AVENTURAS DE LA FAMILIA RATÓN
Cuento de hadas
I
Había una vez una familia de ratas, compuesta por el padre Ratón, la
madre Ratona, su hija Ratina, y su primo Raté; sus criados eran el
cocinero Rata y su buena mujer Ratana. Ahora bien, niños míos queridos,
acaeciéndoles tan extraordinarias aventuras a estos estimables roedores,
que no puedo resistir el deseo de contároslas.
Pasaba esto en el tiempo de las hadas y de los encantadores, en el
tiempo asimismo en que las bestias hablaban; de esa época es, sin duda,
de la que data la frase «decir bestialidades». Y, sin embargo, esas
bestias no han dicho ni dicen más bestialidades que las que dicen y han
dicho los hombres de hoy y los hombres de antaño.
Escuchad, pues, mis queridos niños; voy a dar principio.
II
En una de las más hermosas ciudades de aquel tiempo y en la más
hermosa casa de la ciudad residía una buena hada que se llamaba
Firmenta; hacía todo el bien que un hada puede hacer, y era muy amada.
Según parece, en aquella época todos los seres vivos estaban
sometidos a las leyes de la metempsicosis; no os asustéis de esta
palabreja, que no significa otra cosa sino que había una escala en la
creación cuyos escalones debía franquear cada uno de los seres para
poder llegar hasta el último, y tomar puesto en las filas de la
humanidad; así que de esta suerte se nacía molusco, se convertía uno en
pez, en pájaro luego, en cuadrúpedo después y, por fin, en hombre o
mujer.
Como veis, era preciso ascender del estado más rudimentario al estado
más perfecto; podía, con todo, suceder que se volviese a bajar la
escala merced a la maligna influencia de algún encantador; y en tal
caso, ¡qué triste existencia! ¡Figuraos: haber sido hombre y convertirse
luego en ostra! Por fortuna, esto no se ve ya en nuestros días,
físicamente al menos.
Información texto 'Ayer y Mañana'