Fin de un Revolucionario
Ramón María del Valle-Inclán
Novela corta
Primera parte. La espada de Damocles
Los Bufos de Madrid
I
¡Se redondea el tuno de don Pancho!
—¡Vaya pestaña la del gachó!
—¡Ha dado con una mina!
—¡Aquí todo es bufo!
—¡Bufo y trágico!
—¡Pobre España! Dolora de Campoamor.
—Y dicen que en Turquía, al verla el gran Sultán...
II
En los cafés, los jugadores de dominó; en las redacciones, el gacetillero; en las tertulias de camilla y botijo, el gracioso que canta los números de la lotería; en el gran mundo, las tarascas más a la moda, los pollos en cambio de voz, los viejos verdes, todos los madrileños, en aquella hora, de licencias y milagros, canturreaban algún aire aprendido en el Teatro de los Bufos. Un cancán de alegres compases cierra los amenes de la fiesta isabelina, cuando los mochos candiles dislocaron el último guiño ante las pantorrillas de un cuerpo de baile, y solfas de opereta sustituían al himno de Riego.
III
—¡Me gustan todas, me gustan todas!
—¡Ya tenemos Teatro Nacional!
—¡Música y letra!
—¡Nosotros, que somos los creadores de la zarzuela, dando entrada al ínfimo género francés! ¿Por qué no llevar a los periódicos una cruzada combatiendo las traducciones de libretos y novelas? ¡Que se hagan ediciones económicas del Quijote! ¡Que se represente a los clásicos!
—¡Por ese camino iríamos muy lejos, Abelardo!
—¡No se prostituya usted con arreglos del francés, Eusebio!
—¡Hay que buscar el dinero donde fluye! ¡Arderius es otro Salamanca!
Dominio público
41 págs. / 1 hora, 12 minutos / 123 visitas.
Publicado el 2 de enero de 2022 por Edu Robsy.