Textos más populares este mes etiquetados como Historia | pág. 4

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Crónica de la Conquista de Granada

Washington Irving


Crónica, Historia, Novela


Libro I

Introducción

La narracion de los sucesos que marcaron una de las épocas mas brillantes de la historia nacional, las victorias, combates y peligros de una guerra memorable, la conquista, en fin, del reino de Granada, y la subversion del imperio árabe en España, son el objeto y materia de las páginas siguientes.

La imaginacion, seducida por las ideas encantadoras que inspira un argumento tan fecundo y bello, apenas sabe contenerse dentro de los límites de la verdad histórica: las hazañas, las proezas, los grandes hechos de armas que ennoblecen á los actores de la escena, el entusiasmo religioso del cristiano caballero, y el ardoroso valor del sarraceno feroz, son circunstancias que dan á esta época un aspecto heróico y caballeresco, y que arrastran al historiador á las regiones de la ficcion. Pero el célebre Washington Irving, cuya fama se extiende ya desde las selvas de la América setentrional hasta las extremidades de la Europa, tratando este asunto con mano maestra, y con el mismo acierto que todas sus demas producciones, ha sabido evitar este escollo, y exornar su obra con las gracias de un estilo que le es peculiar, dándole un aire romántico, sin desdecir un punto de su carácter de historiador, sin omitir un solo hecho, ni añadir circunstancia alguna que no se halle en las antiguas crónicas y memorias que tratan de la materia.

Parecerá una temeridad haberme yo arrojado á traducir á este autor inimitable. Pero la consideracion de no haberse escrito hasta ahora, que yo sepa, esta historia en particular y con la extension que se merece, y sí solo incidentalmente por algunos autores envejecidos, junto con el deseo de presentar al público español á un escritor cuyas obras están traducidas en casi todos los idiomas menos el castellano, me animó á una empresa acaso superior á mis fuerzas, y digna de mejor pluma.


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Publicado el 25 de noviembre de 2018 por Edu Robsy.

Breve Historia de Inglaterra

Gilbert Keith Chesterton


Historia


Introducción a la nueva edición

(1929)

Cuando, hace algunos años, me ofrecieron escribir el pequeño volumen que lleva el título de Breve Historia de Inglaterra, era muy consciente de que aceptar el encargo podría parecer una osadía; aunque, en el fondo, sea más osado el título que el libro. Mi intención era llamarlo Esbozo de la Historia de Inglaterra, o Estudio sobre la Historia de Inglaterra, pero lo cierto es que nunca pensé que el título o el libro pudieran ser motivo de solemne discusión. El caso es que la tarea, tal como la concebí, no implicaba ni afectación ni falsa erudición. Los aspectos más olvidados de la historia inglesa no son pequeñas cosas oscuramente veladas por los especialistas, sino grandes cosas que estos ignoran. La mayor parte de ellas pueden aprenderse, no solo sin recurrir a complicadas lecturas, sino prácticamente sin recurrir a ningún libro. Se pueden aprender de cosas tan grandes y obvias como el tamaño de las iglesias góticas o el estilo de las casas de campo clásicas. No es necesaria ninguna erudición abstrusa para comprender que un propietario rural no es lo mismo que un abad aunque viva en una abadía. No hace falta ninguna lógica elaborada para entender que una tierra comunal pertenecía al común. La diferencia no radica tanto en los hechos como en la importancia de los hechos y ese es el terreno de la crítica más amplia y general.


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Publicado el 15 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Una Historia de Nueva York

Washington Irving


Historia


Evening Post, 26 de octubre de 1809:

ALARMANTE

Dejó su hospedaje hace algún tiempo y desde entonces nada se sabe de él. Caballero menudo y entrado en años, vestido con un viejo abrigo negro y sombrero de tres picos, responde al apellido Knickerbocker. Puesto que existen motivos para considerar que no se encuentra por entero en sus cabales y su situación genera gran ansiedad, se agradecerá cualquier información relacionada con él que pueda facilitarse en el Columbian Hotel de la calle Mulberry o en la oficina de este diario.

P. D.: Los editores de prensa estarán colaborando con una causa humanitaria al dar cabida en sus diarios al anuncio precedente.

Evening Post, 6 de noviembre de 1809:

Al editor del Evening Post:

Estimado señor, tras leer en su diario del pasado 26 de octubre un texto sobre un anciano caballero apellidado Knickerbocker que se ausentó de su hospedaje; por si fuera de alivio para sus amistades o pudiera aportarles alguna pista para descubrir su paradero, puedo informarles que una persona que responde a la descripción ofrecida fue vista por los pasajeros de la diligencia a Albany, a primeras horas de la mañana, unas cuatro o cinco semanas atrás, descansando junto a la carretera, ligeramente al norte de King’s Bridge. Llevaba en la mano un pequeño fardo envuelto en un pañuelo rojo; parecía estar viajando en dirección norte y se encontraba muy fatigado.

Un viajero.

Evening Post, 16 de noviembre de 1809:

Al editor del Evening Post:


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Publicado el 21 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Agesilao

Jenofonte


Historia


Sé que no es fácil escribir el elogio que merece la virtud y fama de Agesilao, pero sin embargo se ha de intentar, pues no estaría bien que por ser un varón cabal no tuviera, al menos, la suerte de conseguir elogios mucho más modestos.

Realmente, sobre su nobleza, ¿qué elogio mayor y más bello se podría decir que el que aún hoy se recuerde que fue el número tal a partir de Heracles, uno de sus ilustres antepasados, y que éstos no fueron simples particulares sino reyes decendientes de reyes? Y ni siquiera se le puede reprochar a su nobleza el que realmente sean reyes, pero reyes de una ciudad cualquiera; al contrario, así como su familia es la más estimada de su patria, también su ciudad es la más famosa de la Hélade; de modo que no son primeros entre segundones sino guías de guías.

Por esta fama particular y por la común, su patria y su linaje son dignos de elogio. Efectivamente, su ciudad nunca intentó abolir su poder por recelo de los honores presentes que recibían, y ellos, los reyes, nunca tuvieron mayores aspiraciones que aquellas que recibieron con la corona. En verdad, ningún otro régimen democrático ni oligárquico ni tiránico ni monárquico se ha visto perdurar sin división. Únicamente permanece incólume esa corona. Existen las siguientes pruebas de que Agesilao era digno del trono antes de acceder al poder. En efecto, tras la muerte del que era rey, Agis, se disputaron la corona Leotíquidas, por ser hijo de Agis, y Agesilao, por serlo de Arquidamo, pero la ciudad consideró que Agesilao era preferible, por su linaje y virtud, y lo erigió rey. Y si fue considerado por los mejores digno del cargo más hermoso en la ciudad más poderosa, ¿qué clase de pruebas de su virtud, en el período anterior a la toma del mando, se necesitan aún?


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29 págs. / 52 minutos / 303 visitas.

Publicado el 20 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Quince Días en el Desierto Americano

Alexis de Tocqueville


Viajes, Historia


Una de las cosas que más excitaba nuestra curiosidad al venir a Norteamérica era recorrer los confines de la civilización europea y, si el tiempo nos lo permitía, visitar incluso algunas de las tribus indias que han preferido huir hacia las soledades más salvajes a plegarse a lo que los blancos llaman «las delicias de la vida social». Pero hoy en día llegar hasta el desierto es más difícil de lo que se cree. Habíamos salido de Nueva York y, a medida que avanzábamos hacia el Noroeste, el objetivo de nuestro viaje parecía alejarse cada vez más. Recorríamos lugares célebres en la historia de los indios, atravesábamos valles a los que habían dado nombre, cruzábamos ríos que aún llevan el de sus tribus, pero, en todas partes, la choza del salvaje había dado paso a la casa del hombre civilizado; los bosques habían sido arrasados, la soledad cobraba vida.

Sin embargo, parecíamos seguir el rastro de los indígenas.

—Diez años atrás —nos decían— estaban aquí; allá, hace cinco años; más allá, hace dos.

—En aquel lugar, donde se alza la iglesia más hermosa del pueblo —nos contaba uno—, tiré abajo el primer árbol del bosque.

—Aquí —nos contaba otro— estaba el gran consejo de la Confederación de los Iroqueses.

—¿Y qué ha pasado con los indios? —decía yo.

—Los indios —proseguía nuestro anfitrión— se han ido más allá de los Grandes Lagos, ¡quién sabe dónde! Es una raza que se extingue; no están hechos para la civilización: ella los mata.


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Publicado el 18 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Historia Universal bajo la República Romana

Polibio


Historia


Tomo I

Libro I

Elogio de la historia como ciencia

Si los autores que me han precedido hubieran omitido el elogio de la historia en sí, sin duda sería necesario que yo urgiera a todos la elección y transmisión de tratados de este tipo, ya que para los hombres no existe enseñanza más clara que el conocimiento de los hechos pretéritos. Pero no sólo algunos, ni de vez en cuando, sino que prácticamente todos los autores, al principio y al final, nos proponen tal apología; aseguran que del aprendizaje de la historia resultan la formación y la preparación para una actividad política; afirman también que la rememoración de las peripecias ajenas es la más clarividente y la única maestra que nos capacita para soportar con entereza los cambios de fortuna. Es obvio, por consiguiente, que nadie, y mucho menos nosotros, quedaría bien si repitiera lo que muchos han expuesto ya bellamente. Porque la propia originalidad de los hechos acerca de los cuales nos hemos propuesto escribir se basta por sí misma para atraer y estimular a cualquiera, joven y anciano, a la lectura de nuestra obra. En efecto, ¿puede haber algún hombre tan necio y negligente que no se interese en conocer cómo y por qué género de constitución política fue derrotado casi todo el universo en cincuenta y tres años no cumplidos, y cayó bajo el imperio indisputado de los romanos? Se puede comprobar que antes esto no había ocurrido nunca. ¿Quién habrá, por otra parte, tan apasionado por otros espectáculos o enseñanzas que pueda considerarlos más provechosos que este conocimiento?


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1.210 págs. / 1 día, 11 horas, 18 minutos / 333 visitas.

Publicado el 18 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Usos y Costumbres Antiguos y Modernos de Menorca

Juan Ramis


Historia, Tratado


Mores, et studio, et populus, et proelia dicam.
Virgil: Georg: Lib: IV.

Los usos y costumbres de los menorquines son tan diferentes en el día de lo que antes eran, que unos a otros en nada se parecen.

Tempora mutantur, et nos mutamus in illis.

En los primeros siglos en que los habitantes de la Isla empezaron a ser conocidos de las demás naciones, iban enteramente desnudos durante el estío; sea que lo caluroso del clima los obligase a esto; o bien para que fortaleciéndose de este modo se hallasen más dispuestos para las fatigas de la guerra a que eran sumamente inclinados. Esta desnudez los hizo despreciar al principio de los cartagineses y romanos; pero presto unos y otros empezaron a pensar de muy distinto modo; aquellos con las repetidas repulsas que experimentaron de estos isleños en sus desembarcos en Menorca; y entrambos en las dos primeras Guerras Púnicas en que los baleares, y por consiguiente los menorquines, se distinguieron tanto como fácilmente puede verse en Polibio, Apiano, Tito Livio y otros historiadores antiguos.

Lo que los hacía tan temibles era su extremada pericia en el manejo de la honda, arma que según no pocos aseguran se debe a los baleares. Como quiera que esto fuere, es constante que los naturales de Menorca tenían tal destreza en el uso de aquella arma que entre una multitud de tiros apenas erraban uno u otro.

Por otra parte, su mucha experiencia les había enseñado que según la distancia no podía tirarse con igual acierto con una misma honda. Para precaver este defecto inventaron tres especies de ellas a fin de servirse de las mismas según las circunstancias. Había una para los tiros largos que se llamaba Macrocolon; otra para los cortos nombrada Brachycolon; y otra en fin para trechos medianos. De esta última no ha quedado el nombre.


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Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Discurso Sobre la Primera Década de Tito Livio

Nicolás Maquiavelo


Tratado, Tratado político, Historia


Nicolás Maquiavelo a Zanobi Buondelmonti y Cosme Rucellai

Salud

Os envío un regalo que, si no corresponde a mis obligaciones con vosotros, es el mejor que puede haceros Nicolás Maquiavelo, pues en él he expresado cuanto sé y aprendí en larga práctica y continua enseñanza de las cosas del mundo. No pudiendo desear más de mí, ni vosotros ni ningún otro, tampoco os quejaréis de que no os dé más.

Podrá muy bien suceder que os desagrade la pobreza de mi ingenio cuando estas narraciones mías sean pobres y lo falaz del juicio cuando al discurrir en muchos puntos me engañe. A decir verdad, no sé quién está más obligado, yo a vosotros, que me habéis forzado a escribir lo que por mi propia iniciativa jamás hubiera escrito, o vosotros a mí, en caso de que lo hecho no os satisfaga. Aceptad, pues, esto como se aceptan todas las cosas de los amigos, teniendo más en cuenta la intención del que regala que la cosa regalada, y creed que me satisface pensar que, si me equivoqué en muchas circunstancias, no he incurrido en error al preferiros a todos los demás para la dedicatoria de estos discursos míos, tanto porque haciéndolo así paréceme mostrar alguna gratitud por los beneficios recibidos, como por apartarme de la costumbre en los escritores de dedicar sus obras a príncipes, cegándoles la ambición o la avaricia hasta el punto de elogiar en ellos todo género de virtudes, en vez de censurarles todos los vicios.

Para no incurrir en tal error he elegido, no a los que son príncipes, sino a quienes por sus infinitas buenas cualidades merecen serlo; no a los que pueden prodigarme empleos, honores y riquezas, sino a los que quisieran hacerlo si pudiesen; porque los hombres, juzgando sensatamente, deben estimar a los que son, no a los que pueden ser generosos; a los que saben gobernar un reino, no a los que, sin saber, pueden gobernarlo.


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346 págs. / 10 horas, 6 minutos / 523 visitas.

Publicado el 16 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Comentarios de la Guerra Civil

Julio César


Historia, Estrategia


Libro Primero. Paso del Rubicón y toma de Italia

I. Después que Fabio entregó a los cónsules la carta de Cayo César, costó mucho recabar de éstos el que se leyese en el Senado, aun mediando para ello las mayores instancias de los tribunos del pueblo, pero nada bastó para reducirlos a que hicieran la propuesta al tenor de su contenido; y así sólo propusieron lo tocante a la República. Lucio Lentulo, uno de los cónsules, promete no desamparar al Senado y a la República, como quieran votar con resolución y entereza; pero si tiran a contemplar a César y congraciarse con él, como lo han hecho hasta ahora, tomará por sí solo su partido, sin atender a la autoridad del Senado, que también él sabrá granjearse la gracia y amistad de César. Escipión se explica en los mismos términos, afirmando que Pompeyo está resuelto a no abandonar la República si encuentra apoyo en el Senado; pero que si éste se muestra irresoluto y blandea, después, aunque quiera, en balde implorará su ayuda.


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Publicado el 3 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

La Raza

Modesto Pérez Hernández


Historia


Martín Alonso Pinzón

Deshauciado Colón en la Corte, pasó—en compañía de su hijo Diego, al dirigirse a Huelva, donde vivía un cuñado suyo—, por el Convento de la Rábida, y llamando a sus puertas en solicitud de socorro, encontró en fray Pérez no sólo quien les diera hospitalidad y sustentación, sino quien escuchara y patrocinara los proyectos del descorazonado marino.

A fray Juan le interesaron con viveza, porque, como religioso, no pensaba tanto en lo que habían de engrandecer los territorios de la corona de España como en los abundantísimos y excelentes frutos que habían de rendirle al catolicismo al extenderse su luz entre los moradores de los países que se descubrieran.

Y comunicó la noticia de la llegada de Colón al convento a personas principales de Palos, para que acudiesen a enterarse de los planes del extranjero, y con el ánimo y la esperanza de buscarle admiradores.

Aunque es en las postrimerías de su vida cuando se le ve a Colón subyugado por el misticismo, ya en el tiempo de sus primeras entrevistas con fray Juan aducía en apoyo de la viabilidad de sus ideas, juntamente con razonamientos científicos, y sobre ellos, razonamientos teológicos y textos y citas de libros sagrados; con lo que llegaban a la mayor intensidad los optimismos del ilustre fraile.

En el Convento de la Rábida se congregaron Martín Alonso Pinzón, piloto acreditadísimo, y Garci-Fernández, médico del pueblo y versado en Cosmografía.

En aquellas reuniones, Colón y Garci-Fernández representaban la ciencia; Martín Alonso, la práctica; y fray Juan Pérez, la fe, que siempre ha sido capaz de levantar montañas.

En una celda de un monasterio de franciscanos, la fe, la ciencia y la experiencia se pusieron de acuerdo para trabajar por que no se malograra la realización de un pensamiento que contenía uno de los hechos más fecundos de la historia humana.


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Publicado el 7 de diciembre de 2022 por Edu Robsy.

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