Advertencia del autor
Después de terminada la publicación de esta obra,
he recibido de varios amigos rectificaciones de varios hechos referidos
en ella. Algunas inexactitudes han debido necesariamente escaparse en un
trabajo hecho de prisa, lejos del teatro de los acontecimientos, y
sobre un asunto de que no se había escrito nada hasta el presente. Al
coordinar entre sí sucesos que han tenido lugar en distintas y remotas
provincias, y en épocas diversas, consultando un testigo ocular sobre un
punto, registrando manuscritos formados a la ligera, o apelando a las
propias reminiscencias, no es extraño que de vez en cuando el lector
argentino eche de menos algo que él conoce, o disienta en cuanto a algún
nombre propio, una fecha, cambiados o puestos fuera de lugar.
Pero debo declarar que en los acontecimientos notables a que me
refiero, y que sirven de base a las explicaciones que doy, hay una
exactitud intachable, de que responderán los documentos públicos que
sobre ellos existen.
Quizá haya un momento en que, desembarazado de las preocupaciones
que han precipitado la redacción de esta obrita, vuelva a refundirla en
un plan nuevo, desnudándola de toda digresión accidental, y apoyándola
en numerosos documentos oficiales, a que sólo hago ahora una ligera
referencia.
1845.
On ne tue point les idées.
FORTOUL
A fines del año 1840, salía yo de mi patria, desterrado por lástima,
estropeado, lleno de cardenales, puntazos y golpes recibidos el día
anterior en una de esas bacanales sangrientas de soldadesca y
mazorqueros. Al pasar por los baños de Zonda, bajo las armas de la
patria que en días más alegres había pintado en una sala, escribí con
carbón estas palabras:
On ne tue point les idées.
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