Textos peor valorados etiquetados como Ensayo | pág. 8

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La Sociedad Presente como Materia Novelable

Benito Pérez Galdós


Discurso, ensayo


Discurso ante la Real Academia Española, con motivo de su recepción.

Señores académicos:

Cumplido el deber que me imponía la memoria del ilustre Académico a quien sucedo, afronto de nuevo las dificultades de esta solemnidad; y no pudiendo esperar cosa de provecho de la erudición ni del estudio crítico, me atengo a vuestra probada indulgencia, suplicándoos que me permitáis por excepción, que mi inexperiencia justificará, cumplir este trámite sin ningún alarde ni esfuerzo de ciencia literaria, encerrándome dentro de límites modestísimos, sin más objeto que dar a este acto la extensión conveniente, atendiendo a que la excesiva brevedad pudiera ser tomada por descortesía. A mi buena estrella debo que haya sido designado para contestar a estas indoctas páginas un insigne ingenio, crítico y filósofo literario, a quien dotó Naturaleza de prodigiosas facultades para definir y desentrañar toda la ciencia estética del mundo, y además de un arte soberano para expresar sus opiniones. Pues bien: la mayor prueba de respeto que puedo dar al ilustre Académico que se digna contestarme en vuestro nombre, es no poner mis manos profanas en el sagrado tesoro de la erudición y del saber crítico y bibliográfico.


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8 págs. / 14 minutos / 370 visitas.

Publicado el 1 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Soñemos, Alma, Soñemos

Benito Pérez Galdós


Ensayo, artículo


Alma Española, 8 noviembre 1903

Aprendamos, con lento estudio, a conocer lo que está muerto y lo que está vivo en el alma nuestra, en el alma española. Aprendámoslo aplicando el oído al palpitar de estos enojos que reclaman justicia, equidad, orden, medios de existencia. Apliquemos todos los sentidos a la observación de los estímulos que apenas nacen se convierten en fuerzas, de los desconsuelos que derivan lentamente hacia la esperanza, de la gestación que actúa en los senos del arte, de la industria, de la ciencia... Observemos cómo el pensamiento trata de buscar los resortes rudimentarios de la acción, y cómo la acción tantea su primer gesto, su primer paso.


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6 págs. / 10 minutos / 596 visitas.

Publicado el 1 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Confianza

Ralph Waldo Emerson


Ensayo


El otro día leí algunos versos escritos por un ilustre pintor. En versos auténticos y no convencionales como estos el alma oye siempre una admonición, sea cual sea el asunto del que traten. El sentimiento que destilan tiene más valor que ningún otro pensamiento que pudieran contener. Creer en tu propio pensamiento, creer en que lo que consideras verdad en tu fuero interno es verdad para todos los hombres: en eso consiste el espíritu. Deja que hable tu convicción latente, y esta tendrá un significado universal, porque lo más recóndito de tu ser será, a su debido tiempo, lo que mayor alcance ha de tener; y porque nuestro primer pensamiento nos es dado por las trompetas del Juicio Final. Por familiar que nos resulte la voz de la mente que nos habla, la alta estima en que tenemos a Moisés, Platón y Milton se debe a que hicieron caso omiso de los libros y las tradiciones, y se expresaron con sus propias palabras, no con las palabras de los demás hombres. Un hombre debería aprender a detectar y contemplar ese relámpago de luz que le atraviesa la mente desde el interior de sí mismo, más resplandeciente que el brillo que dejaron en el firmamento los bardos y los sabios que le han precedido. Sin embargo, ese hombre deja pasar por alto su pensamiento tan solo porque es suyo. En toda obra de genio reconocemos las ideas propias que hemos desechado y que vuelven a nosotros con un cierto aire de majestad expropiada. En esto reside la enseñanza conmovedora que nos deparan las grandes obras de arte. Ellas nos enseñan a regirnos con amable inflexibilidad por nuestras primeras impresiones, tanto más si cabe cuando oímos un clamor de voces en contra del otro lado. De no ser así, tal vez mañana cualquier desconocido dirá con certero sentido común lo que nosotros ya habíamos pensado y sentido en todo momento, viéndonos entonces obligados a acatar avergonzados nuestra propia opinión en boca de otra persona.


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34 págs. / 1 hora / 238 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Lámpara Maravillosa

Ramón María del Valle-Inclán


Ensayo, Biografía


Ejercicios espirituales

GNOSIS

HAY dos maneras de conocer, que los místicos llaman Meditación y Contemplación. La Meditación es aquel enlace de razonamientos por donde se llega a una verdad, y la Contemplación es la misma verdad deducida cuando se hace sustancia nuestra, olvidado el camino que enlaza razones a razones, y pensamientos con pensamientos. La Contemplación es una manera absoluta de conocer, una intuición amable, deleitosa y quieta, por donde el alma goza la belleza del mundo, privada del discurso y en divina tiniebla: Es así como una exégesis mística de todo conocimiento, y la suprema manera de llegar a la comunión con el Todo. Pero, cuando nuestra voluntad se reparte para amar a cada criatura separadamente y en sí, jamás asciende de las veredas meditativas a la cima donde la visión es una suma. Puede una inclinación filosófica ser disciplina para alcanzar el íntimo consorcio con la suprema esencia bella —divina razón que nos mueve al amor de todas las cosas—, pero cuando una vez se llega a este final, el alma queda tan acostumbrada al divino deleite de comprender intuitivamente, que para volver a gustarle ya no quiere cansarse con el entendimiento, persuadida de que mejor se logra con el ahínco de la voluntad. A esta manera llamaron los quietistas tránsito contemplativo, porque al ser logrado el fin, cesan los medios, como cuando la nave llega al puerto acaba el oficio de la vela y del remo: Es manera más imperfecta que la intuición mística, atendiendo que la una nos llega por enlaces de la razón que medita, y la otra es infusa: Una vista sincera y dulce, sin reflexión ni razonamiento, como escribe Miguel de Molinos.


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Dominio público
77 págs. / 2 horas, 16 minutos / 1.087 visitas.

Publicado el 30 de abril de 2017 por Edu Robsy.

La Interpretación de los Sueños

Artemidoro


Ensayo


Libro I

Proemio: Artemidoro saluda a Casio Máximo

Muchas veces me sentí impulsado a emprender el presente trabajo y siempre me detuve «no porque cediese por pereza o por insensatez» como dice el poeta, sino porque me sobrecogía, en particular, la magnitud y la multiplicidad de las cuestiones que en él se plantean y porque temía las críticas adversas de aquellas personas que o bien sostienen cuanto afirman por estar convencidas de que la mántica no existe y tampoco la providencia divina, o bien se entregan a prácticas y disquisiciones de otra índole. Mas ahora la demanda existente —que reviste caracteres de necesidad por los beneficios que deparará, tanto a nosotros mismos como a los que vengan después— me incitó a no demorar ni a dar largas al asunto, sino a redactar un escrito con aquellos conocimientos de los que tengo una cabal comprensión, tras haberlos adquirido de una forma empírica. En verdad, considero que, gracias a tal iniciativa, alcanzaré dos objetivos: primero, oponerme, de una forma leal y con un cúmulo de argumentos fuera de lo corriente, a los que intentan suprimir la propia mántica y sus distintas variantes, trayendo a colación públicamente la experiencia y el testimonio de los resultados, los cuales bastarían para hacer frente a todos los hombres; y, en segundo lugar, establecer una terapéutica salvadora en vez del error para los que se sirven de la adivinación, pero son engañados por no encontrar unas doctrinas rigurosas sobre esta materia y, en consecuencia, corren el riesgo de despreciarla y de apartarse de ella.


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293 págs. / 8 horas, 33 minutos / 160 visitas.

Publicado el 17 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Sobre la Soberbia

Miguel de Unamuno


Ensayo


Sólo odiamos, lo mismo que sólo amamos, lo que en algo, y de una o de otra manera, se nos parece; lo absolutamente contrario o en absoluto diferente de nosotros no nos merece ni amor ni odio, sino indiferencia. Y es que, de ordinario, lo que aborrezco en otros aborrézcolo por sentirlo en mí mismo; y si me hiere aquella púa del prójimo, es porque esa misma púa me está hiriendo en mi interior. Es mi envidia, mi soberbia, mi petulancia, mi codicia, las que me hacen aborrecer la soberbia, la envidia, la petulancia, la codicia ajenas. Y así sucede que lo mismo que une el amor al amante y al amado, une también el odio al odiador y al odiado, y no los une ni menos fuerte ni menos duraderamente que aquél.

Hay con frecuencia un sostén o un sedimento de amor en el fondo de no pocos odios; muchas personas se aborrecen, o creen más bien aborrecerse, porque se respetan, se estiman, y hasta se quieren mutuamente. Y para no quedar solo en esta que parecerá a muchos forzada paradoja, quiero aquí aducir dos sentencias del originalísimo asceta y pensador yanqui Enrique David Thoreau, quien dice en una, en prosa, que «a nadie tenemos más derecho para odiar que a nuestro amigo»; y en la otra, en verso, que «sería traición a nuestro amor y un pecado contra el Dios del cielo borrar una sola jota de un odio puro e imparcial».

A menudo ocurre que se pasa uno la vida combatiendo la intolerancia de los demás, y si lográis arrimaros a su espíritu y registrarlo con vuestra mirada, veréis que está combatiendo su propia intolerancia.


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Dominio público
14 págs. / 25 minutos / 678 visitas.

Publicado el 13 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

La Vida Sin Fundamentos

Henry David Thoreau


Ensayo


No hace mucho, en una conferencia, sentí que el expositor había escogido conceptos demasiado ajenos para él, y por eso no logró interesarme en el tema tanto como habría podido. Las cosas que describía no eran cercanas a su esencia, sino alejadas y superficiales. No había, por lo tanto, un planteamiento central en su exposición; hubiera sido mejor que él hablara desde sus propias experiencias, como lo hacen los poetas. El favor más grande que me han hecho es cuando me han preguntado lo que "yo pienso", y han escuchado mi respuesta. Me sorprende y me agrada cuando esto pasa ya que es un uso poco corriente de uno mismo, como si estuvieran familiarizados con el "instrumento". En general cuando alguien esta interesado en mí es sólo para saber cuantos acres he medido de su tierra — soy un topógrafo — o a lo sumo se interesan en las noticias triviales que cargo. No buscan el alimento; se conforman con la cáscara. Una vez me pidieron una conferencia sobre la esclavitud, pero en realidad me di cuenta de que querían intervenir mi conferencia con sus propios postulados, dejándome una mínima parte a mí, así es que no acepté. Tengo como premisa, cuando me invitan a una conferencia en otro lado, que exista el deseo de oír lo que "yo pienso" sobre alguna materia, aunque pase por ignorante; pero nunca diré cosas "agradables" o complacientes con la audiencia. Tengo resuelto que les daré una fuerte dosis de mi mismo. Me han enviado llamar y se han comprometido a pagarme, yo iré aunque los aburra sin precedentes.

Lo mismo les diría a ustedes, mis lectores; ustedes me están leyendo, y no he viajado mucho así es que no les hablaré de personas a miles de kilómetros, al contrario me acercaré al hogar tanto como pueda. Como el tiempo es corto dejaré de lado toda lisonja y me reservaré las críticas.

A continuación analizaremos el modo en que empleamos nuestras vidas.


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Dominio público
23 págs. / 40 minutos / 417 visitas.

Publicado el 3 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

Del Sentimiento Trágico de la Vida

Miguel de Unamuno


Filosofía, Ensayo


I. El hombre de carne y hueso

Homo sum; nihil humani a me alienum puto, dijo el cómico latino. Y yo diría más bien, nullum hominem a me alienum puto; soy hombre, a ningún otro hombre estimo extraño. Porque el adjetivo humanus me es tan sospechoso como su sustantivo abstracto humanitas, la humanidad. Ni lo humano ni la humanidad, ni el adjetivo simple, ni el adjetivo sustantivado, sino el sustantivo concreto: el hombre. El hombre de carne y hueso, el que nace, sufre y muere —sobre todo muere—, el que come y bebe y juega y duerme y piensa y quiere, el hombre que se ve y a quien se oye, el hermano, el verdadero hermano.

Porque hay otra cosa, que llaman también hombre, y es el sujeto de no pocas divagaciones más o menos científicas. Y es el bípedo implume de la leyenda, el ζῷον πολιτικόν de Aristóteles, el contratante social de Rousseau, el homo oeconomicus de los manchesterianos, el homo sapiens, de Linneo, o, si se quiere, el mamífero vertical. Un hombre que no es de aquí o de allí, ni de esta época o de la otra, que no tiene ni sexo ni patria, una idea, en fin. Es decir, un no hombre.

El nuestro es el otro, el de carne y hueso; yo, tú, lector mío; aquel otro de más allá, cuantos pesamos sobre la tierra.

Y este hombre concreto, de carne y hueso, es el sujeto y el supremo objeto a la vez de toda filosofía, quiéranlo o no ciertos sedicentes filósofos.

En las más de las historias de la filosofía que conozco se nos presenta a los sistemas como originándose los unos de los otros, y sus autores, los filósofos, apenas aparecen sino como meros pretextos. La íntima biografía de los filósofos, de los hombres que filosofaron ocupa un lugar secundario. Y es ella, sin embargo, esa íntima biografía, la que más cosas nos explica.


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Dominio público
311 págs. / 9 horas, 5 minutos / 2.451 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2019 por Edu Robsy.

Juan de Mairena

Antonio Machado


Miscelánea, aforismos, ensayo


Habla Juan de Mairena a sus alumnos

I

La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.

AGAMENÓN. Conforme.

EL PORQUERO. No me convence.

* * *

(Mairena, en su clase de Retórica y Poética).

—Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa».

El alumno escribe lo que se le dicta.

—Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.

El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle».

MAIRENA. No está mal.

* * *

—Cada día, señores, la literatura es más escrita y menos hablada. La consecuencia es que cada día se escriba peor, en una prosa fría, sin gracia, aunque no exenta de corrección, y que la oratoria sea un refrito de la palabra escrita, donde antes se había enterrado la palabra hablada. En todo orador de nuestros días hay siempre un periodista chapucero. Lo importante es hablar bien: con viveza, lógica y gracia. Lo demás se os dará por añadidura.

* * *

(Sobre el diálogo y sus dificultades).

«Ningún comediógrafo hará nada vivo y gracioso en el teatro sin estudiar a fondo la dialéctica de los humores». Esta nota de Juan de Mairena va acompañada de un esquema de diálogo en el cual uno de los interlocutores parece siempre dispuesto a la aquiescencia, exclamando a cada momento ¡Claro!, ¡claro!, mientras el otro replica indefectiblemente: ¡Oh, no tan claro!, ¡no tan claro! En este diálogo, el uno acepta las razones ajenas casi sin oírlas, y el otro se revuelve contra las propias, ante el asentimiento de su interlocutor.

* * *


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Dominio público
324 págs. / 9 horas, 28 minutos / 1.507 visitas.

Publicado el 5 de enero de 2020 por Edu Robsy.

Contra el Secreto Profesional

César Vallejo


Ensayo


Contra el secreto profesional

La mayoría de las gentes gusta ver el deporte, pero no practicarlo. Existen millones de espectadores en los estadios y apenas unos cuantos jugadores. La mayoría ama el deporte cerebralmente, cuando no literariamente.

Un día desaparecerá el campeón, para dar lugar al hombre en estado deportivo. El deporte no debe ser el arte de unos cuantos, sino una actitud tácita y universal de todos.

El monumento a Baudelaire es una de las piedras sepulcrales más hermosas de París, una auténtica piedra de catedral. El escultor tomó un bloque lapídeo, lo abrió en dos extremidades y modeló un compás. Tal es la osamenta del monumento. Un compás. Un avión, una de cuyas extremidades se arrastra por el suelo, a causa de su mucho tamaño, como en el albatros simbólico. La otra mitad se alza perpendicularmente a la anterior y presenta en su parte superior, un gran murciélago de alas extendidas. Sobre este bicho, vivo y flotante, hay una gárgola, cuyo mentón saliente, vigilante y agresivo, reposa y no reposa entre las manos.


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Dominio público
23 págs. / 41 minutos / 547 visitas.

Publicado el 12 de abril de 2020 por Edu Robsy.

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