La Boda de Dama Raposa
Hermanos Grimm
Cuento infantil
Cuento primero
Érase una vez un viejo zorro de nueve colas que, creyendo que su esposa le era infiel, quiso probarla. Tendióse debajo del banco y se quedó rígido, sin menear ningún miembro, como si hubiese muerto. Dama Zorra se encerró en su aposento, y su criada, ama Gata, se instaló en su cocina a guisar.
Al correr la voz de que el viejo zorro había estirado la pata, empezaron a acudir pretendientes. Oyó la doncella que alguien llamaba a la puerta de la calle; salió a abrir y se encontró frente a frente con un zorro joven, que le dijo:
«Dama Gata, ¿en qué pensáis?
¿Dormís o acaso veláis?».
Y respondió la gata:
«Velando estoy, no durmiendo.
¿Queréis saber qué estoy haciendo?
Pues buena cerveza, con manteca al lado.
¿No desea el señor ser mi invitado?».
— Muchas gracias, doncella —replicó el zorro—. ¿Y qué hace dama Raposa?
Y respondió la gata:
«Está en su aposento,
toda hecha un lamento.
Triste tiene el rostro, triste y lloroso
porque se ha muerto su querido esposo».
— Decidle, doncella, que hay aquí un zorro joven que quisiera hacerle la corte.
— Bien, mi joven señor.
«Y subió la Gata, trip—trap.
Y llamó a la puerta, clip—clap.
—Señora Raposa, ¿estáis ahí?
—Sí, Gatita, cierto que sí.
—Hay un pretendiente que os solicita.
—¿Es guapo o es feo? Dímelo, Gatita.
¿Tiene también nueve hermosas colas pinceladas, como el señor Zorro, que en gloria esté?».
— ¡Oh, no! —respondió la gata—, tiene sólo una.
— Entonces no lo quiero.
Volvióse la gata a la puerta y despidió al pretendiente.
2 págs. / 4 minutos / 97 visitas.
Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.