Axel Sodi atrapado en las sombras
Jesús Quintanilla Osorio.
Monstruos, Destino Final
Un descanso que necesitaba después de esas jornadas agotadoras, de lucha, de sobrevivencia, donde esperar el cambio de suerte, era creer en milagros.
Ahora, por fin, estaba libre.
Nos detuvimos en un hotel.
En el restaurante, suplí mi hambre con toda la comida que mi estómago aceptó.
“¿Cómo supiste de mí, Alan?”, le inquirí.
Sonrió.
Su aspecto, aunque cansado, demostraba el gusto que le daba verme.
“No fue difícil. Estabas cerca de San Gervasio, y la última vez, hacia allá te dirigías…¿Recuerdas?”
Asentí no sé por qué, buscando olvidar, confiándome.
“Lo bueno es que me rescataste de una muerte segura. Si hubiera caído en sus manos, sería historia”, comenté.
“Pero no eres historia. Estás comiendo tu plato favorito, de comida mexicana, y sobretodo, estás vivo…¿Te das cuenta?”
“Te lo agradezco”
Lágrimas, gruesas, rodaron por mis mejillas.
“No te preocupes. Debía salvarte, y lo hice”, explicó.
“¿Sabes algo de Tass Zander, la del Centro de Salud Ambiental, que trabajaba conmigo?” Ignoraba porque le pregunté eso.
No tenía motivo para conocerla.
Sin embargo, esa noche se sentía crédulo, como si pudiera creer a todos y a todo.
Estaba libre.
Y la libertad, como dice un dicho, produce confianza.
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Publicado el 18 de enero de 2021 por Jesús Quintanilla Osorio.