Textos más vistos etiquetados como Cuento disponibles publicados el 28 de octubre de 2020 | pág. 7

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etiqueta: Cuento textos disponibles fecha: 28-10-2020


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Recompensa

Emilia Pardo Bazán


Cuento


Al pie del bosque consagrado a Apolo, allí donde una espesura de mirtos y adelfas en flor oculta el peñasco del cual mana un hilo transparente, se reunieron para lavar sus pies resecos por el polvo Demodeo y Evimio, que no se conocían, y habían venido por la mañana temprano, con ofrendas al numen.

Demodeo era arquitecto y escultor. Muchos de los blancos palacios que se alzaban en Atenas eran obra suya, y se esperaba de él un monumento magnífico en que revelase la altura y el arranque vigoroso de su genio.

Evimio era un opulento negociante establecido en Tiro, que expedía flotas enteras con cargamentos de lana teñida, polvo de oro, plumas de avestruz y perlas, traficando sólo en esos géneros de lujo en que es incalculable el beneficio. Contábase que en los subterráneos de su quinta guardaba tesoros suficientes para costear una guerra con los persas, si el patriotismo a tanto le indujese.

A pesar de su riqueza, Evimio había querido venir al santuario de Apolo sin séquito, como un navegante cualquiera, subiendo a pie la riente montaña, cuyos senderos estaban trillados por el paso de los devotos; y cual los demás peregrinos, había dejado pendientes de una rama sus sandalias, y trepado descalzo hasta el edículo, donde, sobre un ara de mármol amarillento ya, se alzaba la imagen del dios del arco de plata.

Ahora, el millonario y el artista bañaban con igual fruición sus plantas incrustadas de arenas —a cuya piel se habían adherido hojas de mirto— en el hialino raudal y, respirando la fragancia de los ardientes laureles, arrancada por el sol, se comunicaban sus impresiones. Se conocían de nombre y fama, y se miraban, buscándose en la faz la causa de la inspiración del uno y del fabuloso caudal del otro.


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Publicado el 28 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Rubia...

Joaquín Díaz Garcés


Cuento


Es rubia. Tiene mucho calor en su seno, mucha pasión en su espíritu. Cuando algo la agita, efervesce como un volcán. Los que la aman y se abrazan a ella se incendian como un manojo de espigas acercado a una llama. Es traidora, porque cuando parece que acaricia, perturba la cabeza y sopla al oído la proposición del mal; ella aconseja el amor, pone alas al arrojo, impulsa al trabajo; pero no tarda también en hacer mortífero el trabajo, temerario el arrojo y sangriento el amor. Ha recibido de la madre tierra su savia benéfica; ha purificado su espíritu sobre el fuego; y ha largado su blanca y ondeada cabellera de espuma bajo el sol.

Es ella; la chica, la rubia y tentadora sirena que desde el fondo de la pipa de raulí canta su canción de vida. Al través de las tablas húmedas y unidas con el zuncho de acero, aparecen las burbujas de espuma blanca como la nieve, y parece que la malvada se ríe mostrando por las rendijas sus dientes de marfil.

Amenazadora en el fondo de cobre, cuando el blanco espumarajo se agita en la superficie y arde en el fogón el tronco de espino, se torna tranquila, soñolienta, pacífica, como envuelta en un sopor inconsciente, dentro de la gran pipa metida en el rincón de la bodega oscura. Es la crisálida que comienza a echar alitas impalpables.

La damajuana, encerrada en su cubierta de mimbres, recibe el chorro al través del largo embudo de latón, y al retirarse éste, aparece en la boca el copo de espuma que burbujea y se apaga. Es la mariposa que quiere tender el vuelo.

Más tarde, puesta en el vaso de vidrio, larga un perfume picante que llega a la garganta antes que el líquido. En la superficie, un millar de burbujas se forman y estallan. Es la esencia que vuela.


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Publicado el 28 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Santiago el Mudo

Emilia Pardo Bazán


Cuento


¡Qué oscura, pero qué dulce y tranquila se deslizaba en el vetusto pazo de Quindoiro la existencia de Santiago!

Llamábanle en la aldea Santiago el Mudo no porque lo fuese, sino porque el mutismo voluntario equivale a la mudez, y Santiago acostumbraba a callar. Taciturno, reconcentrado, vegetaba en el pazo como la parietaria que se adhiere al muro ruinoso. Desde tiempo inmemorial, la familia de Santiago estaba al servicio de aquella casa; últimamente, sin embargo, se había roto la tradición; al trasladarse los señores del pazo a la ciudad, dos hermanos de Santiago emigraron a la América del Sur; Santiago, huérfano ya, se quedó solo en el noble caserón, declarando que se moría si de allí se apartase. Santiago era hermano de leche del señorito Raimundo, también huérfano.


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Publicado el 28 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Un Siglo en una Noche

Joaquín Díaz Garcés


Cuento


¿Quién no conoce en Chile ese tipo de hacendado solterón que pasa casi todo el año en la soledad de las viejas casas del fundo para sacar a la tierra, en permanente lucha, el dinero con que siempre sueña fundar un hogar para la vejez? Son de esos hombres que no aceptando a la mujer joven y hermosa como compañera, la quieren legar sus achaques y dolencias de la edad como a enfermeras.

El señor X, a quien no nombramos porque vive y es aún hombre de trabajo, posee cerca de Los Andes un regular fundo que explotaba y explota todavía a la antigua. Desparramar el trigo en agosto, salir un poco a caballo y esperar la cosecha haciéndose los peores proyectos sobre su resultado, en eso consistía hasta hace poco el «abrumador» trabajo del campo, como le han llamado con cierta ironía los oficinistas de Santiago que se queman las cejas alineando numeritos litografiados y haciendo sumas y divisiones a granel.

El señor X había heredado, como tantos otros, el fundo, y había sacado de él alrededor de diez cosechas, lo que quería decir que no era hombre de escasos recursos. Su padre, agricultor de los viejos, huaso ladino, entendido en las tareas agrícolas, conocía bien el negocio; y había comprado el fundo a la sucesión de un señor que había desaparecido allí de una manera bien misteriosa.

Por eso la casa vieja, metida en un grupo de olmos viejos y derrengados, al final de la consabida alameda y al lado de los legendarios corrales, tenía historia, o mejor dicho «historias», porque al decir de los inquilinos, por allí penaba el antiguo patrón.


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Publicado el 28 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

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