicúreo de lo terrible, aquel para quien un nuevo estremecimiento de inconmensurable horror representa el objetivo principal y la justificación de toda una existencia, aprecia por encima de todo las antiguas y solitarias granjas que se levantan entre los bosques de Nueva Inglaterra, pues es en esta región donde mejor se combinan los sombríos elementos de fuerza, soledad, fantasía e igno— rancia, hasta constituir la máxima expresión de lo tenebroso.

El paisaje más horrible es aquel en que pueden verse a gran distancia de los caminos transitados, casitas de madera sin pintar, generalmente agazapadas bajo alguna ladera húmeda y cubiertas de hierbas o recostadas en algún rocoso macizo de dimensiones gigantescas. Durante doscientos años, e incluso desde mucho antes, han estado recostadas o agazapadas en aquellos parajes mientras las enredaderas reptaban por el suelo y los arboles aumentaban de grosor y se multiplicaban por doquier. Hoy las casas están prácticamente ocultas entre incontenibles frondosidades de vegetación y veladoras mortajas de sombra, pero las ventanas de pequeña hoja siguen observando fijamente, como si parpadearan en medio de un estupor letal que detuviera la locura a la vez que disipara el recuerdo de las cosas inexpresables.

En tales casas han habitado generaciones de las más extrañas gentes que hayan podido poblar la tierra.


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12 págs. / 21 minutos / 162 visitas.

Publicado el 4 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

El Mundo Perdido

Arthur Conan Doyle


Novela


He forjado mi simple plan
si doy una hora de alegría
al muchacho que es a medias un hombre
o al hombre que es un muchacho a medias.

Advertencia

E. D. Malone desea aclarar que tanto el mandato de prohibi­ción como la acción por calumnias han sido revocados sin reservas por el profesor G. E. Challenger, que, habiendo quedado satisfecho al constatar que ninguna crítica o co­mentario de este libro contiene ánimo de ofensa, ha garanti­zado que no pondrá ningún obstáculo a su publicación y cir­culación. E. D. Malone desea también expresar su gratitud a Patrick L. Forbes, de Rosslyn Hill, Hampstead, por la destre­za y simpatía con que ha preparado los dibujos que trajimos de Sudamérica, y también a W Ransford, de Elm Row, Hampstead, por su valiosa ayuda de experto en lo referente a las fotografías.

1. Los heroísmos nos rodean por todas partes

Su padre, el señor Hungerton, era verdaderamente la per­sona menos dotada de tacto que pudiese hallarse en el mun­do; una especie de cacatúa pomposa y desaliñada, de exce­lente carácter pero absolutamente encerrado en su propio y estúpido yo. Si algo podía haberme alejado de Gladys, era el imaginar un suegro como aquél. Estoy convencido de que creía, de todo corazón, que mis tres visitas semanales a Los Nogales se debían al placer que yo hallaba en su compañía y, muy especialmente, al deseo de escuchar sus opiniones so­bre el bimetalismo, materia en la que iba camino de conver­tirse en una autoridad.

Durante una hora o más tuve que oír aquella noche su monótono parloteo acerca de cómo la moneda sin respaldo disipa la seguridad del ahorro, sobre el valor simbólico de la plata, la devaluación de la rupia y los verdaderos patrones de cambio.


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257 págs. / 7 horas, 30 minutos / 262 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2016 por Edu Robsy.

El Negro de Pedro el Grande

Aleksandr Pushkin


Cuento


I


Estoy en París,
he comenzado a vivir, no sólo a respirar.

DMÍTRIYEV, Diario de un viajero
 

Entre los jóvenes enviados por Pedro el Grande a países extraños con el fin de adquirir conocimientos, imprescindibles para un estado modernizado, figuraba su ahijado, el negro Ibrahim. Estudió en una escuela militar de París, se licenció como capitán de artillería distinguiéndose en la guerra de España y regresó gravemente herido a París. El emperador, aun en medio de su vasta tarea, no dejaba de interesarse por su favorito. Siempre eran halagüeños los informes que recibía sobre su conducta y sus éxitos. Tan complacido estaba Pedro, que más de una vez lo llamó para que regresara a Rusia, pero Ibrahim no tenía prisa. Se excusaba poniendo diversos pretextos, la herida unas veces, el deseo de perfeccionar sus conocimientos o la falta de dinero, otras; y Pedro, indulgente con sus demandas, le pedía que cuidara la salud, le agradecía su celo por los estudios y, aunque extremadamente cuidadoso con sus propios gastos, no escatimaba para él su tesoro, añadiendo a las monedas de oro consejos paternales y exhortaciones a la prudencia.


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38 págs. / 1 hora, 7 minutos / 292 visitas.

Publicado el 12 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Frritt Flacc

Julio Verne


Cuento


I

¡Frritt…!, es el viento que se desencadena.

¡Flacc…!, es la lluvia que cae a torrentes.

La mugiente ráfaga encorva los árboles de la costa volsiniana, y va a estrellarse contra el flanco de las montañas de Crimma. Las altas rocas del litoral están incesantemente roídas por las olas del vasto mar del Megalocride.

¡Frritt…! ¡Flacc…!

En el fondo del puerto se oculta el pueblecillo de Luktrop.

Algunos centenares de casas, con verdes miradores que apenas las defienden contra los fuertes vientos. Cuatro o cinco calles empinadas, más barrancos que vías, empedradas con guijarros, manchadas por las escorias que proyectan los conos volcánicos del fondo. El volcán no está lejos: el Vanglor. Durante el día, sus emanaciones se esparcen bajo la forma de vapores sulfurosos. Por la noche, de tanto en tanto, se producen fuertes erupciones de llamas. Como un faro, con un alcance de ciento cincuenta kilómetros, el Vanglor señala el puerto de Luktrop a los buques de cabotaje, barcos de pesca y transbordadores cuyas rodas cortan las aguas del Megalocride.

Al otro lado de la villa se amontonan algunas ruinas de la época crimmeriana. Tras un arrabal de aspecto árabe, una kasbah de blancas paredes, techos redondos y azoteas devoradas por el sol. Es un cúmulo de piedras arrojadas al azar, un verdadero montón de dados cuyos puntos hubieran sido borrados por la pátina del tiempo.

Entre todos ellos se destaca el Seis—Cuatro, nombre dado a una construcción extraña, de techo cuadrado, con seis ventanas en una cara y cuatro en la otra.

Un campanario domina la villa: el campanario cuadrado de Santa Philfilene, con campanas suspendidas del grosor de los muros, que el huracán hace resonar algunas veces. Mala señal. Cuando esto sucede, los habitantes tiemblan.


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7 págs. / 13 minutos / 855 visitas.

Publicado el 21 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

Gambara

Honoré de Balzac


Novela corta


Al Señor Conde AUGUSTO-BENJAMIN DE BELLOY

Mi querido conde:

Es al rincón del fuego, en un misterioso y espléndido retiro que ya no existe, pero que vivirá en nuestro recuerdo y de donde nuestros ojos descubrían París, desde las colinas de Bellevue hasta el Arco de Triunfo de la Estrella, que, cierta mañana regada de té, y a través de las mil ideas que nacen y se extinguen como cohetes en vuestra centelleante conversación, que usted, pródigo de espíritu, arrojó bajo mi pluma a este personaje digno de Hoffmann, ese portador de tesoros ignotos, ese peregrino sentado a la puerta del paraíso, con oídos para escuchar los cantos de los ángeles y que, no teniendo lengua para repetirlos agitando sobre las teclas de marfil dedos rotos por las contracciones de la inspiración divina, creyendo expresar la música del cielo a estupefactos auditores. Vos habéis creado a Gambara; yo solamente lo he vestido. Permitidme dar al César lo que pertenece al César, lamentando que no esgrimáis la pluma en una época en que los gentilhombres deben servirse tan bien de ella como de su espada, a fin de salvar su país. Vos podéis no pensar en vos mismo, pero, sin embargo, nos debéis vuestro talento.

Vuestro sincero amigo,

De Balzac

En los Jardies, febrero de 1839


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70 págs. / 2 horas, 3 minutos / 178 visitas.

Publicado el 1 de abril de 2017 por Edu Robsy.

Historia de un Muerto Contada por él Mismo

Alejandro Dumas


Cuento


Una noche de diciembre estábamos reunidos tres amigos en el taller de un pintor. Hacía un tiempo sombrío y frío, y la lluvia golpeaba los cristales con un ruido continuo y monótono.

El taller era inmenso y estaba débilmente iluminado por la luz de una chimenea en torno a la que conversábamos.

Aunque todos fuéramos jóvenes y joviales, la conversación había tomado, a pesar nuestro, un aire de aquella noche triste, y las palabras alegres se habían agotado rápidamente.

Uno de nosotros reanimaba constantemente la hermosa llama azul de un ponche que arrojaba sobre todos los objetos circundantes una claridad fantástica. Los inmensos bosquejos, los cristos, las bacantes, las madonas, parecían moverse y danzar sobre las paredes, como grandes cadáveres fundidos en el mismo tono verdoso. Aquel vasto salón, resplandeciente de día por las creaciones del pintor, lleno de sus sueños, había tomado aquella noche en la penumbra, un carácter extraño.

Cada vez que la pequeña cuchara de plata volvía a caer en el tazón lleno de licor encendido, los objetos se reflejaban sobre los muros con formas desconocidas y con tintes inauditos; desde los viejos profetas de barbas blancas hasta esas caricaturas que cubren las paredes de los talleres, y que parecen un ejército de demonios como los que aparecen en sueños o como los que dibujaba Goya. Además, la calma brumosa y fría del exterior aumentaba lo fantástico del interior; cada vez que mirábamos aquella claridad por un instante, nos veíamos a nosotros mismos con rostros de un gris verdoso, con los ojos fijos y brillantes como rubíes, los labios pálidos y las mejillas hundidas. Quizá lo más impresionante era una máscara de yeso, moldeada sobre el rostro de uno de nuestros amigos, muerto hacía algún tiempo, máscara que, colgada cerca de la ventana, recibía en su perfil el reflejo del ponche, lo que le daba una fisonomía extrañamente burlona.


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19 págs. / 34 minutos / 154 visitas.

Publicado el 23 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Historia Universal bajo la República Romana

Polibio


Historia


Tomo I

Libro I

Elogio de la historia como ciencia

Si los autores que me han precedido hubieran omitido el elogio de la historia en sí, sin duda sería necesario que yo urgiera a todos la elección y transmisión de tratados de este tipo, ya que para los hombres no existe enseñanza más clara que el conocimiento de los hechos pretéritos. Pero no sólo algunos, ni de vez en cuando, sino que prácticamente todos los autores, al principio y al final, nos proponen tal apología; aseguran que del aprendizaje de la historia resultan la formación y la preparación para una actividad política; afirman también que la rememoración de las peripecias ajenas es la más clarividente y la única maestra que nos capacita para soportar con entereza los cambios de fortuna. Es obvio, por consiguiente, que nadie, y mucho menos nosotros, quedaría bien si repitiera lo que muchos han expuesto ya bellamente. Porque la propia originalidad de los hechos acerca de los cuales nos hemos propuesto escribir se basta por sí misma para atraer y estimular a cualquiera, joven y anciano, a la lectura de nuestra obra. En efecto, ¿puede haber algún hombre tan necio y negligente que no se interese en conocer cómo y por qué género de constitución política fue derrotado casi todo el universo en cincuenta y tres años no cumplidos, y cayó bajo el imperio indisputado de los romanos? Se puede comprobar que antes esto no había ocurrido nunca. ¿Quién habrá, por otra parte, tan apasionado por otros espectáculos o enseñanzas que pueda considerarlos más provechosos que este conocimiento?


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1.210 págs. / 1 día, 11 horas, 18 minutos / 336 visitas.

Publicado el 18 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

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