Textos más recientes etiquetados como Crónica no disponibles | pág. 2

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El tren especial desaparecido

Arthur Conan Doyle


Crónica


La confesión hecha por Herbert de Lernac, que se halla en la actualidad penado con sentencia de muerte en Marsella, ha venido a arrojar luz sobre uno de los crímenes más inexplicables del siglo, sobre un suceso que, según creo, no tiene precedente alguno en los anales del crimen de ningún país. Aunque en los medios oficiales se muestran reacios a tratar del asunto, por lo que los informes entregados a la prensa son muy pocos, existen, no obstante, indicaciones de que la confesión de este archicriminal está corroborada por los hechos y de que hemos encontrado, al fin, la solución del más asombroso de los asuntos. Como el suceso ocurrió hace ya ocho años y una crisis política que en aquellos momentos tenía absorta la atención del público vino, hasta cierto punto, a quitarle importancia, convendrá que yo exponga los hechos tal como me ha sido posible conocerlos. Los he examinado comparando los periódicos de Liverpool de aquella fecha, las actas de la investigación realizada acerca de John Stater, maquinista del tren, y los archivos de la compañía de ferrocarril de Londres y la Costa Occidental, que han sido puestos cortésmente a mi disposición. Resumiéndolos, son como siguen:


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23 págs. / 40 minutos / 362 visitas.

Publicado el 19 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Estudios del Natural

Arthur Conan Doyle


Crónica


El holocausto de Manor Place

Cuando uno estudia la psicología criminal, llega forzosamente a la conclusión de que la más peligrosa de todas las mentalidades es la del hombre desmesuradamente egoísta. Es este un hombre que ha perdido su sentido de la proporción. Su propia voluntad y su propio interés han borrado en él toda conciencia de sus obligaciones hacia la comunidad. El carácter impulsivo, los celos, la sed de venganza, engendran el crimen; pero el egoísmo llevado hasta la locura es el más peligroso y también el más odioso de sus progenitores. Sir Willoughby Patterne, el eterno prototipo de todos los egoístas, puede ser un personaje divertido e inofensivo a condición de que todo le vaya bien; pero basta con que le sea negado algo de lo que desea, para que de ello se deriven las más monstruosas consecuencias.

Huxley ha dicho que en esta vida, uno está perpetuamente jugando una partida con un adversario invisible, que sólo deja sentir su presencia cuando uno comete una falta: entonces, le impone un castigo. El jugador que comete la falta de ser egoísta puede tener que pagar un precio terrible por ello. Pero hay algo inexplicable en las reglas de ese juego y es que algunos, que son sólo espectadores de la partida, pueden verse obligados a ayudarle a pagar. Lean la historia de William Godfrey Youngman, y vean lo difícil que es entender las reglas que rigen dichos castigos. Aprendan también que el egoísmo no es un pecadillo inofensivo, sino una malvada raíz capaz de producir los más monstruosos frutos.


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43 págs. / 1 hora, 16 minutos / 68 visitas.

Publicado el 18 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Bajo el Sol

Guy de Maupassant


Viajes, Crónica


A Pol Arnault

La vida tan breve, tan larga, a veces resulta insoportable. Transcurre monótona, con la muerte al final. No es posible detenerla, ni cambiarla, ni comprenderla. Y a menudo nos subleva la indignación ante la impotencia de nuestros esfuerzos. Hagamos lo que hagamos morimos. Creamos lo que creamos, pensemos lo que pensemos, intentemos lo que intentemos, morimos. Y nos parece que vamos a morir mañana sin conocer nada aún, aunque asqueados de todo lo que ya conocemos. Entonces nos sentimos abrumados por el sentimiento de la «eterna miseria de todo», de la impotencia humana y de la monotonía de las acciones.

Nos despertamos, andamos, nos acodamos en nuestras ventanas. Enfrente unos almuerzan, como almorzaron ayer, como almorzarán mañana: el padre, la madre, cuatro niños. Hace tres años la abuela aún vivía con ellos. Ya no está. El padre ha cambiado mucho desde que somos vecinos. No se da cuenta; parece contento; parece feliz. ¡Qué imbécil!

Hablan de un matrimonio, después de un fallecimiento, después de lo tierno que está su pollo, después de que su criada no es honesta. Les inquietan mil cosas inútiles y tontas. ¡Qué imbéciles!

Ver su apartamento, en el que viven desde hace dieciocho años, me asquea y me indigna. ¡Eso es la vida! Cuatro paredes, dos puertas, una ventana, una cama, sillas, una mesa, eso es todo. ¡Una cárcel, una cárcel! Cualquier lugar donde habitamos mucho tiempo se convierte en una cárcel. ¡Oh, huir, partir! Huir de los lugares conocidos, de los hombres, de los mismos movimientos a las mismas horas y, sobre todo, de los mismos pensamientos.


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131 págs. / 3 horas, 50 minutos / 171 visitas.

Publicado el 18 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

La Gente del Abismo

Jack London


Crónica, Periodismo, Investigación


PREFACIO

Lo que relato en este volumen me sucedió en el verano de 1902. Descendí al submundo londinense con una actitud mental semejante a la de un explorador. Estaba predispuesto a dejarme convencer por mis propios ojos más que por las enseñanzas de aquellos que nada habían visto, o por las palabras de los que fueron y vieron antes que yo. Es más, adopté un criterio sencillo para medir la vida de aquel submundo. Aquello que estuviera por la vida, por la salud física y espiritual, era bueno; lo que estuviese en contra, hiriera, disminuyera o pervirtiera la vida, era malo.

El lector comprenderá enseguida que mucho de lo que vi era malo. Sin embargo, no debe olvidarse que la época sobre la que escribo era considerada en Inglaterra como de «buenos tiempos». El hambre y la falta de techo que encontré constituían una situación de miseria crónica que no se superaba ni siquiera en los períodos de mayor prosperidad.

Un duro invierno siguió a aquel verano. Los parados, en gran número, organizaban manifestaciones, a veces hasta doce al mismo tiempo, y marchaban por las calles de Londres pidiendo pan. Mr. Justin McCarthy, en su artículo en The Independent de Nueva York, en enero de 1903, resume la situación así:

«Los albergues ya no disponen de espacio donde amontonar a las multitudes hambrientas que durante el día y la noche llaman a sus puertas pidiendo alimento y cobijo. Todas las instituciones caritativas han agotado su capacidad de conseguir alimentos para los hambrientos que llegan desde los sótanos y buhardillas, de las callejuelas y callejones de Londres. Los locales del Ejército de Salvación en varios lugares de Londres se ven asediados todas las noches por hordas de parados hambrientos a los que no se puede proporcionar sustento ni albergue.»


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195 págs. / 5 horas, 41 minutos / 233 visitas.

Publicado el 5 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Combate Entre Jeffries y Johnson

Jack London


Crónica, Crónica deportiva


El New York Herald mandó a London a Reno para cubrir el combate y escribir una crónica al día durante los diez días que le precedieron.

RENO (NEVADA), 23 DE JUNIO. Reno siempre ha sido una ciudad viva, pero en estos momentos está cobrando una creciente efervescencia, mayor de la que nunca haya conocido. Todos los trenes, ya vengan del Este o del Oeste, traen a aficionados, a seguidores de los combates o a los inevitables corresponsales. Es sorprendente. O quizás no, por otra parte. Debe de quedar mucho de sanguinario en la raza anglófona para manifestar tan tremendo interés por este deporte de deportes que ella misma creó y desarrolló hasta adaptarlo hoy a las reglas del marqués de Queensberry, que representan la cristalización de muchas generaciones.

Todo el mundo está llegando a Reno. Uno vuelve a encontrarse aquí, en la metrópolis de Nevada, a todos los hombres que ha conocido en cualquier lugar de la tierra. Están todos aquí: desde los héroes de los viejos tiempos hasta los últimos novatos, desde los aficionados encanecidos y avejentados que recuerdan hechos anteriores a los dolorosos 39 asaltos entre Sullivan y Mitchell en Chantilly (Francia) hasta los jovencitos que se chupaban el dedo cuando Corbett y Fitzsimmons disputaron aquel combate histórico en Carson (Nevada).


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42 págs. / 1 hora, 15 minutos / 57 visitas.

Publicado el 5 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Sobre las Nubes

Guy de Maupassant


Crónica


En el verano de 1888, Guy de Maupassant realizó una ascensión en el globo aerostático El Horla. La crónica de ese viaje fue publicada en la revista La Lecture, y permaneció inédita hasta hace poco. En ella, Maupassant da muestra de su capacidad de apreciación y nos ofrece un curioso documento de aeronáutica. Aquí aparece, por primera vez en español, admirablemente traducido por nuestro colaborador José Abdón Flores. El maestro del relato corto narra por el solo placer de narrar y, desde un globo, ve el mundo como nunca antes lo había visto, percibe su grandeza y se sobrecoge ante la fuerza ciega de la naturaleza. Un París rodeado de nubes grises que a ratos huyen, se ofrece a los ojos del gran escudriñador de almas en esta crónica dedicada a constatar la belleza del mundo visto de lejos.

Cuando entré en el taller de La Villette, vi, yaciente sobre la hierba del patio, enfrente de la armada de negras y monstruosas chimeneas, el enorme globo amarillo, casi inflado por completo, igual a una calabaza colosal posada en medio de gasómetros en el huerto de un cíclope.

Un largo conducto de tela barnizada, igual a ese pequeño rabo torcido por donde las calabazas doradas beben la vida en la tierra, insuflaba al Horla el alma de los aeróstatos. Palpitaba y se levantaba poco a poco, y una docena de hombres lo rodeaban, desplazando de cuando en cuando los sacos de lastre enganchados a las amarras para permitirle moverse.

Un cielo bajo y gris, una pesada bóveda de nubes se extendía sobre nuestras cabezas. Eran las cuatro y media de la tarde, y la noche, ya, parecía próxima.

Curiosos y amigos entraban al taller. Observaban, con sorpresa, la pequeñez de la barquilla, los parches sobre barquilla, los parches sobre las delgadas fisuras del globo, todos los preparativos para este viaje por el espacio.


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7 págs. / 12 minutos / 144 visitas.

Publicado el 19 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

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