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Malva

Máximo Gorki


Cuento


El mar reía.

Bajo el leve soplo del cálido viento se estremecía y, cubriéndose de pequeñas ondas que reflejaban el sol con intensidad cegadora, sonreía al cielo azul con miles de sonrisas de plata. En el profundo espacio entre el mar y el cielo resonaba el alegre batir de las olas, que subían raudas una tras otra por la suave pendiente de la lengua de tierra. Este sonido y el brillo del sol, mil veces reflejado por el escarceo del mar, se fundían en un armonioso e incesante movimiento, colmado de júbilo. El sol se regocijaba de brillar; el mar de reflejar su radiante luz.

El viento acariciaba con ternura el pecho de raso del mar; el sol lo calentaba con sus rayos, y el mar, suspirando somnoliento bajo el suave influjo de estas caricias, impregnaba la calidez del aire con el aroma salado de sus emanaciones. Cuando las olas verdosas alcanzaban la arena amarilla, le arrojaban su blanca espuma, que con un sonido suave se disipaba en la calidez de sus granos, humedeciéndolos.

La estrecha y larga lengua de tierra parecía una inmensa torre que hubiera caído al mar desde la orilla. Hundía su afilada aguja en el infinito desierto de las aguas que reflejaban el sol, perdía su base en la lejanía, donde la bruma bochornosa ocultaba la tierra. De allí llegaba con el viento un olor denso e impreciso, ofensivo en medio de la pureza del mar, al abrigo del azul y límpido cielo.


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58 págs. / 1 hora, 43 minutos / 316 visitas.

Publicado el 10 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Mi Mujer

Antón Chéjov


Cuento


I

Recibí la siguiente carta:


¡Estimado señor Pável Andréievich!

No lejos de donde usted vive, y más concretamente en la aldea de Pestrovo, se están produciendo unos hechos lamentables y considero mi deber informarle de ellos. Todos los campesinos de esta aldea vendieron sus isbas y sus pertenencias con intención de emigrar a la provincia de Tomsk; no obstante, no alcanzaron su destino y se han visto obligados a regresar. Aquí, naturalmente, ya no poseen nada, ahora todo es de otros; se han instalado hasta tres o cuatro familias en cada isba, de modo que residen en ellas no menos de quince personas de ambos sexos, sin contar a los niños pequeños, y en definitiva no tienen qué comer, pasan hambre, se ha extendido la epidemia de tifus exantemático, asociado al hambre; todo el mundo, literalmente, está enfermo. Comentaba al respecto una enfermera: «Llegabas a una isba y ¿con qué te encontrabas? Todos habían caído enfermos, todos deliraban, algunos reían a carcajadas, otros estaban fuera de sí; había un hedor insoportable, no disponían de agua, no había quien fuera a buscarla, y por toda comida tenían una patata helada». ¿Qué pueden hacer la enfermera y Sóbol (el médico del zemstvo), si más que medicinas lo que necesitan es pan, del que carecen por completo? El consejo del zemstvo les niega su ayuda con el pretexto de que ya no están registrados en esta provincia, sino en la de Tomsk, de modo que no hay dinero para ellos. Al informarle de esto, y conociendo su humanidad, le ruego que no se resista a prestar urgentemente su ayuda.

ALGUIEN QUE LE QUIERE BIEN
 


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58 págs. / 1 hora, 41 minutos / 130 visitas.

Publicado el 26 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Crimen de Marie Rogêt

Edgar Allan Poe


Cuento


Aun entre los pensadores más sosegados, pocos hay que alguna vez no se hayan sorprendido al comprobar que creían a medias en lo sobrenatural —de manera vaga pero sobrecogedora—, basándose para ello en coincidencias de naturaleza tan asombrosa que, en cuanto meras coincidencias, el intelecto no ha alcanzado a aprehender. Tales sentimientos (ya que las creencias a medias de que hablo no logran la plena fuerza del pensamiento) nunca se borran del todo hasta que se los explica por la doctrina de las posibilidades. Ahora bien, este cálculo es puramente matemático en esencia, y ahí os encontramos con la anomalía de que la ciencia más rígida y exacta se aplica a las sombras y vaguedades de la especulación más intangible.

Los extraordinarios detalles que me toca dar a conocer constituyen, por lo que se refiere al tiempo, la rama principal de una serie de coincidencias apenas comprensibles, cuya rama secundaria o final reconocerán todos los lectores en el reciente asesinato de Mary Cecilia Rogers, en Nueva York.

Cuando en un relato titulado Los crímenes de la calle Morgue, publicado hace un año, traté de poner de manifiesto algunas notables características de la mentalidad de mi amigo, el chevalier C. Auguste Dupin, no se ocurrió que volvería jamás a ocuparme del tema. Era intención describir esas características, y su objeto plenamente logrado dentro de la terrible serie de circunstancias que pusieron de manifiesto el modo de ser de Dupin. Podría haber aducido otros ejemplos, pero no hubieran resultado más probatorios. Los recientes sucesos, sin embargo, con su sorprendente desarrollo, me obligan a proporcionar nuevos detalles que tendrán la apariencia de una confesión forzada. Pero, luego de lo que he oído en estos últimos tiempos, sería verdaderamente extraño que guardara silencio sobre lo que vi y oí hace mucho.


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57 págs. / 1 hora, 40 minutos / 204 visitas.

Publicado el 21 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

Estampas de Parejitas

Charles Dickens


Cuento


CON UNA
URGENTE APELACIÓN A LOS CABALLEROS DE INGLATERRA
(VIUDOS O SOLTEROS),
A PROPÓSITO DE LA ALARMANTE CRISIS ACTUAL

Por el autor de Estampas de caballeretes

Urgente apelación etc.
A LOS CABALLEROS DE INGLATERRA,
(VIUDOS O SOLTEROS),
LLAMADA DE SU LEAL CONCIUDADANO

ADORADOS:

Dado que su Muy Graciosa Majestad, Victoria, Defensora de la Fe, y Reina, por la gracia de Dios, del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda declaró, el pasado 23 de noviembre, ante su Muy Honorable Consejo Privado, la Muy Graciosa Intención de su Majestad de adoptar el vínculo del matrimonio.

Puesto que su Muy Graciosa Majestad, al dar a conocer su Muy Graciosa Intención a su Muy Honorable Consejo Privado, como antes se ha dicho, utilizó las palabras: «Es mi intención unirme en matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia Coburgo y Gotha».

Teniendo en cuenta que éste es año bisiesto, por lo que se considera legítimo que una dama se ofrezca en matrimonio a un caballero y le insista y obligue a aceptarla bajo pena del pago de una multa o castigo; a saber: un vestido de seda o satén de la mejor calidad, escogido por la dama y pagado (o adeudado) por el caballero.

Ya que éstos y otros horrores y peligros con los que el susodicho año bisiesto amenaza a los caballeros de Inglaterra con ocasión de su reiterado retorno se han visto agravados y aumentados por las palabras de la citada Muy Graciosa comunicación de su Majestad, que ha llenado la cabeza de muchas señoritas del reino de ciertas ideas destructivas para la paz de la humanidad que nunca antes se les habían pasado por la imaginación.


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56 págs. / 1 hora, 39 minutos / 85 visitas.

Publicado el 14 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Velo Descubierto

George Eliot


Cuento


I

La hora de mi fin se acerca. Últimamente he sufrido ataques de angina pectoris. Si todo sigue su curso normal el doctor dice que apenas puedo esperar que mi vida se prolongue durante varios meses. A no ser que tenga la desgracia de tener una constitución física poco corriente, como la tengo al poseer un carácter mental excepcional, no gemiré mucho más tiempo bajo el peso agotador de esta existencia terrenal. Si las cosas fueran de otra manera si llegara a vivir hasta la edad que la mayoría de los hombres estipulan y desean habría sabido, de una vez, si los sufrimientos en torno a la ilusoria esperanza pueden pesar más que los sufrimientos de la previsión verdadera, ya que puedo prever cuándo moriré y saber todo lo que ocurrirá en mis últimos momentos.


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56 págs. / 1 hora, 38 minutos / 200 visitas.

Publicado el 11 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

El Padre Sergio

León Tolstói


Cuento


I

Alrededor del año 1840, en Petersburgo, tuvo lugar un suceso que sorprendió a cuantos de él tuvieron noticias: un oficial de coraceros del regimiento imperial, guapo joven de aristocrática familia en quien todo el mundo veía al futuro ayudante de campo del emperador Nicolás I y a quien todos auguraban una brillantísima carrera, un mes antes de su enlace matrimonial con una hermosa dama tenida en mucha estima por la emperatriz, solicitó ser relevado de sus funciones, rompió su compromiso de matrimonio, cedió sus propiedades, no muy extensas, a una hermana suya, y se retiró a un monasterio, decidido a hacerse monje. El suceso pareció insólito e inexplicable a las personas que desconocían las causas internas que lo provocaron; para el joven aristócrata, Stepán Kasatski, su modo de proceder fue tan natural, que ni siquiera cabía en su imaginación el que hubiera podido obrar de manera distinta.

Stepán Kasatski tenía doce años cuando murió su padre, coronel de la Guardia, retirado, quien dispuso en su testamento que si él faltaba no se retuviera al hijo en su casa, sino que se le hiciera ingresar en el Cuerpo de cadetes. Por doloroso que a la madre le resultara separarse de su hijo, no se atrevió a infringir la voluntad de su difunto esposo, y Stepán entró en el cuerpo indicado. La viuda, empero, decidió trasladarse a Petersburgo junto con su hija Várvara a fin de vivir en la misma ciudad que su hijo y poder tenerlo consigo los días de fiesta.


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55 págs. / 1 hora, 37 minutos / 110 visitas.

Publicado el 24 de junio de 2016 por Edu Robsy.

El Cómplice Secreto

Joseph Conrad


Cuento


I

A mano derecha se veían unas estacas de pesca parecidas a un extraño sistema de vallas de bambú; estaban a medio sumergir y resultaban un tanto incomprensibles en aquella división que marcaban sobre un mar de peces tropicales. Tenían un aspecto medio enloquecido, como si un puñado de pescadores nómadas las hubiese abandonado de aquella forma antes de retirarse hasta la otra punta del océano. No se veía ni la menor señal de asentamientos humanos en toda la extensión que abarcaba la vista. A mano izquierda se alzaban un puñado de peñones áridos semejantes a muros de piedra, torres y restos de fortines que hundían sus cimientos en aquel mar azul tan inmóvil y fijo que casi parecía sólido bajo mis pies, hasta el brillo de la luz del sol de poniente se reflejaba con suavidad sobre el agua sin ni siquiera denotar ese fulgor que manifiesta hasta las ondulaciones más imperceptibles. Cuando me di la vuelta para despedir con la vista al remolcador que nos acababa de dejar anclados, pude ver la línea de la costa fijada a aquel mar inalterable, filo contra filo, en una unión que no parecía tener fisura alguna y que se producía al mismo nivel, una de las mitades azul y la otra marrón, bajo la enorme cúpula celestial. De un tamaño tan minúsculo como el de aquellos peñones se veían también dos pequeños bosques, uno a cada uno de los lados de aquella impresionante unión que definía la desembocadura del río Meinam, del que en ese momento acabábamos de salir en la fase inicial de nuestro viaje de regreso a casa. Hacia el interior se veía una masa más grande y elevada; el bosque que rodeaba la gran pagoda de Paknam, el único lugar en el que podía descansar la vista de la inútil misión de recorrer con la mirada aquel monótono horizonte.


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Publicado el 30 de agosto de 2018 por Edu Robsy.

Estampas de Señoritas

Edward Caswall


Cuento


EN LAS QUE SE CLASIFICAN ESTOS INTERESANTES MIEMBROS DEL REINO ANIMAL, DE ACUERDO CON SUS DIVERSOS INSTINTOS, COSTUMBRES Y CARACTERÍSTICAS GENERALES

Por QUIZ

Prefacio

A menudo hemos tenido ocasión de lamentar que, aunque en los últimos tiempos se haya consagrado tanto genio a la clasificación de los reinos animal y vegetal, se haya pasado por alto de manera total e inexplicable la clasificación de las señoritas. Y, no obstante, ¿quién dudaría de que esa hermosa parte de la creación ofrece tanta o más variedad que cualquier sistematización de la botánica publicada hasta la fecha? De hecho, la naturaleza parece haber exhibido, aquí más que en ninguna otra de sus obras, su incontrolable tendencia a desarrollarse con absoluta libertad; y, de ese modo, ha diversificado de forma bellísima la especie femenina, no solo en lo que se refiere a su inteligencia y su físico, sino incluso en cosas más importantes como los sombreros, los guantes, los chales y otras partes del vestido no menos interesantes.


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55 págs. / 1 hora, 37 minutos / 66 visitas.

Publicado el 14 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Karain: un Recuerdo

Joseph Conrad


Cuento


I

Lo conocimos en aquella época imprevisible en la que nos contentábamos con mantener la vida y las posesiones. Ninguno de nosotros, hasta donde yo sé al menos, tiene ya propiedad alguna y sé que muchos han perdido negligentemente sus vidas, pero estoy seguro de que a los pocos que sobrevivieron no les falla tanto la vista como para no ver más de una insinuación de revueltas indígenas en el Archipiélago Oriental en medio de la nebulosa respetabilidad de los periódicos. Se puede ver brillar el sol entre las líneas de esos párrafos escuetos, los rayos del sol y el temblor de las olas del mar. Un nombre desconocido despierta los recuerdos, las frases impresas perfuman de una manera sutil la contaminada atmósfera de hoy con su fragancia intensa, como de brisas marinas que renacen bajo las estrellas de noches pasadas; en el alto borde del acantilado, en la oscuridad, brilla como una piedra preciosa un fuego de señales; los grandes árboles avanzan desde los bosques como centinelas inmensos y se inclinan vigilantes e inmóviles por encima de los soñolientos estuarios; retumba el rompiente de las playas vacías y las aguas se espuman en los arrecifes sobre la superficie de todo ese esplendoroso mar; esparcidos bajo la luz vertical del mediodía se observan los verdes islotes como si se tratara de una guarnición de esmeraldas engarzadas en el acero de un escudo.


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55 págs. / 1 hora, 36 minutos / 58 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2018 por Edu Robsy.

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