El Péndulo
O. Henry
Cuento
—Calle Ochenta y Uno… Dejen bajar, por favor —gritó el pastor de azul.
Un rebaño de ciudadanos salió forcejeando y otro subió forcejeando a su vez. ¡Ding, ding! Los vagones de ganado del Tren Aéreo de Manhattan se alejaron traqueteando, y John Perkins bajó a la deriva por la escalera de la estación, con el resto de las ovejas.
John se encaminó lentamente hacia su departamento. Lentamente, porque en el vocabulario de su vida cotidiana no existía la palabra “quizás”. A un hombre que está casado desde hace dos años y que vive en un departamento no lo esperan sorpresas. Al caminar, John Perkins se profetizaba con lúgubre y abatido cinismo las previstas conclusiones de la monótona jornada.
Katy lo recibiría en la puerta con un beso que tendría sabor a cold cream y a dulce con mantequilla.
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Publicado el 20 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.