Textos mejor valorados etiquetados como Comedia disponibles | pág. 6

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No Hay Burlas con el Amor

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Comedia


Personas

D. Alonso de Luna.
D. Juan de Mendoza.
D. Luis Osorio.
D. Diego.
Moscatel, gracioso.
D. Pedro Enriquez, viejo.
Doña Beatriz, dama.
Doña Leonor, dama.
Inés, criada.

La accion pasa en Madrid.

Jornada primera

Escena I

Sala en casa de Don Alonso.

DON ALONSO; MOSCATEL, muy triste.

D. Alon:
¡Válgate el diablo! ¿qué tienes,
Que andas todos estos dias
Con mil necias fantasías?
Ni á tiempo á servirme vienes,
Ni á propósito respondes;
Y por errarlo dos veces,
Si no te llamo, pareces,
Y si te llamo, te escondes.
¿Qué es esto? Dílo.

Moscat:
¡Ay de mí!
Suspiros que el alma debe.

D. Alon:
¿Pues un pícaro se atreve
A suspirar hoy así?

Moscat:
Los pícaros ¿no tenemos
Alma?

D. Alon:
Sí, para sentir,
Y con rudeza decir
De su pena los extremos;
Mas no para suspirar;
Que suspirar es accion
Digna de noble pasion.

Moscat:
¿Y quién me puede quitar
La noble pasion á mí?

D. Alon:
¡Qué locuras!

Moscat:
¿Hay, señor
Más noble pasion que amor?

D. Alon:
Pudiera decir que sí;
Mas para ahorrar la cuestion,
Que no, digo.

Moscat:
¿Que no? Luego
Si yo á tener amor llego,
Noble será mi pasion.

D. Alon:
¿Tú amor?

Moscat:
Yo amor.

D. Alon:
Bien podia,
Si aquí tu locura empieza,
Reirme hoy de tu tristeza
Más que ayer de tu alegría.


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Dominio público
50 págs. / 1 hora, 28 minutos / 413 visitas.

Publicado el 20 de enero de 2019 por Edu Robsy.

Mañanas de Abril y Mayo

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Comedia


Personas

Don Juan.
Don Pedro.
Don Hipólito.
Don Luis.
Arceo, gracioso.
Pernía, escudero vejete.
Doña Clara.
Doña Ana.
Doña Lucía, dueña.
Inés, criada.

La escena pasa en Madrid.

Jornada primera

Sala en casa de Don Pedro.

Escena I

DON JUAN embozado; ARCEO, con una luz en un candelero.

Arceo:
Ya he dicho que no está en casa
Mi señor, y es, caballero
O fantasma, ó lo que sois,
En vano esperarle, puesto
Que no sé á qué hora vendrá
A acostarse.

D. Juan.

Yo no puedo
Irme de aquí sin hablarle.

Arceo:
Pues en el portal, sospecho
Que estareis mucho mejor.

D. Juan.

Mejor estaré aquí dentro.

Arceo:
Muerto de capa y espada,
Que tan pesado y tan necio
Has dado en andar tras mí
Rebozado y encubierto,
Agradécele al Señor
Que te tengo mucho miedo;
Que si no, yo te pusiera
A cuchilladas muy presto
En la calle.

D. Juan.

No lo dudo;
Mas no os turbeis: de paz vengo.
De Don Pedro soy amigo,
Sosegaos...

Arceo:
¡Lindo sosiego!

D. Juan.

Y sentaos aquí.

Arceo:
Yo estoy
En mi casa, y si yo quiero
Me sentaré.

D. Juan.

Pues estad
Como quisiéredes.

Arceo:
Cierto
Que sois fantasma apacible
Y que teneis mil respetos
Del Convidado de piedra.

D. Juan.

Decidme, ¿qué hace Don Pedro
Fuera de casa á estas horas?
¿Diviértele amor ó juego?

Arceo:
Juego ó amor le divierte.

D. Juan.


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Dominio público
51 págs. / 1 hora, 29 minutos / 187 visitas.

Publicado el 20 de enero de 2019 por Edu Robsy.

La Escuela de los Maridos

Molière


Teatro, Comedia


Personajes

DON GREGORIO
DON MANUEL
DOÑA ROSA
DOÑA LEONOR
JULIANA
DON ENRIQUE
COSME
UN COMISARIO
UN ESCRIBANO
UN LACAYO. No habla.
UN CRIADO. No habla.

La escena es en Madrid, en la plazuela de los Afligidos.

La primera casa a mano derecha, inmediata al proscenio, es la de DON GREGORIO, y la de enfrente, la de DON MANUEL. Al fin de la acera junto al foro está la de DON ENRIQUE, y al otro lado la del comisario. Habrá salidas de calle practicables, para salir y entrar los personajes de la comedia.

La acción empieza a las cinco de la tarde y acaba a las ocho de la noche.

Acto I

Escena I

DON MANUEL, DON GREGORIO.

DON GREGORIO.— Y por último, señor Don Manuel, aunque usted es en efecto mi hermano mayor, yo no pienso seguir sus correcciones de usted ni sus ejemplos. Haré lo que guste, y nada más; y me va muy lindamente con hacerlo así.

DON MANUEL.— Ya; pero das lugar a que todos se burlen, y...

DON GREGORIO.— ¿Y quién se burla? Otros tan mentecatos como tú.

DON MANUEL.— Mil gracias por atención, señor Don Gregorio.

DON GREGORIO.— Y bien, ¿qué dicen esos graves censores?, ¿qué hallan en mí que merezca su desaprobación?

DON MANUEL.— Desaprueban la rusticidad de tu carácter; esa aspereza que te aparta del trato y los placeres honestos de la sociedad; esa extravagancia que te hace tan ridículo en cuanto piensas y dices y obras, y hasta en el modo de vestir te singulariza.


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Dominio público
46 págs. / 1 hora, 20 minutos / 752 visitas.

Publicado el 6 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

Un Duelo

Antón Chéjov


Teatro, Comedia


Personajes

Elena Ivanovna Popova, viuda de un terrateniente, joven, bella.
Gregorio Stepanovich Smirnov, un terrateniente, de unos cuarenta años.
Lucas, un criado viejo.

La escena representa un salón en la casa de campo de la señora Popova.

Escena primera

(Elena, de riguroso luto, contempla la fotografía de su marido y suspira. Lucas le habla desde el umbral de la puerta.)

Lucas.—Señora, se está usted matando. No sea exagerada. Ha llegado la primavera, todo el mundo está alegre y se pasea por el campo y por el bosque. Sólo usted permanece encerrada en casa como en un convento. ¡Hace yo no sé el tiempo que no sale usted!

Elena.—¡Y no saldré ya nunca! ¿Para qué? Mi vida se ha acabado. El yace en la tumba, y yo voy a encerrarme entre las cuatro paredes de esta casa. Hemos muerto los dos.

Lucas.—¡No diga usted eso! Si el señor ha muerto, tal ha sido la voluntad de Dios. Harto ha llorado usted; no va a llorar toda la vida. Es usted joven, casi no ha empezado aún a vivir... Es un crimen matarse así. Ha olvidado usted a sus amigos, a sus vecinos; no recibe a nadie... Esta casa parece una cárcel. En la ciudad, desde hace poco, hay un regimiento... Muchos de los oficiales son jóvenes y guapos como querubines... Los oficiales dan bailes... Y usted, mientras tanto, tan joven, tan hermosa... La hermosura es un don del cielo y hay que aprovecharla... Pasarán los años, y cuando quiera usted gustarles a los señores oficiales, será ya demasiado tarde...


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Dominio público
14 págs. / 24 minutos / 557 visitas.

Publicado el 2 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

El Hermano Juan o el Mundo es Teatro

Miguel de Unamuno


Teatro, comedia


«¡Mi querido lector! ¡Lee, si es posible, en voz alta! ¡Y si lo haces, gracias por ello! Y si no lo haces tú, mueve a otros a ello, y gracias a cada uno de ellos y a ti de nuevo. Al leer en voz alta recibirás la más fuerte impresión, la de que tienes que habértelas contigo mismo y no conmigo que carezco de autoridad ni con otros que te serían distracción.»

Soeren Kierkegaard, Prólogo (del 1 de agosto de 1851) a Para examen de conciencia, dedicado a sus contemporáneos.

Prólogo

Este prólogo es, en realidad de apariencia, un epílogo. Como casi todos los prólogos. Aunque… ¿sí? ¿Nacen los hombres —a contar entre éstos a los llamados entes de ficción, personajes de drama, de novela o de narración histórica— , nacen de las ideas los hombres, o de éstos aquéllas? ¿Es el hombre una idea encarnada —en carne de ficción , o es la idea un hombre historiado, eternizado así? Voy a contarte, lector, cómo me nació este mi «El Hermano Juan».


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Dominio público
78 págs. / 2 horas, 17 minutos / 268 visitas.

Publicado el 6 de enero de 2020 por Edu Robsy.

De Mala Raza

José Echegaray


Teatro, comedia


Reparto

PERSONAJES ACTORES

CARLOS, 25 años — Sr. Vico.
ADELINA, 18 años — Srta. Gambardela.
DON ANSELMO, 60 años — Sr. Cirera.
PAQUITA, 22 años — Srta. Casado.
VISITACIÓN, 45 años — Sra. González.
DON NICOMEDES, 50 años — Sr. Parreño.
DON PRUDENCIO, 46 años — Fernández.
Un CRIADO — Melgares.


Época contemporánea.

Acto primero

La escena representa la sala baja de una quinta o casa de recreo próxima a San Sebastián. Rompimiento en el fondo; se ve un jardín; el mar, a lo lejos; un cielo espléndido. Decorado y mueblaje, ricos y alegres, cual conviene a propietarios bien acomodados y a la estación de verano. Es de día.

Escena primera

VISITACIÓN, PAQUITA, DON NICOMEDES y DON ANSELMO. Aparecen sentados en mecedoras o butacas y formando dos grupos. VISITACIÓN y PAQUITA, a un lado; al otro, DON ANSELMO y DON NICOMEDES. Puede darse movimiento a la escena levantándose y paseando alguno de los caballeros de cuando en cuando, o agrupados de varios modos los personajes, según indique el diálogo.


NICOMEDES.—Conque, querido Anselmo, francamente, dime lo que piensas de nuestro hotel.

ANSELMO.—Pues pienso, querido Nicomedes, todo lo bueno imaginable; nada malo. Un lugar de delicia, sin mezcla de mal alguno. (Con tono algo burlón.)

NICOMEDES.—Bien dicho: un paraíso; ésa es la palabra. ¿Y el jardín? ¿Y las vistas al mar? Pues ¿y la situación?

VISITACIÓN.—Hombre, ni que pusieras en venta la finca tendrías mayor empeño en cantarnos sus alabanzas.

NICOMEDES.—Es que lo merece, y si no, que lo diga tu hermano. Dilo tú, Anselmo; repítelo, que Visitación no te ha oído.

ANSELMO.—¿Yo?


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Dominio público
82 págs. / 2 horas, 24 minutos / 221 visitas.

Publicado el 30 de junio de 2020 por Edu Robsy.

A Prima Fija

Pedro Muñoz Seca


Teatro, comedia, entremés


Estrenado en el Teatro de la Princesa de Madrid la noche del 14 de noviembre de 1907

Dedicatoria

A Valentín Galarza y Morante, á quien tanto quiere

El Autor

Personajes / Actores

HIPÓLITO / Sr. Manso.
RODRIGO / Norro.
LUIS / Cobeña.
DIEGO / Perrín.
REMIGIO / Cobeña (B.)

La acción en cualquier capital de provincia.—Época actual

A prima fija

Gabinete de lectura de un hotel. Amplia mesa con periódicos y revistas en el centro. Dos puertas practicables en el lateral izquierda, una á la derecha y otra en el fondo. Sobre las practicables de la izquierda, y en pequeños cartones adosados á la pared, los números uno y tros respectivamente. Es de día.

Escena primera

REMIGIO ordena los periódicos que hay sobre la mesa. DIEGO, camarero del hotel, entra por el fondo con una tarjeta en la mano.

Diego: ¿Don Remigio? Este señor que desea á todo trance hospedarse en el hotel. (Le entrega la tarjeta.)

Rem.: (Leyendo.) Hipólito Llamas: Inspector de la Compañía de Seguros á prima fija «El Sol». ¿No hay sitio en el principal?

Diego: Ni en el segundo: está el hotel de bote en bote. En el teléfono duerme ese señor de Alemania que es sordo, y en el cuarto de duchas hemos metido á los recién casados que llegaron esta mañana en el correo.

Rem.: Entonces, aloja á este señor en mi cuarto; yo dormiré en un diván durante estas noches de feria.

Diego: Puede que en cuanto averigüe que hay en el hotel otros dos agentes de seguro se marche.

Rem.: ¿Pero hay dos más?

Diego: Si, señor; el huésped del uno y ese otro caballero que abraza á todo el mundo para trabar conversación.


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Dominio público
9 págs. / 15 minutos / 660 visitas.

Publicado el 1 de abril de 2021 por Edu Robsy.

El Ex...

Pedro Muñoz Seca


Teatro, Comedia, Sátira


Estampa primera

En Medinilla, pueblo andaluz, y en el compás de un convento de frailes, hay establecido un taller de carpintería con permiso de la comunidad y para ayuda de sus necesidades. A la derecha (actor), el edificio del convento, y en primer término, una ventana. A la izquierda, edificación modesta para vivienda del portero, actualmente ocupada por los dueños de la carpintería. Ante esta edificación, un amplio tejadillo que preserva los bancos, maderas y herramientas del taller. Al fondo, tapia y puerta que dan a una plazoleta de pueblo. Al aire libre florecen, en sus arriates, algunos rosales y una frondosa higuera da plácida sombra a un pozo. Es de día. En verano.


(Están en escena, al levantarse el telón, PERICO LEBRIJA, uno de los dueños de la carpintería; hombre cincuentón, pelirrojo, cara de vinagre; todo él un puro nervio, vestido con los mejores trapitos del arca, rodeado de tres animalotes del pueblo: APANDA, BUCHE y BENITO, que están haciendo los honores a una damajuana de vino; y al otro lado de la escena, bajo el tejadillo. RAMON, oficial de la carpintería, y PETRILLA, hija de Perico, que contemplan el cuadro. Se oyen en la calle grandes voces de “¡Viva la libertad!", "¡Viva la República!", "¡Muera Quintana!", “¡Mueran los caciques!", etc., etcétera como de gente que ha pasado tras la tapia del fondo y poco a poco se aleja.)


PERICO.—(Desesperado mordiéndose una mano.) ¡Maldita sea!...

APANDA.—(Al mismo tiempo que se oye el barullo fuera y en alto el vaso.) ¿Vamos a pillarla pa quitarnos el mal humo?

BUCHE.—Amos a pillarla. (Beben.)

PERICO.—Si, hombre, mardita sea mi sino. (Bebe.) Por supuesto, que eso de que me haigan tachao a mí de la candidatura no se lo perdono yo a este pueblo en que lo echen abajo y lo güervan a levantá.


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Dominio público
74 págs. / 2 horas, 9 minutos / 242 visitas.

Publicado el 16 de mayo de 2021 por Edu Robsy.

Las Ranas

Aristófanes


Teatro, comedia


Noticia preliminar

Baco, en cuyo honor se celebraban los certámenes trágicos y cómicos por haber tenido origen en sus fiestas, cansado de las malísimas tragedias que se representaban después de la muerte de Sófocles y Eurípides, se decide a descender al infierno en busca de un buen poeta. Para conseguir su objeto, y recordando que Hércules había ya realizado empresa tan peligrosa, llama al templo de este héroe, y después de adquirir las noticias necesarias para el viaje, parte acompañado de su esclavo Jantias y disfrazado con la piel de león y la clava de Alcides.

Al llegar a la laguna Estigia, Caronte le admite en su barca, y durante el trayecto óyese el canto de las ranas, que graznan a su sabor, insultando con su estrepitosa alegría las molestias que el dios experimenta. Este episodio completamente desligado de la comedia es, sin embargo, el que le da título.

Después de varias peripecias que ponen de manifiesto la cobardía de Baco, y de sufrir este los insultos y malos tratamientos de dos taberneras y Éaco, que le confunden con Hércules, penetra en el palacio de Plutón, precisamente cuando todo el infierno se halla conmovido por una terrible disputa entre Esquilo y Eurípides, a causa de pretender este ocupar el trono de la tragedia. Baco es elegido juez, y ambos rivales, en una larga escena interesantísima bajo el punto de vista de crítica literaria, se echan en cara todos los vicios y defectos de sus obras. Cansado Esquilo de las sutilezas y argucias de su adversario, propone la prueba decisiva de pesar los versos de uno y otro en una balanza, y consigue un triunfo completo. En vista de lo cual, Baco se lo lleva a la tierra, desentendiéndose del compromiso contraído con Eurípides; y Esquilo, al partir, entrega el cetro trágico a Sófocles, que ha presenciado la discusión con un silencio lleno de modestia.


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Dominio público
42 págs. / 1 hora, 13 minutos / 193 visitas.

Publicado el 18 de abril de 2023 por Edu Robsy.

23456