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Ruy Blas

Victor Hugo


Teatro, drama


Prólogo

Tres clases de espectadores componen lo que se ha convenido en llamar público: primera, las mujeres; segunda, los pensadores; y tercera, la multitud propiamente dicha. Lo que esta última pide casi exclusivamente en la obra dramática es la acción; lo que las mujeres quieren ante todo es la pasión; y lo que más en particular buscan los pensadores son los caracteres. Si se estudian atentamente esas tres clases de espectadores, he aquí lo que se observa: la muchedumbre se enamora de tal modo de la acción, que á ser necesario prescinde de los caracteres y de las pasiones; las mujeres, á quienes interesa por otra parte la acción, quedan tan absortas por el desarrollo de las pasiones, que se preocupan poco de los caracteres; y en cuanto á los pensadores, tienen tal afición á ver caracteres, es decir hombres vivos en la escena, que acogiendo con gusto la pasión como incidente natural en la obra dramática, paréceles casi importuna la acción. En esto consiste que la multitud pida sobre todo en el teatro sensaciones; la mujer, emociones; el pensador, ideas: todos quieren un placer; estos, el de los ojos; aquellos, el del corazón; los otros el del espíritu. Á esto se debe que haya en nuestra escena tres clases de obras muy diferentes: una vulgar é inferior, y las otras dos ilustres y superiores; pero todas tres satisfacen una necesidad: el melodrama es para la multitud; para las mujeres, la tragedia, que analiza la pasión; y para los pensadores, la comedia, que pinta la humanidad.


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Dominio público
94 págs. / 2 horas, 46 minutos / 218 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2022 por Edu Robsy.

A Secreto Agravio, Secreta Venganza

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Drama


PERSONAS

El rey don Sebastian.
Don Lope de Almeida.
Don Juan de Silva.
Don Luis de Benavides.
Don Bernardino, viejo.
El duque de Berganza.
Doña Leonor, dama.
Sirena, criada.
Manrique, criado.
Cecilio, criado.
Un barquero.
Acompañamiento.
Soldados.

La escena es en Lisboa, en las cercanías de Aldea Gallega y en otros puntos.

JORNADA PRIMERA

Vista exterior de una quinta del Rey.

ESCENA PRIMERA

EL REY DON SEBASTIAN, DON LOPE DE ALMEIDA, MANRIQUE, acompañamiento.

D. Lope.
Otra vez, gran señor, os he pedido
Esta licencia, y otra habeis tenido
Por bien mi casamiento;
Mas yo que siempre, á tanta luz atento,
Vivo en vuestro semblante, vengo á daros
Cuenta de mi eleccion, y á suplicaros
Que en vuestra gracia pueda
Colgar las armas, y que Marte ceda
A Amor la gloria, cuando en paz reciba,
En vez de alto laurel, sagrada oliva.
Yo os he servido, y solamente espero
Esta merced por galardon postrero,
Pues con esta licencia venturosa
Hoy saldré á recibir mi amada esposa.

Rey.
Yo estimo vuestro gusto y vuestro aumento,
Y me alegro de vuestro casamiento;
Y á no estar ocupado
En la guerra que en Africa he intentado,
Fuera vuestro padrino.

D. Lope.
Eterno dure ese laurel divino
Que tus sienes corona.

Rey.
Estimo en mucho yo vuestra persona.

(Vase el Rey y acompañamiento.)

ESCENA II

DON LOPE, MANRIQUE.

Manriq.
Contento estás.

D. Lope.
Mal supiera
La dicha y la gloria mia
Disimular su alegría.
¡Felice yo, si pudiera
Volar hoy!

Manriq.
Al viento igualas.


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Dominio público
45 págs. / 1 hora, 19 minutos / 706 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Los Burgraves

Victor Hugo


Teatro, drama


Prólogo

En tiempo de Esquilo, la Tesalia era un lugar siniestro. Antiguamente existieron en ella gigantes, y había entonces fantasmas. El viajero que se arriesgaba á pasar Delfos allende y salvaba los vertiginosos bosques del monte Cnemis, creía ver por donde quiera, cerrada la noche, abrirse y fulgurar los ojos de los cíclopes sepultados en las lagunas del Esperquio; las tres mil llorosas oceánidas se le aparecían en tropel en el nublado cielo del Pindo; en los cien valles del Eta encontraba las profundas huellas y los horribles codos de los cien brazos de los hecatónquiros que en otro tiempo cayeron en sus rocas; contemplaba con religioso estupor la señal de las crispadas uñas de Encélado en el costado de Polión. No veía en el horizonte al inmenso Prometeo acostado, como una montaña en otra montaña, sobre cimas rodeadas de tempestades, porque los dioses le habían hecho invisible; pero al través del ramaje de las añosas encinas, llegaban á sus oídos los lamentos del coloso, y oía á intervalos los duros picotazos del monstruoso buitre en los sonoros granitos del monte Otris. Muy á menudo salía del monte Olimpo un rumor de trueno y en aquellos momentos veía el espantado viajero levantarse hacia el Norte, en los resquebrajados montes Cambunios, la deforme cabeza del gigante Hades, dios de las tinieblas interiores; al Oriente, más allá del monte Osa, oía mugir á Ceto, la mujer-ballena; y al Occidente, por encima del monte Calídromo, al través del mar de los Alciones, un viento lejano procedente de Sicilia le traía el horrísono ladrido de la vorágine Escila.


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Dominio público
71 págs. / 2 horas, 5 minutos / 190 visitas.

Publicado el 26 de julio de 2022 por Edu Robsy.

Amar Después de la Muerte

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Drama


PERSONAS

Don Álvaro Tuzaní.
Don Juan Malec, viejo.
Don Fernando de Válor.
Alcuzcuz, morisco.
Cadí, morisco viejo.
Don Juan de Mendoza.
El señor Don Juan de Austria.
Don Alonso de Zúñiga, corregidor.
Don Lope de Figueroa.
Garcés, soldado.
Doña Isabel Tuzaní.
Doña Clara Malec.
Beatriz, criada.
Inés, criada.
Un criado.
Moriscos y moriscas.
Soldados cristianos.
Soldados moriscos.

La escena es en Granada y en varios puntos de la Alpujarra.

JORNADA PRIMERA

Sala en casa de Cadí, en Granada.

ESCENA PRIMERA

Moriscos, con casaquillas y calzoncillos, y MORISCAS con jubones blancos é instrumentos; CADÍ y ALCUZCUZ.

Cadí.
¿Están cerradas las puertas?

Alcuzc.
Ya el portas estar cerradas.

Cadí.
No éntre nadie sin la seña
Y prosígase la zambra.
Celebremos nuestro dia,
Que es el viérnes, á la usanza
De nuestra nacion, sin que
Pueda esta gente cristiana,
Entre quien vivimos hoy
Presos en miseria tanta,
Calumniar ni reprender
Nuestras ceremonias.

Todos.
Vaya.

Alcuzc.
Mé pensar hacer astilias,
Sé tambien entrar en danza.

Uno.
(Canta.) Aunque en triste cautiverio,
De Alá por justo misterio,
Llore el africano imperio
Su mísera ley esquiva...

Todos.
(Cantando.) ¡Su ley viva!

Uno.
Viva la memoria extraña
De aquella gloriosa hazaña
Que en la libertad de España
A España tuvo cautiva.

Todos.
¡Su ley viva!


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Dominio público
56 págs. / 1 hora, 38 minutos / 657 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Condenado por Desconfiado

Tirso de Molina


Teatro, drama


Personajes

PAULO, ermitaño.
ENRICO.
UN PASTORCILLO, un ángel.
EL DEMONIO.
ANARETO, padre de Enrico.
CELIA.
LIDORA, criada.
OCTAVIO.
LISANDRO.
PEDRISCO.
GALVÁN.
ESCALANTE.
ROLDÁN.
CHERINOS.
ALBANO, viejo.
EL GOBERNADOR DE NÁPOLES.
EL ALCAIDE DE LA CÁRCEL.
UN JUEZ.
ESBIRROS.
BANDOLEROS.
CAMINANTES.
PORTEROS.
PRESOS.
CARCELEROS.
VILLANOS.
PUEBLO.

Jornada I

Selva, dos grutas entre elevados peñascos.

PAULO:

(De ermitaño.)


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Dominio público
50 págs. / 1 hora, 29 minutos / 617 visitas.

Publicado el 25 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

El Médico de su Honra

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Drama


PERSONAS

El rey don Pedro.
El infante don Enrique.
Don Gutierre Alfonso.
Don Arias.
Don Diego.
Coquin, lacayo.
Doña Mencía de Acuña.
Doña Leonor.
Inés, criada.
Teodora, criada.
Jacinta, esclava herrada.
Ludovico, sangrador.
Un soldado.
Un viejo.
Pretendientes.
Acompañamiento.
Música.
Criados, criadas.

JORNADA PRIMERA

Vista exterior de una quinta de Don Gutierre, inmediata á Sevilla.

ESCENA PRIMERA

Suena ruido de caza, y sale cayendo el INFANTE DON ENRIQUE, y algo despues salen DON ARIAS y DON DIEGO, y el último EL REY DON PEDRO.

D. Enr.
¡Jesus mil veces! (Cae sin sentido.)

D. Arias.
¡El cielo
Te valga!

Rey.
¿Qué fué?

D. Arias.
Cayó
El caballo, y arrojó
Desde él el Infante al suelo.

Rey.
Si las torres de Sevilla
Saluda de esa manera,
¡Nunca á Sevilla viniera,
Nunca dejara á Castilla!—
¡Enrique, hermano!

D. Diego.
¡Señor!

Rey.
¿No vuelve?

D. Arias.
A un tiempo ha perdido
Pulso, color y sentido.
¡Qué desdicha!

D. Diego.
¡Qué dolor!

Rey.
Llegad á esa quinta bella
Que está del camino al paso,
Don Arias, á ver si acaso,
Recogido un poco en ella,
Cobra salud el Infante.
Todos os quedad aquí,
Y dadme un caballo á mí,
Que he de pasar adelante;
Que aunque este horror y mancilla
Mi rémora pudo ser,
No me quiero detener
Hasta llegar á Sevilla.
Allá llegará la nueva
Del suceso. (Váse.)

ESCENA II

DON ENRIQUE, desmayado; DON ARIAS, DON DIEGO.


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Dominio público
51 págs. / 1 hora, 30 minutos / 345 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Castigo Sin Venganza

Lope de Vega Carpio


Teatro, Drama, Tragedia


Personas que hablan en ella

El DUQUE de Ferrara
FEBO, criado del Duque
RICARDO, criado del Duque
El conde FEDERICO, su hijo ilegítimo
BATÍN, lacayo del Conde Federico
El MARQUÉS Gonzaga, de Mantua
RUTILIO, criado del Marqués
AURORA, sobrina del Duque de Ferrara
CASANDRA, la Duquesa de Ferrara
LUCRECIA, criada de la Duquesa
FLORO, criado
LUCINDO, criado
ALBANO, criado
CINTIA, mujer del pueblo

Primer acto

(Salen el DUQUE, FEBO y RICARDO)

RICARDO: ¡Linda burla!

FEBO: ¡Por extremo!
Pero, ¿quién imaginara
que era el duque de Ferrara?

DUQUE: Que no me conozcan temo.

RICARDO: Debajo de ser disfraz,
hay licencia para todo;
que aun el cielo en algún modo
es de disfraces capaz.
¿Qué piensas tú que es el velo
con que la noche le tapa?
Una guarnecida capa
con que se disfraza el cielo.
Y para dar luz alguna,
las estrellas que dilata
son pasamanos de plata,
y una encomienda la luna.

DUQUE: ¿Ya comienzas desatinos?

FEBO: No lo ha pensado poeta
de estos de la nueva seta,
que se imaginan divinos.

RICARDO: Si a sus licencias apelo,
no me darás culpa alguna;
que yo sé quién a la luna
llamó requesón del cielo.

DUQUE: Pues no te parezca error;
que la poesía ha llegado
a tan miserable estado,
que es ya como jugador
de aquellos transformadores,
muchas manos, ciencia poca,
que echan cintas por la boca,
de diferentes colores.
Pero dejando a otro fin
esta materia cansada,
no es mala aquella casada.

RICARDO: ¿Cómo mala? ¡Un serafín!
Pero tiene un bravo azar,
que es imposible sufrillo.


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Dominio público
49 págs. / 1 hora, 27 minutos / 637 visitas.

Publicado el 21 de diciembre de 2019 por Edu Robsy.

El Mágico Prodigioso

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Drama


PERSONAS

Cipriano.
El Demonio.
Floro.
Lelio.
Moscon.
Justina, dama.
Livia, criada.
Lisandro, viejo.
El Gobernador de Antioquía.
Fabio, criado.
Clarin.
Un Criado.
Un Soldado.
Soldados.
Gente.

La escena es en Antioquía y extramuros.

JORNADA PRIMERA

Bosque cercano á Antioquía.

ESCENA PRIMERA

CIPRIANO, vestido de estudiante; CLARIN y MOSCON, de gorrones, con unos libros.

Ciprian.
En la amena soledad
De aquesta apacible estancia,
Bellísimo laberinto
De árboles, flores y plantas,
Podeis dejarme, dejando
Conmigo (que ellos me bastan
Por compañía) los libros
Que os mandé sacar de casa;
Que yo, en tanto que Antioquía
Celebra con fiestas tantas
La fábrica dese templo
Que hoy á Júpiter consagra,
Y su translacion, llevando
Públicamente su estatua
Adonde con más decoro
Y honor esté colocada;
Huyendo del gran bullicio
Que hay en sus calles y plazas,
Pasar estudiando quiero
La edad que al dia le falta.
Idos los dos á Antioquía,
Gozad de sus fiestas várias,
Y volved por mí á este sitio
Cuando el sol cayendo vaya
A sepultarse en las ondas,
Que entre oscuras nubes pardas
Al gran cadáver de oro
Son monumentos de plata.
Aquí me hallaréis.

Moscon.
No puedo,
Aunque tengo mucha gana
De ver las fiestas, dejar
De decir, ántes que vaya
A verlas, señor, siquiera
Cuatro ó cinco mil palabras.
¿Es posible que en un dia
De tanto gusto, de tanta
Festividad y contento,
Con cuatro libros te salgas
Al campo solo, volviendo
A su aplauso las espaldas?


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Dominio público
52 págs. / 1 hora, 32 minutos / 348 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Mayor Monstruo, los Celos

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Drama


PERSONAS

El Tetrarca Herodes.
Otaviano.
Aristóbolo.
Filipo, viejo.
Tolomeo.
Un capitan.
Polidoro, gracioso.
Mariene.
Sirene.
Libia.
Arminda.
Soldados romanos.
Soldados judíos.
Músicos.
Criados.
Judíos, damas.
Acompañamiento.

La escena es en las cercanías de Joppe, en Ménfis y en Jerusalen.

JORNADA PRIMERA

Sala de una quinta á orillas del mar en la playa de Joppe (ó Jafa.)

ESCENA PRIMERA

EL TETRARCA, MARIENE, LIBIA, SIRENE, FILIPO, criados, músicos.

(Música.)

La divina Marïene,
El sol de Jerusalen,
Por divertir sus tristezas,
Vió el campo al amanecer.
Las aves, fuentes y flores
La dan dulce parabien,
Repitiendo, por servirla,
Al aire una y otra vez:
Sea triunfo de sus manos
Lo que es pompa de sus piés.
Fuentes, sus espejos sed,
Corred, corred, corred:
Aves, su luz saludad,
Volad, volad:
Flores, paso prevenid,
Vivid, vivid.


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Dominio público
58 págs. / 1 hora, 42 minutos / 628 visitas.

Publicado el 4 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Honor

Leónidas Andréiev


Teatro, Drama, Parodia


Se oyen los sones de una música lejana. Una noche estrellada de primavera. Un viejo jardín salvaje, limitado por un ancho foso. Una escalinata ennegrecida y casi en ruinas. Sobre las copas de los árboles se alza la masa sombría del castillo. Todas las ventanas están iluminadas. Sobre el muro almenado acaban de encender barriles de alquitrán, que lanzan fulgores siniestros.

La condesa está sentada sola en un banco de piedra. Lleva un traje blanco, y una pequeña corona adorna sus cabellos. Aparece en la escalinata semirruinosa del castillo del viejo conde. Le precede su fiel servidor, el viejo Astolfo, de aspecto muy semejante al de su amo. Astolfo, encorvado, con una linterna en la mano, le alumbra el camino al conde.

El conde. (Sin ver a su hija, con voz llena de cólera.)—¡Que levanten de nuevo todos los puentes! ¡Que apaguen todas las luces! ¡Que la servidumbre se retire! ¡Que se acompañe a los barones a sus aposentos! Es hora ya de que todo el mundo descanse. Harto hemos esperado al novio, y aunque nos lo ha recomendado el propio emperador, no somos lo bastante ricos para hacer arder toda la noche aceite y alquitrán. ¡Que se apaguen todos los fuegos!

Astolfo.—¿Y cuáles son las órdenes del conde en lo que se refiere a las mesas servidas?

El conde.—¡Que les echen toda la comida a los perros! Pero no: somos demasiado pobres para eso; estamos más hambrientos aún que los perros. No, Astolfo; dales, más bien, a mis barones de comer, pues están no menos hambrientos que yo, y guarda los restos en la cueva. Nos los comeremos después, procurando que duren todo lo posible. Sí, Astolfo, todo lo posible. En nuestra situación hay que ser muy económicos.

Astolfo.—¡A vuestras órdenes, conde!


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Dominio público
13 págs. / 23 minutos / 80 visitas.

Publicado el 8 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

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