Los Apóstoles
Ernest Renan
Historia, religión
Dominio público
239 págs. / 6 horas, 58 minutos / 468 visitas.
Publicado el 29 de mayo de 2021 por Edu Robsy.
Mostrando 21 a 30 de 53 textos encontrados.
Dominio público
239 págs. / 6 horas, 58 minutos / 468 visitas.
Publicado el 29 de mayo de 2021 por Edu Robsy.
I. Vencido Farnaces y reconquistada el África, los que escaparon de aquellas derrotas entraron en España con Cn. Pompeyo el mozo, el cual apoderado de la provincia Ulterior, mientras César se detenía repartiendo premios en Italia, empezó a encomendarse a la fidelidad de algunas ciudades, para adquirir más fácilmente tropas con que hacer resistencia. Habiendo, pues, juntado un mediano ejército, parte por ruegos y parte por fuerza, se dio a destruir la provincia. En este estado unas ciudades le enviaban socorros voluntariamente, otras por el contrario le cerraban las puertas. De las cuales si tomaba algunas por fuerza y en ellas encontraba algún ciudadano que hubiese hecho buenos servicios a su padre Cn. Pompeyo, y fuese hombre rico, al instante se le forjaba una causa para quitarle del medio y hacer a su riqueza presa de malvados. Ganando a sus contrarios con algunos provechos de esta clase, cada día se aumentaban más sus tropas; y por lo mismo las ciudades opuestas pedían con continuos correos a la Italia que se acudiese a su socorro.
Dominio público
27 págs. / 47 minutos / 452 visitas.
Publicado el 27 de octubre de 2017 por Edu Robsy.
Tras esto mandó matar Nerón a Plautio Laterano, cónsul electo; tanta prisa hubo que no dieron tiempo al reo para abrazar a sus hijos ni aun para elegir la muerte. Le llevaron al lugar en que ejecutaban a los esclavos y allí fue muerto por el Tribuno Estacio; conservó hasta el último momento la constancia en no hablar y no reprochó al tribuno su complicidad en la misma conspiración. Siguió después la muerte de Séneca, con gran júbilo por parte del príncipe, no porque estuviese seguro de su participación en la conjura, sino para terminar por medio de la fuerza lo que no pudo hacer el veneno. Solamente Natal había nombrado a Séneca, diciendo que estando éste enfermo había ido a visitarle y a quejarse de que se le negase la entrada a Pisón; mejor era que los dos se encontrasen en la intimidad y cultivasen su amistad. Séneca respondió que “esas conversaciones no convenían a ningunos de los dos, pues, por lo demás, su propia salvación dependía de la de Pisón”. Gavío Silvano, tribuno de una cohorte pretoriana, recibió la orden de transmitir esto a Séneca y de preguntarle si reconocía las palabras de Natal y su propia respuesta. Séneca, por casualidad, o tal vez de intento, había regresado aquel día de Campania y se detuvo a cuatro millas de Roma en una de esas casas de campo. Allí llegó el tribuno al caer la tarde y rodeo la casa con un pelotón de soldados. Séneca cenaba en compañía de su esposa, Pompeya Paulina, y de dos amigos, cuando el tribuno le comunicó el mensaje del emperador.
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3 págs. / 6 minutos / 258 visitas.
Publicado el 27 de octubre de 2017 por Edu Robsy.
La narracion de los sucesos que marcaron una de las épocas mas brillantes de la historia nacional, las victorias, combates y peligros de una guerra memorable, la conquista, en fin, del reino de Granada, y la subversion del imperio árabe en España, son el objeto y materia de las páginas siguientes.
La imaginacion, seducida por las ideas encantadoras que inspira un argumento tan fecundo y bello, apenas sabe contenerse dentro de los límites de la verdad histórica: las hazañas, las proezas, los grandes hechos de armas que ennoblecen á los actores de la escena, el entusiasmo religioso del cristiano caballero, y el ardoroso valor del sarraceno feroz, son circunstancias que dan á esta época un aspecto heróico y caballeresco, y que arrastran al historiador á las regiones de la ficcion. Pero el célebre Washington Irving, cuya fama se extiende ya desde las selvas de la América setentrional hasta las extremidades de la Europa, tratando este asunto con mano maestra, y con el mismo acierto que todas sus demas producciones, ha sabido evitar este escollo, y exornar su obra con las gracias de un estilo que le es peculiar, dándole un aire romántico, sin desdecir un punto de su carácter de historiador, sin omitir un solo hecho, ni añadir circunstancia alguna que no se halle en las antiguas crónicas y memorias que tratan de la materia.
Parecerá una temeridad haberme yo arrojado á traducir á este autor inimitable. Pero la consideracion de no haberse escrito hasta ahora, que yo sepa, esta historia en particular y con la extension que se merece, y sí solo incidentalmente por algunos autores envejecidos, junto con el deseo de presentar al público español á un escritor cuyas obras están traducidas en casi todos los idiomas menos el castellano, me animó á una empresa acaso superior á mis fuerzas, y digna de mejor pluma.
Dominio público
306 págs. / 8 horas, 56 minutos / 464 visitas.
Publicado el 25 de noviembre de 2018 por Edu Robsy.
Al tender en el siglo XVI una mirada filosófico por todos los continentes europeos, por todo el antiguo mundo, el alma del hombre sensible se reconcentra melancólicamente, y su corazón late agitado. No era sólo en España donde se sintiera con horror, entre el crujido de las armas sarracenas, el duro yugo del feudalismo, y después la tiranía de los reyes; no sólo las comarcas españolas se estremecieran al contemplar las espantosas escenas con que el negro fanatismo ensangrentara la pura y dulce religión de Jesús; el antiguo mundo envuelto en densas tinieblas de ignorancia, presentaba por do quiera el más desconsolador espectáculo; y graduar la conducta de los hombres públicos de aquella triste época, por la moralidad y filosofía de nuestro siglo, sería incurrir en gravísimos errores. El héroe más eminente del siglo XVI, sería el que más en heroico grado poseyera el fanatismo religioso de su época, junto con el feroz arrojo personal en los combates.
En tan negros momentos fue cuando la audacia de los europeos los condujo hasta los continentes del Nuevo Mundo. Aquellas remotas playas, llenas de candidez y de inocencia, formaban la antítesis más espantosa con el ennegrecido corazón de sus descubridores. Pero no; lejos de nosotros la idea de copiar las nefandas escenas que el sensible filósofo Raynal ha descrito en su historia, de los establecimientos europeos en las dos Indias; lejos de nosotros seguir las huellas de Robertson en su historia de América, lejos de querer al fin, con fantasía ardiente, recargar el horror de lamentables épocas. Si el deber, empero, de historiadores novelistas nos hiciese tocar los hechos, será con la ligereza posible, y sin recargar sus negras tintas.
185 págs. / 5 horas, 24 minutos / 228 visitas.
Publicado el 30 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.
Preparativos de Ciro para destronar a su hermano Artajerjes. Reclutamiento de tropas en Sardes. Encuentro con Epiaxa, reina de los cilicios. Negativa de los mercenarios griegos a proseguir la marcha. Discurso de Clearco. El ejército desconfía de las intenciones de Ciro. Ciro y sus hombres cruzan el Eufrates y llegan a Arabia. Traición, juicio y ejecución de Orontas. El ejército de Ciro llega a Babilonia. Promesas de Ciro a sus hombres. Enumeración de efectivos en ambos bandos. Batalla de Cunaxa: victoria de los griegos. Muerte de Ciro. Retrato de Ciro: sus virtudes. Consecuencias inmediatas de la batalla.
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234 págs. / 6 horas, 50 minutos / 562 visitas.
Publicado el 6 de julio de 2017 por Edu Robsy.
Evening Post, 26 de octubre de 1809:
ALARMANTE
Dejó su hospedaje hace algún tiempo y desde entonces nada se sabe de él. Caballero menudo y entrado en años, vestido con un viejo abrigo negro y sombrero de tres picos, responde al apellido Knickerbocker. Puesto que existen motivos para considerar que no se encuentra por entero en sus cabales y su situación genera gran ansiedad, se agradecerá cualquier información relacionada con él que pueda facilitarse en el Columbian Hotel de la calle Mulberry o en la oficina de este diario.
P. D.: Los editores de prensa estarán colaborando con una causa humanitaria al dar cabida en sus diarios al anuncio precedente.
Evening Post, 6 de noviembre de 1809:
Al editor del Evening Post:
Estimado señor, tras leer en su diario del pasado 26 de octubre un texto sobre un anciano caballero apellidado Knickerbocker que se ausentó de su hospedaje; por si fuera de alivio para sus amistades o pudiera aportarles alguna pista para descubrir su paradero, puedo informarles que una persona que responde a la descripción ofrecida fue vista por los pasajeros de la diligencia a Albany, a primeras horas de la mañana, unas cuatro o cinco semanas atrás, descansando junto a la carretera, ligeramente al norte de King’s Bridge. Llevaba en la mano un pequeño fardo envuelto en un pañuelo rojo; parecía estar viajando en dirección norte y se encontraba muy fatigado.
Un viajero.
Evening Post, 16 de noviembre de 1809:
Al editor del Evening Post:
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389 págs. / 11 horas, 21 minutos / 351 visitas.
Publicado el 21 de febrero de 2017 por Edu Robsy.
Hay en España un territorio desviado de la ruta de los turistas, en cierto modo desconocido e impenetrable. Sólo se ven allí terrenos de cultivo, sierras de pastoreo y algunas minas de poco renombre.
Es la comarca que une a Extremadura con Andalucía, país tan bello como sugerente, que ahora estimo recorrer con el alma abierta a las grandes recordaciones históricas. Por aquí pasaban, en efecto, los soldados y capitanes de Extremadura buscando el glorioso valle del Guadalquivir y los muelles de Sevilla, donde las galeras de empinada popa reclutaban a todos los hombres de buena voluntad que soñasen con el oro y la gloria de las Indias.
Por estos montes de encinas y olivos, gratos a la vid, transitaban los conquistadores a lomo de sus ágiles caballos, portando su espada y su rodela, y allá dentro del pecho un animoso corazón.
Los llanos y las dehesas de Extremadura llenáronse un día de fastuosas revelaciones; hasta el país escondido y mediterráneo había llegado la buena nueva, y en la Tierra de Barros, en la Serena, en Cáceres, en Trujillo, los hidalgos de templada musculatura y lanza en astillero comentaban bajo los portales: «Allá abajo, hacia Sevilla, hay banderas donde engancharse para las empresas del Nuevo Mundo... ¡Todo lleno de oro y plata y perlas preciosas!»
Mientras el tren me lleva a Extremadura, es imposible librar a la mente de la obsesión de América; los objetos modernos tratan de llamarme y no lo consiguen. La Historia se sube, en ocasiones, a la cabeza con la misma aptitud delirante que un vino rancio. Veo los pueblos y los hombres cuotidianos; las máquinas a vapor y los artefactos científicos de un coto minero; los periódicos y los trajes me hablan con obstinación de los afanes contemporáneos, y yo insisto, a pesar de todo, en transportarme a la época de los conquistadores.
Dominio público
96 págs. / 2 horas, 48 minutos / 126 visitas.
Publicado el 4 de mayo de 2021 por Edu Robsy.
Ley 1: Si uno ha acusado y ha embrujado a otro y no puede justificarse, es pasible de muerte.
Ley 2: Si uno embrujó a otro y no puede justificarse, el embrujado irá al río, se arrojará; si el río lo ahoga, el que lo ha embrujado heredará su casa; si el río lo absuelve y lo devuelve salvo, el brujo es pasible de muerte y el embrujado tomará su casa.
Ley 3: Si uno en un proceso ha dado testimonio de cargo y no ha probado la palabra que dijo, si este proceso es por un crimen que podría acarrear la muerte, este hombre es pasible de muerte.
Ley 4: Si se ha prestado un testimonio semejante en un proceso de trigo y plata, recibirá la pena de este proceso.
Ley 5: Si un juez ha sentenciado en un proceso y dado un documento sellado (una tablilla) con su sentencia, y luego cambió su decisión, este juez será convicto de haber cambiado la sentencia que había dictado y pagará hasta 12 veces el reclamo que motivó el proceso y públicamente se le expulsará de su lugar en el tribunal y no participará más con los jueces en un proceso.
Ley 6: Si uno robó el tesoro del dios o del palacio, recibirá la muerte y el que hubiere recibido de su mano el objeto robado, recibirá la muerte.
Ley 7: Si uno compró o recibió en depósito, sin testigos ni contrato, oro, plata, esclavo varón o hembra, buey o carnero, asno o cualquier otra cosa, de manos de un hijo de otro o de un esclavo de otro, es asimilado a un ladrón y pasible de muerte.
Ley 8: Si uno robó un buey, un carnero, un asno, un cerdo o una barca al dios o al palacio, si es la propiedad de un dios o de un palacio, devolverá hasta 30 veces, si es de un muskenun, devolverá hasta 10 veces. Si no puede cumplir, es pasible de muerte.
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29 págs. / 50 minutos / 342 visitas.
Publicado el 27 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.
I. La Galia está dividida en tres partes: una que habitan los belgas, otra los aquitanos, la tercera los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos. Todos estos se diferencian entre sí en lenguaje, costumbres y leyes. A los galos separa de los aquitanos el río Carona, de los belgas el Marne y Sena. Los más valientes de todos son los belgas, porque viven muy remotos del fausto y delicadeza de nuestra provincia; y rarísima vez llegan allá los mercaderes con cosas a propósito para enflaquecer los bríos; y por estar vecinos a los germanos, que moran a la otra parte del Rin, con quienes traen continua guerra. Ésta es también la causa porque los helvecios se aventajan en valor a los otros galos, pues casi todos los días vienen a las manos con los germanos, ya cubriendo sus propias fronteras, ya invadiendo las ajenas. La parte que hemos dicho ocupan los galos comienza del río Ródano, confina con el Carona, el Océano y el país de los belgas; por el de los secuanos y helvecios toca en el Rin, inclinándose al Norte. Los belgas toman su principio de los últimos límites de la Galia, dilatándose hasta el Bajo Rin, mirando al Septentrión y al Oriente. La Aquitania entre Poniente y Norte por el río Carona se extiende hasta los montes Pirineos, y aquella parte del Océano que baña a España.
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224 págs. / 6 horas, 32 minutos / 380 visitas.
Publicado el 3 de octubre de 2017 por Edu Robsy.