Alucinación
Carmen de Burgos
Cuentos, colección
¿Alucinación ó Telepatia?
—No te vayas, amigo mío, te lo ruego, no me abandones... Me faltan las fuerzas... La fiebre me consume, esta fiebre lenta, lenta, tenaz, que hace ya seis años se ha apoderado de mi sangre y hoy reseca mis labios y hace arder mi piel...
Voy á servirte una taza de café... mira cómo humea; en otro tiempo, excitaba dulcemente mis nervios y despejaba mi cerebro; hoy me agita, me pone convulso... yo creo que el leve vapor que exhala la taza se agranda... se agranda, se vuelve gigantesco y llena la habitación de una niebla cenizosa que forma extrafias figuras junto á la techumbre...
¡Qué cosas creo ver en esa niebla! Las nubes cambian de formas... Unas veces me fingen contornos de hadas, ángeles y sílfides... otras parecen seres extraños y caprichosos, genios, dragones..., monstruos... y todo pasa, gira, torna y desaparece...
¿Tú no lo ves? Cuando estoy solo, esos vapores se condensan, se cristalizan, se solidifican y aparece ella... ¡Ella! con sus grandes ojazos verdes tan tristes y tan profundos, su tez morena, su cuerpo delicado... y su boca..., su boca semejante á una cereza madura... Percibo su perfume, llega á mi el vaho de su aliento...
Llevo seis años de sufrir..., seis años de martirio, la ciencia no conoce mi mal, y yo... me siento morir...
Voy á evocar mis recuerdos, voy á retrotraerme hasta el comienzo de mi desventura para que me puedas comprender.
Tenía yo entonces veintidós años, huérfano y rico, se apoderó de mí el vértigo; mis caprichos se multiplicaban y mi existencia corría feliz en medio de los placeres.
Era una existencia inútil, estéril.
Si tenemos derecho á la vida, es porque tenemos el deber de contribuir á la gran obra que la humanidad realiza con su perfeccionamiento.
Dominio público
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Publicado el 21 de enero de 2025 por Edu Robsy.