Textos más vistos etiquetados como Biografía | pág. 4

Mostrando 31 a 38 de 38 textos encontrados.


Buscador de títulos

etiqueta: Biografía


1234

In Memoriam: Robert Ervin Howard

H.P. Lovecraft


Obituario, Biografía, Crítica


La repentina e inesperada muerte el 11 de junio [1936] de Robert Ervin Howard, autor de relatos fantásticos de incomparable intensidad, constituye la mayor pérdida de la ficción fantástica desde el fallecimiento de Henry S. Whitehead hace cuatro años.

Howard nació en Peaster, Texas, el 22 de enero de 1906, y tenía edad para haber visto la última fase de la conquista del sudoeste; la colonización de las grandes llanuras y de la parte inferior del valle de Río Grande, y el espectacular crecimiento de la industria del petróleo con sus bulliciosas ciudades producto del boom. Su familia había vivido en el sur, el este y el oeste de Texas, y en el oeste de Oklahoma; durante los últimos años se instalaron en Cross Plains, cerca de Brownwood, Texas. Impregnado del ambiente fronterizo, Howard se convirtió desde muy joven en devoto de sus viriles tradiciones homéricas. Su conocimiento de la historia y las costumbres era profundo, y las descripciones y recuerdos contenidos en sus cartas privadas ilustran la elocuencia y la energía con que los habría celebrado en la literatura si hubiera vivido más tiempo. La familia de Howard pertenece a una estirpe de distinguidos plantadores sureños, de ascendencia escocesa-irlandesa, la mayoría de cuyos antepasados se instalaron en Georgia y Carolina del Norte en el siglo XVIII.


Información texto

Protegido por copyright
5 págs. / 9 minutos / 149 visitas.

Publicado el 13 de julio de 2018 por Edu Robsy.

Mis Contemporáneos: Vicente Blasco Ibáñez

Eduardo Zamacois


Crítica, Biografía


I. Biografía.—Sus viajes.—Cómo trabaja.—El teatro. Su concepto de la mujer y de la vida.

Vive el insigne novelista á la derecha del paseo de la Castellana, muy cerca del Hipódromo, en un pintoresco hotelito de planta baja, cuya fachada irregular se abre en ángulo al fondo de un pequeño jardín. Aquí y allá, á lo largo de los viejos muros y sobre el tronco de los árboles, la hierba y el musgo pintan manchas verdes, de un verde aterciopelado, jugoso y obscuro. En la alegre quietud mañanera, bajo el magnífico dombo añil del espacio, bañado en sol, la tierra, negra, recién removida por manos diligentes, huele á humedad. Triunfa el silencio. Aquel rincón, más que un jardinillo cortesano, parece un trozo de huerta, algo desaliñado y rústico, donde se echa de menos un perro, un montón de estiércol y unas cuantas gallinas.

Es mediodía.

Encuentro á Vicente Blasco Ibáñez escribiendo ante una amplia mesa cubierta de papeles, las carnosas mejillas un tanto congestionadas por la fiebre del esfuerzo mental, la enérgica cabeza nimbada por el humo de un cigarro habano. Al verme el maestro se levanta, y la expresión belicosa de sus manos cerradas y la prontitud elástica con que su recio cuerpo se retrepa y engalla sobre las piernas rígidas, dan una sensación rotunda de voluntad y de vigor físico.

Acaba de cumplir cuarenta y tres años. Es alto, ancho, macizo; su rostro, moreno y barbado, parece el de un árabe. Sobre la alta frente, llena de inquietudes y de ambición, los cabellos, que debieron de ser crespos y abundantes, resisten todavía á la calvicie; entre las cejas, la reflexión marcó hondamente su arruga imperiosa y vertical; grandes son los ojos y de mirar rectilíneo y franco; la nariz, aguileña, sombrea un bigote que cubre frondoso el misterio de una boca epicúrea y risueña, en cuyos gruesos labios sultanes tiembla la mueca de una sed insaciable.


Leer / Descargar texto


74 págs. / 2 horas, 10 minutos / 161 visitas.

Publicado el 21 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Recuerdos de Niñez y de Mocedad

Miguel de Unamuno


Cuento, biografía, autobiografía


Primera parte

I

Yo no me acuerdo de haber nacido. Esto de que yo naciera —y al nacer es mi suceso cardinal en el pasado, como el morir será mi suceso cardinal en el futuro—, esto de que yo naciera es cosa que sé de autoridad y, además, por deducción. Y he aquí cómo del más importante acto de mi vida no tengo noticia intuitiva y directa, teniendo que apoyarme, para creerlo, en el testimonio ajeno. Lo cual me consuela, haciéndome esperar no haber de tener tampoco en lo por venir noticia intuitiva directa de mi muerte.

Aunque no me acuerdo de haber nacido, sé, sin embargo, por tradición y documentos fehacientes, que nací en Bilbao, el 29 de septiembre de 1864.

Murió mi padre en 1870, antes de haber yo cumplido los seis años. Apenas me acuerdo de él, y no sé si la imagen que de su figura conservo no se debe a sus retratos, que animaban las paredes de mi casa. Lo recuerdo, sin embargo, en un momento preciso, aflorando su borrosa memoria de las nieblas de mi pasado. Era la sala en casa un lugar casi sagrado, adonde no podíamos entrar siempre que se nos antojara los niños; era un lugar donde había sofá, butacas y bola de espejo, en que se veía un chiquitito, cabezudo y grotesco. Un día en que mi padre conversaba en francés con un francés me colé yo a la sala, y de no recordarlo sino en aquel momento, sentado en su butaca, frente a M. Legorgeu, hablando con él en un idioma para mí misterioso, deduzco cuán honda debió de ser en mí la revelación del misterio del lenguaje. ¡Luego los hombres pueden entenderse de otro modo que como nos entendemos nosotros! Ya desde antes de mis seis años me hería la atención el misterio del lenguaje. ¡Vocación de filólogo!


Leer / Descargar texto

Dominio público
15 págs. / 27 minutos / 306 visitas.

Publicado el 12 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

Retrato de Balzac

Théophile Gautier


Biografía, crítica


I

Hacia 1835 ocupaba yo una habitación compuesta de dos cuartitos, en el callejón del Doyenné, situado más o menos en el sitio que hoy ocupa el pabellón Mollien. Aunque situado en el centro de París, frente a las Tullerías, a dos pasos del Louvre, el lugar era desierto y salvaje, necesitándose en verdad tener sumo empeño en ello para descubrir mi residencia. Sin embargo, una mañana vi traspasar mis umbrales, dando excusas por presentarse a sí mismo, a un joven de maneras distinguidas, de franco e inteligente aspecto. Era Jules Sandeau; venía a buscarme de parte de Balzac para invitarme a colaborar en La crónica de París, un periódico semanal que acaso no haya sido olvidado, pero que no tuvo el éxito pecuniario del que era digno. Me dijo Sandeau que Balzac había leído La señorita de Maupin, la cual a la sazón acababa de aparecer, y había admirado mucho su estilo; que por ese motivo deseaba contar con mi colaboración en el semanario patrocinado y dirigido por él. Se concertó una entrevista para ponernos en contacto, y desde ese día data entre nosotros una amistad que sólo la muerte pudo romper.


Información texto

Protegido por copyright
81 págs. / 2 horas, 21 minutos / 138 visitas.

Publicado el 18 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Robert Louis Stevenson

Gilbert Keith Chesterton


Biografía, Crítica


I. El mito de Stevenson

En este breve estudio sobre Stevenson me propongo seguir un método algo insólito al trazar lo que podría considerarse como un bosquejo algo excéntrico. Ello sólo puede justificarse en la práctica, y tengo un saludable temor de que mi práctica no lo justifique. Sin embargo, no lo he adoptado sino después de muchas reflexiones, y hasta dudas, sobre el mejor modo de tratar un problema real y práctico. Así, antes de que fracase completamente en la práctica, quiero darme el placer de justificarlo en principio.


Información texto

Protegido por copyright
132 págs. / 3 horas, 51 minutos / 149 visitas.

Publicado el 27 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

San Francisco de Asís

Gilbert Keith Chesterton


Biografía, Religión


Introducción. San Francisco y su siglo.

El siglo XIII se abre con el resplandor de un sol que lo ilumina y que se proyectará en los siglos posteriores. En ese siglo el estilo gótico alcanzó su máximo esplendor en las catedrales de Colonia, Amiens y Burgos, entre otras. Florecieron las universidades, los gremios, las ciudades y las órdenes de caballería que defendían al débil. Ese resplandor lo provoca un hombre que nació en 1182 en Asís, ciudad italiana de Umbría, hijo de Pedro Bernardone, rico comerciante, y de Madona Pica. Fue bautizado con el nombre de Juan pero años más tarde se le llamó Francisco por ser su madre natural de la Provenza.


Información texto

Protegido por copyright
136 págs. / 3 horas, 59 minutos / 288 visitas.

Publicado el 10 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

Vida Coetánea

Ramón Llull


Biografía


AQUÍ DICE DE LA VIDA Y ACTOS DEL REVERENDO MAESTRO RAMON LLULL

1. A honor, gloria, loor y magnificencia de nuestro Señor Dios Jesucristo, el reverendo y digno de gran memoria maestro Ramon Llull, del reino de Mallorca, instado y solicitado una y muchas veces por algunos devotos suyos, refirió y contó las cosas abajo escritas, donde se contienen su vida, conversión y penitencia muy alta y maravillosa, según especificadamente abajo se verá.

2. Contó primeramente y antes de todo que, siendo él senescal y mayordomo del superilustre señor rey de Mallorca, como quiera que se hallase en la plenitud de su juventud y se hubiese dado al arte de trovar y componer canciones y dictados de las locuras de este mundo, estando una noche en su cámara sobre el bancal de su lecho, imaginando y pensando una vana canción, y escribiéndola en vulgar, para una enamorada suya, a la cual entonces con amor vil y fatuo amaba; como, pues, tuviese todo su entendimiento encendido y ocupado en dictar aquella vana canción, mirando a la derecha vio a nuestro Señor Dios Jesucristo en la cruz, muy dolorido y apasionado. Y habiéndole visto, tuvo gran temor en sí mismo, y dejando todas aquellas cosas que tenía entre las manos, fue a meterse en la cama, y se acostó.

3. Y al levantarse la mañana siguiente, sin cuidarse de la visión que la noche pasada había tenido, volvió a dictar aquella vana y loca canción que había empezado, y, cuando otra vez a aquella hora y en aquel mismo lugar volvía a escribir y a dictar aquella misma canción, otra vez nuestro Señor se le apareció en la cruz en aquella misma forma, de cuya visión más espantado él que de la primera, dejó todo y fuese al lecho. Mas no por eso aquella loca voluntad abandonó, sino que, a los pocos días, volvió a acabar aquella canción y no cuidó de aquellas visiones maravillosas, hasta que por tercera, cuarta y quinta vez se le apareció.


Información texto

Protegido por copyright
20 págs. / 36 minutos / 287 visitas.

Publicado el 8 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

1234