El rostro de la inocencia
Jesús Quintanilla Osorio
Refugiados
El rostro de la inocencia.
Observando a un pequeño niño de no más de 5 años, hijo de refugiados guatemaltecos que juega con un carro de madera, mientras sus padres venden legumbres en las inmediaciones del mercado Lázaro cárdenas en Chetumal, pienso en lo que este niño ha vivido en mi país. Comar, la comisión mexicana de ayuda a refugiados promovió los asentamientos de MayaBalam para guatemaltecos que huían de la guerra civil en su país, y ahora ellos venden legumbres y verduras en la ciudad más cercana a su poblado, Chetumal Quintana Roo.
Me acerco al niño, movido por mí curiosidad. Su rostro dibuja inocencia. De tez cobriza y ojos negros, el pequeño me sonríe, mientras me aproximó. Su madre, con cierta desconfianza me observa. Cuando pregunto por las flores de calabaza que deseo comprarle, la mirada de la mujer cambia. El niño continúa jugando. Su madre atiende mi pedido con sonrisas. Tal vez nunca se acostumbre viviendo en un país diferente al suyo, pero su hijo no entiende fronteras. Su fantasía le protege del miedo de los adultos, mientras su carrito de juguete se desplaza por calles de su mente. Al alejarme, luego de mis compras, el niño me saluda y dibuja paz en mi mente. México es ahora su hogar y quiénes aquí vivimos, los vemos cómo hermanos. La sonrisa de la madre me lo evidencia.
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Publicado el 7 de octubre de 2022 por Jesús Quintanilla Osorio.