Ni en la Vida ni en la Muerte
Silverio Lanza
Novela corta
Convencidos de que Dios se hizo hombre, pretenden los hombres hacerse dioses. Mal oficio
Personajes
(Retratos del natural)
Licurgo Redondo, juez de delitos.
Pío de la Cruz, cura párroco.
Bienvenido González, (el inocente).
La familia Prada.
Un sepulturero que no habla.
Un tabernero, un polizonte, gentes del pueblo, y otros personajes que ni son del pueblo ni son gentes.
Se figura la acción en Villaruin, población próxima a Granburgo (capital de la Atargea), en el siglo XX del cristianismo, durante la dominación de las llamadas razas cultas.
Don Ligurco Redondo
(Juez de delitos)
Se le llama también juez de preparación o, como decía el
presidente de un tribunal de apelación, «el juez de los primeros pasos»,
y en una procesión de Semana Santa envió al nominado detrás del Cristo
amarrado a la columna, porque «usted me va inztruyendo este procezo y yo
iré a la cola con él cabirdo para zentenciar con arreglo a justicia».
Cuando algún comerciante es presumido se dice que el tal se ha tragado la vara de medir: pues bien, el juez de delitos de Villaruin se ha tragado la vara de la justicia. Se la ha tragado porque anda más estirado que un pino. Se la ha tragado y le ha producido una indigestión.
Afortunadamente sólo se ha tragado la vara; otros se comen la justicia y engordan. El juez de Villaruin está para cebar; y el descaro con que asoman los huesos por debajo de la piel hace honor a la probidad de tan digno sacristán de Themis.
¡Pobre iluso!
Antes de tomar posesión de la plaza, se presentó al jefe del negociado de Derecho del Interior, y el alto funcionario le dijo:
—Usted dirá.
—Soy el juez de delitos nombrado para Villaruin.
—Está bien.
—Y vengo a despedirme de Vuecencia.
—Está bien.
Dominio público
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Publicado el 9 de enero de 2022 por Edu Robsy.