Textos más vistos etiquetados como Cuento infantil | pág. 15

Mostrando 141 a 150 de 443 textos encontrados.


Buscador de títulos

etiqueta: Cuento infantil


1314151617

La Novia del Bandolero

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Érase una vez un molinero que tenía una hija muy linda, y cuando ya fue crecida, deseaba verla bien casada y colocada. Pensaba: «Si se presenta un pretendiente como Dios manda y la pide, se la daré».

Poco tiempo después, llegó uno que parecía muy rico, y como el molinero no sabía nada malo de él, le prometió a su hija. La muchacha, sin embargo, no sentía por él la inclinación que es natural que una prometida sienta por su novio, ni le inspiraba confianza el mozo. Cada vez que lo veía o pensaba en él, una extraña angustia le oprimía el corazón. Un día le dijo él:

— Eres mi prometida, y nunca has venido a visitarme.

Respondió la doncella:

— Aún no sé dónde está tu casa.

— Mi casa está en medio del bosque oscuro —contestó el novio.

Ella todo era inventar pretextos, diciendo que no sabría hallar el camino, pero un día el novio le dijo muy decidido:

— El próximo domingo tienes que venir a casa. He invitado ya a mis amigos, y para que encuentres el camino en el bosque, esparciré cenizas.

Llegó el domingo, y la muchacha se puso en camino; sin saber por qué, sentía un extraño temor, y para asegurarse de que a la vuelta no se extraviaría, llenóse los bolsillos de guisantes y lentejas.

A la entrada del bosque vio el rastro de ceniza y lo siguió; pero a cada paso tiraba al suelo, a derecha e izquierda, unos guisantes. Tuvo que andar casi todo el día antes de llegar al centro del bosque, donde más oscuro era. Allí había una casa solitaria, de aspecto tenebroso y lúgubre. Dominando su aprensión, entró en la casa; dentro reinaba un profundo silencio, y no se veía nadie en parte alguna. De pronto se oyó una voz:

«Vuélvete, vuélvete, joven prometida.

Asesinos viven en esta guarida».

La muchacha levantó los ojos y vio que la voz era de un pájaro, encerrado en una jaula que colgaba de la pared. El cual repitió:


Leer / Descargar texto


3 págs. / 6 minutos / 285 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

La Perla

Teodoro Baró


Cuento infantil


—Con fe y perseverancia, todo se alcanza.

Así decía un padre a sus hijos, hace de esto muchos años, tantos, que forman siglos; pero con ser tantos, lo dicho por aquel hombre, que por más señas era cardador de lana, ha llegado hasta nosotros, porque le escuchó un pajarito; éste se lo contó a sus hijos, y a los descendientes de éstos lo oímos narrar ha poco en el campo. Estaban ocultos varios pájaros entre las ramas de un plátano, en el que se habían refugiado porque el calor era extremado. Un gorrión, que mientras piaba saltaba de una a otra rama, sin estarse un momento quieto y moviendo la cabeza a todos lados, era el que charlaba y decía:

—El cardador de lana miraba al hablar a sus hijos, pero en particular a un niño de unos doce años, rubio, más encarnado que una de esas cerezas que con tanto placer pico a pesar de los espantajos que pone encima del árbol el hortelano; y el niño levantaba la cabeza y parecía dudar de lo que oía.

—¿Por qué dudaba? preguntó un jilguero, agitando el plumaje y alisándoselo luego con el pico.

—La razón es sencilla, contestó el gorrión. El pobre padre mostraba gran perseverancia en el trabajo, y como su laboriosidad apenas bastaba para dar de comer a sus hijos, no es de extrañar que el rubio pusiera en duda que con perseverancia todo se alcanza. Además, parece que en su mente había ese algo que hace que el águila se remonte a las regiones del sol; y como, según cuentan, las alas con que vuela el hombre son la inteligencia y la instrucción, y si él tenía la primera no podía proporcionarse la segunda, porque su padre no contaba con recursos, el niño se desesperaba y ponía en duda que la perseverancia sirviera para cosa buena.


Leer / Descargar texto

Dominio público
5 págs. / 9 minutos / 66 visitas.

Publicado el 19 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.

La Pícara Cocinera

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Érase una cocinera llamada Margarita, que calzaba zapatos de tacón colorado; y cuando salía con ellos, se contoneaba, muy satisfecha y presumida, y pensaba: «¡Eres una guapa moza!».

Y cuando llegaba a casa, de puro contenta se bebía un trago de vino, y como el vino le abría el apetito, empezaba a probar los guisados que tenía en el fuego, hasta quedarse harta, al tiempo que decía: «La cocinera ha de vigilar cómo sabe el guisado».

Un día le dijo su señor:

— Margarita, esta noche vendrá un invitado; prepárame un par de gallinas tiernas, que estén bien asadas.

— ¡Descuide el señor! —respondió Margarita.

Degolló las dos gallinas, las escaldó, las desplumó, las ensartó en el asador y, al anochecer, las puso al fuego para que se asaran. Las gallinas comenzaron a dorarse, y el huésped no comparecía, por lo que dijo Margarita a su amo:

— Si no viene el invitado tendré que sacar las gallinas del fuego, y será lástima no poder comerlas pronto, pues ahora es cuando están más jugosas y en su punto.

— Me llegaré yo a buscar al invitado —respondió el dueño.


Leer / Descargar texto


2 págs. / 4 minutos / 112 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

La Piedra Filosofal

Hans Christian Andersen


Cuento infantil


Sin duda conoces la historia de Holger Danske. No te la voy a contar, y sólo te preguntaré si recuerdas que «Holger Danske conquistó la vasta tierra de la India Oriental, hasta el término del mundo, hasta aquel árbol que llaman árbol del Sol», según narra Christen Pedersen. ¿Sabes quién es Christen Pedersen? No importa que no lo conozcas. Allí, Holger Danske confirió al Preste Juan poder y soberanía sobre la tierra de la India. ¿Conoces al Preste Juan? Bueno eso tampoco tiene importancia, pues no ha de salir en nuestra historia. En ella te hablamos del árbol del Sol «de la tierra de Indias Orientales, en el extremo del mundo», según creían entonces los que no habían estudiado Geografía como nosotros. Pero tampoco esto importa.

El árbol del Sol era un árbol magnífico, como nosotros nunca hemos visto ni lo verás tú. Su copa abarcaba un radio de varias millas; en realidad era todo un bosque, y cada rama, aún la más pequeña, era como un árbol entero. Había palmeras, hayas, pinos, en fin, todas las especies de árboles que crecen en el vasto mundo, brotaban allí cual ramitas de las ramas grandes, y éstas, con sus curvaturas y nudos, parecían a su vez valles y montañas, y estaban revestidas de un verdor aterciopelado y cuajado de flores. Cada rama era como un gran prado florido o un hermosísimo jardín.


Leer / Descargar texto


18 págs. / 32 minutos / 196 visitas.

Publicado el 30 de junio de 2016 por Edu Robsy.

La Rosa Más Bella del Mundo

Hans Christian Andersen


Cuento infantil


Érase una reina muy poderosa, en cuyo jardín lucían las flores más hermosas de cada estación del año. Ella prefería las rosas por encima de todas; por eso las tenía de todas las variedades, desde el escaramujo de hojas verdes y olor de manzana hasta la más magnífica rosa de Provenza. Crecían pegadas al muro del palacio, se enroscaban en las columnas y los marcos de las ventanas y, penetrando en las galerías, se extendían por los techos de los salones, con gran variedad de colores, formas y perfumes.

Pero en el palacio moraban la tristeza y la aflicción. La Reina yacía enferma en su lecho, y los médicos decían que iba a morir.

—Hay un medio de salvarla, sin embargo —afirmó el más sabio de ellos—. Tráiganle la rosa más espléndida del mundo, la que sea expresión del amor puro y más sublime. Si puede verla antes de que sus ojos se cierren, no morirá.

Y ya tienen a viejos y jóvenes acudiendo, de cerca y de lejos, con rosas, las más bellas que crecían en todos los jardines; pero ninguna era la requerida. La flor milagrosa tenía que proceder del jardín del amor; pero incluso en él, ¿qué rosa era expresión del amor más puro y sublime?

Los poetas cantaron las rosas más hermosas del mundo, y cada uno celebraba la suya. Y el mensaje corrió por todo el país, a cada corazón en que el amor palpitaba; corrió el mensaje y llegó a gentes de todas las edades y clases sociales.


Leer / Descargar texto


2 págs. / 4 minutos / 165 visitas.

Publicado el 4 de julio de 2016 por Edu Robsy.

La Voz de los Niños

José Ortega Munilla


Cuento infantil


La voz de los niños

I. Gritos sin eco

En una nocturnidad medrosa, en la que el viento soplaba y la lluvia caía, ocurrió en el país de que hablo un suceso memorable, memorable para los hombres buenos que aman a los afligidos. Era el mes de noviembre, el final del mes de noviembre. Entonces, el invierno imperaba trágicamente. Los vecinos de las treinta y cuatro aldeas leonesas que rodean al bosque llamado de los Gentiles hombres, recluíanse a sus hogares y apenas salían de ellos, si no eran impulsados por extrema necesidad. En aquel país las crudezas del temporal son terribles. Los vendavales tumban a los caminantes. ¿Veis aquel rebaño de ovejas que camina hacia la llanura, en busca de parajes menos fríos?... Pues si las coge un golpe del ventarrón, esas ovejitas mansas y tiernas caen al suelo, y algunas no se levantan más, porque al tropezar con los riscos y con las peñas sus patas se tronzan, y el pastor que cuida de ese ganado va llorando en la constante pérdida.

Ya he apuntado el lugar geográfico de la escena: en la provincia de León, cerca de las Asturias del Rey Pelayo. Existe allí, entre las montañas y las llanuras, una convergencia de ángulos, por los que la cordillera parece convertida en un enorme, terrible soplete. Y el aire norteño trabaja sin descanso por ese camino. Los árboles se encogen, las praderías se secan, los hijos de Adán se esconden, la ganadería perece.


Leer / Descargar texto

Dominio público
38 págs. / 1 hora, 6 minutos / 122 visitas.

Publicado el 22 de abril de 2019 por Edu Robsy.

Las Hadas

Charles Perrault


Cuento infantil


Érase una viuda que tenía dos hijas; la mayor se le parecía tanto en el carácter y en el físico, que quien veía a la hija, le parecía ver a la madre. Ambas eran tan desagradables y orgullosas que no se podía vivir con ellas. La menor, verdadero retrato de su padre por su dulzura y suavidad, era además de una extrema belleza. Como por naturaleza amamos a quien se nos parece, esta madre tenía locura por su hija mayor y a la vez sentía una aversión atroz por la menor. La hacía comer en la cocina y trabajar sin cesar.

Entre otras cosas, esta pobre niña tenía que ir dos veces al día a buscar agua a una media legua de la casa, y volver con una enorme jarra llena.

Un día que estaba en la fuente, se le acercó una pobre mujer rogándole que le diese de beber.

—Como no, mi buena señora, dijo la hermosa niña.

Y enjuagando de inmediato su jarra, sacó agua del mejor lugar de la fuente y se la ofreció, sosteniendo siempre la jarra para que bebiera más cómodamente. La buena mujer, después de beber, le dijo:

—Eres tan bella, tan buena y, tan amable, que no puedo dejar de hacerte un don (pues era un hada que había tomado la forma de una pobre aldeana para ver hasta donde llegaría la gentileza de la joven). Te concedo el don, prosiguió el hada, de que por cada palabra que pronuncies saldrá de tu boca una flor o una piedra preciosa.

Cuando la hermosa joven llegó a casa, su madre la reprendió por regresar tan tarde de la fuente.

—Perdón, madre mía, dijo la pobre muchacha, por haberme demorado; y al decir estas palabras, le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y dos grandes diamantes.

—¡Qué estoy viendo!, dijo su madre, llena de asombro; ¡parece que de la boca le salen perlas y diamantes! ¿Cómo es eso, hija mía?

Era la primera vez que le decía hija.

La pobre niña le contó ingenuamente todo lo que le había pasado, no sin botar una infinidad de diamantes.


Leer / Descargar texto


2 págs. / 4 minutos / 1.078 visitas.

Publicado el 17 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Las Tres Hilanderas

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Allá en aquellos tiempos había una joven muy perezosa que no quería hilar. Su madre se incomodaba mucho; pero no podía hacerla trabajar. Un día perdió la paciencia de manera que llegó a pegarla, y su hija se puso a llorar a gritos. En aquel momento pasaba por allí la Reina, y oyendo los sollozos, mandó detener su coche y entró en la casa preguntando a la madre por qué pegaba a su hija con tanta crueldad, que se oían en la calle los lamentos de la niña. La mujer, avergonzada, no quiso contarla la pereza de su hija, y la dijo:

—No puedo hacerla que suelte el huso ni un solo instante, quiere estar hilando siempre, y yo soy tan pobre que no puedo darla el lino que necesita.

—Nada me gusta tanto como la rueca —la respondió la Reina—; el ruido del huso me encanta, dejadme llevar a vuestra hija a mi palacio, yo tengo lino suficiente e hilará todo lo que quiera. La madre consistió en ello con el mayor placer, y la Reina se llevó a la joven.

En cuanto llegaron a palacio la condujo a tres cuartos que estaban llenos de arriba abajo de un lino muy hermoso.

—Hílame todo ese lino —la dijo—, y cuando esté concluido, te casaré con mi hijo mayor. No te dé cuidado de que seas pobre; tu amor al trabajo es un dote suficiente.

La joven no contestó; pero se hallaba en su interior consternada, pues aunque hubiera trabajado trescientos años, sin dejarlo desde por la mañana hasta por la noche, no hubiera podido hilar aquellos enormes montones de estopa. Así que se quedó sola, echó a llorar, permaneció así tres días sin trabajar nada. Al tercero, vino a visitarla la Reina y se admiró de ver que no había hecho nada; pero la joven se excusó, alegando su disgusto por verse separada de su madre. La Reina aparentó quedar satisfecha con esta excusa, pero la dijo al marcharse:

—Bien, pero mañana es necesario empezar a trabajar.


Leer / Descargar texto


2 págs. / 4 minutos / 365 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Los Enanos Mágicos

Hermanos Grimm


Cuento infantil


I

Había un zapatero que, a consecuencia de muchas desgracias, llegó a ser tan pobre que no le quedaba material más que para un solo par de zapatos. Le cortó por la noche para hacerle a la mañana siguiente: después, como era hombre de buena conciencia, se acostó tranquilamente, rezó y se durmió. Al levantarse al otro día fue a ponerse a trabajar, pero encontró encima de la mesa el par de zapatos hecho. Grande fue su sorpresa, pues ignoraba cómo había podido verificarse esto. Tomó los zapatos, los miró por todas partes y estaban tan bien hechos, que no tenían falta ninguna: eran una verdadera obra maestra.

Entró en la tienda un comprador, al que agradaron tanto aquellos zapatos, que los pagó en doble de su precio y el zapatero pudo procurarse con este dinero cuero para dos pares más. Los cortó también por la noche y los dejó preparados para hacerlos al día siguiente, pero al despertar los halló también concluidos; tampoco le faltaron compradores entonces, y con el dinero que sacó de ellos pudo comprar cuero para otros cuatro pares. A la mañana siguiente, los cuatro pares estaban también hechos, y por último, toda la obra que cortaba por la noche la hallaba concluida a la mañana siguiente, de manera que mejoró de fortuna y casi llegó a hacerse rico:

Una noche cerca de Navidad, cuando acababa de cortar el cuero e iba a acostarse, le dijo su mujer:

—Vamos a quedarnos esta noche en vela para ver quiénes son los que nos ayudan de esta manera.


Leer / Descargar texto


3 págs. / 5 minutos / 182 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Los Músicos de Brema

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Un pobre labrador tenía un asno que le había servido lealmente durante muchos años, pero cuyas fuerzas se habían debilitado de manera que ya no servía para el trabajo. El amo pensó en desollarle para aprovechar la piel, pero el asno, comprendiendo que el viento soplaba de mala parte, se escapó y tomó el camino de Brema.

—Allí, dijo, podré hacerme músico de la municipalidad.

Después de haber andado por algún tiempo, encontró en el camino un perro de caza, que ladraba como un animal cansado de una larga carrera.

—¿Por qué ladras así, camarada? —le dijo.

—¡Ah! —contestó el perro; porque soy viejo, voy perdiendo fuerzas de día en día, y no puedo ir a cazar, mi amo ha querido matarme; yo he tomado las de Villadiego; pero ¿cómo me arreglaré para buscarme la vida?

—No tengas cuidado, repuso el asno; yo voy a Brema para hacerme músico de la ciudad; ven conmigo y procura te reciban también en la banda. Yo tocaré la trompa, y tú tocarás los timbales.

El perro aceptó y continuaron juntos su camino. Un poco más adelante encontraron un gato echado en el camino con una cara bien triste, porque hacía tres días que estaba lloviendo.

—¿Qué tienes, viejo bigotudo? —le dijo el asno.

—Cuando está en peligro la cabeza, no tiene uno muy buen humor, respondió el gato; porque mi edad es algo avanzada, mis dientes están un poco gastados, y me gusta más dormir junto al hogar que correr tras los ratones, mi amo ha querido matarme, me he salvado con tiempo; pero ¿qué he de hacer ahora?, ¿adónde he de ir?

—Ven con nosotros a Brema, tú entiendes muy bien la música nocturna, y te harás como nosotros músico de la municipalidad.

Agradó al gato el consejo y partió con ellos. Nuestros viajeros pasaron bien pronto por delante de un corral encima de cuya puerta había un gallo que cantaba con todas sus fuerzas.


Leer / Descargar texto


3 págs. / 6 minutos / 171 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

1314151617