Blasones y Talegas
José María de Pereda
Novela corta
I
De la empingorotada grandeza y el coruscante lustre de sus antepasados, he aquí lo que le restaba, catorce años hace, al señor don Robustiano Tres-Solares y de la Calzada.
Un casaquín de paño verde con botones de terciopelo negro.
Un chaleco de cabra, amarillo.
Un corbatín de armadura.
Dos cadenas de reló con sonajas, sin los relojes.
Un pantalón de paño negro, muy raído.
Un par de medias-botas con la duodécima remonta.
Un sombrero de felpa asaz añejo, y
Un bastón con puño y regatón de plata.
Esto para los días festivos Y grandes solemnidades.
Para los días de labor:
Otro casaquín, incoloro, que soltaba la estopa de los entreforros por todas las costuras y poros de su cuerpo.
Otro corbatín, de terciopelo negro, demasiadamente trasquilado.
Otro chaleco, de mahón, de color de barquillo.
Otro pantalón, «de pulga», con más p asadas que un pasadizo.
Otro sombrero de copa, forrado de hule.
Unas zapatillas de badana; y
Un par de abarcas de hebilla para cuando llovía.
Como ornamentos especiales y prendas de carácter:
Una capa azul, con cuello de piel de nutria y muletillas de algodón; y
Un enorme paraguas de seda encarnada, con empuñadura, contera y argolla de metal amarillo.
Como elementos positivos y sostén de lo que antecede y de algo de lo que seguirá:
Una casa de cuatro aguas con portalada y corral, de la que hablaremos luego más en detalle.
Una faja o cintura de vicios y retorcidos castaños alrededor de la casa.
Dominio público
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Publicado el 31 de octubre de 2020 por Edu Robsy.