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Cuentos de Colombine

Carmen de Burgos


Cuentos, Novelas cortas, Colección


Un momento...

Colombine revé, surprise
de sentir un coeur dans le brise
et d'entendre en son coeur des voix.

P. Verlaine, Fétes galantes.—Pantomime.


Dícenme que Colombine está encaprichada con la flor de la melancolía, como antes con aquella amapola congestionada de risa; y que, por milagro de los días lluviosos, ha puesto palabras á la pantomima de la vida.

Y dícenme también que una muy hermosa artista se ha encontrado tan impensadas palabras y las ha hermanado en joyas de cuento.

El pretérito me ha cegado como una lumbrada de sol y me ha cegado como un torbellino de humo negro. Que en mí el dolor y el amor encontraron un nido donde cantar y donde ahogarse el silencio con lágrimas.

¡Colombine seria! ¡Colombine buscándose el corazón! ¿Verdad que es peregrino suceso este de una frivola despreocupación que se detiene en el camino de locura y piensa el por qué de los hechos inrazonados?

Bien curado del desequilibrio de amar, ahora soy un orondo burgués que sueña entre expedientes y ya no viste de blanco el pecho roto ni la cara de muecas. Están muy lejos el bueno de Casandro, Leandro el fatuo y aquella Pierreta bobalicona... y sobre todo mi Enemigo, en cuyo traje de mil colores, tú, Colombine, habías encontrado un espejo.

Sin embargo —clarín en oído de veterano—, el anuncio de que Colombine se ha puesto seria me ha enlutado de tristeza, y mi vida, semejante á día de niebla, ha tenido un loco desgarrón azul.


* * *


Ya no es sólo juicio de rumores. He leído.

Toda la mujer vibra y se desmaya y ríe y se enamora del sol y se duerme vestida de luna en este libro que ha recordado Colombine y ha orificado una artista que sabe de sufrir y de soñar y también de los disfraternos horizontes.


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Dominio público
198 págs. / 5 horas, 47 minutos / 351 visitas.

Publicado el 31 de agosto de 2020 por Edu Robsy.

Cuentos Completos

Baldomero Lillo


Cuentos, colección


Cambiadores

—Dígame usted, ¿qué cosa es un cambiador?

—Un cambiador, un guardagujas como más propiamente se le llama, es un personaje importantísimo en toda línea ferroviaria.

—¡Vaya, y yo que todavía no he visto a ninguno y eso que viajo casi todas las semanas!

—Pues, yo he visto a muchos, y ya que usted se interesa por conocerlos, voy a hacerle una pintura del cambiador, lo más fielmente que me sea posible.

Mi simpática amiga y compañera de viaje dejó a un lado el libro que narraba un descarrilamiento fantástico, debido a la impericia de un cambiador, y se dispuso a escucharme atentamente.

—Ha de saber usted —comencé, esforzando la voz para dominar el ruido del tren lanzado a todo vapor— que un guardagujas pertenece a un personal escogido y seleccionado escrupulosamente.

Y es muy natural y lógico que así sea, pues la responsabilidad que afecta al telegrafista o jefe de estación, al conductor o maquinista del tren, es enorme, no es menor la que afecta a un guardagujas, con la diferencia de que si los primeros cometen un error puede éste, muchas veces, ser reparado a tiempo; mientras que una omisión, un descuido del cambiador es siempre fatal, irremediable. Un telegrafista puede enmendar el yerro de un telegrama, un jefe de estación dar contraorden a un mandato equivocado, y un maquinista que no ve una señal puede detener, si aún es tiempo, la marcha del tren y evitar un desastre, pero el cambiador, una vez ejecutada la falsa maniobra, no puede volver atrás. Cuando las ruedas del bogue de la locomotora muerden la aguja del desvío, el cambiador, asido a la barra del cambio, es como un artillero que oprime aún el disparador y observa la trayectoria del proyectil.


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Dominio público
509 págs. / 14 horas, 52 minutos / 79 visitas.

Publicado el 2 de octubre de 2023 por Edu Robsy.

Cuentos

Alejandro Larrubiera


Cuentos, colección


Carta abierta

Sr. D. Enrique de la Riva.

En Madrid


Mi fraternal amigo:


El móvil que te impulsa á fundar la Biblioteca Española, es el de divulgar las obras de nuestros más eminentes escritores contemporáneos, y dar á conocer aquellas otras de la juventud literaria —puñado escaso de valientes soldados— que, con la pujanza que da la sangre moza, caldeada por el entusiasmo, lucha denonadamente en pro de nuevos y generosos ideales: algunos de estos soldados pueden ya lucir sin sonrojo las insignias del generalato, por habérselas conquistado con el esfuerzo de una labor genial imperecedera.

No puede ser más hermoso el espíritu que preside á la fundación de esta Biblioteca, mucho más digno de encarecimiento aquí en donde para todo lo que sea beneficioso á las Letras se encuentran prietos los bolsillos y más prietas aún las voluntades.

Como no eres editor de oficio, sino que te empuja á realizar tu intento la fe y el entusiasmo hacia la Literatura, es indudable que tu obra ha de acarrearte sacrificios de todo linaje, ya que quieres darla á los vientos de la publicidad con lujos y ringorrangos que parecen incompatibles con lo módico de su precio.

Cierro esta carta deseándote de corazón que el público atienda como se merece á tu Bibliotea, en la cual el único pecado de origen que encuentro es el de que el más oscuro é inútil soldado de la literatura contemporánea, sea el que reciba el honroso encargo de romper marcha.

Tu cariñosa amistad para conmigo así lo quiso

¡Caiga sobre tí toda la culpa!

Recibe un abrazo de tu agradecido amigo.


Alejandro.

En Madrid a fines del año de 1895.


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Dominio público
70 págs. / 2 horas, 2 minutos / 118 visitas.

Publicado el 19 de septiembre de 2022 por Edu Robsy.

Cuentecitos Sin Importancia

Silverio Lanza


Cuentos, colección


Dedicatoria

Al Señor Don Fernando Castelo


Mi novelita Mala cuna y mala fosa está dedicada á un muerto.

Porque yo ni de los muertos me olvido.

Ahora bien; como me reservo el placer de no verle á usted morir, se hace preciso que le recuerde á usted en vida.

Así como el más leve indicio de una función basta para denunciar la vida en un organismo, así, creo yo, bastará este insignificante tomo para consignar nuestra amistad tan sincera y tan desinteresada.

Sea conforme lo deseo.


Silverio Lanza

Prólogos

De la primera edición


¡Cuánto trabajo he perdido en coleccionar los cuentos de Silverio Lanza! ¿Y para qué?...

Luchando heróicamente con mi pobreza he logrado de ella algunas pesetas con que publicar este tomo.

¡Quizá no publique otro!

Por eso he reunido en él cuentos de casi todas las colecciones; no los mejores ni los más malos (que yo no sé distinguir en estas cosas), sino aquellos que, á mi juicio, sintetizan mejor el carácter de cada colección.

Sentiré haberme equivocado.


El editor
J. B. A.

De su segunda edición

Mi amigo D. Pepe quiere casar á sus hijas Anita y Lucrecia. Anita es vieja y fea, y Lucrecia hermosa y joven.

El problema es casar á Anita antes que á Lucrecia.

—Presento á V. mi hija Lucrecia y mi hija Anita que es la segunda.

—Pero... ¿por qué es la segunda?

—Porque la he presentado después.


El editor
J. B. A.

De la tercera edición

Al público.—Muchísimas gracias.


El editor
J. B. A.

P. P. y W.

De la colección «Cuentos del delirio»


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Dominio público
121 págs. / 3 horas, 33 minutos / 144 visitas.

Publicado el 15 de enero de 2022 por Edu Robsy.

Corte de Amor

Ramón María del Valle-Inclán


Cuentos, Colección


Florilegio de honestas y nobles damas

Nota

EN este libro están recogidas aquellas novelas breves de mis albores literarios, hace más de un cuarto de siglo, cuando amé la gloria. El viejo maestro con quien solía pasear en las tardes del invierno compostelano, escribió entonces las páginas preliminares que aquí reproduzco, y que por primera vez aparecieron en un libro de cuyo nombre no quiero acordarme.

Prólogo

Es el presente un libro que puede decirse, por entero, juvenil. Lo es por la índole de los asuntos, porque su autor lo escribe en lo mejor de la vida, porque ha de tenérsele por un dichoso comienzo, y, en fin, porque todo él resulta nuevo y tiene su encanto y su originalidad. Con él gozamos de un placer, ya que no raro, al menos no muy común, cual es el de leer unas páginas que se nos presentan como iluminadas por clara luz matinal, y en las cuales, la poesía, la gracia y el amor, esas tres diosas propicias a la juventud dejaron la imborrable huella de su paso.


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Dominio público
84 págs. / 2 horas, 28 minutos / 410 visitas.

Publicado el 1 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

Yuyos

Javier de Viana


Cuentos, colección


La caza del tigre

Al doctor Martin Réibel, cariñosa y agradecidamente.


Siempre fué pago temido el «Rincón de la Bajada»; siempre fué escasa y difícil la vigilancia policial y en todo tiempo abundaron los robos y los crímenes; pero desde que el país ardía en guerra civil, aquello habíase convertido en lugar de perennes angustias.

La escasa fuerza de policía, militarizada, se marchó, formando parte de la división departamental. De los hombres del pago, unos habían sido tomados por el gobierno para el servicio de las armas, otros se habían incorporado á las filas revolucionarias y muchos ganaron los montes ó huyeron al extranjero. En la comarca desolada, sólo quedaron las mujeres, los niños y los viejos, muy viejos, inservibles hasta para arrear caballadas.

El «Rincón de la Bajada», ubicado en un paraje excéntrico, por donde no era nada probable que se aventurasen fuerzas armadas, quedó á entera disposición del malevaje. Y aún cuando hubiera ido gente de afuera, escaso riesgo correrían los bandidos, perfectos conocedores de aquel feo paraje.

Una sierra, de poca altura, pero abrupta y totalmente cubierta de espinosa selva de molles y talas, cerraba el valle por el norte y por el este, formando muralla inaccesible á quien no conociera las raras y complicadas sendas que caracoleaban entre riscos y zarzas. Al oeste y al sur, corría un arroyo, nacido de las vertientes de la sierra; un arroyo insignificante, en apariencia, y en realidad temible. No ofrecía ningún vado franco; apenas tres ó cuatro «picadas» que, para pasarlas, era menester que fuesen baqueanos el jinete y el caballo.


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Dominio público
116 págs. / 3 horas, 23 minutos / 76 visitas.

Publicado el 26 de agosto de 2022 por Edu Robsy.

Tres Novelas Ejemplares y un Prólogo

Miguel de Unamuno


Cuentos, Colección


Prólogo

I

¡TRES NOVELAS EJEMPLARES Y UN PRÓLOGO! Lo mismo pude haber puesto en la portada de este libro Cuatro novelas ejemplares. ¿Cuatro? ¿Por qué? Porque este prólogo es también una novela. Una novela, entendámonos, y no una nívola; una novela.

Eso de nívola, como bauticé a mi novela —¡y tan novela!— Niebla, y en ella misma, página 158, lo explico—, fué una salida que encontré para mis… —¿críticos? Bueno; pase— críticos. Y lo han sabido aprovechar porque ello favorecía su pereza mental. La pereza mental, el no saber juzgar sino conforme a precedentes, es lo más propio de los que se consagran a críticos.

Hemos de volver aquí en este prólogo —novela o nívola— más de una vez sobre la nivolería. Y digo hemos de volver así en episcopal primera persona del plural, porque hemos de ser tú, lector, y yo, es decir, nosotros, los que volvamos sobre ello. Ahora, pues, a lo de ejemplares.

¿Ejemplares? ¿Por qué?


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Dominio público
94 págs. / 2 horas, 45 minutos / 622 visitas.

Publicado el 5 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Tipos Trashumantes

José María de Pereda


Cuentos, Colección


Al lector

Los pueblos, como los hombres, tienen dos fisonomías, por lo menos (algunos hombres tienen muchas): la que les es propia por carácter o naturaleza, o, como si dijéramos, la de todos los días, y la de las circunstancias, es decir, la de los días de fiesta.

La que en este concepto corresponde a la perínclita capital de la Montaña, la forma esa muchedumbre que la invade cada año, durante los meses del estío, para buscar en ella quién la salud, quién la frescura y el sosiego; ora en las salobres aguas del Cantábrico, ora contemplando y recorriendo el vario paisaje que envuelve a la ciudad, mientras la raza indígena la abandona y se larga por esos valles de Dios ansiando la soledad de la aldea y la sombra de sus castañeras y cajigales.

Para los que sólo se fijan en la variedad de matices y en la movilidad de los pormenores, esta fisonomía es híbrida, abigarrada, indefinible e inclasificable.

Para un ojo ducho en el oficio, es todo lo contrario. Hay en ese movimiento vertiginoso, en ese trasiego incesante de gentes exóticas que van y vienen, que suben y bajan, que entran y salen, rasgos, colores y perfiles que sobrenadan siempre y se reproducen de verano en verano, como el aire de familia en una larga serie de generaciones. ¿No es todo esto una fisonomía como otra cualquiera?

Por tal la reputo, y muy digna la creo, por ende, de ser registrada en el libro de apuntes de quien se precie de pintor escrupuloso de costumbres montañesas.

Y como quiera que yo, si no tengo mucho de pintor, téngolo de escrupuloso, abro mi librejo y apunto... pero, entiéndase bien, sin otro fin que refrescar la memoria del que leyere, y con la formal declaración de que «cuando pinto, no retrato».


1877


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Dominio público
93 págs. / 2 horas, 43 minutos / 189 visitas.

Publicado el 25 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

Relatos Varios

Baldomero Lillo


Cuentos, colección


El calabozo número 5

—¡Bah! ¡Un carcelero!

—Que tiene un corazón de oro.

La irónica mirada que me dirigió Rafael picó vivamente mi amor propio.

—¿De modo —insistí— que niegas que don Serafín, por el puesto que desempeña, sea un hombre bueno, de sentimientos nobles y humanitarios? Pues yo te aseguro que es la persona más culta, agradable y afectuosa que he conocido.

La incredulidad y el escepticismo de mi interlocutor para apreciar las acciones de los demás me ponía nervioso, y generalmente nuestras polémicas sobre este tópico terminaban en disputa.

Esta vez la controversia me excitaba más que de costumbre, pues se trataba de una persona a quien yo conocía muy de cerca. Era mi vecino y nos unían relaciones estrechas y cordiales.

—Amable, sí, no lo niego. Demasiado amable y además tiene la mirada falsa.

Esto ya era demasiado y deteniéndome bruscamente sujeté por un brazo al doctor que caminaba silencioso a mi derecha y dije a Rafael, con el tono seguro y convencido del que se encuentra en terreno sólido.

—Esta vez, maldiciente incorregible, tendrás que confesar, mal que te pese, que te has equivocado.

Los tres nos hallábamos en ese instante a cien metros escasos de la entrada principal de la cárcel penitenciaria. La pesada y sombría fachada del edificio se destacaba entre los altos olmos de la avenida y bajo el cielo gris plomizo de aquella mañana de otoño, con tonos lúgubres que despertaban en el espíritu las ideas melancólicas q1ue evocan las tumbas y los cementerios.

Ahí, detrás de aquellos muros, reinaba también la muerte, pero una muerte más fría, más callada, más pavorosa que la pálida moradora del campo santo.


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Dominio público
85 págs. / 2 horas, 30 minutos / 38 visitas.

Publicado el 2 de octubre de 2023 por Edu Robsy.

Relatos Populares

Baldomero Lillo


Cuentos, colección


Sub sole

Sentada en la mullida arena y mientras el pequeño acallaba el hambre chupando ávido el robusto seno, Cipriana con los ojos húmedos y brillantes por la excitación de la marcha abarcó de una ojeada la líquida llanura del mar.

Por algunos instantes olvidó la penosa travesía de los arenales ante el mágico panorama que se desenvolvía ante su vista. Las aguas, en las que se reflejaba la celeste bóveda, eran de un azul profundo. La tranquilidad del aire y la quietud de la bajamar daban al océano la apariencia de un vasto estanque diáfano e inmóvil. Ni una ola ni una arruga sobre su terso cristal. Allá en el fondo, en la linea del horizonte, el velamen de un barco interrumpía apenas la soledad augusta de las calladas ondas.


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Dominio público
134 págs. / 3 horas, 54 minutos / 68 visitas.

Publicado el 27 de septiembre de 2023 por Edu Robsy.

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