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Con Don Quijote en Sigüenza

Miguel de Unamuno


Artículo, ensayo


Ahí, a mil metros sobre el nivel azul del mar latino, en la adusta meseta que enlaza Aragón a la Mancha —¡dos tierras tan tierras!— sentí invadir mi alma ansiosa un cacho de tradición empedernida. Tradición y no historia, y tradición hecha piedra. Piedra y ladrillos y adobe.
 La tradición es la escurraja, el sedimento, a menudo las heces no más de la historia. La historia vive y pasa, la tradición queda y dura. Pero vuelve a hacerse con la tradición historia cuando se la vivifica y se la vive.
 Y así fuí a la vieja ciudad de Sigüenza a alimentar de piedras y de barro cocido o reseco mi alma, a hacer alma esas piedras animándolas en el espíritu. Y a resecar y renacer a la vez un poco el alma que empezaba a derretírseme.
 Venía de la ciudad de Monzón de Río Cinca, el pueblo natal de Joaquín Costa, el último gran ibero, el que por trágica contradicción predicó el europeísmo, el de corazón fervoroso de gran cacique espiritual. Predicó el europeísmo por haberse sentido tan arraigadamente ibérico y combatió el caciquismo porque allá, en su fuero interno, se conocía grandísimo cacique.
 Desde el castillo de Monzón había restregado mi vista en el verdor de las huertas que se ufanan lozanas a su pie y la había enjuagado luego de esa verdura de visión oteando las lontananzas ceñudas que se pierden en el regazo del Pirineo. El Maladeta se alzaba en el confín como una barrera entre Iberia y Europa. Más allá de él los campos grasos y muelles de los pueblos que guerreando o jugando —todo es guerra y todo es juego, y juego y guerra lo mismo— se dejan llevar sin resistir, vida abajo, por el vasto río de la historia hacia el mar del infinito olvido.
 C'est un paysage planetaire! ¡Es un paisaje planetario! Así me había dicho una vez uno de los conservadores del Museo del Louvre que desde París fue a caer en tren sobre Medinaceli en busca de Grecos.


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Publicado el 7 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

Almas de Jóvenes

Miguel de Unamuno


Ensayo


En La Nación, acreditadísimo diario de Buenos Aires, y en el último número del Mercure de France —el de febrero—, ha publicado Gómez Carrillo unas notas que le di, acerca de nuestra juventud intelectual y del efecto que ella me produce. Y con ésta, son muchas ya las veces que he tratado de ese tema, quedándome muchas más por tratar de él. Y es que, si no nos preocupan los jóvenes, ¿qué nos va a preocupar?

Dice Carrillo que parece no estimo a los jóvenes. Todo lo contrario. Dudo que a nadie le interesen más; dudo que haya en España quien con más ahínco busque firmas nuevas y las siga; dudo que haya quien con más ardor desee verlos ir unidos al asalto del ideal. Lo que hay es que yo, como muchos otros, manifiesto con cierta dureza mis cariños y gusto de fustigar a los que quiero. Para los irredimibles, para los que no tienen sino arrastrar una oscura vida o una muerte más oscura aún, para éstos no cabe sino el apóstrofe del florentino: no hablemos de ellos, sino mira y pasa.

Permitidme que hable de mí mismo; permítame mi joven amigo J. O. G., de quien reproduciré luego dos cartas; permitídmelo: soy el hombre que tengo más a mano, como decía mi paisano Trueba.


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17 págs. / 31 minutos / 519 visitas.

Publicado el 13 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

Walden

Henry David Thoreau


Ensayo


No pretendo escribir una oda al abatimiento, sino jactarme con tanto brío como el gallo encaramado a su palo por la mañana, aunque sólo sea para despertar a mis vecinos.

ECONOMÍA

Cuando escribí las páginas siguientes, o más bien la mayoría de ellas, vivía solo, en los bosques, a una milla de cualquier vecino, en una casa que había construido yo mismo, a orillas de la laguna de Walden, en Concord, Massachusetts, y me ganaba la vida sólo con el trabajo de mis manos. Viví allí dos años y dos meses. Ahora soy de nuevo un residente en la vida civilizada.


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323 págs. / 9 horas, 26 minutos / 605 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Un Poco de Crematística

Juan Valera


Ensayo


I

Cuando Virgilio, inspirado por los antiguos versos de la Sibila, por la esperanza general entre todas las gentes de que había de venir un Salvador, y tal vez por alguna noticia que tuvo de los profetas hebreos, vaticinó con más o menos vaguedad, en su famosa égloga IV, la redención del mundo, todavía le pareció que esta redención no había de ser instantánea, por muy milagrosa que fuese, y así es que dijo: suberunt priscæ vestigia fraudis: quedarán no pocos restos de las pasadas tunanterías y miserias.

Si esto pudo decir el Cisne de Mantua, tratándose de un milagro tan grande, de un caso sobrenatural que lo renovaba todo y que todo lo purificaba, ¿qué extraño es que después de una revolución, al cabo hecha por hombres, y no por hombres de otra casta que la nuestra, sino por hombres de aquí, educados entre nosotros, haya aún no poco que censurar y no poco de que lamentarse? Pues qué, ¿pudo nadie creer con seriedad que la revolución iba en un momento a hacer que desapareciesen todos nuestros males, todos los vicios y los abusos que la produjeron? La revolución podrá, a la larga, si es que logra afirmarse, corregir muchos de estos males, vicios y abusos; pero en el día es inevitable que aparezcan aún. Aparecerían, aunque los que combatieron en Alcolea en pro de la revolución hubieran sido unos ángeles del cielo, de lo cual ni ellos presumen, ni nadie les presta el carácter, la condición y la virtud sobrehumana.


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43 págs. / 1 hora, 16 minutos / 98 visitas.

Publicado el 7 de abril de 2019 por Edu Robsy.

Sobre la Novela

Émile Zola


Ensayo, Crítica


El sentido de lo real

El más hermoso elogio que en otro tiempo se podía hacer de un novelista era decir: «Tiene imaginación». En la actualidad, este elogio sería considerado casi como una crítica. Ocurre que todas las condiciones de la novela han cambiado. La imaginación ya no es la mayor cualidad del novelista.

Alexandre Dumas, Eugène Sue, tenían imaginación. En Notre-Dame de Paris, Victor Hugo imaginó unos personajes y una fábula del más vivo interés; en Mauprat, George Sand supo apasionar toda una generación por los amores imaginarios de sus héroes. Pero nadie se ha decidido en conceder imaginación a Balzac y a Stendhal. Se ha hablado de sus poderosas facultades de observación y de análisis; son grandes porque han pintado su época y no porque hayan inventado cuentos. Ellos son los autores de esta evolución, a partir de sus obras la imaginación ha dejado de contar en la novela. Ved a nuestros grandes novelistas contemporáneos, Gustave Flaubert, Edmond y Jules de Goncourt, Alphonse Daudet: su talento no reside en lo que imaginan sino en que presentan a la naturaleza con intensidad.


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23 págs. / 40 minutos / 195 visitas.

Publicado el 24 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Ortodoxia

Gilbert Keith Chesterton


Ensayo, Filosofía


Prefacio

Este libro está concebido para ser un tomo complementario a Herejes y para proporcionar un lado positivo, además del negativo. Muchos críticos se han quejado de que la obra así titulada se limitaba a criticar las filosofías actuales sin ofrecer ninguna a cambio. Estas páginas son un intento de responder a ese desafío. Son inevitablemente afirmativas y, por tanto, inevitablemente autobiográficas. El autor, en cierto modo, ha tropezado con la misma dificultad con que topó Newman al escribir su Apología: se ha visto obligado a ser egotista sólo para ser sincero. Aunque todo lo demás pueda ser diferente, en ambos casos la motivación es la misma. El propósito del autor es ofrecer una explicación no de hasta qué punto es creíble o no la fe cristiana, sino de cómo ha llegado a creer personalmente en ella. Por esa razón, el libro está organizado según el principio positivo de un acertijo y su respuesta. Trata primero de todas las especulaciones sinceras y solitarias del autor y luego del modo sorprendente en que la teología cristiana respondió a todas ellas. Al autor le parece una fe convincente. Pero, si no lo es, al menos puede considerarse una sorprendente y repetida coincidencia.

G. K. C.


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193 págs. / 5 horas, 38 minutos / 700 visitas.

Publicado el 14 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Opresión del Entendimiento en España

José María Blanco White


Ensayo


[…] El que quisiese saber los nombres de los escritores y hombres de méritor que han, no diré florecido, porque bajo tal sistema es imposible, sino despuntado en España, búsquelos en los libros de la Inquisición o, lo que es lo mismo, en la lista que de ellos hit sacado Llorente. Allí hallará a Azara, Ricardos, Bails, Cañuelo, Clavijo-Fajardo, Iriarte, Samaniego, Vicente, Salas, Tabira, Calzada, Jovellanos, Urquijo; en una palabra: a cuantos se han atrevido a saber más o con mejor gusto que los inquisidores. Y no se crea que esto ha sucedido sólo desde que se introdujo el gusto a la filosofía francesa. La misma lista presenta los nombres de cuantos teólogos se apartaron de la senda escolástica en los reinados de Carlos V y su hijo Felipe.


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9 págs. / 16 minutos / 102 visitas.

Publicado el 27 de enero de 2021 por Edu Robsy.

Nuevas Cartas Americanas

Juan Valera


Ensayo, Literatura


Al Excmo. Señor Don Antonio Flores, Presidente de la República del Ecuador

Mi querido amigo: Poco valen estas "Nuevas cartas americanas", pero me atrevo á dedicárselas, confiado en la bondadosa indulgencia de usted que les prestará el valer de que carecen.

Aunque mi propósito al escribirlas es puramente literario, todavía, sin proponérmelo yo, lo literario trasciende en estos asuntos á la más alta esfera política.

La unidad de civilización y de lengua, y en gran parte de raza también, persiste en España y en esas Repúblicas de América, á pesar de su emancipación é independencia de la metrópoli. Cuanto se escribe en español en ambos mundos es literatura española, y, á mi ver, al tratar yo de ella, propendo á mantener y á estrechar el lazo de cierta superior y amplia nacionalidad que nos une á todos.

Es evidente que yo, que siempre fuí un crítico suave, no había de ser severo con mis semi-compatriotas de Ultramar; pero también es evidente que ni debo ni quiero ganarme la voluntad de nadie con lisonjas. Además, á lo que muchos sujetos afirman, yo no sirvo para lisonjear, aunque lo desee. Suponen que me sucede, si bien en sentido contrario, lo que á aquel famoso profeta que fué, por orden del Rey de los hijos de Moab, á maldecir á los hijos de Israel. Levantó siete altares, sacrificó becerras, hizo otras ceremonias, y subió á un cerro, desde donde se oteaba la llanura en que los israelitas tenían desplegadas sus tiendas. Desde allí quiso maldecirlos, y Dios desató su lengua y le movió á entonar un cántico de bendiciones. Subió luego á otro cerro, volvió á querer maldecir y bendijo de nuevo, sin poderlo remediar. Si á mí, como aseguran, me sucede algo parecido, ya pueden ustedes confiar en que no hay adulación en mis alabanzas y no agradecérmelas, pues son involuntarias. Y cuando hubiere algo de censura, deberán perdonármelo también por el mismo motivo.


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Publicado el 3 de septiembre de 2020 por Edu Robsy.

Notas sobre el Arte de Escribir Cuentos Fantásticos

H.P. Lovecraft


Ensayo


La razón por la cual escribo cuentos fantásticos es porque me producen una satisfacción personal y me acercan a la vaga, escurridiza, fragmentaria sensación de lo maravilloso, de lo bello y de las visiones que me llenan con ciertas perspectivas (escenas, arquitecturas, paisajes, atmósfera, etc.), ideas, ocurrencias e imágenes. Mi predilección por los relatos sobrenaturales se debe a que encajan perfectamente con mis inclinaciones personales; uno de mis anhelos más fuertes es el de lograr la suspensión o violación momentánea de las irritantes limitaciones del tiempo, del espacio y de las leyes naturales que nos rigen y frustran nuestros deseos de indagar en las infinitas regiones del cosmos, que por ahora se hallan más allá de nuestro alcance, más allá de nuestro punto de vista. Estos cuentos tratan de incrementar la sensación de miedo, ya que el miedo es nuestra más fuerte y profunda emoción y una de las que mejor se presta a desafiar los cánones de las leyes naturales. El terror y lo desconocido están siempre relacionados, tan íntimamente unidos que es difícil crear una imagen convincente de la destrucción de las leyes naturales, de la alienación cósmica y de las presencias exteriores sin hacer énfasis en el sentimiento de miedo y horror. La razón por la cual el factor tiempo juega un papel tan importante en muchos de mis cuentos es debida a que es un elemento que vive en mi cerebro y al que considero como la cosa más profunda, dramática y terrible del universo. El conflicto con el tiempo es el tema más poderoso y prolífico de toda expresión humana.


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Publicado el 29 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Musketaquid

Henry David Thoreau


Viajes, Ensayo, Biografía


Adondequiera que navegues, navegas conmigo,
Aunque ahora asciendas montañas más elevadas,
Y ríos más puros remontes,
Sé mi Musa, Hermano mío.

* * *

He puesto rumbo hacia una costa lejana,
En una isla solitaria, en unas remotas Azores.
Allí se encuentra el tesoro que busco,
En las arenas estériles de una inhóspita cala.

* * *

Remonté un río acompañado por un viento agradable,
En busca de nuevas tierras, nuevas gentes, nuevas ideas;
Muchas extensiones y bellos promontorios aparecieron,
Y muchos eran allí los peligros a los que temer;
Pero cuando recuerdo dónde he estado,
Y los hermosos paisajes que he visto,
TÚ pareces el único elemento permanente,
El cabo nunca doblado, por el que jamás surcamos.

* * *

Fluminaque obliquis cinxit declivia ripis;
Quce, diversa locis, partim sorbentur ab ipsa;
In mare perveniunt partim, campoque recepta
Liberioris aquae, pro ripis litera pulsa.

Confinó entre sus márgenes inclinados a los ríos,
Que en algunos lugares son absorbidos por la tierra,
Y en otros llegan al mar, donde son recibidos en la sencillez
De sus aguas libres y hacen de las costas sus orillas.

Ovidio, Metamorfosis, 1, 39

EL RÍO CONCORD

A los pies de las colinas bajas, en la vasta extensión
Donde nuestro riachuelo indio serpentea
A su antojo recordando aún al sannup y la squaw,
Cuyas pipas y flechas el arado desentierra;
Aquí, en casas de madera, construidas con pinos recién caídos,
Viven los granjeros, sustitutos de la tribu.

Ralph Waldo Emerson


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381 págs. / 11 horas, 7 minutos / 145 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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