I. Peg O’Neill paga las deudas del Capitán
A mi tío, el señor
Watson de Haddlestone, le sucedió algo muy extraño; y para que pueda
usted entenderlo tendré que empezar por el principio.
En el año 1822, el señor James Walshawe, más conocido como Capitán
Walshawe, murió a la edad de ochenta y un años. El Capitán fue en sus
primeros tiempos, y lo siguió siendo mientras se lo permitieron la salud
y las fuerzas, uno de esos tunantes activos y enredones; pasaba sus
días, y sus noches, sembrando promiscuidad y disolución, que por lo
visto poseía en cantidad inagotable. La cosecha de ese cultivo iba
entremezclada, y en abundancia, con espinos, ortigas y cardos, que
picaban desagradablemente a los esposos, y que a él no le enriquecían.
El Capitán Walshawe era muy conocido en la vecindad de Wauling, donde
en general solían evitarle. Le daban el nombre de «capitán» por
cortesía, pues nunca había alcanzado ese grado en el ejército. Abandonó
la milicia en el año 1766, cuando tenía veinticinco años de edad; en el
período inmediatamente anterior sus deudas se habían vuelto tan
importunas que fue inducido a librarse de ellas escapando y casándose
con una heredera.
Aunque ésta no resultó ser tan rica como él había imaginado, demostró
ser una muy cómoda inversión para lo que quedaba de sus confundidas
inclinaciones; y vivió y disfrutó muchísimo a su antiguo estilo, con las
rentas de ella, metiéndose en interminables riñas y escándalos; y en
bastantes deudas y problemas financieros.
Cuando se casó estaba viviendo en Irlanda, en Clonmel, y allí, en un
pensionado de un convento de monjas residía la señorita O’Neill, o, tal
como se la conocía en la comarca, Peg O’Neill: la heredera de la que he
hablado.
Información texto 'El Perverso Capitán Walshawe de Wauling'