La Mesa, el Asno y la Vara Maravillosa
Hermanos Grimm
Cuento infantil
Había una vez un sastre que tenía tres hijos y una cabra. Como la cabra daba leche para toda la familia, era necesario procurarla buen pasto, y llevarla al campo todos los días. Los hijos se hallaban obligados a esto y lo hacían por turno. Un día la llevó el mayor al cementerio, donde había yerba muy crecida, que comió con extraordinaria alegría dando muchos saltos. Cuando volvían a casa al anochecer, la preguntó el mancebo.
—¿Has comido, cabra?
A lo que le contestó.
Estoy atascada,
Saciada.
¡Bah!, ¡ba!
—Vamos a casa, dijo el joven y cogiéndola por la cuerda la llevó al establo, donde la ató.
—Ha comido la cabra todo lo que quería, dijo el sastre viejo.
—Sí, contestó el hijo, está atascada y saciada.
Mas queriendo el padre asegurarse por sí mismo, fue al establo y se puso a acariciar a su querido animal, diciéndole.
—¿Cabrita, has comido bien?
La cabra le contestó.
¿Cómo había de comer,
si no he hecho más que correr
sin hallar una hoja que pacer?
¡Beh!, ¡be!
—¡Qué viejo!, dijo el sastre, y saliendo del establo, regañó a su hijo.
—Embustero, no me has dicho, que la cabra estaba harta y ha vuelto en ayunas.
—Cogió encolerizado la vara de medir, y le echó de la casa dándole de palos.
Al día siguiente tocaba la vez al hijo segundo, quien buscó a lo largo del cercado del jardín un lugar bien provisto de yerba y la cabra cortó hasta el último tallo. —Por la noche cuando se trataba de volver la preguntó.
—¿Has comido, cabra?
A lo que contestó.
Estoy atascada,
Saciada.
¡Bah!, ¡ba!
—Vamos a casa dijo el joven y la llevó al establo, donde la ató.
—¿Ha comido la cabra todo lo que necesitaba?, dijo el sastre.
—¡Oh!, sí, contestó el hijo, está atascada y saciada.
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Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.