El Grano de Arena
Julia de Asensi
Cuento infantil
I
Terminaba el mes de Diciembre.
Camino de una de las principales ciudades del Norte de España, en una noche fría y lluviosa, una mujer, llevando una criatura de pocos años en sus brazos andaba triste y fatigada, sin encontrar una casa que le diera albergue ni alimento que reanimase sus quebrantadas fuerzas. La niña lloraba de hambre y temblaba de frío, y su madre no tenía calor para darle vida, ni pan con que sustentarla. Aquella infeliz era viuda, una penosa enfermedad la consumía, y su mayor pesar nacía del temor de no llegar a la población donde vivía un hermano suyo bien acomodado y que le ofrecía, cama y mesa en su morada.
Besaba con ternura a su niña, pero esta no cesaba de gemir.
No lejos de allí estaban sentados en un banco de piedra un viejo y un niño. El viejo gruñía y el niño lloraba.
—Eres un holgazán, Ángel, no sirves más que de estorbo —decía el anciano—; ni trabajas hoy ni trabajarás en tu vida.
—Yo no he nacido para esto, además soy muy pequeño para cargar con tanta leña —murmuraba el muchacho.
—Para eso has venido al mundo, para servir de algo. A tu edad llevaba yo mucho más peso que tú sobre mis costillas. Pero se hace tarde, echemos a andar, que es necesario llegar a la granja antes de las diez.
Ambos se levantaron, el chico cogió la leña que colocó sobre sus hombros y siguió al viejo que era su amo.
Aquel niño no tenía padres, su madre había muerto poco después de su nacimiento y su padre algunos meses más tarde. Le habían acogido por caridad los dueños de una granja, y allí le daban casa y comida a cambio de un trabajo superior a sus años y a sus fuerzas.
Dominio público
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Publicado el 7 de enero de 2021 por Edu Robsy.