Yo no tengo la culpa
Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se
me hacen algunos elogios. Pues bien, hoy he recibido una carta en la que
no se me elogia. Su autora, que debe ser una respetable anciana, me
dice:
"Usted era muy pibe cuando yo conocía a sus padres, y ya sé quién es usted a través de su Arlt".
Es decir, que supone que yo no soy Roberto Arlt. Cosa que me está
alarmando, o haciendo pensar en la necesidad de buscar un pseudónimo,
pues ya el otro día recibí una carta de un lector de Martínez, que me
preguntaba:
"Dígame, ¿usted no es el señor Roberto Giusti, el concejal del Partido Socialista Independiente?"
Ahora bien, con el debido respeto por el concejal independiente,
manifiesto que no; que yo no soy ni puedo ser Roberto Giusti, a lo más
soy su tocayo, y más aún: si yo fuera concejal de un partido, de ningún
modo escribiría notas, sino que me dedicaría a dormir truculentas
siestas y a "acomodarme" con todos los que tuvieran necesidad de un voto
para hacer aprobar una ordenanza que les diera millones.
Y otras personas también ya me han preguntado: "¿Dígame, ese Arlt no es pseudónimo?".
Y ustedes comprenden que no es cosa agradable andar demostrándole a
la gente que una vocal y tres consonantes pueden ser un apellido.
Yo no tengo la culpa que un señor ancestral, nacido vaya a saber en
qué remota aldea de Germanía o Prusia, se llamara Arlt. No, yo no tengo
la culpa.
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