Textos por orden alfabético inverso etiquetados como Crónica | pág. 6

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etiqueta: Crónica


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El Domingo de Ramos

Rosalía de Castro


Cuento, Crónica


Costumbres gallegas

I

Recuerdos hay en la trabajosa existencia del hombre, que son para él, como dia primaveral en medio del invierno, ó rayo de luna, cuando en oscura noche del estío rompe por entre las nubes iluminando de repente las hojas inmóviles de los árboles y el arroyo que pasa murmurando entre la sombra. En el número de los que no vacilamos en llamar dichosos, creemos pueden ocupar un lugar preferente cuantos se refieren á ciertas fiestas religiosas del año; fiestas en las que nuestras madres, de nosotros enamoradas, nos vestian y adornaban con las galas más hermosas, miéntras nos llenaban de apasionados besos, en las que el padrino ó la madrina nos regalaba frutas y confites, ó el juguete que por largo tiempo habíamos deseado en vano, y en las que, en fin, no teníamos que ir á la escuela; cuotidiana obligacion que pesa tan duramente sobre los pobres niños, — cuyo único anhelo es respirar el aire libre á toda hora, sin estorbos, ni trabas, —como más tarde, otras más abrumadoras, pesan sobre los que, para librar la gran batalla de las pasiones, quizá por desdicha suya, lograron entre risas y llantos llegar á ser hombres.


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Publicado el 1 de agosto de 2019 por Edu Robsy.

El Cadiceño

Rosalía de Castro


Cuento, Crónica


Allá lejos, por el camino que blanquea entre los viñedos y maizales, veo aparecer, como caballeros con lanza en ristre, dos hombres bélicamente armados de enormes paraguas, y cuyo aire y contoneo viene diciendo: «¡Que entramos!".

Y a fe que no sé si retirarme de la ventana por temor a un reto de esos que hacen estremecer las inanimadas piedras y temblar las montañas. ¡Han aprendido tanto esos benditos allá por las tierras de María Santísima! Vuelven tan sabios y avisados que no sería extraño adivinasen, con solo mirarme el rostro, que estaba tomándole la filiación para hacer su retrato.

Y atrévase cualquiera a mostrar a su prójimo, siquiera en leve bosquejo, las grandes narices o las grandes orejas con que le dotó la prodiga naturaleza. ¡Oh!, yo sé perfectamente cuán peligroso es tal oficio. Pronto el de las grandes orejas o el de las grandes narices, sin pararse a considerar que no todos podemos ser, y de ello me pesa, lo que se dice miniaturas, se volverá iracundo contra el artista, diciendo:

–Voy a romperle a usted el alma; yo no soy ese fantasma que acaba usted de diseñar. Usted hace caricaturas en vez de retratos.

Y si el artista es tímido, tiene entonces que volver a coger el pincel, y en dos segundos, ¡chif! ¡chaf!, pintar las orejas y las narices mas cucas del universo.

Mas no haré yo tal por solo obedecer a una exigencia injusta, que, antes que nada, el hombre debe ser fiel a la verdad, y el artista, a la verdad y al arte. Quieran, pues, o no quieran los que escupen por el colmillo, me decido a cumplir con la espinosa misión que me ha sido encomendada, y advierto que, como mi conciencia juega siempre limpio en tales lances, de hoy más serán inútiles las protestas, inútiles así mismo las amenazas vanas.


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Publicado el 1 de agosto de 2019 por Edu Robsy.

El Aguador

José Tomás de Cuéllar


Crónica


A ti, oh resto mueble de la incuria de tres siglos, representante impávido del statu quo, acémila parlante, hongo viviente de la dignidad humana; a ti, vehículo vejado, ludibrio de la civilización; a ti, aguador nacional, dirijo hoy mis homilías.

Pero antes de fijar una mirada escudriñadora en este tipo eminentemente nuestro, en este perfil idiosincrásico de nuestras costumbres, en este sambenito de nuestra pretendida cultura, hablaremos del agua.

Las tribus errantes dejaban huellas de su paso a orillas de los arroyos donde paraban para tomar el agua con la mano, como las bestias feroces dejan huella de sus patas en los abrevaderos. Casi todos los pueblos de la tierra han nacido a orillas de un río, y casi todas las ciudades del mundo se han erigido allí donde se ha resuelto la vital cuestión de beber agua con comodidad y abundancia.

Las primeras obras hidráulicas tendieron sólo a hacer correr el agua en caños; después hubo acueductos y fuentes. Las obras hidráulicas de los romanos, las de los moros en España, y las de los españoles en México, llenaron cumplidamente la misión de proveer de agua a las ciudades respectivas.

Las últimas obras de este género que hemos visto, son las de los Estados Unidos de América; obras en las que las grandes máquinas de vapor, los réservés y la entubación perfecta, en el uso del agua potable, de hacerla motora de sí misma, como la sangre en el sistema arterial y venoso del cuerpo humano, recorre en infinitos tubos las partes bajas y elevadas de la ciudad, en virtud de la conveniente presión.


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Publicado el 19 de septiembre de 2020 por Edu Robsy.

Del Asesinato Considerado Como una de las Bellas Artes

Thomas De Quincey


Artículo, ensayo, crónica


Primer artículo

I. Advertencia de un hombre morbosamente virtuoso

Seguramente la mayoría de quienes leemos libros hemos oído hablar de la Sociedad para el Fomento del Vicio, del Club del Fuego Infernal que fundó el siglo pasado Sir Francis Dashwood, etc. En Brighton, si no me equivoco, se estableció una Sociedad para la Supresión de la Virtud. La propia sociedad fue suprimida, pero lamento decir que en Londres existe otra, de carácter aún más atroz. En vista de sus tendencias le convendría el nombre Sociedad para la Promoción del Asesinato, pero aplicándose un delicado eufemismo (ευφημιομοζ) se llama la Sociedad de Conocedores del Asesinato. Sus miembros se declaran curiosos de todo lo relativo al homicidio, amateurs y dilettanti de las diversas modalidades de la matanza, aficionados al asesinato en una palabra. Cada vez que en los anales de la policía de Europa aparece un nuevo horror de esta clase se reúnen para criticarlo como harían con un cuadro, una estatua u otra obra de arte. No me daré el trabajo de describir el espíritu que anima sus actividades, pues el lector podrá apreciarlo mejor en una de las Conferencias Mensuales leídas ante la sociedad el año pasado. El texto llegó a mis manos por azar, a pesar de la vigilancia que ejercen los miembros para que el público no se entere de sus deliberaciones. Al verlo impreso se sentirán alarmados y ésa, justamente, es mi intención. En efecto, prefiero con mucho que la sociedad se disuelva tranquilamente ante un llamamiento dirigido a la opinión pública y sin necesidad de recurrir a los tribunales de policía de Bow Street, para lo cual habría que citar nombres, aunque si no tengo más remedio emplearé este último recurso. Mi intensa virtud no puede permitir que ocurran tales cosas en un país cristiano.


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111 págs. / 3 horas, 14 minutos / 452 visitas.

Publicado el 24 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Cuentos y Crónicas

Rubén Darío


Cuento, Crónica


EL CASO DE LA SEÑORITA AMELIA

(CUENTO DE «AÑO NUEVO»)

I

Que el Doctor Z es ilustre, elocuente, conquistador; que su voz es profunda y vibrante al mismo tiempo, y su gesto avasallador y misterioso, sobre todo después de la publicación de su obra sobre La plástica de Ensueño, quizás podríais negármelo o aceptármelo con restricción; pero que su calva es única, insigne, hermosa, solemne, lírica si gustáis, ¡oh, eso nunca, estoy seguro! ¿Cómo negaríais la luz del sol, el aroma de las rosas y las propiedades narcóticas de ciertos versos? Pues bien; esta noche pasada, poco después que saludamos el toque de las doce con una salva de doce taponazos del más legítimo Roederer, en el precioso comedor rococó de ese sibarita de judío que se llama Lowensteinger, la calva del doctor alzaba, aureolada de orgullo, su gruñido orbe de marfil, sobre el cual, por un capricho de la luz, se veían sobre el cristal de un espejo las llamas de dos bujías que formaban, no sé cómo, algo así como los cuernos luminosos de Moisés. El doctor enderezaba hacia mí sus grandes gestos y sus sabias palabras. Yo había soltado de mis labios, casi siempre silenciosos, una frase banal cualquiera. Por ejemplo, ésta: «¡Oh, si el tiempo pudiera detenerse!» La mirada que el doctor me dirigió y la clase de sonrisa que decoró su boca después de oir mi exclamación, confieso que hubiera turbado a cualquiera.


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Publicado el 28 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Crónicas

Amado Nervo


Crónica, Artículo


Los sabios y el misterio de la vida

El año de 1913 ha sido fértil para la ciencia.

Infinitos inventos e infinitas derivaciones prácticas de descubrimientos anteriores, han venido a aumentar enormemente el acervo mental humano. Empero, el problema por excelencia en que los hombres de laboratorio han trabajado quizá con más encarnizamiento, es el de la conquista de la energía intra-atómica, «de esa energía inmensa, capaz de dislocar y de romper el equilibrio indestructible que existe en los electrones constitutivos del átomo» y merced a la cual se redimiría al mundo, desapareciendo las desigualdades de la suerte que obligan a las cinco sextas partes de la humanidad a trabajar sin descanso para producir lo necesario a una sexta parte privilegiada. La energía intra-atómica, la utilización de las mareas y el aprovechamiento del calor solar, podrían por sí solos realizar con exceso toda la suma de trabajo que el mundo necesita para vivir.

Llegada la actividad científica al punto en que se halla, todo hace presumir que va a desbordarse en incontables aplicaciones. Los descubrimientos se seguirán vertiginosamente. Lo que soñábamos como lejano se volverá habitual, sin causarnos sorpresa ninguna, gracias a esa maravillosa facultad que poseemos de adaptarnos a todo.


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119 págs. / 3 horas, 29 minutos / 544 visitas.

Publicado el 9 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

Crónica de la Conquista de Granada

Washington Irving


Crónica, Historia, Novela


Libro I

Introducción

La narracion de los sucesos que marcaron una de las épocas mas brillantes de la historia nacional, las victorias, combates y peligros de una guerra memorable, la conquista, en fin, del reino de Granada, y la subversion del imperio árabe en España, son el objeto y materia de las páginas siguientes.

La imaginacion, seducida por las ideas encantadoras que inspira un argumento tan fecundo y bello, apenas sabe contenerse dentro de los límites de la verdad histórica: las hazañas, las proezas, los grandes hechos de armas que ennoblecen á los actores de la escena, el entusiasmo religioso del cristiano caballero, y el ardoroso valor del sarraceno feroz, son circunstancias que dan á esta época un aspecto heróico y caballeresco, y que arrastran al historiador á las regiones de la ficcion. Pero el célebre Washington Irving, cuya fama se extiende ya desde las selvas de la América setentrional hasta las extremidades de la Europa, tratando este asunto con mano maestra, y con el mismo acierto que todas sus demas producciones, ha sabido evitar este escollo, y exornar su obra con las gracias de un estilo que le es peculiar, dándole un aire romántico, sin desdecir un punto de su carácter de historiador, sin omitir un solo hecho, ni añadir circunstancia alguna que no se halle en las antiguas crónicas y memorias que tratan de la materia.

Parecerá una temeridad haberme yo arrojado á traducir á este autor inimitable. Pero la consideracion de no haberse escrito hasta ahora, que yo sepa, esta historia en particular y con la extension que se merece, y sí solo incidentalmente por algunos autores envejecidos, junto con el deseo de presentar al público español á un escritor cuyas obras están traducidas en casi todos los idiomas menos el castellano, me animó á una empresa acaso superior á mis fuerzas, y digna de mejor pluma.


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306 págs. / 8 horas, 56 minutos / 444 visitas.

Publicado el 25 de noviembre de 2018 por Edu Robsy.

Corona Patriótica

Ricardo Palma


Crónica, biografía


I

Años hace que mi voz se eleva para saludar el día más clásico de la historia del pueblo, donde la mano de la Providencia me señalara un espacio para cuna y donde tal vez encontré mi cabeza! postrero Independiente como el que más, mi corazón juvenil se ha henchido de entusiasmo ante los recuerdos que el 28 de julio despierta. Hijo de América he saludado al sol de julio, al sol de la Libertad mi fede cristiano ha consagrado al santo de Israel un himno que vibra aun en lo más íntimo del corazón.

Y hoy también se alza mi voz débil, pero sincera; porque ¡patria mía! tengo fe y creo en el porvenir que los cielos te reservan; porvenir que será espléndido, como tus bosques perfumados, inmortal como tus Andes, cuyas cimeras de plata penetran en el arrebolado firmamento, y en las que acaso posa su invisible planta el genio benéfico que preside tus destinos.

II

Bajo el azul turquí de un cielo siempre sereno y majestuoso, alentado por los rayos de un sol magnífico, alzábase un pueblo a la felicidad.

Llanos de esmeralda cubiertos de flores delicadas que abren sus corolas a los frescos besos del rocío, montes con entrañas de oro y plata que se destacan en el espacio como gigantes de granito, lagos cuyos pacíficos cristales apenas riza el murmullo de los céfiros;

Panorama donde se hallan adunados vida, esplendor y dicha, tal fue el imperio de Manco.

Ese pueblo amó al Ser Eterno en la luz y el Sol fue su divinidad.

Y en verdad ¿no os habéis imaginado cuando eleváis a Dios el pensamiento y los ojos a la bóveda estrellada, que ese sol coronado de topacios, que esa diadema esplendorosa de la cual están suspendidos los azules cortinajes del palacio de Jehová, no os habeis imaginado repito, que ese astro fecundante es el brillo de su mirada, la huella de su grandeza?


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Publicado el 3 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

Combate Entre Jeffries y Johnson

Jack London


Crónica, Crónica deportiva


El New York Herald mandó a London a Reno para cubrir el combate y escribir una crónica al día durante los diez días que le precedieron.

RENO (NEVADA), 23 DE JUNIO. Reno siempre ha sido una ciudad viva, pero en estos momentos está cobrando una creciente efervescencia, mayor de la que nunca haya conocido. Todos los trenes, ya vengan del Este o del Oeste, traen a aficionados, a seguidores de los combates o a los inevitables corresponsales. Es sorprendente. O quizás no, por otra parte. Debe de quedar mucho de sanguinario en la raza anglófona para manifestar tan tremendo interés por este deporte de deportes que ella misma creó y desarrolló hasta adaptarlo hoy a las reglas del marqués de Queensberry, que representan la cristalización de muchas generaciones.

Todo el mundo está llegando a Reno. Uno vuelve a encontrarse aquí, en la metrópolis de Nevada, a todos los hombres que ha conocido en cualquier lugar de la tierra. Están todos aquí: desde los héroes de los viejos tiempos hasta los últimos novatos, desde los aficionados encanecidos y avejentados que recuerdan hechos anteriores a los dolorosos 39 asaltos entre Sullivan y Mitchell en Chantilly (Francia) hasta los jovencitos que se chupaban el dedo cuando Corbett y Fitzsimmons disputaron aquel combate histórico en Carson (Nevada).


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42 págs. / 1 hora, 15 minutos / 58 visitas.

Publicado el 5 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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