A
ABAD (abate, sacerdote). ¿A dónde vais, señor abad?, etc. ¿Sabéis que
abad significa padre? Si llegáis a serlo, rendiréis un servicio al Estado,
haréis sin duda la mejor obra que puede hacer un hombre, y daréis vida a un ser
pensante. Hay en esta acción algo de divino.
Pero si sólo sois abad por
haber sido tonsurado, por vestir hábito y por lograr un beneficio, no merecéis
el nombre de abad.
Los antiguos monjes dieron el
nombre de abad al superior que ellos elegían. Era su padre espiritual. ¡De qué
manera el tiempo ha cambiado el significado de este nombre! El abad espiritual
era un pobre a la cabeza de otros pobres. Pero los pobres padres espirituales
tuvieron luego doscientas, cuatrocientas libras de renta, y en Alemania algunos
pobres padres espirituales tienen hoy un regimiento de guardias.
¡Un pobre que ha hecho voto de
pobreza y que, en consecuencia, es como un soberano! Y aunque esto ya se ha
dicho, hay que repetirlo sin cesar porque no se puede tolerar más. Las leyes
rechazan este abuso, la religión se indigna de ello y los pobres desnudos y
famélicos claman al cielo ante la puerta del señor abad.
Sin embargo, los señores
abades de Italia, de Alemania, de Flandes y de Borgoña me objetarán: «¿Por qué
no hemos de acumular bienes y honores?, ¿por qué no debemos ser príncipes? ¿No
lo son acaso los obispos? Al igual que nosotros, ellos eran en principio
pobres, pero se han enriquecido y elevado. Uno de ellos ha llegado a ser
superior a los reyes, dejadnos imitarle tanto como podamos».
Tenéis razón, señores, invadid
la Tierra, ésta pertenece al fuerte o al astuto que se adueña de ella; os
habéis aprovechado de tiempos de ignorancia, superstición y demencia, para
despojarnos de nuestros bienes y pisotearnos, para engordar con la sustancia de
los desvalidos: ¡ay, cuando llegue el día de la razón!
Información texto 'Diccionario Filosófico'