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Político

Platón


Diálogo, Filosofía


SÓCRATES, TEODORO, EXTRANJERO, JOVEN SÓCRATES

SÓCRATES —En verdad, te agradezco mucho, Teodoro, el haberme hecho conocer a Teeteto y también al Extranjero.

TEODORO —Pero, tal vez, Sócrates, tendrás que triplicar tu agradecimiento: tan pronto acaben su presentación del político y del filósofo.

SÓC. —¡Vamos! ¿Tamaña cosa, mi querido Teodoro, tendremos que decir que se la hemos oído a quien es el más avezado en materia de cálculo y de geometría?

TEOD —¿Qué quieres decir, Sócrates?

SÓC. —Que has puesto igual precio a cada uno de estos hombres, quienes, por su valor, distan entre sí más de lo que pueda expresar la proporción de vuestro arte.

TEOD —¡Bravo! ¡Por nuestro dios, Sócrates, por Amón! ¡Con cuánta razón y con qué buena memoria, además, acabas de achacarme mi error en los cálculos! Ya buscaré cómo desquitarme contigo en otra oportunidad. Por el momento, tú, en cambio, Extranjero, por nada dejes de complacernos: ya mismo elige, para empezar, al hombre político o al filósofo, al que tú prefieras, y tan pronto hayas escogido comienza sin más tu explicación.

EXTRANJERO —Eso es, Teodoro, lo que haré. Porque, una vez que hemos logrado tener este asunto entre manos, no es cuestión de darnos por vencidos antes de haber acabado con ellos. Pero, veamos: con Teeteto, que está aquí con nosotros, ¿qué debo hacer?

TEOD —¿A qué te refieres?

EXTR. —¿Le damos una tregua, reemplazándolo por este su condiscípulo, Sócrates? ¿O qué es lo que tú propones?

TEOD —Como acabas de decir, reemplázalo; dada su juventud, de seguro soportarán mejor la faena si se toman ambos un descanso.


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89 págs. / 2 horas, 36 minutos / 268 visitas.

Publicado el 25 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Protágoras

Platón


Diálogo, Filosofía


AMIGO, SÓCRATES

AMIGO. — ¿De dónde sales, Sócrates? Seguro que de una partida de caza en pos de la lozanía de Alcibiades. Precisamente lo vi yo anteayer y también a mí me pareció un bello mozo todavía, aunque un mozo que, dicho sea entre nosotros, Sócrates, ya va cubriendo de barba su mentón.

SÓCRATES. — ¿Y qué con eso? ¿No eres tú, pues, admirador de Homero, quien dijo que la más agraciada adolescencia era la del primer bozo, esa que tiene ahora Alcibiades?

AM. — ¿Qué hay, pues, de nuevo? ¿Vienes, entonces, de su casa? ¿Y cómo se porta contigo el muchacho?

SÓC. — Bien, me parece a mí, y especialmente en el día de hoy. Que mucho ha dicho en mi favor, socorriéndome, ya que, en efecto, ahora vengo de su casa. Pero voy a decirte algo sorprendente. Aunque él estaba allí, ni siquiera le prestaba mi atención, y a menudo me olvidaba de él.

AM. — ¿Y qué cosa tan enorme puede haberos ocurrido a ti y a él? Porque, desde luego, no habrás encontrado a alguien más bello, en esta ciudad al menos.

SÓC. — Mucho más todavía.

AM. — ¿Qué dices? ¿Ciudadano o extranjero?

SÓC. — Extranjero.

AM. — ¿De dónde?

SÓC. — De Abdera.

AM. — ¿Y tan hermoso te pareció ser ese extranjero, al punto de resultarte más bello que el hijo de Clinias?

SÓC. — ¿Cómo no va a parecer más bello lo que es más sabio, querido amigo?

AM. — Entonces es que acabas de encontrar a algún sabio. ¿No, Sócrates?

SÓC. — Al más sabio, sin duda, de los de ahora, si es que consideras muy sabio a Protágoras.

AM. — ¿Pero qué dices? ¿Protágoras ha venido de viaje?

SÓC. — Ya es su tercer día aquí

AM. — ¿Y, por tanto, vienes de estar con él?

SÓC. — Y de hablar y oír muchísimas cosas.


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70 págs. / 2 horas, 2 minutos / 734 visitas.

Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Sobre la Abstinencia

Porifirio


Filosofía, Tratado


Libro I

Firmo, habiéndome enterado por los que a mí llegaban, de que habías desechado la alimentación sin carne y que de nuevo habías vuelto a un régimen de comidas a base de ella, no me lo creía en un principio, al reparar en tu sensatez y en el respeto que hemos profesado a unos hombres venerables por su vejez, y a la vez temerosos de los dioses, que marcaron una línea de conducta. Pero, puesto que también otros, sumándose a los primeros en sus denuncias, me confirmaban la noticia, reprenderte, por no haber encontrado lo mejor, alejándote del mal, según el proverbio, y por no añorar, de acuerdo con Empédocles, tu vida anterior, volviendo a otra mejor, me parecía tosco y en desacuerdo con una persuasión fundada en el razonamiento. Por el contrario, el poner en claro la refutación de tus errores, mediante el raciocinio, y mostrar hasta qué punto habías descendido, lo juzgaba digno de nuestra mutua amistad y en consonancia con las personas que han acompasado sus vidas a la verdad.


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Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Ensayo Sobre la Intolerancia

John Locke


Filosofía, Tratado, Tratado político


En la cuestión de la libertad de conciencia que durante estos años ha sido tan debatida entre nosotros, una cosa que ha confundido principalmente el asunto, mantenido la disputa y aumentado la animosidad, ha sido, según pienso, que ambos bandos, con igual celo e igual desacierto, han tratado de extender demasiado sus pretensiones: el uno ha predicado la obediencia absoluta, y el otro, la libertad universal en materias de conciencia, sin determinar las cosas que pueden aspirar a la libertad, o sin mostrar los límites de la imposición y la obediencia.

Para aclarar el camino voy a proponer como fundamento de la discusión esta proposición que no podrá ser cuestionada ni negada, a saber:

Que toda la confianza, toda la fuerza y toda la autoridad que se depositan en el magistrado le son concedidas con el solo propósito de que las use para el bienestar, la preservación y la paz de la sociedad que tiene a su cargo; y que, por lo tanto, esta y sólo esta ha de ser la norma y medida según la cual debe ajustar y proporcionar sus leyes y modelar y enmarcar su gobierno. Pues si los hombres pudiesen vivir juntos apacible y tranquilamente sin estar unidos bajo ciertas leyes, no habría necesidad de magistrados ni de política, cosas que sólo fueron hechas para proteger a los hombres del fraude y de la violencia entre unos y otros; de tal manera que lo que fue el motivo de erigir el gobierno debería ser la norma y medida de su modo de proceder.


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32 págs. / 56 minutos / 320 visitas.

Publicado el 16 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Lo Que Está Mal en el Mundo

Gilbert Keith Chesterton


Ensayo, Filosofía


Dedicatoria

A C. F. G. Masterman
Miembro del Parlamento

Mi querido Charles:

Llamé originalmente a este libro Lo que está mal, y hubiera satisfecho a tu irónico carácter advertir el gran número de malentendidos que surgieron del uso del título. Alguna dama educada que me visitaba abrió mucho los ojos cuando yo comenté tranquilamente: «Esta mañana he estado haciendo “Lo que está mal”». Y un ministro de la Iglesia se agitó inquieto en su silla cuando le dije (así, cuando menos, fue como él lo entendió) que tenía que subir y seguir haciendo un rato lo que estaba mal, pero que volvería a bajar enseguida. De qué oculto vicio me acusaban en silencio no puedo adivinarlo, pero sé de lo que me acuso a mí mismo: de haber escrito un libro informe y poco adecuado, y de valor demasiado escaso para dedicártelo a ti. En lo que se refiere a la literatura, lo que está mal es este libro, sin duda.

Puede parecer el colmo de la insolencia ofrecer una composición tan alocada a quien ha escrito dos o tres de las visiones más impresionantes de los millones de bulliciosos pobladores de Inglaterra. Eres el único hombre vivo que puede hacer que el mapa de Inglaterra hormiguee de vida; un logro de lo más espeluznante y envidiable. ¿Por qué entonces habría de molestarte yo con un libro que, aun cuando logre su objetivo (cosa espantosamente improbable), no puede ser sino un sonoro galopar de teoría?


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187 págs. / 5 horas, 28 minutos / 506 visitas.

Publicado el 14 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Ortodoxia

Gilbert Keith Chesterton


Ensayo, Filosofía


Prefacio

Este libro está concebido para ser un tomo complementario a Herejes y para proporcionar un lado positivo, además del negativo. Muchos críticos se han quejado de que la obra así titulada se limitaba a criticar las filosofías actuales sin ofrecer ninguna a cambio. Estas páginas son un intento de responder a ese desafío. Son inevitablemente afirmativas y, por tanto, inevitablemente autobiográficas. El autor, en cierto modo, ha tropezado con la misma dificultad con que topó Newman al escribir su Apología: se ha visto obligado a ser egotista sólo para ser sincero. Aunque todo lo demás pueda ser diferente, en ambos casos la motivación es la misma. El propósito del autor es ofrecer una explicación no de hasta qué punto es creíble o no la fe cristiana, sino de cómo ha llegado a creer personalmente en ella. Por esa razón, el libro está organizado según el principio positivo de un acertijo y su respuesta. Trata primero de todas las especulaciones sinceras y solitarias del autor y luego del modo sorprendente en que la teología cristiana respondió a todas ellas. Al autor le parece una fe convincente. Pero, si no lo es, al menos puede considerarse una sorprendente y repetida coincidencia.

G. K. C.


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193 págs. / 5 horas, 38 minutos / 704 visitas.

Publicado el 14 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

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