La Novia del Bandolero
Hermanos Grimm
Cuento infantil
Érase una vez un molinero que tenía una hija muy linda, y cuando ya fue crecida, deseaba verla bien casada y colocada. Pensaba: «Si se presenta un pretendiente como Dios manda y la pide, se la daré».
Poco tiempo después, llegó uno que parecía muy rico, y como el molinero no sabía nada malo de él, le prometió a su hija. La muchacha, sin embargo, no sentía por él la inclinación que es natural que una prometida sienta por su novio, ni le inspiraba confianza el mozo. Cada vez que lo veía o pensaba en él, una extraña angustia le oprimía el corazón. Un día le dijo él:
— Eres mi prometida, y nunca has venido a visitarme.
Respondió la doncella:
— Aún no sé dónde está tu casa.
— Mi casa está en medio del bosque oscuro —contestó el novio.
Ella todo era inventar pretextos, diciendo que no sabría hallar el camino, pero un día el novio le dijo muy decidido:
— El próximo domingo tienes que venir a casa. He invitado ya a mis amigos, y para que encuentres el camino en el bosque, esparciré cenizas.
Llegó el domingo, y la muchacha se puso en camino; sin saber por qué, sentía un extraño temor, y para asegurarse de que a la vuelta no se extraviaría, llenóse los bolsillos de guisantes y lentejas.
A la entrada del bosque vio el rastro de ceniza y lo siguió; pero a cada paso tiraba al suelo, a derecha e izquierda, unos guisantes. Tuvo que andar casi todo el día antes de llegar al centro del bosque, donde más oscuro era. Allí había una casa solitaria, de aspecto tenebroso y lúgubre. Dominando su aprensión, entró en la casa; dentro reinaba un profundo silencio, y no se veía nadie en parte alguna. De pronto se oyó una voz:
«Vuélvete, vuélvete, joven prometida.
Asesinos viven en esta guarida».
La muchacha levantó los ojos y vio que la voz era de un pájaro, encerrado en una jaula que colgaba de la pared. El cual repitió:
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Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.